Presidente de la República Gabriel Boric Font participa de Sesión Solemne en el Senado de México

24 NOV 2022
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El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de una Sesión Solemne en el Senado de la República de los Estados Unidos Mexicanos. 

Estimadas y estimados miembros de este honorable Senado y, a través de ustedes, me permito dirigirme a nuestro hermano pueblo de México:
 
Es para mí realmente un honor estar presente en este estrado y en este lugar por el que han pasado tantos hijos e hijas ilustres de esta hermosa Patria. Y es también, quiero que sepan, un motivo de gran emoción ratificar una vez más este vínculo entrañable e imperecedero entre Chile y México, un vínculo del cual me siento profundamente orgulloso de, como Presidente de Chile, estar representando ante ustedes.
 
Honorables Senadores y Senadoras:
 
Son más de 10.000 km los que separan el extremo norte de México y el extremo austral de Chile, que es de donde provengo, la Patagonia, más de 10.000 km que atraviesan múltiples culturas y diversos paisajes que conforman nuestra América Latina mestiza. Somos dos países distantes en materia geográfica, pero a la vez unidos por una larga historia de encuentros entre nuestros pueblos, una historia de hermandad y cooperación que ha tenido durante estos más de 200 años de vida independiente grandes momentos que han quedado grabados en el corazón y en la memoria de nuestros pueblos.
 
Uno de esos momentos, y que es imposible no recordar estando aquí en vuestras tierras, ocurrió exactamente hace 100 años cuando el Estado mexicano invitó a una mujer chilena a formar parte de su campaña de expansión de la educación, en particular, en el campo, en el sector rural, donde estaban los más excluidos. Un desafío que fue mexicano, pero que se transformó en latinoamericano para el cual, y esto es una tremenda enseñanza de hace 100 años, se invitaba a una mujer proveniente de un lejano país, a una mujer pobre, a una mujer con ascendencia indígena, a una profesora, a una poeta a trabajar por la educación de los niñas y niños mexicanos.
 
Esta mujer era profesora, nacida en el centro norte de Chile, entre los cerros del Valle del Elqui, una zona que hoy día es conocida por sus cielos privilegiados para mirar el universo, para mirar las estrellas y que hoy día cuenta, también, con algunos de los observatorios astronómicos más importantes del mundo. Si es que alguna vez tienen a bien conocer nuestra Patria, los invito a recorrer los parajes del Valle del Elqui porque realmente son conmovedores.
 
Quizás fueron esos cielos abiertos los que permitieron a esta profesora rural mirar más allá y aventurarse en el noble desafío de enseñar, de escribir y adentrarse en el mundo de la poesía. Conversábamos hoy día en la Escuela Gabriela Mistral del sur de la Ciudad de México que es difícil pensar a Gabriela si no hubiese sido maestra y poeta, o poeta y maestra. Combatiendo prejuicios, abriéndose paso en una sociedad clasista de hombres y privilegios, colocó el amor por el conocimiento y la enseñanza como su principal herramienta para enfrentar la adversidad y vaya que lo logró.
 
Fue esta mujer, Lucila Godoy Alcayaga, conocida mundialmente como Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura en el año 1945, la que tuvo el privilegio de participar en ese tremendo esfuerzo educativo a nivel nacional que fue impulsado hace 100 años por José Vasconcelos, cuyo espíritu ella tan sabiamente sintetiza en la Conferencia de Veracruz, muchos años después, en 1951 en la que fue también su Patria, con la frase “el pan con paz y la paz con cultura”.
 
Esta historia nos habla no solamente aquellos lazos entrañables entre nuestros pueblos, sino también de algo que forma parte de la cultura y la historia mexicana, mirar siempre, mirar siempre a América Latina con generosidad, con solidaridad. Como lo hizo Vasconcelos -y aprovecho de saludar, por supuesto, a su hijo, el Senador José Vasconcelos quien nos acompaña hoy y que nos acompañó en Chile hace poquito, muchas gracias, José- él miró al extremo sur del continente y puso la vista en una maestra rebelde, sin título universitario, que reconoció en ella la gran capacidad de aportar en la tarea de fortalecer la educación del pueblo mexicano y así fue.
 
Y hoy día más de 1.500 instituciones educativas a lo largo y ancho de México llevan el nombre de Gabriela Mistral y quiero que sepan que para nosotros es un honor cooperar también con estas instituciones y fortalecer, a través de ellas, por los niños y niñas de México, por los niños y niñas de Chile, nuestro vínculo con ustedes.
 
Eso es México para nosotros, un país que expresa lo que somos como latinoamericanos porque, y esto me interesa defenderlo con mucha fuerza, Chile es profundamente latinoamericano también y le habla al mundo desde América Latina y le podremos hablar al mundo con mucha más fuerza si somos capaces de trabajar por ese sueño de nuestros padres y madres fundadoras de nuestra América Latina unida.
 
Es enorme y variado el pueblo que se reconoce en sus lazos de solidaridad y apoyo mutuo. Sólo hoy día en esta escuela, nos recibía el lenguaje zapoteco, una estudiante y era para nosotros emocionante escuchar y pensaba en nuestra Patria, en Chile, cuántos estudiantes hoy día podrán hablar en mapudungun, en rapanui, en kunza.
 
Qué importante potenciar también, aprovechando que estamos en la década de las lenguas indígenas liderada por la UNESCO, la educación intercultural para rescatar las raíces de donde vinimos. Porque Chile y nuestra América Latina tenemos mucho que seguir aprendiendo de las culturas y de los pueblos indígenas que dieron origen a nuestra Patria.
 
Es también este México un país que ha hecho enormes esfuerzos por cooperar en la muchas veces difícil construcción de paz en nuestros países como lo hacen ahora, por ejemplo, con la promoción de los diálogos de paz entre los diferentes actores del conflicto social y político en Venezuela, como lo hicieron hace 30 años con la firma de los Acuerdos de Chapultepec que fueron decisivos para el avance de la paz en El Salvador.
 
Por eso es que me siento tan emocionado de estar acá con ustedes hablando desde esta tribuna tan privilegiada. Por eso recibimos con tanta emoción y gratitud a Beatriz Gutiérrez Müller, quien hace tan sólo unas semanas nos visitó, junto con su Secretaria de Educación, para conmemorar los 100 años de la llegada a México de nuestra poeta eterna Gabriela Mistral. Y nos dejó en el Museo de la Educación de Santiago de Chile, un precioso mural que es una réplica del que está también en la Secretaría de Educación acá.
 
Son muchos los ejemplos históricos y actuales que podemos dar sobre la relación cultural en nuestros pueblos. La lucha de Morelos, de Hidalgo, el sacrificio de Madero, la rebeldía de Villa y de Zapata es ejemplo que han llegado hasta nuestra Patria en rancheras, en corridos que ingresaron a los hogares del Chile profundo hace ya casi un siglo, de la mano también del prolífico cine mexicano que todavía acompañan e inspiran nuestra escena artística.
 
Recuerdo haber sido muy joven, lo soy todavía, pero en esa época debo haber tenido ocho años cuando extrañamente y sin entender muy bien por qué derramaba una lágrima, y eso que no soy de lágrima fácil cuando nos enteramos en Chile del fallecimiento de Mario Moreno. Debo haber tenido ocho años, debe haber sido a principio de los años 90.
 
Y, además, el intercambio entre Chile y México ha sido profundo. Pienso en, más allá de Gabriela Mistral, artistas como Roberto Bolaño que hizo gran parte de su obra aquí en México. En artistas actuales como Mon Laferte que nos enorgullece y nos llena el corazón, en donde ustedes acá en México le dieron la acogida que nosotros no supimos darle en nuestro país.
 
Pienso en los versos de poetas como Octavio Paz, como Sor Inés de la Cruz.
 
Pienso en la influencia que ha tenido instancias de nuevo tipo de cultura como 31 Minutos. Hoy día, los jóvenes mexicanos, los niños mexicanos me preguntaban por youtubers chilenos que yo no conocía. Hay un intercambio entre nuestros jóvenes que se da mucho más rápido. Hay jóvenes chilenos que hablan con acento mexicano producto de la expansión de la cultura a través justamente de los youtubers.
 
Pienso en el Fondo de Cultura Económica y el valiosísimo esfuerzo de divulgación cultural. O en el muralismo mexicano y su influencia en Chile. Por cierto, en el rol que jugaron las y los exiliados que tras el Golpe Militar de 1973 vivieron esa entrañable solidaridad de los pueblos y se radicaron en esta Patria siendo tan bien y tan generosamente acogidos, como puede dar cuenta nuestro Senador José Miguel Insulza, quien nos acompaña hoy.
 
Cuando en nuestro país, hace 50 años, la democracia fue despojada a sangre y fuego, México no sólo recibió a aquellos quienes fueron forzados y obligados a abandonar el país, entre ellos Tencha Bussi, sino que hizo sistemáticos esfuerzos por el reconocimiento y condena internacional de las violaciones a los derechos humanos que sistemáticamente ocurrieron en nuestro país por casi 17 años.
 
De esa experiencia internacional nosotros hemos aprendido, también, que cuando se violan los derechos humanos en pueblos de América Latina uno no puede callar. Y pienso, y siento y palpita en nuestro corazón latinoamericano esa solidaridad que México tuvo en ese momento con nosotros.
 
Por eso valoramos ese apoyo representado en los miles de compatriotas que encontraron en México un refugio y que hicieron de esta Patria su hogar. Un hogar que incluso hasta el día de hoy habitan muchos de nuestros compatriotas. En nombre de ellos y de sus familias, muchísimas, muchísimas gracias.
 
Quisiera recordar, además, que esa solidaridad que fue prestada a nuestros compatriotas en esas tierras, estuvo presente de antes en nuestro territorio. Tras el mega terremoto de 1960, hace ya más de medio siglo, el Gobierno de México decidió realizar un aporte financiero, pero que no fuera solamente en dinero, sino que fuera también en arte.
 
Y hasta el día de hoy, cualquiera de ustedes que vaya a una de las ciudades más importantes de Chile, la ciudad de Concepción, va a poder ver en la Casa del Arte de la Universidad el Mural de Jorge González Camarena que, junto a la colaboración de los mexicanos Salvador Almaraz, Manuel Guillén, Javier Arévalo y los chilenos Albino Echeverría y Eugenio Brito, realizaron entre noviembre de 1964 y abril de 1965, el mural llamado “Presencia de América Latina”, cuyo relato está más vigente que nunca.
 
Qué lindo y qué emocionante es ver los murales mexicanos. Ayer tuve la oportunidad de ver el del Palacio Nacional y la verdad es que es estremecedor. Ese relato nos recuerda el valor de la solidaridad y la amistad entre nuestros pueblos que venimos hoy día a refrendar y a profundizar.
 
En materia económica, la columna vertebral de nuestra relación durante las últimas décadas ha sido el Tratado de Libre Comercio del año 1999, que posteriormente fue profundizado por el Acuerdo de Asociación Estratégica del año 2006, actualizado el año 2015 y que con el Presidente López Obrador, el día de ayer, nos hemos comprometido a realizar una nueva actualización durante el año 2023.
 
A través de este, hemos podido poner en marcha planes de acción que incorporan mecanismos que avanzan en equidad de género y en innovación tecnológica. Qué alegría saber, como nos contaban sus Senadoras, de qué el Senado y la Cámara de Diputados de México son instituciones paritarias. Qué orgullo y nuestro respeto y esperamos poder pronto seguir su ejemplo.
 
Hoy la calidad de socios estratégicos de México y Chile se complementa, por cierto, con nuestra participación en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y en la Alianza del Pacífico, cuya cumbre número 17 con la Presidencia Pro Tempore de México se realiza en estos días. Porque no se equivoquen: lo que se suspendió fue solamente el Encuentro de Presidentes como un acto de solidaridad del Presidente López Obrador con el Presidente del Perú Pedro Castillo, ante la insólita prohibición que le hicieron para poder salir de su país.
 
Pero la Alianza del Pacífico se siguió realizando. Y, de hecho, tenemos una delegación de Parlamentarios y Parlamentarias específicamente dedicada a este tema.
 
Quiero que sepan que para nosotros esta alianza entre Perú, Colombia, México, Chile y a la que pronto esperamos se nos una Ecuador, también, es fundamental.
 
Me contaba el Presidente López Obrador que Veracruz ya no es principal puerto, sino que el principal puerto se ha trasladado hacia el Pacífico y eso es, justamente, porque hoy día el Pacífico es el centro del mundo. Y, por lo tanto, las relaciones que desde América Latina podamos hacer para unirnos y aprender, y relacionarnos con países que desconocemos como Malasia, Brunéi, Indonesia, Japón, la misma China -que me atribuyeron su presidencia, injustamente, recién- creo que es fundamental.
 
Quiero aprovechar de repetir lo que he planteado en los foros internacionales que me ha tocado participar en representación de nuestro país Chile: nuestros países se necesitan mutuamente, aquí nadie se va a salvar por separado.
 
Resultaba paradójico ver cómo, en medio de la pandemia más brutal que ha asolado a todo el mundo, quizás desde la gripe española en 1918, la del COVID-19, salimos todos inmediatamente a competir por quién conseguía más rápido las vacunas en vez de haber colaborado y haber comprado juntos; cómo ante la quema y pérdida del patrimonio humano, de ese pulmón del continente y del mundo que es el Amazonas, no éramos capaces de actuar en conjunto justamente para protegerlo. Alegría por el triunfo de Lula en Brasil, por cierto.
 
Nuestra historia de cooperación social, económica y cultural es la muestra más clara de que solo avanzando juntas y juntos el camino del progreso va a ser más fácil de transitar, que nadie se va a salvar por separado.
 
Honorables Senadores y Senadoras:
 
Tenemos una relación profunda basada en sólidas raíces culturales, también nuestra relación se basa en los desafíos futuros que compartimos, la transición energética, el enfrentar la crisis climática la igualdad de género, el combate a la violencia, el combate al narco.
 
Por ello, espero que logremos intercambiar experiencias y los invito a conocer a la delegación de Parlamentarios que me acompañan hoy día, a Marcela Riquelme, Henry Leal, Sebastián Keitel, Francisco Huenchumilla, a Carmen Gloria Aravena, José Miguel Insulza, Karol Cariola y la Diputada Joanna Pérez. Para nosotros es importante su presencia porque representan también la amplitud del arco político chileno y esperamos poder traer también lecciones y aprendizaje de este viaje.
 
Me asiste la certeza que, y lo he repetido hasta el cansancio, Chile necesita al mundo y el mundo necesita a Chile, pero mejor, el mundo necesita a América Latina unida y para que América Latina esté unida necesitamos profundizar nuestro intercambio comercial. Tenemos, por cierto, experiencia en materias primas, pero no es solamente materias primas lo que tenemos.
 
América Latina no es solo un gran reservorio de materias primas para los países desarrollados del primer mundo, América Latina es también fuente de conocimiento, de innovación. Así lo demuestran nuestras universidades, nuestros académicos y académicas, así lo demuestra nuestra vigorosa sociedad civil, así lo demuestran, también, nuestros movimientos sociales. Veo ahí el derecho al voto de las mujeres consagrado en 1953 en México, el movimiento estudiantil de 1968 que nos marcó a fuego pese a no haber estado vivo, tal como el Grito de Córdoba a principios de siglo, la Masacre de Tlatelolco en 1968 todavía está grabada a fuego en nuestros corazones.
 
Para profundizar en esa relación me hubiese encantado poder asistir a las Tierras Tapatías, a la Feria del Libro de Guadalajara, desgraciadamente, en esta oportunidad, no podré hacerlo, pero espero, prontamente ser parte de esta instancia porque es uno de los hitos más relevantes en la vida cultural de nuestra América Latina. Porque, además, íbamos a conmemorar los 50 años de ese discurso hermoso que pronunciara Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara.
 
Recuerdo, inevitablemente, partes de ese discurso que se me vienen a la cabeza: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Allende decía en esa época: “Nuestro Gobierno está compuesto por laicos, marxistas y cristianos, y respetamos a los cristianos que representan el verbo de Cristo que echó a los mercaderes del templo”. Un tremendo discurso que, hasta el día de hoy, nos estremece. No podremos celebrarlo en Guadalajara, pero lo hacemos aquí desde el Honorable Senado mexicano.
 
Pero lo nuestro no es solo historia, no es solo nostalgia, es, sobre todo, futuro. Para seguir avanzando en los temas del futuro es que estamos acá, para compartirles el llamado a trabajar en conjunto, a aprender de nuestras experiencias enfrentando la pandemia, el tremendo dolor y la brecha que se ha generado en nuestros pueblos a propósito de la pandemia en nuestros niños y niñas. Hoy día, quiero que sepan que esta es una prioridad para nuestra Patria y queremos conversar con ustedes de cómo lo han hecho, porque esos dos años, sin haber tenido interacción en las escuelas, si no los enfrentamos con mucha decisión, con mucha colaboración, los vamos a pagar muy caro en el futuro.
 
Hoy vivimos tiempos difíciles, hacer política es difícil, hacer política conlleva a riesgos.  Me acordaba de este verso de Sor Juana Inés de la Cruz que decía: “Si los riesgos del mar considerara, nadie se embarcara.” Si los riesgos de construir una sociedad más justa, si los riesgos de construir una Patria más equitativa consideráramos a la hora de decidir entrar en política, seguramente serían muy pocos los que estarían acá porque conlleva a riesgos, pero riesgos que vale la pena correr.
 
Nuestra América Latina fue de los continentes que más aportó, tristemente, con muertes en el COVID y eso tiene que ver con la profunda desigualdad de nuestras sociedades. Es por eso que es importante que seamos capaces de hablar de cómo distribuimos la riqueza que entre todos generamos de una manera más justa y equitativa.
 
Decir de manera muy clara que nos importa el crecimiento, pero el crecimiento que es justo, equitativo y sostenible en el tiempo, con nuestras comunidades, con nuestro medio ambiente. Nos interesa el crecimiento que incluye a los más desplazados, a los campesinos, a los indígenas, a las mujeres.
 
Permítanme contarles que en Chile acabamos de presentar una reforma de pensiones, entiendo que ustedes acaban de llevar a rango constitucional su sistema de pensiones, en donde pretendemos hacernos cargo de un problema que tenemos en nuestro país, que el sistema de capitalización individual, tal como lo conocimos desde los 80 en adelante, fracasó, y que necesitamos incorporar solidaridad para hacerse, por ejemplo, del trabajo inmenso, pero no reconocido socialmente que cumplen las mujeres en nuestra Patria y seguramente en toda América Latina.
 
Esos trabajos reproductivos no remunerados de cuidar a los niños, de llevar las casas, de cuidar a los enfermos, a las personas mayores. Por eso, en Chile nos hemos propuesto avanzar en la valorización de los cuidados, en el reconocimiento de los cuidados, pero también en corresponsabilidad porque los hombres también tenemos que hacernos cargo de esos roles que tradicionalmente se le otorgaron a la mujer, pero que no tienen nada de naturales. Acá ambos podemos realizar las mismas tareas.
 
Y, por eso, también tenemos que igualar los salarios de las mujeres en el espacio público. ¿Cómo es posible que, hasta el día de hoy en América Latina, por el mismo trabajo, se pague un 30% de sueldo menos? Esas injusticias tan naturalizadas durante demasiado tiempo nos deben escandalizar y debemos, en conjunto, países hermanos, trabajar para poder erradicarlas.
 
Han sido dos años de pandemia, una guerra injusta y criminal en Europa que todavía no termina y una crisis social y política que se ha expandido de distintas maneras por prácticamente todo el mundo. Crisis migratorias recurrentes en el norte y en el sur. Ustedes lo viven en el Río Bravo, nosotros lo vivimos en el extremo norte de nuestra Patria, en Chacalluta. Y pensamos cómo lo importante que es ver el fenómeno migratorio con ojos de humanidad. Sabemos que es durísimo para tanto quienes emigran como para los pueblos que reciben migración en cantidades a los que no están acostumbrado; nos está pasando ahora en Chile y tenemos que abordarlo en conjunto como América Latina. Insisto, ningún país va a solucionar, solo, esto.
 
No podemos mirar para el lado ante, por ejemplo, la crisis que se está viviendo en Haití, no podemos mirar para el lado ante los presos políticos en Nicaragua, no podemos mirar para el lado cuando en cualquier país de nuestra América Latina se violan los derechos humanos. Y permítanme decírselo porque acá yo no vengo a dictar cátedra, en nuestro país, hace poco, también sufrimos violación a los derechos humanos y sabemos que acá en México también lo han sufrido de manera muy fuerte.
 
Veo en sus pupitres, me alegro de que no sea un tema político, sino veo que es totalmente transversal, “Nos faltan ellas”, me imagino que tiene que ver con los femicidios. 11 mujeres todos los días asesinadas acá en México, brutal.
 
No naturalicemos estas violencias, tenemos que combatirlas en conjunto. Y no me cabe ninguna duda de que nuestros Parlamentarios y Parlamentarias también van a estar disponibles para ello.
 
Tenemos una crisis climática que ha sido producto de cómo nosotros, los seres humanos, hemos concebido el desarrollo del planeta, en particular, los países hoy día más desarrollados. Pero hoy día no basta con exigirles solamente a ellos, tenemos que comportarnos todos a la altura porque estamos en un momento en donde nos jugamos, quizás no la vida nuestra, pero sí… la vida nuestra y también la de las futuras generaciones.
 
Hay y sigue habiendo niñas y niños condenados a vivir en la pobreza por el solo hecho de nacer en un determinado lugar: “Piececitos de niño, azulosos de frío ¡cómo os ven y no os cubren, Dios mío!”, cantaba Gabriela, a propósito de su experiencia, justamente, en las montañas mexicanas. Y esa pobreza nos tiene que seguir escandalizando y tenemos que seguir combatiéndola de manera muy firme con políticas fiscales que se hagan cargo de la tremenda desigualdad que existe en nuestras patrias.
 
Honorables Senadores y Senadoras:
 
Nuestros países no solamente tienen una historia en común, sino, sobre todo, un futuro compartido. Quiero invitarles a que trabajemos juntos y juntas en enfrentar unidos esta agenda y hagámoslo profundizando siempre nuestra democracia porque en Chile lo decimos con mucho orgullo, cuando tenemos problemas de convivencia, cuando tenemos diferencias entre los diferentes sectores políticos, los problemas de nuestra Patria los solucionaremos siempre con más democracia y no con menos.
 
Quiero dejarles un abrazo fraterno en representación del pueblo de Chile porque sepan que allá, desde chiquititos, como recordaba la Senadora Aravena, se nos enseña que México es un país amigo. Así lo sentimos y así lo hemos sentido en esta visita breve, pero intensa y nos vamos por el corazón caliente.
 
¡Qué viva Chile y qué viva México! Un abrazo grande.