Presidente Piñera recibe diagnósticos de Compromiso País

2 ABR. 2019
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto al ministro de Desarrollo Social y Familia, Alfredo Moreno, recibe los diagnósticos y ejes de acción de las mesas de trabajo de Compromiso País y promulga nuevo Ministerio de Desarrollo Social y de la Familia. 

Muy buenas tardes:
 
Bienvenidos todos, bienvenidas todas a esta Casa de La Moneda, que es la casa de todos los chilenos, y especialmente porque hoy día vamos a vivir un momento muy especial.
 
Yo recuerdo perfectamente bien un 16 de octubre del año pasado, cuando en un lugar tan emblemático como el Zanjón de la Aguada se reunió un grupo de personas, con el liderazgo del Ministro de la Familia y Desarrollo Social -o de Desarrollo Social y de la Familia, como quiso el Congreso- para iniciar una aventura en el buen sentido a la palabra: un proyecto que su nombre señala su verdadero significado, “Compromiso País”.
 
Y a partir de ese día, más de 270 personas -creo que ese día había 70 u 80 personas, pero las buenas ideas tienen esa capacidad de ir convocando, de ir creciendo, 270 personas- pertenecientes a múltiples organizaciones de la sociedad civil, y también involucrando a 10 Ministerios y 12 Ministros trabajaron con mucho compromiso, con mucha voluntad y, sobre todo, teniendo muy clara la importancia y la trascendencia de su labor.
 
Fueron más de 230 reuniones múltiples, decenas de salidas a terreno. Y quiero agradecer a cada uno de estos grupos y, por supuesto, el compromiso, la entrega y el liderazgo del Ministro y todos los miembros del Ministerio de Desarrollo Social y de la Familia.
 
Este documento que he recibido hoy día, y que de verdad hemos seguido muy de cerca el trabajo de los grupos, sin duda, nos va a guiar hacia el futuro, pero quiero decir que este documento ya se ha hecho carne, porque muchas de las iniciativas que hemos estado implementando han sido fruto del trabajo de este grupo “Compromiso País”.
 
Y, por lo tanto, yo estoy seguro que va a ser una gran contribución a un Chile mejor. Lo hemos dicho tantas veces: yo estoy convencido que los pilares claves para que los países avancen son muchos, pero si tuviera que elegir tres, diría: buenos empleos para todos lo que quieren trabajar, buena educación para todos los que quieran aprender, y familias fuertes que puedan acoger y guiar a sus miembros.
 
Pero sin duda, eso que es válido para el país en su conjunto, puede dejar afuera a grupos muy vulnerables. Uno cosa es que el tren avance y otra cosa es que algunos se queden en la estación, sin ninguna posibilidad de subirse a ese tren.
 
Y a eso apunta el proyecto “Compromiso País”. A través de un mapa de la vulnerabilidad en nuestro país, se identificaron 16 grupos vulnerables que requerían políticas especiales para prepararlos a poder ser parte de un Proyecto País, y para poder facilitarles que ellos también puedan aportar y puedan beneficiarse de ese Proyecto País.
 
Y fue así como mirando los problemas de estos 16 grupos, fueron surgiendo propuestas, ideas y soluciones.
 
Por ejemplo, dar solución a esas decenas de miles de chilenas y chilenos que aún viven en condición de calle, a través del programa “Vivienda Primero”, que ya ha logrado constituir 50 casas de acogida para personas que viven en condición de calle.
 
Por ejemplo, la rehabilitación de los presos. En Chile tenemos 50 mil personas privadas de libertad, y todos los estudios -y lo hemos sabido desde siempre- muestran que, si no hacemos algo significativo, la inmensa mayoría de ellos, apenas salgan en libertad, van a reincidir y van a seguir en el camino de la delincuencia.
 
Y todos sabemos que los mejores mecanismos para rehabilitar, mientras están privados de libertad, es darles una esperanza de una segunda oportunidad, y a través del trabajo, la capacitación y la educación.
 
Y a eso apunta el Proyecto +R, que lanzamos hace unos días, y que significa darles oportunidades de capacitación y trabajo. Yo estuve con ellos y la verdad es que, a pesar de que han cometido errores -y hay que pagar por los errores que uno comete- nosotros tenemos la obligación de darles una segunda oportunidad, y ellos tienen la obligación de aprovechar esa segunda oportunidad.
 
Y el Programa +R, que parte con 500 puestos de trabajo, que van a subir a mil durante este año -y quiero decirle, Ministro, que hemos decido subir esa meta. Ya se dio cuenta, por eso siempre hay que advertir a los Ministros, y no sorprenderlos- porque la demanda ha sido mucho más de lo que esperaba.
 
Yo pude ver y me emocionó ver a todas las personas privadas de libertad, que apenas se les prende una luz al final del túnel, inmediatamente abren los ojos, abre sus corazones y se inscribieron masiva y entusiastamente en este programa.  Así que, Ministro, le voy a pedir que hagamos los esfuerzos para aumentar los cupos de esta esperanza y este sueño, que sé, porque lo vi en los ojos de esos chilenas y chilenos privados de libertad, quieren y merecen poder tener.
 
Además de eso, hemos trabajado en poner a los niños primeros en la fila, y ahí está el proyecto que busca proteger mejor a aquellos niños más vulnerables o más vulnerados, que fueron puestos bajo la protección del Estado y el Estado les falló, igual como quizás también les falló la familia, el entorno, la sociedad civil.
 
Por eso, el poner a los niños primeros en la fila, era uno de los desafíos que surgió de estos grupos de trabajo, a través de aumentar la subvención, que ya hemos aprobado un proyecto de ley que permite aumentar la subvención. De hecho, va a crecer significativamente, hasta llegar a una cifra cercana a los 800 mil pesos, que es lo que se requiere para recuperar, para la sociedad, a un niño que ha sido brutalmente vulnerado y abusado desde su más tierna niñez.
 
Y quiero decir que esto no solamente es una obligación moral, también es la mejor inversión que podemos hacer para esos niños, para sus familias y para toda la sociedad.
 
Estamos también buscando resolver la situación de más de 46 mil familias que viven en campamentos, 822 campamentos, a lo largo y ancho de nuestro país, con un conjunto de programas: barrios evolutivos, arriendos accesibles, de forma tal de poder terminar con esa situación de una vida con tan poca dignidad, como son las que viven aquellos que están en campamentos.
 
Otro ejemplo de lo fecundo que ha sido el programa “Compromiso País”, es lo que hemos avanzado -porque fue identificado también como uno los grupos vulnerables, las personas enfermas- en reducir las listas de espera AUGE. Ya se han reducido en un 33% y el proceso está en plena marcha. Y, además, lo que se ha hecho también en reducir los tiempos de espera.
 
Lo mismo el esfuerzo que hemos desplegado para terminar con las listas de espera por operaciones quirúrgicas No GES, a través de múltiples contribuciones. Aprovecho de agradecer al “Desafío Levantemos Chile”, la Sociedad Chilena de Cirugía Vascular, la Fundación 100 Manos”, la Fundación Gantz, la Clínica Las Condes y muchas más, que se han ofrecido para ayudarnos a terminar con esas listas de espera.
 
Que cuando uno las conoce, sabe lo que significan. Por ejemplo, personas con un dolor permanente en las caderas y que no pueden movilizarse, no pueden vivir y que tienen que esperar años para una operación que les puede devolver la vida literalmente.
 
Yo sé que durante mucho tiempo en nuestra sociedad, hemos tenido poca capacidad de visualizar a los sectores más vulnerables, que muchas veces se hicieron invisibles para muchos sectores de nuestra sociedad. Pero la verdad es que esto es un compromiso que se lo debemos no solamente a esos sectores vulnerables, es un compromiso que ennoblece el alma de la sociedad entera.
 
Y, por tanto, con esto estamos ayudando no solamente a los 16 grupos, yo estoy seguro que todos, sentimos una genuina y legítima satisfacción cuando vamos avanzando hacia una sociedad más justa, que se hace cargo de sus hijos más vulnerables.
 
Gobernar siempre ha sido priorizar, poner en el primer lugar de las prioridades del Gobierno, las verdaderas necesidades de los chilenos más vulnerables, que muchas veces no son los que más gritan, ni los que más marchan, ni los que más presionan, pero no por eso deben dejar de estar en el corazón de las prioridades de un gobierno que piensa realmente en el bien común.
 
Nuestra concepción, por la cual hemos trabajado desde que llegamos al Gobierno largas horas, todos los días, todos los Ministros, los Subsecretarios, y yo sé que algunos se quejan: el otro día me reuní con los Subsecretarios, plantearon algunas quejas, y yo les dije: “¿qué es lo que más quieren?”, y me dijeron “tiraje a la chimenea”. Así que, Ministro, atención.
 
Pero nuestra concepción de la sociedad es básicamente que Chile se enriquezca no solamente materialmente, sino que también espiritualmente.  No queremos llenar los bolsillos y vaciar el alma, como le ha ocurrido a algunos paíse; queremos que este desarrollo sea integral, inclusivo y sustentable, y tampoco queremos que en ese proyecto de desarrollo terminemos ahogando la libertad, la iniciativa y el emprendimiento de las personas.
 
Por eso el Estado, con los seres más vulnerables, tiene más obligaciones que derechos; obligaciones de darles oportunidades, pero no derecho a quitarles su libertad, ni mucho menos su dignidad.
 
Y eso es lo que estamos buscando cuando hablamos de una sociedad de oportunidades, que todos tengamos la oportunidad, porque nadie puede garantizar que vamos a poder desarrollar nuestros talentos, cumplir nuestros sueños, realizar nuestros proyectos. Eso depende de cada uno, pero sí tenemos que garantizar que estén las oportunidades, y también tenemos que garantizar que todos tengan la seguridad de una vida digna, que en el lenguaje de “Compromiso País” lo han identificado con la frase “que nadie se quede atrás”.
 
Por eso, queremos también hoy día celebrar, porque esto es algo que yo considero extraordinariamente simbólico, pero también transcendente, que es que hace pocos días se aprobó en el Congreso el proyecto de ley que crea el nuevo Ministerio de Desarrollo Social y de la Familia. Esto es mucho más que un cambio de nombre, es un cambio de filosofía, de la forma de enfrentar los problemas de la sociedad. Lo que queremos es poner a la familia chilena, a las familias chilenas, porque son de muy distinta naturaleza, en el centro y en el corazón de las políticas sociales.
 
En el fondo es que las políticas sociales se hagan con la familia, considerando la integridad de la familia y no contra la familia, ni mucho menos fuera de la familia, que es la tendencia que, equivocadamente, seguimos durante muchas décadas.
 
Y por esa razón, el poder acompañar a las familias, que es el lugar donde nacemos, donde somos acogidos, comprendidos, queridos, donde nos desarrollamos, donde recibimos valores; que podamos poner a la familia en el corazón de las políticas sociales y de las prioridades del Gobierno siguiendo, acompañando a sus miembros desde su nacimiento.
 
Por eso en el Gobierno anterior, extendimos el postnatal de 3 a 6 meses y, no solamente eso, porque la gente se olvida, la cobertura del postnatal era sólo para 1 de cada 3 mujeres trabajadoras, y lo extendimos a todas las mujeres trabajadoras. Ahora, estamos trabajando en seguir avanzando con la subvención para la educación preescolar, con el derecho a sala cuna universal y, así, seguir acompañando a los miembros de la familia, a los jóvenes, a los adultos, a los adultos mayores, a los que tienen problemas con capacidades distintas, a lo largo del ciclo de la vida.
 
Ésa es la filosofía que orienta, inspira y motiva a este nuevo Ministerio de Desarrollo Social y de la Familia, y, por eso, quiero decirle, Ministro Moreno, que tiene una tremenda responsabilidad, pero, también, tiene una maravillosa oportunidad, que es fortalecer la familia chilena; a la cual le pedimos todo.
 
Cada vez que se hace un estudio de opinión pública y se pregunta qué es lo que más valoramos los chilenos, es nuestra familia y, sin embargo, creo que hemos prestado poco apoyo a las familias para que puedan cumplir en plenitud su labor y, muchas veces, el Estado cree que debe reemplazarlas y eso conduce a una sociedad de personas que no están integradas, que no están conectadas, que no tienen un grupo de referencia y el primer grupo referencia de todos nosotros son nuestras familias.
 
El Estado, muchas veces, ha ido reemplazando a la familia. Por ejemplo, pensar que es el Estado el que tiene que tomar las decisiones y tener el control de la educación de nuestros hijos, o que es el Estado el que debe decidir qué podemos hacer con nuestras vidas, o que es el Estado el que tiene que hacerse cargo de los adultos mayores. Por supuesto que el Estado tiene que ayudar, especialmente, a los sectores más vulnerables, pero, ojalá, hacerlo con la familia. Es mucho mejor que el Estado ayude a una familia a acoger en su seno a un miembro de la familia de la tercera edad, a que le dé una asignación para que esté en un asilo de ancianos.
 
Ésa es la nueva filosofía, devolverle a la familia un rol protagónico en todos los aspectos de la vida, pero, especialmente, en lo que tiene que ver con la calidad de vida y con las políticas sociales.
 
Por esa razón, yo quisiera, realmente, felicitar y agradecer al Congreso porque prestó su aprobación a esta nueva filosofía, a este nuevo Ministerio y, por supuesto, desearle mucha suerte a las Subsecretarias, aquí presentes, al Subsecretario, al Ministro y a todos los que son parte de este Ministerio que, por lo demás tiene su sede aquí en la propia Moneda, que es una forma de expresar la importancia que le damos a la justicia, la integración social en nuestro país.
 
Quisiera, finalmente, hacer una breve referencia a otra idea que, también, es parte de los 16 grupos de “Compromiso País”, que es el gravísimo drama que estamos viviendo en Chile con las drogas.
 
El último estudio de SENDA, del año 2017, mostró que Chile está en el primer lugar de todos los países de América en materia de consumo de drogas, y estamos hablando de marihuana, cocaína, pasta base, tranquilizantes sin receta médica, y que la edad en la cual comienza el consumo de drogas en nuestros niños y adolescentes es cada día más temprana. Hoy día, en promedio, ocurre entre los 13 y los 14 años.
 
Esto se debe a muchos factores: en parte, a que no hemos tenido una política más eficaz, con más compromiso para prevenir el consumo de drogas; en parte, porque en los últimos años se ha ido generalizando una falsa creencia de lo inofensivas que serían las drogas, que no causarían daño. Yo, personalmente, me he reunido con, prácticamente, todas las sociedades científicas y médicas de nuestro país: la Sociedad de Pediatría, la Sociedad de Neurología Infantil, la Sociedad de Psiquiatría Infantil y todas ellas, en forma unánime y, por lo demás, reflejan la literatura mundial, muestran que la droga y, especialmente, a temprana edad, causa un daño, muchas veces, irreparable.
 
La droga nos quita o les quita, a los que la consumen, nuestra capacidad desarrollo físico, emocional, intelectual. La droga mata, la droga mata personas, mata familias, mata proyectos, mata sueños. La droga produce dolor, sufrimiento y muerte, y, no solamente al que la consume, sino que, a todo su entorno, a toda su familia, a todos sus seres queridos, y, en cierta forma, a toda la sociedad.
 
Y por esa razón, frente a esta dramática realidad, queremos enfrentarla con una actitud de total voluntad y decisión. Yo sé que el atractivo de ese placer inmediato, falso y efímero que produce la droga y que, muy pronto, se en dolor, sufrimiento y muerte, es un enemigo difícil de enfrentar. Pero a eso le vamos a enfrentar el poder de la familia, de la escuela, de la sociedad civil, de la comunidad, de la sociedad entera, del Gobierno. Ésa es la batalla que tenemos que dar.
 
Y, por eso, hemos lanzado este programa que se llama “Elige Vivir Sin Drogas”. Las palabras, cada una significa algo. “Elige”, porque esto es una decisión que, en último término, la va a tomar cada persona, cada familia, cada niño, cada adolescente. Pero, también, el “Vivir Sin Drogas”, tener una vida más plena y más feliz. Y, ahí, el Gobierno tiene que crear herramientas e instrumentos eficaces.
 
Por eso, este plan se basa en cuatro pilares, cuatro pilares para combatir el exceso de consumo de alcohol y de drogas.
 
Primero, la familia, entregándole instrumentos poderosos y eficaces para que la familia pueda jugar el rol que le corresponde. Lo que les hemos pedido a los padres y a las madres es que les dediquen más tiempo a sus hijos, que estén con ellos, que conversen con franqueza, con sensibilidad, con cariño, que les pregunten qué sienten, en qué están, quiénes son sus amigos, qué hacen con su tiempo libre, porque eso ha demostrado, en la experiencia internacional, que es un instrumento insustituible en la lucha contra la adicción o el consumo temprano de drogas, y mientras antes lo hagan, mejor.
 
Segundo pilar, la escuela. Por eso, estamos convocando a profesores, a padres, apoderados y, también, a los niños a que estos temas se analicen y se discutan para que conozcan la verdad, porque, tal vez, el argumento más poderoso es confrontar este placer efímero y transitorio con la verdad del daño irreparable que produce.
 
En tercer lugar, también queremos ofrecer alternativas de más deporte, de más música, de más cultura, de más recreación, para que los niños y jóvenes sepan que hay un camino mejor, y que ese camino es posible.
 
Y, el cuarto pilar de este programa “Elige Vivir Sin Drogas” es el liderazgo, los liderazgos positivos, que puede ser de un hermano, puede ser de un compañero, puede ser de un profesor, pero siempre un liderazgo positivo ayuda a niños que están pasando por un período de gran vulnerabilidad.
 
Yo quiero en esto ser categórico: cuando vemos que 1 de cada 3 niños entre 8° básico y 4° medio ya ha consumido drogas, no podemos permanecer indiferentes. Por esa razón, éste es un programa que lo estudiamos desde hace muchos años, está basado en una experiencia que se llama “Planet Youth”, que se aplicó exitosamente en un país del norte de Europa, Islandia, pero que ya se ha aplicado en más de 22 países en el mundo entero, y Chile se incorpora a ese grupo de países.
 
Y es un programa que, sin duda, busca cambiar el rumbo que lleva Chile en materia de consumo de drogas, que es muy negativo, y crecientemente negativo. Por esa razón, éste es un programa que cuenta con o requiere el compromiso de muchos sectores, padres, madres, con profesores, la familia entera, el Gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y el respaldo de la comunidad científica, que no deja de advertirnos permanentemente contra esas falsas ilusiones respecto del verdadero daño, dolor, sufrimiento y muerte que provoca la droga en nuestro niños y jóvenes.
 
Por eso, queremos evitar que más niños sigan cayendo en las garras destructivas, letales que significa la droga. Y el aliado más poderoso, en esa gran cruzada, es, sin duda, la familia. Por eso, hacia la familia va dirigido nuestro primer mensaje; la escuela, la comunidad y, por supuesto, el compromiso inquebrantable de nuestro Gobierno.
 
Yo recuerdo que hace más de 3 años, yo me reuní con el Presidente de Islandia, en varias oportunidades, para conocer de este programa y él nos explicó, en detalle, que se requería de un diagnóstico muy preciso de la realidad de cada comunidad; esto no es política “al voleo”, y a partir de ese diagnóstico preciso, hacer políticas específicas a la realidad de cada comunidad.
 
Por eso, durante el año pasado aprobamos en 5 comunas, o en 6 comunas, un programa piloto que ahora lo vamos a extender a 50 comunas, pero esas 50 comunas representan el 50% de los niños y adolescentes en riesgo de caer en las garras de la droga, o sea lo estamos masificando y vamos a avanzar lo más rápidamente posible para llegar a todas las comunas de Chile.
 
Y esto, créanme, esto es más importante que muchas de las cosas que atraen y concentran la atención de los medios de comunicación, del debate y de muchos de nuestros compatriotas, porque ésta es una batalla que tenemos que dar y tenemos que ganar.
 
Por eso quiero terminar mis palabras agradeciendo a los integrantes de estos 16 grupo de trabajo. Sé que ha sido un trabajo dedicado y esforzado, hoy día han tenido una gran jornada, muy fecunda, con mucho compromiso. Y no es solamente ideas, una vez que están las ideas, las propuestas, los documentos, falta implementar, que es lo más difícil.
 
Y, por eso, les pido a todos, a la sociedad civil, a las empresas, a las ONG, a las sociedades científicas, que nos ayuden a avanzar con estos 16 grupos vulnerables de nuestro país, para que tengamos un país más libre, más justo, más próspero; esa patria buena y grande de la cual nos hablaban los Presidentes que me antecedieron.
 
Muchas gracias.