S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de la Cumbre sobre el Clima 2025
Muy buenos días a todos y a todas:
Todos los países que somos parte tenemos que actualizar nuestras Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) y encarar con decisión los desafíos y las estrategias de la financiación climática global.
Esto ocurre en un mundo turbulento donde resuenan, desgraciadamente con mucha fuerza, voces que minimizan o incluso niegan la realidad del cambio climático, de la crisis climática. Y frente a esas voces es importante responder con firmeza. No hay más tiempo que perder.
Seguramente los países ricos no van a pagar las consecuencias, o no como lo harán los países más pobres, los países en vías de desarrollo, respecto a las consecuencias de la crisis climática.
Por eso el negacionismo es particularmente peligroso. Podemos discutir, sin lugar a dudas –y es una discusión legítima– cómo abordar, cuáles son las mejores estrategias, qué es lo que hay que hacer para enfrentar la crisis climática, qué países tienen mayor o menor responsabilidad, cuáles son los tiempos.
Pero no podemos discutir o poner en duda que existe una crisis climática. Eso es mentir y la mentira no está bien. No hay que relativizarla, no es una opinión, la mentira hay que enfrentarla. Y quienes con poder afirman que no hay crisis climática, le están traspasando ese costo a los países más pobres. Y frente a eso, todos los miembros de las Naciones Unidas debiéramos rebelarnos.
La transición que necesitamos, sabemos, no puede esperar, tiene que ser acelerada, pero también justa. Los países más ricos tienen que dar el primer paso y asumir la responsabilidad que les toca por ser los principales emisores de carbono a lo largo de la historia, comprometiéndose con el mundo a reducir sus emisiones de manera más rápida y apoyar la transición en los países en desarrollo. Los mismos que hoy son los más vulnerables frente al impacto de la crisis climática.
Y acá permítanme decirles algo con mucho cariño, porque tenemos un enorme respeto y una relación muy rica, a los miembros de la Unión Europea: Aceptar, como han aceptado la gran mayoría de los países, el aumento en el gasto en defensa al 5% por presiones de un país externo es inaceptable. Los están obligando a aumentar su gasto en Defensa, que el gasto en Defensa es uno de los gastos más contaminantes.
Entonces, por cierto, celebramos cuando dicen: “Vamos a rebajar en un 70% nuestras emisiones”, pero a la vez están aumentando por ese otro lado. Invertir en la guerra nunca es una buena inversión. Invirtamos más en la paz y en cómo mejoramos las condiciones para los países en desarrollo, para que esta sea una transición climática justa.
En América Latina y en el Caribe sabemos lo que está en juego y por eso apoyamos decididamente al Presidente Lula y a la organización de la Cumbre de Belém do Pará.
En Chile estamos haciendo la pega. Actualizamos nuestras NDC. Vamos a cerrar nuestras centrales termoeléctricas a carbón el 2035 como un paso intermedio hacia la carbono-neutralidad el 2050, a lo que nos comprometimos por ley, y espero que lo logremos antes.
Chile, además, ha tenido una estrategia que apunta en esta dirección en diferentes áreas de la economía desde la minería hasta el transporte. Santiago de Chile, nuestra capital, es la ciudad del mundo, fuera de China que cuenta con más buses eléctricos y los estamos expandiendo a regiones.
Lo mismo en la reparación de las conocidas como “zonas de sacrificio”. Durante mucho tiempo se contaminó y hoy día estamos enfrentando esa deuda.
Muchísimas gracias a todos quienes se comprometen con esto.
Hoy día somos nosotros, tomadores de decisiones, quienes podemos cambiar el curso del mundo, quizás no para nosotros, pero para las próximas generaciones. Ahí tenemos una responsabilidad por la cual la historia nos juzgará.