S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza tradicional Esquinazo en el Palacio de La Moneda junto a autoridades de Estado y de Gobierno
S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza tradicional Esquinazo en el Palacio de La Moneda junto a autoridades de Estado y de Gobierno.
Muy buenas tardes.
Aquí están, de una manera real, representadas las instituciones de Chile que trascienden a las personas que hoy día ocupamos esos cargos. Están el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial, el Poder Legislativo, las Fuerzas Armadas, Carabineros, PDI, pero también está representado, –bueno, los periodistas están representado, “el cuarto poder” le dicen– en ustedes el pueblo de Chile y parte de la tradición chilena.
A mí, en este día, lo que me pasa con el 18 de septiembre es que ayuda a tener perspectiva histórica de por qué estamos donde estamos. Cuando uno se remonta hace 215 años –como bien saben– ese 18 de septiembre de 1810, cuando a partir de una instrucción de Cádiz se arma la Primera Junta de Gobierno, eran pocos los que creían realmente en una independencia de Chile y se empezaba a hablar de autonomía. Pero había algunos que en secreto ya estaban fantaseando, conspirando para bien con la idea de emanciparse y tomar en nuestras propias manos nuestro destino.
Pasó algo que yo creo que vale la pena destacar porque cuando nos lo pasan en el colegio uno tiende a olvidarse y esta historiografía, digamos, con fechas y datos sin tanto sentido hace que pierda un poco la esencia de lo que pasó en esa época. Siempre nos hablan de la Patria Vieja, la Reconquista y la Patria Nueva.
Pero ¿qué fue la Patria Vieja, esos primeros años? Después de una derrota militar brutal que se pensaba total, el ejército no chileno, sino el Ejército Libertador de Los Andes, o sea, la emancipación americana que tomaba la decisión de –insisto– tomar el futuro y forjar el destino con sus propias manos, va poco a poco ganando adeptos entre personas comunes y corrientes. No había un ejército profesional propiamente tal en esa época.
Hay muchos que se ven enfrentados a contradicciones que son existenciales. Yo les pido hoy día que pensemos en esa gente. Manuel Bulnes, por ejemplo, tuvo que enfrentarse en batalla a su padre, que era del Ejército Realista Español, cuando tenía 18 o 19 años. Para qué decir la gesta de los Carrera o lo que significaba lo de O’Higgins y tantas mujeres anónimas que no recogió la historia de la época, pero que fueron fundamentales. Hoy día diríamos ayudistas, pero no sólo eso. Se conoce a Javiera Carrera, pero son muchas más.
Después de la Batalla de Chacabuco, ya con el pecho insuflado y mucha confianza, se consolida esa independencia de la cual hoy día nos sentimos tan orgullosos. Chacabuco es en 1817 y en 1818 se firma la Declaración de Independencia, pero no era suficiente.
Una de las cosas que vale la pena reivindicar de los próceres de ese tiempo es que entendieron que las fronteras nacionales, que en ese tiempo eran brumosas, por decirlo menos, no eran suficientes para asegurar la libertad, sino que debía ser en todo el continente.
Por eso Bernardo O’Higgins destina recursos que eran tremendamente escasos y contrae, de hecho, una de las primeras deudas para construir la Armada Libertadora que va a libertar Perú. Por eso esa canción tan hermosa de Inti Illimani dice: "Desde Ayacucho hasta Angol”. Ayacucho es la última batalla de la independencia.
Fue muy difícil ganar la independencia, fue muy difícil consolidarla, tuvimos una guerra después con España un par de años después. Y en la democracia restringida, o como se entendía en la época, fue poco a poco desarrollándose, consolidándose, tuvimos varias guerras civiles.
Pero hoy día estamos aquí y esto trato de reiterarlo siempre porque de verdad es importante, más aún cuando uno está en este espacio, habita este espacio y ejerce el cargo, gracias a muchas y muchos que se la jugaron antes y enfrentaron los desafíos de su época con una tremenda hidalguía y con un tremendo sentido patrio.
Hoy día recogiendo parte de las palabras también del cardenal, creo que es súper importante que quienes vienen a futuro, particularmente en año de elecciones, tengan también esa perspectiva histórica. De que somos continuidad, de que siempre es necesario el cambio para asegurar de alguna manera la continuidad. Pero estamos caminando sobre hombros de gigantes y eso es lo que representa finalmente la independencia. Somos una nación relativamente joven para el contexto mundial, pero pucha que hemos logrado cosas en Chile.
Yo quiero terminar mi mensaje diciéndoles que estoy profundamente orgulloso de la patria. Después de haberla recorrido de norte a sur, de haber conversado con la diversidad de Chile, estoy muy esperanzado en Chile y su destino.
Creo que hemos superado momentos difíciles y este, siendo nuestro último 18 de septiembre aquí, en La Moneda –por lo menos en los cargos que tenemos hoy– creo que vale la pena sentirse orgulloso por lo logrado y hacer un llamado a la unidad nacional en el sentido más profundo del término, en el sentido de sentirnos parte de una misma comunidad, donde forjamos juntos, tal como lo hicieron o empezaron a hacerlo en 1810, nuestro destino común.
Muchísimas gracias por todo. ¡Feliz 18 y que viva Chile!