Presidente Piñera participa en ENAGRO 2021

6 OCT 2021
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, asiste a la inauguración del Encuentro Nacional del Agro, ENAGRO 2021.


Muy buenos días, señor Presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, señora Ministra y también señor Exministro, señores Parlamentarios, Dirigentes, Autoridades y, por sobre todo, saludo con mucho cariño a los hombres y mujeres que con sus manos siembran, labran, cosechan y dan sustento a una actividad tan noble y tan necesaria como es la agricultura.
 
La agricultura es muchas cosas. Por de pronto, es una actividad económica, y vamos hablar de ello, pero es mucho más que eso. En la agricultura tenemos también valores fundamentales, que mencionaba el Presidente de la SNA, como el valor de la seguridad alimenticia, el alimento es algo esencial para la vida y, por tanto, la seguridad alimenticia es algo esencial para una sociedad.
 
También, un valor ambiental porque la agricultura contribuye a través, por ejemplo, de los bosques, a captar los gases de efecto invernadero que son los grandes causantes de la crisis o casi tragedia ambiental que estamos enfrentando.
 
Pero también, la agricultura emite gases de efecto invernadero. Por eso el trabajo, y esto lo conversamos tantas veces con Antonio Walker, de una agricultura sustentable, de las praderas regenerativas, de nuevas tecnologías es fundamental para el equilibrio ecológico y, tal vez, para enfrentar el mayor desafío que ha enfrentado la humanidad en su historia, que es su sobrevivencia que está amenazada por la brutal crisis del cambio climático.
 
Pero, tal vez, hay otros dos elementos aún más importantes. La agricultura le da armonía al territorio porque permite un desarrollo equitativo entre todas las regiones. Y, finalmente, para mí lo más importante, en la agricultura, en el campo, en el mundo rural están enraizados los principales valores de la sociedad chilena, y esos valores que están hoy día cuestionados y amenazados son valores fundamentales para que Chile pueda realmente basarse en su historia para poder proyectarse hacia el futuro.
 
Por eso, la agricultura no es solamente una actividad económica y, en consecuencia, las políticas públicas tienen que tomar en consideración todos estos otros elementos que hacen de la agricultura un sector absolutamente esencial.
 
Hoy día estamos reunidos aquí en ENAGRO porque compartimos dos grandes amores o compromisos. Uno con Chile y otro con la agricultura, con el mundo rural, con el mundo del campo.
 
En los últimos años hemos debido enfrentar tiempos de grandes adversidades, hemos tenido que enfrentar exigentes crisis y hemos también tenido que asumir grandes desafíos. Afortunadamente, también tenemos en el horizonte enormes oportunidades.
 
Han sido tiempos difíciles para las familias y también para el mundo agrícola y para el mundo forestal.
 
Chile ha vivido, muchas veces, tiempos de adversidad. Esta velocidad, de hecho, ha sido la que ha forjado el alma noble de nuestra nación y el temple resiliente de nuestro pueblo.
 
Un solo ejemplo: a comienzos del siglo pasado debimos enfrentar y superar grandes dificultades como la letal gripe española del año 1918, como la enorme crisis política que llevó a la Constitución de 1925 o la profunda recesión económica de 1929.
 
¿Por qué recuerdo esto? Porque hoy, una vez más, nuestras puertas están siendo golpeadas por la adversidad. Esta vez, nos enfrentamos a cinco crisis que están concentradas en sólo un par de años.
 
Primero, el estallido social de octubre del 2019, que tuvo dos expresiones de muy distinta naturaleza. Por una parte, una ola de violencia irracional y destructiva que no respetó a nada ni a nadie, que quemaba iglesias, que quemaba monumentos, que quemaba patrimonio público, que quemaba pequeñas empresas. De hecho, más de 14 mil empresas fueron víctimas de actos de violencia, vandalismo o delincuencia que ocurrieron durante esas manifestaciones.
 
El Gobierno enfrentó esa ola de violencia con todos los instrumentos que nos entrega la Constitución y el Estado de Derecho, incluyendo el de Excepción Constitucional.
 
También, enfrentamos una crisis política de otra naturaleza que era en búsqueda de un nuevo Pacto Social, que la hemos canalizado dentro del marco de la Constitución y el Estado de Derecho a través de un Acuerdo Político, una Reforma Constitucional, un Plebiscito y una Convención Constitucional.
 
El objetivo de esta Convención Constitucional tiene un mandato fuerte y claro en la Constitución, es acordar y proponer una buena Constitución para Chile. Para mí una buena Constitución es aquella que recoge los valores del alma de nuestro país, el valor de la libertad, todas las libertades, la libertad de expresión, la libertad de asociación, la libertad religiosa, el valor de la vida, el valor de la familia y también nuestros valores patrios, nuestras tradiciones, nuestros héroes, nuestros símbolos. Todo eso, en mi opinión, debe estar recogida como parte de los principios.
 
Y, por supuesto, también recoger con un criterio más moderno los derechos básicos que toda Constitución debe garantizar. Por ejemplo, el derecho a la salud, a la educación, a la previsión social, a la vivienda.
 
En los países civilizados las Constituciones son el gran marco de unidad, de estabilidad, de proyección de futuro y para que una Constitución cumpla con ese objetivo central tiene que ser fruto de un amplio y profundo acuerdo, y jamás fruto de una imposición porque tiene que ser una Constitución que sea respetable y respetada por todos. Y los constituyentes deben comprender que una Constitución debe unir a país y no dividirlo, porque una casa dividida no puede prevalecer.
 
Siguiendo con el estallido social, éste nos recordó también el valor de la paz, de la condena a la violencia, del orden público, de la vigencia del Estado de Derecho que son esenciales en la vida de una nación libre y democrática.
 
Segunda crisis. También hemos tenido que enfrentar la peor pandemia sanitaria de los últimos 100 años, la pandemia del coronavirus que ha provocado efectos devastadores en el mundo entero y que no ha reconocido ni respetado ni ideologías ni razas ni fronteras.
 
Durante estos 20 meses desde que el coronavirus golpeó nuestras puertas, hemos tenido una ardua lucha contra esta pandemia. Partimos por integrar y fortalecer nuestro Sistema de Salud que permitió triplicar su capacidad de atender a enfermos críticos y, de esta forma, hemos podido prestar atención médica a todo aquel que la ha necesitado y no hemos tenido, gracias a Dios, que enfrentar el dilema de la última cama, cosa que sí ocurrió en muchos países del mundo incluyendo algunos de los más desarrollados de nuestro planeta.
 
También hemos desarrollado un temprano y exitoso proceso de vacunación masiva. Nosotros compramos las vacunas en el mes de abril, cuando las vacunas no existían, no estaban probadas en ningún estudio clínico, ni estaban aprobadas por ninguna agencia regulatoria. Lo hicimos después de consultar a todos los expertos del mundo porque sabíamos que la oportunidad, la rapidez de la adquisición de vacunas iba a ser clave para proteger la vida y la salud de nuestros compatriotas.
 
Eso es lo que nos ha permitido hoy día que más de 14 millones de chilenas y chilenos ya están vacunados con sus dos dosis, que ya estamos llegando a 4 millones de personas con la dosis de refuerzo, que ya hemos avanzado sustancialmente en la vacunación de nuestros jóvenes y que ya iniciamos la vacunación de los niños entre 6 y 11 años.
 
Para poder estar protegidos frente a un virus que no respeta fronteras. Ustedes han visto como los países que quisieron cerrar sus fronteras se dieron cuenta que estaban buscando algo imposible, como es el caso de Nueva Zelanda que se dio cuenta que cerrar las fronteras puede ser una solución para una semana, para un mes, pero no una solución permanente.
 
Pero, además, gracias al incansable aporte de los trabajadores de la Salud desarrollamos, y muy tempranamente, un sistema muy eficaz de Testeo, Trazabilidad y Aislamiento de las personas contagiadas para evitar que el virus siguiera difundiéndose con alta velocidad, como ha ocurrido en muchos países del mundo.
 
Todas estas acciones, todas estas acciones, sumadas a los cuidados personales de la población en que más allá de lamentables excepciones, ha sido una población se ha cumplido responsablemente con los cuidados personales y que ha respetado razonablemente las normas sanitarias.
 
Esto nos ha permitido que en los últimos tiempos hayamos podido lograr una enorme y significativa disminución en el número de contagios, en el número de hospitalizaciones y en el número de fallecimientos.
 
Pero no nos equivoquemos, la pandemia no ha terminado y nadie sabe cuándo va a terminar, sigue entre nosotros y, en consecuencia, mantener y cumplir rigurosamente con las medidas de cuidado personal y acatar estrictamente las normas sanitarias es absolutamente esencial para que nuestro país pueda enfrentar y derrotar esta pandemia.
 
Los progresos que hemos logrado ya nos han permitido recuperar gran parte de nuestras libertades que debieron ser restringidas producto de la pandemia. Por ejemplo, el levantamiento del Estado de Excepción, la implementación del nuevo Plan Paso a Paso, además de la nueva Política de Fronteras Seguras que busca dar mayores libertades, mayores movilidades a toda la población, pero también exige mayores responsabilidades de parte de todos.
 
La tercera crisis que hemos debido enfrentar es la crisis económica producto de la pandemia y la recesión de la economía mundial, que es la peor recesión de los últimos 40 años. En el peor momento de la pandemia perdimos 1,8 millones de empleos. Para ponerlo en perspectiva: nos había tomado 10 años crear esos 1,8 millones y los perdimos en pocas semanas y la actividad económica cayó un 5,8% el año pasado siendo a caída más grande en Chile de los últimos 40 años, muy inferior a lo que cayó la actividad económica en el resto de nuestro continente, pero, sin embargo, una caída muy significativa.
 
Y, cuarto, la pandemia del coronavirus y la recesión de la economía mundial también provocaron una grave y profunda crisis social que se tradujo en pérdida de ingresos, pérdida de empleos para las familias chilenas, pérdida de emprendimientos, pérdida de oportunidades para los emprendedores y también un gran daño a la sociedad entera.
 
Y, quinto, llevamos ya 12 años, como lo recordó el Presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, enfrentando la peor sequía que ha afectado a nuestro país en su historia conocida. Es un verdadero terremoto silencioso que está produciendo efectos devastadores y que, además, el cambio climático pasó de ser una situación temporal a una condición estructural.
 
Y ustedes, los agricultores, los ganaderos, los forestales saben mejor que nadie la importancia del agua, del agua para la vida humana y del agua para el mundo agrícola forestal. Y por eso, porque el agua es vida y el agua es clave para la producción de alimentos de los chilenos, por supuesto que tenemos que enfrentar el grave riesgo o amenaza de la sequía con una decisión y una voluntad inquebrantable.
 
En el marco de estas cinco crisis que he mencionado, no tengo, sino que palabras de agradecimiento porque las crisis sacan lo mejor y lo peor de los seres humanos. Yo quiero reconocer, valorar y agradecer la gran cadena de abastecimiento de alimentos y productos que se estructuró en nuestro país y que permitió que, en medio de la peor crisis, de la peor pandemia, los alimentos y también los medicamentos y los bienes y servicios básicos siguieran llegando a los hogares de las familias chilenas en forma ininterrumpida.
 
Esto fue un esfuerzo enorme en que colaboraron cientos, miles de personas, no solamente los productores, los productores, los transportistas, los comercializadores y una enorme cantidad, un verdadero ejército de voluntarios que permitieron que los alimentos siguieran llegando a las mesas de las familias chilenas.
 
¿Cuáles son los grandes desafíos, problemas, pero también oportunidades de la agricultura chilena y el sector forestal?
 
En primer lugar, la agricultura y el sector forestal están enfrentando grandes desafíos, pero también tienen enormes oportunidades. Desafíos tan exigentes como la sequía, la falta o la no disponibilidad de trabajadores, los incendios forestales, el cambio climático y podríamos seguir.
 
Pero también tenemos enormes oportunidades. Lo dijo el Presidente de la SNA, la demanda por productos agrícolas va a crecer nosotros estimamos en 50%, el Presidente en 60%, el Banco Mundial en 50% y, por tanto, esto va a significar una gigantesca oportunidad para Chile por muchas razones.
 
En primer lugar, porque calculamos que al año 2050 vamos a ser cerca de 10 mil millones de personas y la mayoría de ellas van a estar en el hemisferio norte, que tiene una demanda enorme de alimentos, pero no solamente de cantidad, y esto también nos favorece, sino que también de calidad de alimentos y ahí sí que tenemos una gigantesca ventaja comparativa.
 
Chile tiene muchas ventajas comparativas y ustedes las conocen. Por algo estamos trabajando y ya en parte somos una potencia agroalimentaria. La capacidad de producir alimentos saludables, inocuos y producidos en forma sustentable es un gran patrimonio de nuestro país.
 
Y entre estas ventajas destaca estar a contra temporada con el hemisferio norte donde está la gran demanda por alimentos, nuestro clima mediterráneo que es cada día más escaso en el mundo, nuestro patrimonio fitozoosanitario, nuestra amplia Red de Tratados Internacionales.
 
Y por supuesto que es incomprensible que Chile, que fue el promotor del TPP-11, no haya todavía podido firmar porque si bien se aprobó en forma unánime prácticamente en la Cámara de Diputados, lleva años retenida en el Senado a pesar de los múltiples esfuerzos que, como Gobierno, hemos hecho para aprobar ese tratado.
 
Además, tenemos otras ventajas comparativas, nuestro prestigio como país serio y confiable y, por, sobre todo, el compromiso cada vez mayor de nuestros productores agrícolas y forestales con una producción consciente, una producción sustentable. Y agrego también que otra ventaja comparativa es el compromiso, la eficacia, la capacidad que tienen los productores agrícolas en nuestro país.
 
Por eso, debemos prepararnos para enfrentar los problemas, pero también para aprovechar las oportunidades y en esto el Ministerio de Agricultura no ha descansado un minuto. De hecho, en conjunto con sus 12 Servicios que tienen presencia territorial en Chile, ha definido y ha puesto en marcha cinco estrategias de trabajo.
 
En primer lugar, un Plan de Desarrollo Rural y un Apoyo decidido a la Agricultura Familiar para poder mejorar la calidad de vida de 5 millones de compatriotas que viven en el campo o en el mundo rural, el que se basa en una nueva Política Nacional de Desarrollo Rural cuya implementación no solamente compromete al Ministerio de Agricultura, ése es un plan conjunto y se actúa en forma coordinada con 14 Ministerios.
 
Segundo, un Plan de Producción Sustentable para asumir los desafíos del cambio climático y de la escasez de agua y un compromiso con el cuidado de los bosques y la carbono neutralidad. Y por eso estamos pasando de 100 mil a 200 mil las hectáreas que, de acuerdo a nuestro compromiso, debemos reforestar y, también, perfeccionar el manejo de bosques.
 
El plan también tiene una Estrategia Nacional de Sustentabilidad Agroalimentaria. Podríamos entrar en cada uno de estos temas en grandes profundidades. Chile tiene un compromiso con la carbono neutralidad y, por lo demás, hoy día es voluntario, mañana va a ser absolutamente exigido y esperamos buenos resultados de la Cumbre de Glasgow que se va a celebrar a comienzos del mes de noviembre, porque tenemos pocas oportunidades de poder cambiar el rumbo.
 
Somos la primera generación que está sintiendo en plenitud los efectos del cambio climático, somos la última generación que puede hacer algo para evitar que la crisis se transforme en un verdadero apocalipsis ambiental.
 
Y por eso nuestro compromiso con la carbono neutralidad se basa en cuatro pilares: primero, descarbonizar la matriz energética; segundo, electrificar el sistema de transporte público; tercero, mejorar la eficiencia energética en toda la economía y en toda la sociedad; y, cuarto, hacer un esfuerzo enorme por aumentar la cantidad de bosques en nuestro país. Chile es de los pocos países del mundo donde los bosques están creciendo y no se están consumiendo.
 
Un tercer pilar del Plan de Desarrollo del Mundo Agrícola y Rural es comprender que una buena alimentación es parte central del bienestar de las familias y que los sistemas agroalimentarios son fundamentales para poder derrotar la pobreza. Y por eso estamos desarrollando sistemas alimentarios sustentables para lograr la seguridad alimentaria que permite a la población acceder a los alimentos de una manera oportuna, de una manera saludable y a un precio justo.
 
Por eso, junto con los distintos actores políticos tanto públicos como privados de la sociedad, hemos creado el Comité de Abastecimiento Seguro de Alimentos que nos ha permitido asegurar el suministro de alimentos a las familias chilenas, no sólo durante la pandemia, éste es un desafío permanente.
 
Y a nivel interno y externo nos hemos focalizado en fortalecer el concepto de seguridad por sobre la soberanía alimentaria. ¿Qué significa esto? De incorporarnos plenamente al mundo del comercio internacional de alimentos, entendiendo que nuestras ventajas comparativas que acabamos de mencionar nos abren una gigantesca oportunidad y ese intercambio y esa apertura comercial es favorable al mundo agrícola y al mundo rural.
 
Y por eso esto nos va a permitir generar mayores ingresos para un equilibrio territorial más adecuado y dar acceso seguro a alimentos para toda la población chilena, especialmente los más vulnerables.
 
Este año esperamos que las exportaciones agrícolas aumenten en cerca de 7% y estimamos que pueden llegar a fin de año a una cifra cercana a los US$17.000 millones. Y por eso la minería, el hidrógeno verde y la agricultura son los grandes motores de una estrategia de integración, de apertura hacia el mundo.
 
En cuarto lugar, estamos impulsando con mucha fuerza la asociatividad y cooperativismo moderno. Yo sé que al Ministro Antonio Walker eso le produce mucha emoción y alegría, y me la logro contagiar, a través del Plan Nacional de Asociatividad que ha logrado ya, con el liderazgo de la Ministra Undurraga, la formación de más de 180 empresas asociativas campesinas que significan aumentar la productividad, la eficiencia, el valor agregado y, en consecuencia, la calidad de vida de esos agricultores y de la gente del campo.
 
Y, por último, estamos impulsando la incorporación de los últimos avances tecnológicos al sector agropecuario para la modernización, innovación y competitividad del sector a través de lo que hemos llamado “Agricultura 4.0”, que se adapta a las nuevas condiciones climáticas y a las preferencias de los consumidores.
 
Y esta “Agricultura 4.0” incluye el uso de tecnología de digitalización y automatización para poder monitorear y controlar la gestión de los procesos agrícolas, una plataforma agrícola satelital que permite predecir lo que viene por delante, los efectos de la sequía y un mecanismo de control biológico de plagas para poder mantener ese patrimonio sanitario del cual Chile tanto se enorgullece, tanto nos costó conseguir y que tanto debemos defender.
 
¿Cuáles son los desafíos y las oportunidades del futuro para el mundo agrícola y forestal?
 
Nos hemos preparado y estamos haciendo todos los esfuerzos desde hace ya muchos años para enfrentar la peor sequía de nuestra historia. Ha sido la peor sequía de nuestra historia, mucho peor que las que conocimos en algunos periodos anteriores y es destacable que aún no hemos debido recurrir a ningún racionamiento ni de agua ni de electricidad como fueron tan comunes a fines de la década de los 90 en nuestro país.
 
Y para dimensionar el impacto que está significando la sequía basta con revisar los datos, que los analizamos semanalmente y, además, tenemos muy buenas fuentes de información, además de las fuentes que se generan en nuestro propio territorio.
 
En comparación al promedio histórico, la Zona Centro Norte y Centro Sur de nuestro país se encuentran con déficits de precipitaciones que fluctúan entre 60 y el 80%. Y estos déficits se van acumulando, no es lo mismo tener sequía un año que tener sequía 2, 3 o 12 como hemos tenido nosotros. La acumulación de nieve registra déficits superiores al 85%, los principales embalses del país cuentan con sólo un 38% de su capacidad, los principales ríos de las regiones agrícolas del país presentan déficits que van desde el 30 al 50% y se proyectan volúmenes similares a los mínimos históricos. De hecho, ayer debimos intervenir las tres secciones del Río Aconcagua producto del bajo caudal de ese río que junto al Maipo son esenciales como fuentes de agua en la zona central de nuestro país.
 
Para enfrentar el desafío de la sequía, por supuesto que teniendo siempre presente que la prioridad en el consumo de agua la tiene el consumo de las personas, eso existe en nuestra legislación, en eso estamos todos de acuerdo, en eso no hay ninguna duda, porque a veces se utiliza ese argumento con otros propósitos, teniendo presente esa prioridad del consumo humano, hemos duplicado el Presupuesto de Riego del Ministerio de Agricultura, hemos llegado a más $180.000 millones este año.
 
Y, también, hemos ingresado una extensión de la Ley de Riesgo para poder seguir contando con ese instrumento que ha permitido tecnificar más de 336 mil hectáreas. De hecho, una hectárea tecnificada es equivalente a ahorrar 2/3 del agua que ocupa una hectárea no tecnificada.
 
Y, en consecuencia, tenemos, además, $500.000 millones que están siendo invertidos en obras civiles y esto lo hace principalmente el MOP, pero también en esto participa el Ministerio de Agricultura.
 
Presentamos el Plan Sequía que considera una estrategia con siete puntos basados en un cambio en la visión de cómo enfrentar este problema. No es un problema coyuntural como lo apreciábamos antes, es un problema estructural que requiere soluciones distintas.
 
Y por eso lo primero que hicimos fue conocer nuestras cuencas, que no las conocíamos, conocerlas, estudiarlas, dimensionarlas para saber cómo administrarlas con eficiencia y con sentido de sustentabilidad. Y de esa manera hemos podido modernizar el marco institucional a través de la creación de la Subsecretaría del Agua del MOP porque hoy día tenemos más de 40 instituciones que participan en los temas de agua y esa Subsecretaría va a ser la que va a liderar y coordinar el esfuerzo. Y por supuesto que el Ministerio de Agricultura participa en todas las mesas donde se analiza o se toma decisiones respecto del agua.
 
Estamos muy próximos a terminar el trámite legislativo de la Reforma al Código de Aguas el que, por supuesto, prioriza el agua para el consumo humano, amplía las potestades del Estado, declara el carácter temporal de los nuevos Derechos de Agua, pero respeta los derechos históricos de sus actuales propietarios.
 
Por otra parte, estamos haciendo un enorme esfuerzo por impulsar la desalación de agua lo cual, igual que con los embalses, enfrenta todo tipo de problemas y dificultades de muy diversa naturaleza.
 
Pero tenemos actualmente 10 plantas desaladoras de agua en plena operación en las Regiones de Antofagasta, Atacama, tenemos 5 plantas desaladoras en plena construcción en las Regiones de Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Coquimbo y Valparaíso, hay 3 proyectos que ya están aprobados y que van a entrar a etapa de construcción y 3 proyectos en etapa de diseño lo cual significa que en los últimos 4 años hemos logrado poner en marcha 15 nuevas plantas desaladoras que se suman a las 10 que ya están operando y que nos van a permitir triplicar, más que triplicar, la capacidad de desalar agua sin perjuicio de los problemas.
 
Por ejemplo, había un proyecto de transformar una central térmica en la Quinta Región en una planta desaladora, pasó por todos los criterios ambientales, pero fue interrumpido el proceso por un fallo de la Corte Suprema.
 
Y, por lo tanto, en esto es muy importante todo lo que tiene que ver con desaladoras y que tiene que ver con embalses o casi con todas las grandes obras se enfrentan a una verdadera maraña de dificultades y ése es uno de los problemas que vamos a tener que enfrentar porque las crisis y los desafíos son de tal magnitud que tenemos que establecer fast tracks para poder avanzar más rápido en temas esenciales para la sociedad como los embalses, como las desaladoras.
 
Pronto vamos a inaugurar la Planta Desaladora Estatal de la Región de Atacama, en los próximos días, que va a abastecer a más de 210 mil personas en muchas comunas de esa región. Esta planta involucró una inversión de más de US$250 millones y va a ser la planta desaladora para consumo humano más grande de nuestro país.
 
Un tercer aspecto de la lucha contra la sequía es fortalecer la inversión en agua potable rural. Durante nuestro Gobierno hemos ampliado enormemente el presupuesto para construir APR en el mundo rural. De hecho, ya hemos construido cerca de 2.300 nuevos sistemas de APR y el año 2021, este año, hemos invertido más de US$ 340 millones, eso es más que el triple de lo que se invertía en APR antes de este aumento.
 
Y este impulso de inversión se va a mantener porque en el Presupuesto para el año 2022 se suman recursos adicionales y, por tanto, el total de inversiones en 2 años en APR para poder llevar agua potable a las zonas rurales que no están conectadas a los sistemas sanitarios va a superar los US$650 millones. Ésa es una cifra que es absolutamente desconocida en la historia de nuestro país.
 
Un cuarto punto es mejorar la eficiencia del agua en las ciudades. El sector sanitario abastece a más de 15 millones de personas en todo Chile, representa más del 11% de la demanda consuntiva de agua.
 
Y para mejorar la eficiencia de este sector estamos, en primer lugar, creando conciencia en la población de la necesidad de cuidar y ahorrar el agua porque eso, todavía, no existe y vemos mucho despilfarro de agua.
 
Y estamos impulsando un cambio en el sistema de tarificación por bloques para, precisamente, castigar ese consumo excesivo y un mecanismo para sancionar los usos no responsables del agua en periodos de extrema sequía a través de una colaboración con los municipios como, por ejemplo, lavar los autos con mangueras, riego tendido en lugares públicos y otras de esa naturaleza.
 
Y vamos a modificar el Decreto Supremo N°90 para prohibir las descargas de emisarios submarinos con tratamiento primario en nuestros océanos, de forma de darle un uso industrial o agrícola a esas aguas residuales a través de un tratamiento secundario.
 
Y, finalmente, estamos llegando a acuerdos o imposiciones para que las empresas sanitarias se comprometan a reducir las pérdidas de agua que existen hoy día en la red pública de distribución. Casi 1 de cada 3 litros nunca llega a ningún hogar chileno, se pierde en ese sistema de transmisión.
 
Y, por eso, hay más de 240 mil hectómetros cúbicos al año que no llegan a los hogares, lo cual equivale, por ponerlo en perspectiva, a más de la capacidad total de embalse que tiene el Embalse El Yeso.
 
Y, finalmente, mejorar la eficiencia del agua destinada a la producción de alimentos, lo cual se involucra directamente con la gestión que ustedes hacen.
 
Para transformarnos en una potencia agroalimentaria segura y sustentable debemos seguir avanzando en la seguridad hídrica para la agricultura y para esto es fundamental avanzar y con más fuerza que nunca en la tecnificación del riego, en el desarrollo de infraestructura para permitir un mejor aprovechamiento y disponibilidad del agua, en el fortalecimiento de las organizaciones de usuarios, en el fomento de la innovación y la transferencia para que adaptemos nuestro país y nuestra agricultura a la nueva situación climática con la cual viviremos durante las próximas décadas.
 
Con respecto al plan de 26 embalses priorizados. Yo estoy muy consciente de las dificultades que hemos enfrentado, pero quiero decir que estamos avanzando con la mayor velocidad y compromiso por parte de nuestro Gobierno.
 
Ya inauguramos la construcción del Embalse Valle Hermoso en Coquimbo, este año esperamos inaugurar el Embalse Chironta en Arica, hace poco, después de una verdadera gesta titánica, logramos destrabar y poner en marcha nuevamente en Embalse Punilla en Ñuble, estamos prontos a licitar los estudios de embalses medianos y pequeños porque hemos aprendido que tienen una tramitación más fácil para poder ver la luz del sol como los embalses de Codegua, La Chupalla y Chillán, y estamos terminando la evaluación de los embalses de La Jaula y Longaví.
 
Eso es en parte. Son 12 embalses del plan de 26 embalses priorizados que ustedes conocen.
 
Y todos sabemos, como les decía, las enormes dificultades. Tal vez no, tal vez no todos saben la enorme dificultad, en todos los niveles, para poder construir un embalse en Chile.
 
En Chile todos queremos tener teléfonos celulares, enterrar a nuestros seres queridos, electricidad y que los delincuentes estén presos, pero nadie quiere una antena cerca de su casa ni un cementerio cerca de su casa ni una planta de generación eléctrica.
 
Y, por lo tanto, tenemos una situación compleja. Y, además, todo el proceso de evaluación de impacto ambiental, por el cual pasan estos proyectos y para lo cual se creó una justicia especializada, también tienen que pasar por los recursos de protección que esos van directamente a la Corte Suprema. Y por eso es que el trámite es muy largo, es muy difícil; algunos piensan y les encuentro razón que, en muchos casos, es algo kafkiano.
 
Por eso, el fast track, perfeccionar los mecanismos, agilizar los procesos para proyectos tan importantes como los que tienen que ver con poder producir o disponer de más agua, los embalses y las plantas desaladoras, es algo que es absolutamente necesario.
 
También estamos impulsando con éxito distintos los proyectos de infiltración de agua en acuíferos naturales que son, en el fondo, embalses naturales que están bajo tierra y que no hay que construirlos porque Dios nos los regaló.
 
Y hemos creado un Fondo Especial de Sequía que nos va a permitir alcanzar una inversión cercana a los US$ 110 millones para comprender mejor el tema del agua, para conocer mejor nuestras cuencas, para acelerar la adaptación de nuevas tecnologías, para descubrir los mejores instrumentos para la realidad chilena que nos permitan enfrentar en buena forma esta mega sequía que nos está afectando.
 
Proteger los humedales es otro aspecto central porque ahí también estamos protegiendo el agua. A través de un Plan Nacional de Protección de Humedales ya hemos protegidos 230 mil hectáreas de humedales en nuestro país y hemos creado un catastro y una red y un monitoreo de protección de nuestros glaciares que son, también, importantes reservas de agua.
 
El fondo de investigación, que yo les mencionaba, es un Fondo de Investigación Estratégico para la Sequía, el cual ya se encuentra disponible y hay múltiples instituciones y organizaciones que han presentado proyectos para ser financiados por ese fondo que nos permitan enfrentar con más conocimiento, con más inteligencia el desafío de la sequía.
 
Y, por eso, utilizar la ciencia para poder optimizar el diseño de las políticas públicas y las soluciones tecnológicas es algo esencial para que la lucha contra la sequía sea una lucha que nos lleve a buen puerto y no simplemente a más frustraciones.
 
Es importante destacar que, a pesar de estar enfrentando la peor sequía, y en esto quiero agradecer el aporte de los agricultores, fue gracias al Río Maipo que pudimos llenar el Embalse El Yeso, fue gracias al Río Aconcagua que pudimos llenar el Embalse Los Aromos y, muchas veces, fueron aguas que fueron puestas a disposición por el mundo agrícola.
 
Pero es muy notable que habiendo tenido la peor sequía, la más larga sequía, si uno compara con la historia chilena, no hemos tenido nunca que recurrir, todavía, a racionamientos eléctricos o a racionamientos de agua.
 
Si ustedes hablan con la Mesa del Agua, la cual se debió hacer esa Mesa del Agua para lograr este no corte o no racionamiento, van a quedar, probablemente, sorprendidos porque la tarea es titánica y las dificultades son gigantescas.
 
Y tenemos otro problema más, y aquí miro a la Ministra Undurraga, que son los incendios forestales. Hace unos días atrás hablamos directamente por Zoom con los principales expertos del mundo en materia de incendios forestales, los que están combatiendo los incendios forestales en Europa, los que están combatiendo los incendios forestales en la costa oeste de Estados Unidos, porque el cambio climático y muchas cosas más han hecho que los incendios forestales sean cada día más frecuentes, cada día más intensos, cada día más severos, cada día más difíciles de controlar y esto significa un desafío para Chile porque tenemos que fortalecer significativamente nuestra capacidad para prevenir y combatir esos incendios.
 
Veníamos con una tendencia creciente, muy creciente en materia de incendios forestales. Recordemos que el año 2017 se perdieron más de 500 mil hectáreas en incendios forestales. Gracias a este plan reforzado de combate de incendios y a una muy estrecha colaboración público-privada, porque aquí la colaboración, la coordinación es esencial porque lo importante es llegar lo antes posible a un incendio, no importa si el incendio es privado o público; unir fuerzas, coordinar los esfuerzos nos permite llegar antes.
 
Por eso la colaboración entre el mundo privado y el mundo público para unir las fuerzas y que llegue el que está más cerca ha sido un elemento esencial en mejorar nuestra capacidad de combatir los incendios, junto con un enorme aumento en la inversión en recursos, equipamiento y tecnología.
 
Durante la temporada 2020-2021, la que acaba de terminar, el número de incendios forestales disminuyó significativamente y las hectáreas afectadas también, disminuyeron en más de 65% las hectáreas quemadas esta temporada respecto a la anterior, y esto significó que número de hectáreas afectadas por incendios forestales la temporada que terminó llegaron a 35 mil que se comparan con casi 600 mil el año 2017, para tener un punto de referencia.
 
Pero la próxima temporada, y usted Ministra está muy consciente, va a ser extraordinariamente dura porque se están dando todos los elementos adversos para combatir los incendios forestales. La sequía, las altas temperaturas, los fuertes vientos, el cambio climático nos hacen anticipar una temporada extraordinariamente compleja.
 
Y, por eso, nos hemos preparado para tener un Plan de Prevención y Control de Incendios Forestales. El presupuesto es más de $68.000 millones, lo que aporta el sector público, el sector privado aporta una cifra equivalente, así que, prácticamente, duplicamos esfuerzos lo cual nos va a permitir financiar 62 aeronaves de combate en el sector público, una cifra equivalente en el sector privado y más de 3 mil brigadistas que también se duplican con el aporte del sector privado.
 
Y a esto, como yo les decía, se suma la colaboración de muchas instituciones. Acabamos de lanzar el Plan de Incendios Forestales y es emocionante ver cómo está ahí la ONEMI, Carabineros, las Fuerzas Armadas, Bomberos y muchas otras instituciones, los Municipios, que prestan un tremendo aporte.
 
Quiero recordar algo, más del 99% de los incendios forestales en Chile son producidos por el hombre, no todos intencionales, pero cada vez es mayor el porcentaje de incendios intencionales, se acerca a casi la mitad y particularmente en las regiones de la Macrozona Sur. Ésa otra dificultad que enfrentamos en esta materia.
 
Ahora en términos laborales, que lo mencionó el Presidente de la SNA, si bien ésta es una tendencia conocida que, para países en desarrollo, en el último año, asociado a la pandemia del COVID-19, se ha producido una gran escasez de mano de obra en algunos sectores, no en todos, entre los cuales sí está el sector agrícola.
 
Y este desafío del sector para poder ser más competitivo frente a otros rubros tiene que ser enfrentado mejorando las condiciones de trabajo, haciéndolas más atractivas, implementando nuevas tecnologías, pero también desde el ámbito público tenemos un aporte que hacer.
 
Y, por eso, hemos llamado a colaborar con miras a largo plazo y hemos generado un trabajo con el Ministerio del Trabajo y Previsión Social para generar una plataforma que conecte a aquellos que buscan trabajo con las enormes y diversas ofertas que existen en las regiones a través del Proyecto Súmate al Agro que fortalece la comunicación de la Bolsa Nacional de Empleo y con el apoyo del SENCE.
 
Y, además, estamos próximos a poner en práctica un protocolo que hemos tenido que conversarlo y discutirlo con el Ministerio de Salud para favorecer el ingreso de trabajadores extranjeros de temporada que vengan a llenar ese vacío que se produce durante algunos meses en nuestro país.
 
No puedo dejar de mencionar, sin duda, la compleja situación de seguridad que se vive en la Macrozona Sur y solidarizar con todas las comunidades y todas las personas que han sufrido los efectos de esta violencia, dentro de las cuales están los agricultores, los forestales, los funcionarios públicos del MINAGRI, los funcionarios del Poder Judicial y sus familias han sido víctimas y hoy día sufren el temor de estos actos de violencia que afectan a esa macrozona.
 
El compromiso del Gobierno es, por supuesto, utilizar todos los instrumentos que nos otorga la Constitución y la Ley para enfrentar estos actos y devolver la paz y el Estado de Derecho a la Macrozona Sur y a todas las regiones de nuestro país.
 
El Gobierno ha hecho un enorme esfuerzo en fortalecer Carabineros, la dotación, el equipamiento, la tecnología. Lo mismo hemos hecho con la Policía de Investigaciones. Durante el Estado de Emergencia por Catástrofe COVID pudimos tener la colaboración de las Fuerzas Armadas.
 
Hace unos días atrás presentamos un decreto a la Contraloría equivalente al que habíamos presentado y había sido aprobado para la Zona Norte que permitía a las Fuerzas Armadas colaborar con logística, con comunicaciones, con tecnología, con transporte, con patrullaje las labores que le corresponden a Carabineros y la Policía de Investigaciones en el control de la frontera norte.
 
Pedimos lo mismo para poder mantener la colaboración de las Fuerzas Armadas, nunca reemplazando a las Fuerzas de Orden y Seguridad, sino que, colaborando con logística, transporte, comunicaciones, tecnología, capacitación, patrullaje, etc.
 
Lamentablemente, ese decreto no pudo ver la luz del sol por una interpretación de la Contraloría General de la República y estamos viendo la forma de poder mantener la colaboración de las Fuerzas Armadas sin que reemplacen, pero sí que colaboren a una causa tan importante como lograr una mayor paz, derrotar la violencia y restaurar en plenitud el Estado de Derecho en las regiones del Sur que están siendo afectadas.
 
Pero a través del Ministerio de Agricultura hemos desarrollado una gran cercanía con las comunidades rurales y particularmente con las comunidades indígenas que habitan en el territorio.
 
Por eso, durante el año 2018, por ejemplo, en La Araucanía hemos trabajado en el Plan Impulso el que se enfoca la agricultura junto con el turismo, la generación de energías renovables y potenciando la reconversión de la agricultura para avanzar a una mayor disponibilidad y acceso al agua, y para pueden incorporar casi 14 mil hectáreas nuevas a riego en esa región y, por supuesto, fortalecer el financiamiento de la agricultura familiar y los programas de asistencia técnica de la inversión para poder hacer una transición desde cultivos de menor valor agregado hacia cultivos de alto valor agregado que es, probablemente, el mejor futuro que puede tener la Región de La Araucanía que tiene más tierra, mejor tierra, más agua, por ejemplo, que la Región del Maule y, sin embargo, las producciones y exportaciones agrícolas son muy inferiores.
 
Ahora, en materia de reflexiones finales. Sin duda, Chile y los chilenos hemos vivido una larga y oscura noche desde que se produjeron esas cinco crisis simultáneas que mencionábamos al comienzo de esta exposición. Sin embargo, las buenas noticias también son noticias, a pesar que en Chile a algunos les molestan.
 
Estamos viendo las luces del amanecer porque, gracias al compromiso y esfuerzo de todos los chilenos y, por supuesto, a las políticas públicas impulsadas por nuestro Gobierno, estamos recuperando la capacidad de crear empleos y oportunidades, estamos recuperando la capacidad de innovar y emprender, invertir y crecer.
 
La mejor prueba de esto es que el desempleo volvió a descender por quinto mes consecutivo, de acuerdo a la última cifra del INE, alcanzando una tasa de 8,5%, muy por debajo de las que teníamos en los meses anteriores.
 
Ya hemos recuperado 2/3 de ese millón 800 mil empleos que perdimos y hace pocos días recibimos otra confirmación de esta recuperación, el Banco Central informó que en agosto nuestra economía creció por sexto mes consecutivo a un ritmo de más de 19%.
 
Esto nos permite anticipar que el año 2021 la economía chilena va a crecer, probablemente, por sobre el 10%. ¿Qué significa esto? Que fue la economía, dentro de nuestro continente, entre las economías que menos cayeron el año pasado y va a ser la economía que más se recupera este año 2021. El neto es que este año vamos a recuperar con creces lo que perdimos el año anterior y, por tanto, el nivel de actividad hoy día ya es mayor que el que teníamos antes de la crisis, antes de la pandemia.
 
Y también la inversión está creciendo. De hecho, está creciendo a un rimo de 25% con un importante aporte de la inversión extranjera.
 
Ya hemos recuperado, como les decía, los niveles de actividad antes del estallido y estamos, sin duda, por cualquier método de comparación en materia de pérdida de producto y empleo y recuperación de producto y empleo a la vanguardia en nuestro continente y entre los países que mejor lo están haciendo a nivel mundial.
 
Y en materia social, juntos construimos una Red de Protección Social que a diciembre este año habrá distribuido más de US$ 34.000 millones en ayuda directa a el bolsillo de las familias chilenas. Y esto también ubica a Chile entre los países del mundo, así lo han reconocido los organismos internacionales, que mejor atenuó el impacto social de la recesión y de la pandemia.
 
Esto lo reconoce, también, CEPAL cuando pone que Chile fue el país que más logró contener los impactos de la pandemia sobre la pobreza.
 
Pero para terminar quiero enfatizar dos valores que me parecen fundamentales. Primero, la importancia del crecimiento sustentable que constituye la principal fuente verdadera y permanente de creación de empleos y de creación de oportunidades, que es la que realmente permita a las empresas crecer y desarrollarse, y que es la que permite financiar en forma sana el gasto fiscal para poder sustentar el gasto social del Estado en pensiones, Salud, Educación, Vivienda y tantos más.
 
Pero, también, enfatizar la importancia de los equilibrios fiscales y de la responsabilidad macroeconómica.
 
Por eso, el Presupuesto 2022 es un presupuesto que fomenta y financia un desarrollo sustentable e inclusivo. Sustentable, amistoso con el medio ambiente; inclusivo, que llegue a todos los hogares chilenos. Pero también es un presupuesto responsable en materia de equilibrios fiscales y políticas macroeconómicas.
 
En tiempos difíciles es más importante que nunca también valorar y defender valores que se han ido debilitando en la sociedad chilena como el valor de la libertad, del Estado de Derecho, de la no violencia, de la responsabilidad, del trabajo bien hecho, que son, todos sabemos, la única fuente permanente que nos permite desatar las fuerzas de la imaginación, la creatividad, la innovación y el emprendimiento, que son las que realmente sustentan el progreso de los países.
 
Siempre, siempre debemos condenar la violencia porque la violencia sólo engendra más violencia y no resuelve ningún problema y debemos, también, denunciar con más fuerza cada día la demagogia, el populismo y la irresponsabilidad que en los últimos tiempos parecen imperar en demasía en el debate público, como lo hemos podido observar en los últimos días.
 
Hoy hay quienes quieren desconocer y desmantelar totalmente lo que todos los chilenos juntos construimos en los últimos 30 años, en los que alcanzamos logros tan importantes como recuperar en forma ejemplar nuestra democracia, multiplicar por 5 el ingreso per cápita, pasar de la medianía de la tabla a liderar nuestro continente en desarrollo humano, reducir la pobreza de más de 60 a menos del 10% de la población, disminuir significativamente la mortalidad infantil e incrementar significativamente la expectativa de vida, quintuplicar la matrícula de la educación superior, aumentar también todo lo que era el proceso de apertura de integración al mundo. Son grandes logros.
 
Ahora, sin duda que todavía quedan muchas grietas, muchas brechas, muchas necesidades no satisfechas y tenemos que concentrarnos en ellas porque eso debe estar siempre dentro de las prioridades de un proyecto de país y de un proyecto de desarrollo.
 
Estos logros debieran ser motivo de orgullo, como lo fueron durante tanto tiempo, y también son motivo de orgullo porque obedecieron a una sociedad que comprendió bien que el mejor camino para construir un país y para resolver sus legítimas diferencias era el camino del diálogo, la colaboración, la buena voluntad, los acuerdos y la responsabilidad en la toma de decisiones.
 
Muchos de esos valores hoy día están profundamente debilitados, pero tengo confianza en Chile y creo mucho en los chilenos. Estoy seguro que a pesar de todas estas dificultades que hemos enfrentado en los últimos tiempos, ese espíritu que fue el que nos permitió recuperar nuestra democracia, sanar heridas y tener 30 años en que pudimos avanzar hacia una sociedad más libre, más justa, más próspera, más fraterna y también más sustentable, siguen viviendo en el alma y el espíritu de la inmensa mayoría de los chilenos y, especialmente, está muy viva y muy fuerte en el mundo rural, en el mundo del campo.
 
Por eso, los convoco a seguir trabajando con el mismo espíritu de innovación, de emprendimiento, de responsabilidad y de resiliencia con que ustedes cultivan la tierra, preparan la tierra, siembran, cosechan, labran, porque, sin duda, eso es el mejor camino para tener un Chile como el que todos queremos tener, un país que sea un buen país para nacer, para crecer, para educarse, para formarse, para trabajar, para formar familia, para envejecer.
 
En síntesis, el país con el cual todos siempre hemos soñado, ese Chile más justo, más próspero, más inclusivo y más sustentable.
 
El Padre Hurtado decía que Chile no era la colección de historias, leyendas o acontecimientos, que Chile era una misión a cumplir y cada generación tiene su propia misión. Nuestra misión es mantener a ese Chile libre, justo, grande y fraterno.
 
Muchas gracias.