BIOBIO - Presidente Piñera entrega escrituras de viviendas en Talcahuano

29 MAY 2019
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, acompañado por el Ministro de Vivienda, Cristián Monckeberg, y el Intendente de la Región de Biobío, Sergio Giacaman, entrega la escritura de sus viviendas a familias de la comuna de Talcahuano. 

Muy buenos días:
 
Yo sé que éste es un momento de mucha emoción, de muchos recuerdos, de mucha nostalgia, pero sobre todo de mucha alegría para 96 familias que conocen muy bien este lugar, porque muchas de ellas tuvieron que refugiarse aquí, de emergencia, cuando Chile fue golpeado por la fuerza de la naturaleza en ese terremoto y maremoto -no me voy a equivocar- de un 27 de febrero del año 2010.
 
Yo estoy convencido que todos recordamos esa madrugada del 27 de febrero, porque de un momento a otro, en 3 minutos, nuestro país cambió. Uno podría decir cambió porque en 3 minutos perdimos 500 vidas de compatriotas nuestros, que nunca los vamos a olvidar.
 
A mí me da mucha emoción cuando regreso al Edificio Alto Río, en Concepción, porque esta mañana del 27 de febrero vinimos. Recuerdo que fuimos con la senadora, y créanme escuchábamos los gritos de angustia y desesperación de gente que estaba atrapada en el derrumbe, en los escombros, y también tantas otras experiencias que se vienen hoy a la memoria.
 
En 3 minutos, perdimos más de 320 mil viviendas. Es verdad que -no se asuste, Ministro- que sólo 223 mil son de responsabilidad o asumimos la responsabilidad como Estado. Perdimos uno de cada tres hospitales, una de cada tres escuelas. Quedó Chile partido en dos porque se cayeron todos los puentes, aquí en la ciudad de Concepción. Se destruyeron más de 1800 obras de infraestructura lo largo y ancho de Chile. 10 millones de chilenos fueron afectados por ese terremoto y maremoto. Y yo sé que ésta fue una de las regiones más golpeadas.
 
Por eso yo sé que es un momento que recordamos todos con emoción. Pero yo también quiero decir que es un momento que también recordamos con orgullo, porque el temple de un capitán no se mide cuando las aguas están calmas, se mide cuando las aguas están borrascosas, y el temple de un pueblo también se mide cuando tiene que enfrentar la adversidad. Y yo me siento orgulloso de ser chileno, por cómo reaccionaron todos nuestros compatriotas que supieron en medio del dolor secarse las lágrimas, arremangarse las mangas, enterrar a nuestros muertos y ponerse de pie para iniciar la reconstrucción de nuestro país.
 
Y ésta es una reconstrucción que es reconocida en el mundo entero como una reconstrucción ejemplar, que muestra cómo el temple del chileno es inquebrantable. Porque, mire, a lo largo de la historia Chile ha sido golpeado muchas veces por la naturaleza, por las fuerzas de la naturaleza. No me quejo, Dios fue muy generoso y estaba muy contento cuando le tocó crear a Chile y nos regaló un país maravilloso, pero también nos puso muchas, muchas dificultades en el camino y especialmente los que fenómenos de la naturaleza, los maremotos, los terremotos, las inundaciones, las erupciones de los volcanes. Pero Dios nunca nos pone frente a una prueba, sin que sepa que vamos a ser capaces de superarla.
 
Y por esa razón, hoy día, estar compartiendo con ustedes esta ceremonia, en que les entregamos a 96 familias, primero entregamos las llaves, son muy importante las llaves porque con las llaves podemos abandonar los refugios, abandonar estar de allegados y llegar a nuestra casa propia.
 
Es verdad que hubo dificultades, pero las enfrentamos y logramos hacer muchas reparaciones. Recuerdo con mucha, mucha nostalgia a esta altura los llamados de Anita y del Alcalde, porque créanme sin el esfuerzo y el compromiso del Alcalde Henry Campos y Anita, que nunca, nunca aflojaron, estuvieron encima y al pie del cañón, y con una voluntad, una perseverancia, a veces se equivocan con las horas y nos llamaban a horas altas horas de la noche, pero fue una expresión del compromiso, yo estoy seguro que las cosas no habrían sido como fueron.
 
Y también la actitud de las familias damnificadas que, a pesar del dolor, a pesar de la angustia nunca, nunca perdieron la fe. Yo los visité muchas veces en El Morro, y veía el trabajo que hacían las familias, las dirigentas. Usted dice que cuando todos le reclaman a usted, usted se desquita con su directiva; aquí cuando todos les reclaman a los parlamentarios, a los ministros, a los Alcaldes, se desquitan con el Presidente. Así que juntos, vamos a hacer una organización de socorro mutuo.
 
Pero créanme, quiero decir lo siguiente: entregamos las llaves porque queríamos que rápidamente pudieran ingresar a sus hogares. Podríamos haber dicho “sabe qué más, no entregamos ninguna llave hasta que no tengamos los títulos”. Pero eso habría sido postergar la solución: preferimos entregar las llaves, pero al mismo tiempo resolver los problemas y apurarnos en entregar los títulos. Mire, no les quiero contar la cantidad de problemas que tuvimos que enfrentar, pero hoy día estamos entregando el título, que les dice “sabe qué más, no solamente están viviendo en esa casa o en ese departamento, sino que es de ustedes”.
 
Y eso es algo que -usted lo dijo Anita- que el sueño de la casa propia vive en el alma.  Antes decíamos “el casado casa quiere”; ahora como la gente no se casa, tenemos que cambiar el dicho y decir “la familia casa quiere”. Y es tan legítimo.
 
Y les quiero pedir algo: lo dijo usted Anita, esto no es solamente un techo, paredes, ladrillos, ventanas; esto es mucho más que eso, una vivienda es un lugar donde se desarrolla un hogar, una familia, donde se desarrollan relaciones afectivas de amor, de compromiso, de cariño, de apoyo.
 
Así que les quiero pedir, hoy día que estamos entregando los títulos, que cuando vuelvan a entrar a sus casas -porque los antiguos quedaron con casas y los nuevos con departamentos- o cuando entren a sus departamentos, párense un momento antes de entrar y reflexionen que van a iniciar una nueva vida, que es el primer día de una nueva vida. Dejen afuera todo lo que no quieren que los siga acompañando en el resto de sus vidas; dejen fuera las peleas, los rencores, las enemistades; reconcíliense con los seres queridos con los cuales están distanciados y traten de entrar para iniciar de verdad, no solamente una nueva vida en una nueva vivienda, sino que una nueva vida en las relaciones con sus seres queridos.
 
Pero además de eso, yo quería plantearles que tenemos un compromiso muy grande en materia de vivienda. Tenemos un déficit de vivienda cuantitativo, 300 o 400 mil; pero tenemos un déficit de vivienda cualitativo, es decir viviendas que no están a la altura, que es más de un millón.
 
Y, por tanto, su desafío señor Ministro, es muy, muy, muy grande. Yo sé que usted está dedicado a esto en cuerpo y alma y, de hecho, este año vamos a entregar aproximadamente 190 mil soluciones habitacionales; más o menos la mitad son casas o departamentos nuevos y la otra mitad son reparaciones, bastante profundas, de casas y departamentos que necesitaban reparaciones, 200 mil; pero tenemos un déficit cuantitativo y cualitativo que llega un millón 300, un millón 400 mil.
 
Y, además, cada día hay más familias que quieren casa. Así que, la tarea es muy grande y nosotros esperamos hacer una gran contribución a reducir significativamente. La aspiración es poder reducir a la mitad el déficit cuantitativo y poder contribuir también significativamente a reducir el déficit cualitativo. Porque sabemos lo que significa para una familia su casa propia. Usted Anita lo dijo muy bien.
 
Yo he visto a familias que se ponen a llorar cuando entran a su casa propia y son lágrimas de alegría, de esperanza y también de nostalgia porque yo sé lo que han luchado ustedes. ¿Cuánto tiempo desde ese 27 de febrero? que fue año 2010, casi 10 años atrás, 10 años de lucha, de compromiso, de dedicación, y yo me saco el sombrero ante las familias que luchan por su vivienda y ante los dirigentes que entregan sus vidas, y con mucho sacrificio, por ayudar a los demás. Créanme que en alguna parte del cielo alguien está anotando.
 
Y yo estoy seguro que también, como se refleja en este mundo, también sabemos reconocer a las personas que actúan con esa generosidad, con esa entrega, con ese compromiso. Porque aquí no estamos solos, los que creen que van a buscar su felicidad y su camino solos, están muy equivocados, esos terminan muy mal, terminan solos. En cambio, los que entendemos que somos una comunidad, que nos importa, no solamente lo que nos pasa a nosotros y a nuestras familias, sino que también lo que pasa a nuestro alrededor, terminamos más acompañados.
 
Y, por eso, éstas son conductas, cuando hay solidaridad, generosidad, que yo sé que se reconocen en este mundo y también en el otro.
 
Pero yo querría, hoy día, también aprovechar de compartir con ustedes que lo que estamos haciendo en materia de vivienda es más amplio. Hemos creado el Ministerio de Familia y Desarrollo Social, porque en Chile le pedimos tanto a la familia, la familia es tan importante; es el lugar donde nacemos, donde nos acogen, nos quieren, nos alimentan, nos cambian los pañales, nos enseñan valores, nos ayudan a crecer, nos educan, cuando estamos enfermos nos cuidan. La familia nos entrega cosas maravillosas y, por eso, tanto aprecio y legítimo aprecio por la familia.
 
Y, sin embargo, hacemos tan poco por la familia. Por eso, uno de los grandes compromisos que tengo como Presidente de Chile es fortalecer la familia chilena, que desgraciadamente se ha ido debilitando. Por eso creamos el Ministerio de la Familia y Desarrollo Social para que el Estado trabaje con la familia.
 
Por ejemplo, ¿qué es mejor? cuando hay un adulto mayor no valente ¿pasarle un cheque para que se vaya a un hogar de ancianos, donde muchas veces queda solo, o ayudar con ese mismo cheque a su propia familia para que lo acoja y lo reciba en su seno? Yo creo que no hay donde perderse.
 
¿Qué es lo que quieren los adultos mayores? Cosechar lo que sembraron durante su vida, ¿y qué siembra una persona durante su vida? Amor, hijos, nietos, cariños, amistades y quieren seguir compartiendo con ellos. Y no solamente es bueno para los adultos mayores: yo me acuerdo cuando yo era niño, nada me gustaba más que conversar con mi abuelo, que había peleado la Guerra de la Revolución del 1891, y le preguntábamos cómo era, cómo no era, como hacía, en fin. Era una relación que enriquecía al adulto mayor y también a nosotros como niños.
 
Por eso volver a unir a la familia, darle importancia a la familia, apoyar a la familia, es una tarea que yo encuentro que es extraordinariamente importante y muchas veces el Estado en lugar de ayudar a la familia, la deja de lado y cree que el Estado tiene que sacar a la familia de la educación de los niños, sacar a la familia en la formación de valores, sacar a la familia del cuidado de los enfermos, sacar a la familia del buen trato con los adultos mayores. Estamos haciendo algo en el sentido absolutamente equivocado: el Estado tiene que ayudar a las familias para que puedan cumplir mejor ese rol.
 
Quiero terminar estas palabras haciendo una referencia y haciendo una petición muy fuerte. En los últimos días, hemos conocido desgraciadamente actos de mucha violencia, que causan mucho dolor, que causan mucho temor, cuando incendian casas, iglesias con gente adentro; eso es terrorismo, eso es maldad. Y yo quiero pedirles a todos los chilenos que no nos confundamos, tenemos que unirnos para luchar contra la violencia, contra el terrorismo, contra aquellos que se sienten con el derecho de matar a su prójimo y a sus hermanos por pretendidas causas.
 
Por eso estamos trabajando con tanta fuerza, por ejemplo, en desterrar la violencia dentro de nuestros colegios. Yo estuve ayer con un joven en Puerto Montt, que fue la víctima que abrió una puerta de una sala de clases, y llegó otro joven, que tenía por intención matar a todos los compañeros que hubiera podido. Afortunadamente, el arma no funcionó como él quería, pero dejó a una persona con una bala que todavía tiene en su cuello.
 
¿Cómo no va a ser lógico poder garantizar la seguridad dentro de las salas de clases? ¿cómo no va a ser lógico tener una Ley de Aula Segura que nos permita combatir a esos estudiantes que son delincuentes, que creen que tienen derecho a atentar contra la vida de sus compañeros o sus profesores, los directores, tirar bomba molotov, destruir sus propias escuelas y que están destruyendo la educación pública?
 
Por eso impulsamos la Ley de Aula Segura y agradezco al Congreso que, después de algunas dificultades, la aprobó. Bueno, hoy día yo quiero pedirle al Congreso: llegó el momento de aprobar la Ley Antiterrorista que presentamos hace meses a nuestro Congreso, y que les da más instrumentos, más herramientas a nuestras policías para combatir a un enemigo tan implacable, cruel, perverso y también poderoso, como es el terrorismo.
 
Yo sé que la inmensa mayoría de mis compatriotas quiere vivir en paz y créanme que es una preocupación permanente de este Presidente. Necesitamos más herramientas, necesitamos más instrumentos. Por eso, yo le pido al Congreso que aprobemos la Ley Antiterrorista, que aprobemos la Ley de Control Preventivo de Identidad, que les demos más herramientas, más instrumentos a nuestras policías.
 
Y les pido nuestras policías, mejor y mayor coordinación con los Fiscales y con los Jueces para, no solamente saber quiénes son los que cometen estos delitos brutales, sino que poder procesarlos, juzgarlos, y cuando corresponda condenarlos. Eso es algo muy importante porque de lo contrario, si no nos unimos todos los chilenos que queremos vivir en paz, van a seguir ganando esta guerra los terroristas y los violentistas, y eso no le hace bien a nuestro país.
 
Por eso hago un llamado directo y claro a nuestro Congreso a aprobar leyes que Chile necesita con urgencia y que los chilenos queremos con mucha, con mucha intensidad.
 
Muchas gracias.