Presidente Piñera presenta Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación

17 DIC. 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, encabeza la puesta en marcha del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innnovación. 

Muy buenos días:
 
Nosotros, la Generación del Bicentenario, tenemos una misión y un compromiso, que es transformar a nuestro país, la colonia más pobre de España en América Latina, en un país desarrollado, sin pobreza, con oportunidades y seguridades para todos, antes que termine la próxima década, y alcanzar el nivel que hoy día tienen países como Australia o el Reino Unido. 
 
Pero para lograr cumplir esa misión, nos queda un largo camino por recorrer.
 
Hace 3 millones de años, cuando los seres humanos abandonaron las cavernas e inventaron las primeras herramientas, se desató una infrenable carrera del hombre por conocer, por descubrir, por avanzar y por progresar.  Esa aventura no ha terminado, y yo creo que no va a terminar nunca.
 
La Edad de Piedra se acabó no porque se terminaron las piedras, se terminó porque el hombre y la mujer, fuimos capaces de dar un salto hacia un nuevo estadio de progreso. Y desde entonces el hombre ha seguido progresando.
 
La época del petróleo también se va a acabar, no porque se terminó el petróleo, sino porque damos un nuevo salto hacia nuevos estadios de progreso. Y para ello, la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación son instrumentos absolutamente claves y, sin duda, muy poderosos.
 
Aristóteles decía que “todos los hombres, por su naturaleza, quieren aprender, quieren avanzar, quieren explorar, quieren descubrir”. Y por esa razón, algunos afirman que esa chispa, esa inquietud, ese sentido de alerta, esa curiosidad, proviene del fuego robado por Prometeo a los Dioses, para entregárselo a la humanidad. Y de esa chispa, sostienen muchos historiadores, algunos basados en leyendas, otros basados en su imaginación, viene esa inquietud por progresar, por producir algo nuevo, por producir algo que no existía, a veces por producir algo de la nada.
 
De hecho, Vicente Huidobro decía que “el poeta es un pequeño Dios”, y en los tiempos modernos, el científico también es un pequeño Dios, porque quiere contribuir a esa obra inconclusa de la Creación.
 
Y por eso, la ciencia es la disciplina que por definición se dedica a explorar, a descubrir, a comprender, a explicar y a crear. Y por eso algunos dicen que “son los nuevos dioses de la modernidad”.
 
De hecho, hay una leyenda que indica que, en los tiempos de las tradiciones o leyendas griegas, los grandes inventores eran premiados por los Dioses, invitándolos a ser parte del Olimpo, como semidioses; la historia de Prometeo, por el fuego; Hermes, por la escritura; Esculapio, por la medicina; Vulcano, por la herrería.
 
Y así, la historia del hombre sigue avanzando con ese ritmo que nunca se va a detener.
 
Sólo hace 50 años, la expectativa de vida en nuestro país era 20 años menos que la que tenemos hoy día, y mientras el año 1950 la mortalidad infantil en nuestro país era de 131 niños por cada mil niños nacidos vivos, hoy se ha reducido a sólo 6.
 
Detrás de esas tres décadas de progreso, detrás de esos 125 niños que sobreviven, sin duda que la ciencia, la tecnología, la innovación, el conocimiento, ha jugado un rol fundamental, porque ha permitido expandir las fronteras del conocimiento, de la imaginación y de la capacidad de los seres humanos.
 
Por eso, los grandes científicos, innovadores y creadores pueden decir, como lo dijo alguna vez el gran Isaac Newton, que “si he visto más lejos, si he podido escudriñar el horizonte, es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”. 
 
Y los científicos saben muy bien que ellos también tienen que subirse sobre los hombros de gigantes, para poder ver qué hay más allá del horizonte, para ver lo que ahí está, pero que nadie ha visto, para anticiparse a sus tiempos y permitir que esos tiempos que vienen sean buenos para la calidad de vida y la felicidad de los seres humanos.
 
Chile en el pasado ha carecido de esa visión de futuro. La mejor prueba de ello es que hemos llegado tarde a las tres grandes revoluciones industriales que han ocurrido en los últimos años: llegamos tarde a la revolución de la máquina a vapor, que permitió la mecanización de la producción; llegamos tarde a la revolución de la electricidad, que revolucionó nuestras vidas; llegamos tarde también a la revolución de las tecnologías, del conocimiento y la información de los últimos 20 o 30 años.
 
Y por eso, sabemos que no podemos cambiar la historia, pero sí podemos aprender de esa historia. Y si la tercera no fue la vencida, entonces la cuarta tendrá que serlo.
 
Y por esa razón, el gran desafío que tenemos en Chile hoy día es ser parte de esta nueva revolución del conocimiento, de la información, de la inteligencia artificial, de la automatización, la robótica, la Internet de las cosas, la realidad virtual, el cloud computing, el blockchain, y tantas otras tecnologías que algunas ya están y otras se ven claramente en el horizonte.
 
Sabemos que muchos de los frutos de la revolución tecnológica ya han mejorado sustancialmente la calidad de vida de prácticamente la humanidad entera, pero hay otros que pueden significar amenazas, como la robótica, la automatización, que están produciendo mucha incertidumbre, por su capacidad de destruir empleos.
 
Pero sabemos también que todas las revoluciones tecnológicas, junto con destruir empleos, han creado más y mejores empleos.
 
Y la pregunta que Chile debe hacerse es de qué lado queremos estar, porque van a haber países, lugares donde se van a destruir empleos y otros donde se van a crear empleos. Y ésa es una decisión que no solamente tenemos que tomar, sino que tenemos que asumir con voluntad el camino a recorrer, para estar del lado correcto de esa disyuntiva.
 
Las olas de estas revoluciones tecnológicas ya llegaron, algunas las estamos viendo en el horizonte. Lo que tenemos que decidir es qué vamos a hacer: las vamos a esperar, para que nos pasen por encima, nos revuelquen y nos causen daño, o nos vamos a preparar para subirnos arriba de ellas, utilizar su fuerza en nuestro beneficio, como hacen los surfistas con las grandes olas en el mundo entero.
 
Y para eso no basta con quererlo, hay que estar dispuesto a prepararnos.
 
Y hoy día Chile no está preparado. Más aún, yo querría decir que no nos estamos preparando con la velocidad suficiente. Y eso es lo que tenemos que cambiar, porque en esta disyuntiva, el tiempo no es nuestro aliado, el tiempo es nuestro enemigo, porque nos apremia, y no solamente tenemos que avanzar, sino que, además, tenemos que recuperar el tiempo que hemos perdido.
 
Y para eso junto con la mejoría en la calidad de la educación, de la capacitación y muchas cosas más, una de las herramientas más poderosas y, sin duda, más eficaces para enfrentar con éxito esta revolución y estas olas que vienen, es sin duda la capacidad de hacer ciencia, de implementar, adaptar o crear tecnología, de generar conocimientos y de innovar en nuestra sociedad.
 
Y es por eso que lo que busca este Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, es precisamente eso, ayudarnos a preparar a nuestra sociedad para que podamos buscar y alcanzar mejores niveles de vida.
 
Los desafíos que enfrenta este Ministerio son muchos y formidables, y por eso queremos tenerlo muy cerca aquí y sus dependencias van a estar en este edificio, o esta parte de La Moneda, a la cual ustedes le están dando la espalda, pero este Presidente le está dando la cara.
 
Porque Chile sólo invierte alrededor de 0,4% del PIB en ciencia y tecnología, la sexta parte de lo que hacen países como los de la OECD, y tenemos un investigador cada mil personas, siete veces menos que lo que tiene la OECD.
 
Y, por tanto, tenemos que avanzar, sin duda, en invertir más tiempo, más voluntad, más recursos, pero también evitar que la ciencia se encierre en una especie de torre de marfil, y se aísle, se desvincule de los grandes desafíos, de los grandes problemas de nuestro país, y especialmente busque lazos con el mundo de la educación, el mundo de la sociedad civil y el mundo de la economía.
 
Además de estas tareas, el Ministerio tendrá por misión articular y ordenar los múltiples fondos, programas, consejos que materia de ciencia e innovación se encuentran dispersos desde hace décadas en múltiples ministerios, y lograr coordinarlos y hacer que todos remen en la misma dirección, en beneficio de los chilenos y de la calidad de vida de los chilenos.
 
La Ley señala que esta Secretaría tiene la función además de asesorar y colaborar con el Presidente de la República, en el diseño, formulación, coordinación, implementación y evaluación de las políticas, planes y programas destinados a fortalecer la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación en nuestro país.
 
Y quién va a tener la noble y apasionante labor de ser el primer ministro en esta cartera, y de liderar y encabezar el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, es el doctor Andrés Couve Correa, biólogo, profesor titular de la Universidad de Chile, académico del Departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina y director del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica.
 
El ministro Andrés Couve es, sin duda, uno de los representantes más talentosos e importantes del mundo científico, y ha sido a lo largo de su carrera ampliamente reconocido y galardonado por su continuo esfuerzo por acercar la ciencia a la ciudadanía.
 
El ministro dijo alguna vez “la ciencia está en todo lo que hacemos, ¿por qué la vamos a separar artificialmente de la economía, de la educación, de la política, del poder? ¿si nunca ha estado separada?”.
 
Además, en esta gran tarea y gran misión de organizar y poner en marcha y obtener frutos fecundos de este nuevo Ministerio, asume como subsecretaria Carolina Torrealba Ruíz-Tagle, bióloga, doctora en Biología Celular de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien además se desempañaba como directora ejecutiva de la Iniciativa Científica “Milenio”, un programa del Ministerio de Economía.
 
Tanto el ministro Couve como la subsecretaria Torrealba han demostrado no sólo ser talentosos, sino que, a lo largo de sus destacadas y vastas trayectorias, siempre han manifestado una verdadera pasión por difundir la ciencia, la tecnología, por acercarla a la sociedad civil, por darle un significado y un sentido, porque todos comprendamos la importancia para nuestras propias vidas de avanzar con un ritmo rápido y seguro por el camino de la ciencia y la tecnología.
 
Además de ello, son personas que han tenido un permanente diálogo con el mundo de las humanidades, la educación, la empresa, la cultura y están muy conscientes de la importancia de la ciencia y la tecnología para el desarrollo de nuestro país.
 
Fueron esos mismos objetivos los que, a comienzo del siglo XIX, llevaron a autoridades de nuestro Gobierno a contratar a naturalistas como Claudio Gay, Ignacio Domeyko o Rodulfo Philippi, cuyos trabajos científicos permitieron no solamente a los chilenos, sino que al mundo entero conocer y apreciar los recursos naturales, las riquezas, la minería, la geografía, la flora y la fauna de nuestro país, lo cual llevó a Claudio Gay a describir a nuestro país diciendo “Chile, que antes era mirado como una provincia del Perú, desempeña hoy día un papel de primer orden y ofrece al Nuevo Mundo un magnífico ejemplo de progreso y prosperidad”.   
 
Eso es exactamente lo que queremos revivir, rejuvenecer en este siglo XXI, que sea también un siglo de progreso y de prosperidad. Y para eso, sin duda, Chile tiene mucho que aprender, tiene mucho que avanzar, pero también tiene mucho talento y mucha experiencia que aportar.
 
Y por eso, con el firme apoyo de nuestro Gobierno, de este Presidente, bajo la conducción del ministro y la subsecretaria, y con el apoyo de la sociedad civil, y muy especialmente de la comunidad científica, estamos seguros que vamos a lograr transformar al Ministerio en un fuerte y poderoso aliado para el logro de estos objetivos, y enfrentar desafíos tan grandes como el calentamiento global.
 
Y aprovecho de compartir con ustedes que Chile va a ser el país sede de la Cumbre de Cambio Climático de Naciones Unidas, en enero del año 2020, y que en noviembre del año 2019 también vamos a ser país sede de la Cumbre de la APEC, la Comunidad de 21 economías del Asia Pacífico y que representan dos tercios de la población, tres cuartos del Producto Interno Bruto del mundo.
 
Por todo ello, sin duda, estamos seguros que vamos a caminar con unidad, con visión, con voluntad y con recursos para poder transitar y recuperar el tiempo que hemos perdido.
 
Quiero aprovechar también de decir y agradecer el aporte que hicieron tanto la Comisión Presidencial que lideró Bruno Philippi como la Comisión Presidencial que lideró Gonzalo Rivas, que hicieron muy buenos y grandes aportes a la institucionalidad de este Ministerio.
 
Y quiero pedirle al ministro y a la subsecretaria, que la ciencia por definición, es como la cultura, o es libre o no es, y por eso aprovechemos este Ministerio para desatar las fuerzas de la libertad, de la creatividad, de la imaginación, de la innovación y del emprendimiento que viven en el alma y en el corazón de todos los chilenos.
 
Muchas gracias.