Presidente Piñera participa en Conmemoración de 70 años de los DD.HH

10 DIC. 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, participa en conmemoración de los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y develará una placa en la Plaza de la Constitución.

Muy buenos días:
 
Esto es un acto simple, pero con muchos símbolos y muchos significados.
 
Hoy estamos celebrando los 70 años desde que la humanidad, a través de Naciones Unidas, hizo la Declaración Universal de Derechos Humanos.
 
Había habido, por supuesto, en la historia, otros intentos de regular y establecer esos derechos fundamentales, que todos tenemos por el solo hecho de haber nacido. Los derechos humanos no es una gracia, una concesión que los Estados otorgan a los ciudadanos, son derechos propios de los ciudadanos que los Estados no solamente deben respetar, sino que deben promover y deben proteger, como una tarea fundamental de sus propios deberes y obligaciones.
 
Un 10 de diciembre del año 1948, tres años después de haber terminado la II Guerra Mundial, donde se cometieron abusos y atropellos horrendos, contra los derechos humanos, Naciones Unidas y la Comunidad Internacional decidió hacer una Declaración Universal de los Derechos Humanos, de todos y cada uno de los seres humanos.
 
Y en esta placa, con 28 palabras, se contiene el Artículo 1º de esa Declaración de Derechos Humanos que dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
 
Un principio que también consagra nuestra propia Constitución, en su Artículo 1º, cuando afirma: “las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
 
Y todos tenemos la obligación de cumplir con nuestra Constitución, y las autoridades tienen la obligación de cumplir y hacer cumplir la Constitución. Y este Artículo 1º, que lo repito, “las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, es una tarea, una responsabilidad y una misión primordial del Estado.
 
Esta Declaración tiene 30 artículos y consagra los derechos inherentes a todos los seres humanos, aquellos que les pertenecen a todos, sin ninguna distinción por raza, sexo, nacionalidad, origen social, lengua, religión o cualquier otra condición. Y entre ellos, sin duda, están y destacan el derecho a la vida y el derecho a la libertad, y también el no estar sometido a esclavitud ni a torturas, a la libertad de opinión, a la libertad de expresión, a la libertad de educación, a la libertad de trabajo, y muchas otras libertades.
 
Por eso, cuando los chilenos hablamos de derechos humanos, sin duda recordamos períodos oscuros en nuestra historia, en que estos derechos no fueron respetados. Y lo que es más grave, muchas veces fueron violados por los propios agentes del Estado.
 
Y por esa razón, es tan importante que un país como Chile tenga permanentemente una actitud de alerta, de cuidado, de prevención y de anticipación para cumplir con ese mandato constitucional y respetar, proteger y promover los derechos humanos de todos.
 
En la historia de nuestro país ha habido muchos capítulos oscuros en materia de derechos humanos. Por de pronto, lo que ocurrió durante los 17 años del gobierno o régimen militar, pero también otras circunstancias, otros eventos en que estos derechos fueron pisoteados, como, por ejemplo, la matanza de compatriotas inocentes en Lo Cañas; la matanza en la Escuela Santa María, de Iquique; la masacre de San Gregorio; la matanza del Seguro Obrero, por recordar algunas.
 
Por esa razón, nuestro deber y nuestra misión es aprender las lecciones que nos entrega la historia, el siglo XIX, el siglo XX, para que seamos capaces de crear una cultura sólida, robusta, compartida y respetada de derechos humanos, que nos permita garantizarles a las generaciones actuales y futuras, que sus derechos humanos siempre van a ser respetados, siempre, en todo lugar, en todo tiempo y en toda circunstancia.
 
Y, por lo tanto, para crear, fortalecer y educar a nuestros hijos, a nuestros nietos y a las generaciones que vendrán, en esta cultura de derechos humanos, el Estado y la sociedad civil tienen una gran tarea por hacer, porque ningún país está inmune al atropello a los derechos humanos. Y eso, la historia los ha enseñado una y otra vez. Y muchas veces ocurre que cuando se están violando los derechos humanos, no podemos hacer nada, y cuando no se están violando, no es necesario hacer nada. 
 
Y eso es un error. Tenemos que estar alertas y atentos siempre, cuando estamos en un período de respeto y también cuando ocurran períodos en que estos derechos humanos no se respeten, tenemos que levantar nuestra voz, firme y clara, en defensa de estos valores.
 
Y para eso necesitamos una cultura no solamente de respeto y valoración, sino que una cultura de estar alertas, estar atentos a que esos derechos humanos se respeten.
 
Por eso hoy día queremos renovar nuestro firme compromiso con la dignidad con que nacemos todos los seres humanos, con la igualdad de deberes y derechos con que nacemos todos los seres humanos, reafirmando lo que nuestro Gobierno ha dicho muchas veces: que no hay ninguna circunstancia, de ninguna naturaleza, ni siquiera circunstancias extraordinarias, que justifiquen el atropello a los derechos humanos, los cuales deben ser respetados siempre, en todo lugar, en toda circunstancia y en todo tiempo.
 
Este compromiso, que es claro y profundo con los derechos humanos, tiene que, por supuesto, comprender y abarcar el respeto también a los derechos fundamentales que consagra esta Declaración Universal, de la cual hoy día estamos conmemorando y celebrando sus 70 años.
 
Y, por tanto, nuestro deber es velar por la protección de los derechos humanos de todos, pero especialmente con una preocupación y una dedicación especial por los derechos de los más vulnerables, de los más desprotegidos, porque normalmente esos derechos están más vulnerables y menos protegidos, y requieren una acción especial de parte del Estado.
 
Me refiero, por ejemplo, a los niños, niñas y adolescentes, cuyos derechos han sido en nuestro país muchas veces no respetados y muchas veces pisoteados; a los derechos de los chilenos que viven en condiciones de pobreza; a los derechos de los adultos mayores; a los derechos de los enfermos; a los derechos de las personas con discapacidad; a los derechos de nuestros pueblos indígenas; a los derechos de aquellos que están privados de libertad; y también a los derechos de aquellos que son discriminados arbitrariamente por su condición sexual o por cualquier otra circunstancia; y también los derechos de los migrantes.
 
Por esa razón, la iniciativa “Compromiso País” busca un instrumento fuerte y robusto para preocuparnos en forma especial de 16 grupos, que son los grupos más vulnerables y, por tanto, requieren una atención especial de parte del Estado.
 
Esos grupos, sus prioridades, sus necesidades, sus sueños, sus urgencias, que durante algún tiempo se hicieron invisibles para la sociedad, queremos que nuevamente estén encima de la mesa, porque sin duda una sociedad se hace más humana cuando se hace cargo de los demás, no cuando los invisibiliza o los descarta.
 
Gabriela Mistral decía que “la humanidad requiere humanizarse”, y yo digo que nuestro país, nuestra sociedad también requiere humanizarse.
 
A todos ellos les queremos decir en forma fuerte y clara: nuestro Gobierno no los va a olvidar, ni tampoco los va a dejar atrás, ni los va a excluir, porque los necesitamos a todos para construir esa patria más libre, más justa, más solidaria y más desarrollada, con la cual todos estamos comprometidos.
 
Este compromiso con los derechos humanos se traduce, en primer lugar, en que estén en el corazón de nuestras prioridades, los derechos humanos, las necesidades, los sueños, los dolores, las angustias, las esperanzas de quienes son los más vulnerables y discapacitados, y que requieren con urgencia que el Estado los ayude a poder integrarse a ese proyecto de progreso y de desarrollo que todos queremos para nuestro país.
 
Y por eso tenemos que hacernos cargo de obstáculos que frenan e impiden esa incorporación, como la falta o la mala calidad de la educación, especialmente en la educación temprana; como la falta o mala calidad de los empleos; como la dependencia física que afecta a tantos compatriotas; como la privación de servicios tan básicos como agua potable o servicios sanitarios; como los prejuicios y las discriminaciones arbitrarias, como la inseguridad y el temor que angustia la vida de tantos compatriotas, y también el hacinamiento, la segregación.
 
La verdad es que es la tarea es grande, pero también la tarea es noble. Y, por tanto, tenemos una obligación no solamente desde el punto de vista de las necesidades de los que requieren esa ayuda, sino que desde el punto de vista de la moral de una sociedad.
 
Y este compromiso no son sólo palabras, quisiera brevemente resumir las principales acciones con las cuales estamos comprometidos y avanzando:
 
La creación de buenos empleos y muchos empleos, especialmente para los grupos que más lo requieren;
 
La mejora en las pensiones, especialmente de los más vulnerables, las mujeres y la clase media;
 
La reforma que estamos impulsando a la salud, para asegurar un acceso oportuno, de calidad a la salud a aquellas personas que están enfermas y que lo requieren;
 
El avance en materia de equidad de género, apuntando a una sociedad con plena igualdad de dignidad, derechos y deberes, y con tolerancia cero frente a todo tipo de violencia o discriminación arbitraria contra las mujeres;
 
El poner a los niños primeros en la fila;
 
El respetar la diversidad sexual, la Constitución dice “todos nacemos libres e iguales en dignidad”, y cuando dice “todos” quiere decir “todos”. Y, por tanto, no podemos incurrir en excepciones a esta regla, porque entonces la regla entera se debilita;
 
Y también el esfuerzo que estamos haciendo por mejorar la calidad de la educación, especialmente la educación temprana, a través del proyecto “Todos al Aula”;
 
Y tal como lo mencioné, el “Compromiso País”, que es una forma concreta y práctica de ayudar a 16 grupos vulnerables a poder ponerse de pie y marchar junto a todo el resto de nuestros compatriotas hacia ese país más libre y más desarrollado.
 
Nuestro compromiso con los derechos humanos también se expresa en fortalecer la democracia, las instituciones, las libertades, para consagrar no sólo a través de las leyes los derechos fundamentales de las personas, sino que también en muchos casos impulsando un cambio cultural que nos permita hacernos cargo no solamente de lo que dice la ley, sino que también de lo que dice el comportamiento habitual de los chilenos.
 
Y éste es un compromiso que nos va a permitir a todos colaborar a hacer de Chile un país más humano, y un país humano respeta la dignidad humana, y para respetar la dignidad humana el respeto irrestricto, absoluto de los derechos humanos en todo tiempo, en todo lugar y en toda circunstancia, yo sé que es un compromiso compartido por la inmensa mayoría de los chilenos, pero es un compromiso vital, fundamental, que orienta y va a orientar la acción de nuestro Gobierno desde el primer hasta el último día.
 
Muchas gracias.