Presidente Piñera participa en clausura del CEO Summit APEC

16 NOV. 2018
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E Presidente de la República, Sebastián Piñera, participa en la clausura del CEO Summit APEC 2018 

Hoy me presento ante ustedes para extender la más calurosa invitación y la más calurosa y anticipada bienvenida a Chile a propósito de la Cumbre de APEC 2019.
 
Me gustaría agradecer sinceramente a los organizadores de la CEO Summit, su presidente Isikeli R. Taureka, y nuestro próximo presidente de la CEO Summit, Jean Paul Luksic, por su amable presentación.
 
Pocos foros internacionales han mostrado tal interés en la comunidad comercial como la CEO Summit de APEC. Y hay muy buenas y poderosas razones para eso: juntos, las economías de APEC, reunimos más del 40% de la población mundial y cerca del 60% del PIB.
 
Pero sé que los esforzados líderes que asisten hoy aquí, están de acuerdo que la APEC no sólo trata de números, sino que de una fuerte comunidad de valientes y visionarios hombres y mujeres que no conocen fronteras cuando buscan oportunidades.
 
Algunas personas piensan que los CEO son la fuente de la mayor parte de los problemas del mundo. Yo creo exactamente lo opuesto: el problema del mundo es la falta de CEO más visionarios y comprometidos, porque los emprendedores e innovadores siempre están tratando de ver y “subirse sobre hombros de gigantes” -como el gran Newton dijo- para poder ser los primeros, anticiparse a los tiempos y buscar las formas para crear más bienestar y más oportunidades para los pueblos del mundo.
 
Así es como la economía puede prosperar y esto es precisamente lo que hace que la comunidad comercial sea tan relevante en estos tiempos en que los beneficios del libre comercio y la globalización están en gran peligro.  
 
Creo que ésta es muy buena oportunidad para pedirles a los Estados Unidos y China que busquen formas de terminar con la guerra comercial y tarifaria, que no beneficia a nadie y que al final del día provoca gran daño a todos los países.
 
Y es probable que todos los países -o la mayoría de los países- tengamos que cambiar de trayectoria. Ésta es la forma en que podemos alcanzar acuerdos en este mundo.  
 
Permítanme compartir con ustedes tres breves reflexiones: la primera es acerca de Chile; la segunda es sobre América Latina; y tercera respecto a la próxima Cumbre de APEC 2019 en Chile.
 
Chile fue la colonia española más pobre en América Latina. Los españoles navegaron buscando oro y plata, pero Chile no tenía ni oro ni plata. Sin embargo, con gran esfuerzo, y especialmente en los últimos 30 años, Chile ha sido capaz de convertirse en el país más desarrollado en América Latina, no sólo porque tenemos los ingresos per cápita más altos, sino también porque logramos el mejor índice de desarrollo humano en América Latina.
 
Después de cuatro años de algunas dificultades económicas, Chile nuevamente está creciendo con un fuerte ímpetu. En estos momentos, estamos liderando el índice de crecimiento en nuestro Continente, y también la creación de nuevas oportunidades y buenos empleos para nuestra gente.
 
Desde luego, no estoy dándoles detalles de las cifras, porque ello podría resultar muy aburrido, pero basta con decirles que Chile está creciendo nuevamente más rápido que el resto del mundo, más rápido que los países de la OECD y liderando el índice de crecimiento en América Latina.
 
Pero por supuesto, necesitamos más que eso. Nuestro objetivo, nuestra misión es transformar a Chile, la colonia española más pobre en América Latina, en el primer país completamente desarrollado en nuestro Continente. Y para eso requerimos continuar creciendo a la tasa en que estamos creciendo ahora, para así alcanzar el nivel de ingresos per cápita y desarrollo social de países como España, Italia o Australia.
 
Para ello, nos esforzaremos por (alcanzar) el verdadero desarrollo. Un tipo de desarrollo que esté centrado en la gente, uno que sea comprehensivo, integral, inclusivo y sustentable. Integral, porque no es sólo una cuestión de desarrollo económico, también queremos mejorar la calidad de nuestra democracia, de nuestras instituciones, y seguridad y protección para nuestra gente; inclusivo, porque ese tipo de desarrollo tiene que alcanzar a cada familia, llegar a todos rincones de nuestro país; y sustentable, porque tiene que ser respetuoso con nuestra naturaleza y con nuestro medioambiente.
 
Es por eso que esta misión es tan motivante y emocionante, y de verdad puede producir energía para comprometer a todos los ciudadanos en términos de apoyar esta estrategia y, al mismo tiempo, que sepan que van a beneficiarse de ello.
 
Para este propósito, estamos comprometidos en llevar a cabo varias reformas. Por ejemplo, ahora estamos trabajando en un importante conjunto de reformas, porque al final del día, el más importante riesgo que estamos enfrentando hoy es la obsolescencia. Por eso, estamos llevando a cabo una muy importante reforma tributaria, que simplifique el sistema, que ofrecerá alivio fiscal a las pequeñas y medianas empresas, y lo más importante es que promoverá la inversión, la tecnología, la innovación y el emprendimiento, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de nuestra gente.
 
Al mismo tiempo, estamos emprendiendo una reforma educacional muy significativa, para así mejorar la calidad de la educación en todos los niveles y garantizar educación preescolar a todos los niños en mi país.
 
También estamos emprendiendo una reforma previsional para iniciar un nuevo y mejor trato a nuestros adultos mayores, y una reforma a la salud para mejorar el acceso y la calidad de la salud de cada familia chilena.
 
Desde luego que estos son desafíos enormes, pero tenemos un buen aliado, que es la tremenda revolución tecnológica que estamos enfrentando, y que nos puede ayudar para alcanzar estas metas.
 
Un exhaustivo proyecto para modernizar nuestro Estado, con el objetivo de contar con un verdadero Estado para el siglo XXI, sin burocracia, sin papeles y que saque provecho de toda la nueva tecnología que nos puede ayudar a alcanzar ese objetivo.
 
Estamos convencidos que la mejor forma de alcanzar el desarrollo es través de liberar y desatar las fuerzas de la libertad, aquellas fuerzas que se reúnen y motivan las iniciativas de la gente, su creatividad, su inteligencia y su capacidad de innovar e iniciar nuevos emprendimientos y nuevos proyectos. Porque esas fuerzas son los únicos, reales, ilimitados y renovables recursos que tenemos en los tiempos actuales.
 
Y hablando sobre recursos, me gustaría destacar que Chile ha sido bendecido con diversos y ricos recursos naturales, desde nuestra minería, que representa casi 10% de nuestro PIB, a la posibilidad de ser líder mundial en energía renovable, que da cuenta casi de un tercio de lo que nuestra energía produce.
 
La transformación energética de Chile está siendo potenciada por la energía eólica, solar y geotérmica -tenemos que recordar que Chile tiene el 25% de los volcanes activos del mundo- y también la energía del mar, dado que contamos con más de 6 mil kilómetros de línea costera.
 
Al mismo tiempo, queremos animar a todos los inversionistas y emprendedores a venir a Chile, no sólo con recursos financieros -porque podemos obtenerlos de muchas otras partes- sino que básicamente con el compromiso, la tecnología, el nuevo mercado, con el objetivo de fomentar nuestras posibilidades de desarrollo.  
 
También estamos esmerados en trabajar en el sector agropecuario, el cual está en una transición desde la industria tradicional a la exportación orientada a un sector con más alta calidad y más alto nivel de valor agregado. La variedad y sofisticación de los productos que seamos capaces de ofrecer al resto del mundo, son extremadamente altos y muy poderosos.
 
Chile es un confiable productor mundial de comestibles y bebestibles, y estamos abasteciendo a los más exigentes mercados en el Hemisferio Norte, y nos hemos convertido en líderes exportadores de uvas, arándanos, salmón, cerezas, nueces y pasas, entre muchos productos. Y estoy seguro que la mayoría de ustedes están entre los miles de millones de personas que este año han bebido una botella de vino chileno. Y he escuchado que continúan haciéndolo, pero con prudencia.
 
Estos hechos no sólo contribuyen a que mejore el conocimiento que el mundo tiene sobre Chile, sino que nos ha permitido acelerar el crecimiento de la industria turística, que recibe más de 6 millones de visitantes al año.
 
Nuestra economía está llena de maravillas naturales. En el norte, tenemos el desierto más árido del mundo, el Desierto de Atacama, y fue en este desierto donde buscamos y encontramos a los 33 mineros que quedaron atrapados a casi 3 mil pies bajo tierra; en el sur, tenemos los hielos eternos de la Antártica; en el oeste, el vasto Océano Pacífico; y al este, la majestuosa Cordillera de los Andes.
 
Me gustaría realizar una segunda reflexión, acerca de América Latina.
 
Nuestro Continente es el eterno continente de la esperanza, pero también la fuente de muchas frustraciones.  América Latina siempre lo ha tenido todo: un vasto territorio, abundante en recursos naturales, sin las grandes guerras como aquellas que casi destruyeron Europa en el siglo pasado, ni tampoco los conflictos étnicos o religiosos que agobian a muchos países en el Medio Oriente.
 
Pero a pesar de ello, no hemos sido capaces de cruzar “la trampa de los países de ingreso medio”. ¿Cuántos países han sido capaces de pasar del subdesarrollo al desarrollo en los últimos 60 años? Los pueden contar con los dedos de una mano: Corea (del Sur), Singapur, Taiwán y unos pocos más, ninguno de ellos en América Latina.
 
Y queremos cambiar esa historia. Es por eso que, en América Latina, aún no hemos tenido el honor de aprovechar completamente el potencial. Algunos dicen que es designio de Dios, otros dicen que sólo es nuestro destino. Estoy absolutamente en desacuerdo con ellos: lo que nos ha ocurrido es muy simple, no hemos sido capaces de aprovechar completamente las maravillas y las oportunidades que nuestro Continente nos ha ofrecido.
 
Por ello, éste es el más importante desafío que estamos asumiendo en Chile, convertirnos en un país desarrollado, derrotar la pobreza, crear una sociedad con oportunidades y mayor igualdad, con más justicia social.
 
Y claro, para ello, necesitamos cambiar varias cuestiones que hemos hecho de forma equivocada en el pasado. Llegamos tarde a las tres primeras revoluciones: la revolución industrial, la revolución eléctrica y la revolución computacional, pero estamos completamente decididos a no llegar tarde esta vez, sino que ser protagonistas en la actual revolución digital, de la Sociedad del Conocimiento y de la Información. Para lograr esto último, es clave entender que la Sociedad del Conocimiento y la Información ha sido muy generosa con aquellas sociedades que les han dado la bienvenida y la han abrazado, pero ha probado ser también muy cruel o indiferente con aquellos países que, en cambio, le dan la espalda y simplemente la han dejado pasar.
 
Esta revolución es como una poderosa ola, ustedes la pueden surfear y utilizar su fuerza y poder en su propio beneficio, o sólo esperar y dejar que esta ola nos arroje muy lejos.
 
Chile ha trabajado duro en el establecimiento y el fortalecimiento de relaciones más profundas entre la Alianza del Pacífico y el Asia Pacífico. Al respecto, APEC es un socio estratégico para ganar en ambas situaciones. Ambos mecanismos pueden aprovechar las claras ventajas que existen, no sólo desde el punto de vista de la posición geográfica, sino también proponiendo posibles áreas de cooperación, en el campo de los intereses comunes, como los servicios, las pequeñas y medianas empresas, la facilitación comercial, entre muchos otros desafíos que estamos enfrentando por delante.
 
También estamos desarrollando una iniciativa comercial conjunta con MERCOSUR, que es el otro bloque sudamericano relevante en términos comerciales, e implementando un marco de cooperación con ASEAN, así como una negociación en proceso con Australia, Canadá, Nueva Zelandia y Singapur, todas economías de APEC, para convertirse en Estados asociados de la Alianza del Pacífico, con el objetivo de alcanzar acuerdos comerciales del más alto estándar.
 
La Alianza del Pacífico -que incluye a México, Colombia, Perú y Chile, y espero que varios otros países se nos unan- es la octava economía mundial, tiene todo lo que se necesita para transformarse en una poderosa plataforma para la integración en la Cuenca del Pacífico, y Chile es la puerta hacia la Cuenca del Pacífico y también para América Latina.
 
Por supuesto que hay varias rutas, una es la Alianza del Pacífico, la otra es CPTPP, y también está RCEP. ¿Qué necesitamos hacer?  Es hacer lo necesario para que estos tres caminos converjan en una sola y única área de libre comercio en el Asia Pacífico.
 
Como todos sabemos, por el momento, Chile será anfitrión de la Cumbre de APEC 2019. 14 años atrás, bajo el lema “Una Comunidad, Nuestro Futuro”, nos reunimos en Santiago en 2004. El mundo ha cambiado mucho desde entonces. Hoy, somos una de las regiones con más tratados de libre comercio conectando la economía, con acuerdos de libre comercio con más de 64 economías, y estamos en proceso de renegociar varios de estos acuerdos para actualizarlos, de acuerdo a las necesidades y las posibilidades del siglo XXI.
 
Por supuesto, estamos imponiendo esfuerzos para una democracia fuerte y estable, y tenemos una economía de mercado abierto y competitivo, con altos niveles de inversión extranjera. De hecho, la inversión extranjera ha estado creciendo a casi 600% durante este año, en comparación con el año pasado, y la inversión privada en Chile también está aumentando de una forma muy fuerte.
 
Y como tenemos un gran respeto por el Estado de Derecho, es por eso que nuestra economía es, sin duda, una de las más fuertes y más prósperas, y una de las que más da la bienvenida a los inversionistas.
 
Chile es realmente un país del Pacífico. Desde que nos unimos a APEC en 1994, nuestra exportación ha crecido a casi un 700%, y más de la mitad de todas nuestras exportaciones llegan a Asia. Tenemos una historia de larga data promoviendo una mayor integración económica con Asia, y hemos trabajado juntos con las economías de APEC en fomentar las energías limpias, en promover la calidad de la educación y en dar alivio ante los desastres.  
 
Hemos trabajado en reducir las barreras respecto al comercio y la inversión, de forma que empresas como las suyas puedan crecer, puedan crear nuevos empleos, puedan mejorar su prosperidad por medio de la inversión en nuestra región y en otros países.
 
Pero siempre podemos hacer más. En 2019, vamos a luchar por el crecimiento integral, inclusivo y sustentable para la región de APEC, ello es poner en el centro del desarrollo a las personas, uno en que la sociedad digital equipe a nuestros ciudadanos con las herramientas y habilidades correctas, para asegurarnos de que ellos puedan participar al máximo de las potencialidades en esta nueva economía, donde la Integración 4.0 es un instrumento para el comercio y factor fundamental para el crecimiento, y donde las mujeres, las pequeñas y medianas empresas y la gente más necesitada no queden excluidos, sino fomentar su participación en este nuevo mundo.
 
Creo que el mundo sólo progresará de forma segura y continuará avanzando, si nos comprometemos con el libre comercio y con reglas conocidas y estables, y si abrazamos el multilateralismo. En consecuencia, debemos acelerar y profundizar el trabajo de APEC para aprovechar las nuevas y emergentes tecnologías, y para asegurarnos que nuestras economías estén mejor preparadas para enfrentar estos desafiantes tiempos y responder a las necesidades de nuestros ciudadanos.
 
Esperamos darles la bienvenida en Chile, conectarnos en Chile, justo como nuestro lema para el próximo año recuerda “Conectando a la gente, construyendo el futuro” juntos. Queremos invitarlos a todos a escribir los próximos -espero- y más inspiradores y promisorios capítulos en la historia de APEC, en Chile, en 2019, y lograr construir un mejor futuro para todos nuestros países.
 
Que Dios les bendiga y muchas gracias por su atención.