Presidente Piñera lanza campaña “Tolerancia cero a la violencia contra la mujer”

8 NOV. 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a la Primera Dama, Cecilia Morel, y la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Isabel Plá, lanza campaña “Tolerancia cero a la violencia contra la mujer” 

Muy buenos días:
 
El testimonio de Katherine es doloroso y esperanzador. Doloroso, porque cómo -como ella misma lo dijo- en un instante cambió, y para siempre, su vida. Y hoy día una mujer joven, buenamoza, está tetrapléjica.
 
Pero también es esperanzador, y ella misma lo dijo: “si quedé viva fue para algo”. Y pienso que la mejor forma de solidarizar con Katherine, y con todas “las Katherine” que han existido en nuestro país, es no dejándolo pasar, como ella dijo, “no lo dejemos pasar nunca más”.
 
Por esa razón yo quisiera empezar por solidarizar, pero al mismo tiempo manifestar mi profunda admiración por lo que ha sido el testimonio, el ejemplo de vida que Katherine nos está entregando.
 
Ella perfectamente bien podría decir que “ya tuvo suficiente”.  Pero no, está aquí, junto a nosotros, liderando una campaña que es absolutamente urgente, justa y necesaria.
 
Quiero también solidarizar profundamente, porque esta mañana, en la comuna de San Miguel, una mujer de 23 años, Maite Sepúlveda, también sobrevivió a un homicidio frustrado, y se suma a esa dolorosa lista de mujeres que son violentadas, atacadas y algunas asesinadas, por personas que las quisieron, o tal vez, incluso, las quieren, lo cual hace doblemente grave ese tipo de atentados.
 
Por esa razón quiero reiterar, una vez más, el firme y claro compromiso de nuestro Gobierno: queremos hacer todo lo que sea necesario y posible para que en Chile tengamos una sociedad en que hombres y mujeres tengamos los mismos derechos, los mismos deberes, las mismas oportunidades.
 
Y, además, una sociedad con una cultura de tolerancia cero contra todo tipo de violencia, discriminación o acoso contra nuestras mujeres.
 
Pero sabemos muy bien que esto tiene dos componentes: hay un componente legal, pero también hay un componente cultural. 
 
Lo legal nos hemos demorado mucho en corregirlo, pero tal como lo comprometidos durante nuestra campaña, nuestro Gobierno va a eliminar -y están ya los proyectos de ley en el Congreso- todas las discriminaciones legales que aún subsisten en nuestra legislación, que no tratan con igualdad de derechos, oportunidades y dignidad a hombres y mujeres.
 
Eso ya está en marcha y, de hecho, ha sido un largo avance, y quiero reconocer, por supuesto, que esto es un proceso que viene hace mucho tiempo, aunque lento, debimos haberlo hecho mucho antes.  Pero por supuesto que el Gobierno anterior dio pasos importantes en esta materia, a nosotros nos va a tocar eliminar todo vestigio de discriminación.  Como, por ejemplo, el diferente trato que reciben hombres y mujeres en la administración de la sociedad conyugal; como, por ejemplo, la discriminación contra las mujeres, que no se pueden casar cuando están divorciadas, hasta después de transcurrido un cierto número de días.
 
Eso es fácil, lo debimos haber hecho antes, lo estamos haciendo, y yo estoy seguro, y ojalá muy pronto, podamos decir que en nuestra legislación no existe ninguna discriminación arbitraria en contra de hombres o en contra de mujeres, y reconozcamos, de una vez por todas, que somos diferentes, gracias a Dios, pero iguales en derechos, en deberes y en dignidad.
 
Pero hay otro componente que es mucho más difícil, que es el componente cultural.  Tal como en el combate a ciertas enfermedades, hay enfermedades que son resistentes a los tratamientos, el mundo ha demostrado -a lo largo de su historia- de que es resistente a los tratamientos contra los prejuicios, los sesgos en materia cultural, que discriminan en contra de la mujer.
 
Y por eso, en eso necesitamos un compromiso mucho más fuerte y mucho más profundo, que no basta con el Gobierno, con el Parlamento. Es un compromiso que no solamente debe ser de las mujeres, ésta no es una lucha de hombres contra mujeres; ésta es una lucha de todas las personas de buena voluntad, que queremos esa plena y total igualdad. Porque es bueno para las mujeres, porque es bueno para los hombres, porque es bueno para nuestra sociedad.
 
Y por eso, si no queremos seguir lamentando casos como el de Katherine o como el de Maite, esta mañana, en la comuna de San Miguel, tenemos que entender que éstos no son casos aislados de violencia contra las mujeres.
 
La verdad es que estos casos extremos, trágicos, dramáticos, dolorosos, son el final de una larga cadena de actos violentos que empiezan a gestarse y son tolerados. Y, por tanto, al ser tolerados, pasan a segundas etapas y van progresando hasta llegar a la cúspide, que son los asesinatos o los intentos de asesinatos contra nuestras mujeres.
 
Por eso, esto es algo que tenemos que corregir desde la cuna, y tiene mucho que ver con la forma en que educamos a nuestros niños y a las futuras generaciones. 
 
Porque cuando una pareja que amó a su otra pareja, un hombre que amó a una mujer, o que ama a su mujer, recurre a la violencia extrema de quitarle la vida, es la punta del iceberg que se fue construyendo a lo largo de muchas tolerancias, muchos falsos y equivocados compromisos o comprensiones. Porque el machismo es algo que existe en la sociedad, y antes existía, porque en esencia lo primordial era la fuerza física, y los hombres tienen, normalmente, más fuerza física que las mujeres y, por tanto, aprovecharon esa ventaja para generar una relación de predominancia.
 
Pero eso se terminó. Estamos en un mundo nuevo, en lo esencial, que son los verdaderos talentos que Dios nos dio, hombres y mujeres tenemos los mismos talentos, las mismas oportunidades y los mismos derechos.
 
Pero esos resabios del pasado van a terminar algún día. De hecho, si vemos la evolución que ha tenido esa tendencia, es favorable, pero es demasiado lenta.
 
Y por eso el compromiso es hacer un cambio en la historia y acelerar este proceso de terminar con todo resabio de violencia, de intolerancia, de acoso, de discriminación, que tanto ha afectado a nuestras mujeres.
 
Al día de hoy, en el 2018, se han producido 31 femicidios consumados y 99 femicidios frustrados, incluyendo el que afectó esta mañana a Maite en la comuna de San Miguel.
 
El 31% de las víctimas de femicidios habían efectuado previamente denuncias por violencia contra el agresor, y en un importante número de casos ya existían medidas cautelares al momento en que se cometió el homicidio. Y, por tanto, había sido denunciado, se habían tomado medidas cautelares, todo esto fue insuficiente porque lamentablemente culminó en un homicidio.
 
Las mujeres demoran, en promedio, 7 años en denunciar que han sido o son víctimas de violencia familiar, lo cual también, esa verdad oculta dificulta el proceso a través del cual la sociedad puede actuar con mayor eficacia, con mayor sentido de urgencia.
 
Según la encuesta del año pasado sobre percepción de las mujeres sobre su situación y condición de vida, un 76%, o sea 3 de cada 4 mujeres, reconoce que la violencia en las relaciones de pareja es un problema que afecta a todas las mujeres, porque es una expresión del machismo existente en nuestra sociedad.
 
Por eso hoy día, queremos decir, convocar, motivar y comprometer a todos los chilenos y chilenas, mujeres, niños, adultos mayores, a decir “no lo dejes pasar nunca más”. Cuando seamos testigos de un maltrato o cualquier clase de violencia contra la mujer, no lo dejemos pasar. Porque si lo dejamos pasar, en cierta forma, nos estamos transformando en cómplices, en colaboradores, porque no estamos haciendo lo que debiéramos hacer, que es denunciarlo.
 
Porque nuestra indiferencia frente a un maltrato verbal, psicológico, violencia física, probablemente va a significar que ese maltrato continúe, se agrave y termine con casos tan dolorosos y tan dramáticos, como el que hemos conocido hoy día.  
 
Si extirpamos a tiempo la violencia contra la mujer, si no dejamos pasar ningún tipo de agresión, si también nos preocupamos de nuestras propias conductas y pensamos en que lo que está ocurriendo en la sociedad chilena le puede ocurrir a nuestras mujeres, a nuestras hijas, a nuestras madres, a nuestras nietas, y lo sentimos como algo propio, no como algo lejano, distante que afecta a otros, sino que al afectar a cualquiera, nos está afectando a todos, vamos a ser capaces de cumplir esta gran meta, de lograr esa sociedad con plena igualdad de dignidad, derechos, deberes y oportunidades entre hombres y mujeres, y una sociedad con tolerancia cero, cero contra todo tipo de violencia, discriminación, agresión y acoso contra las mujeres.  
 
Por eso, si alguno de nuestros compatriotas conoce, es testigo, se informa de un hecho, hay mecanismos a través de los cuales puede denunciar: lo puede hacer con Carabineros, lo puede hacer a través de la página web del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, lo puede hacer también acompañando a esa presunta víctima para que se sienta más protegida, lo puede hacer movilizando las redes cercanas y próximas que unen a la persona que está siendo agredida y la persona que está siendo testigo de esa agresión y, por supuesto, siempre va a poder hacer una contribución positiva que es mejor que la simple indiferencia mal entendida.
 
Porque como yo decía hace un momento, éste es el tipo de sociedad que todos queremos construir. Es equivocado, a mi juicio, plantear esta meta de igualdad de derechos, deberes y oportunidades entre hombres y mujeres como una lucha entre mujeres y hombres, porque éste es un problema que nos afecta a todos, y todos queremos avanzar y dar un paso decisivo en esta gran tarea que ha sido la historia y que ha acompañado la historia de la relación entre hombres y mujeres.
 
Por esa razón, este cambio cultural tenemos que acelerarlo porque los cambios culturales se van produciendo, pero a un ritmo demasiado lento y la sociedad chilena no está dispuesta a tolerar que mantengamos durante décadas estos resabios de un machismo o de una discriminación que no tienen absolutamente ningún fundamento.
 
Por esa razón, al comienzo de nuestro Gobierno, dimos a conocer una fuerte, firme y clara Agenda para impulsar estos valores de la igualdad y de la tolerancia cero. Recuerdo, por ejemplo, el proyecto de violencia integral. Actualmente en el Congreso tenemos ocho proyectos de ley que apuntan a esta materia, dos de ellos con urgencia, como es el caso del proyecto que le otorga a la mujer el derecho a una vida libre de violencia, y como es el caso de una moción que apunta también a atacar el acoso sexual callejero.
 
Pero dentro de estos proyectos de ley, está el proyecto de Violencia Integral, iniciativa presentaba por el Gobierno anterior y que nosotros estamos empujando con mucha fuerza y entusiasmo, que establece esto como derecho;
 
Pero además de ello, está el proyecto de Violencia en el Pololeo, que por alguna razón quedó fuera del proyecto original y, sin duda, que, aunque no convivan dos personas que tienen lazos de afecto, de amor, de compromiso y se produce violencia entre ellos, tiene que ser también considerado como un delito especial, que requiere un tratamiento especial;
 
El proyecto de Sala Cuna Universal, que va a permitir a todas las mujeres trabajadoras y no solamente aquellas que trabajan en empresas con más de 20 trabajadoras, que son las menos, poder compatibilizar mejor el mundo de la familia con el mundo del trabajo y, en consecuencia, avanzar hacia esa igualdad de oportunidades que conversábamos;
 
El proyecto de Reforma Constitucional, que establece en nuestra Carta Magna el deber del Estado de velar y de garantizar esa plena igualdad y esa tolerancia cero;
 
El proyecto que suprime -como mencionaba anteriormente- el impedimento para unas segundas nupcias y termina con una discriminación, porque la mujer tenía que esperar 270 días y el hombre no tenía ese plazo de carencia o de espera;
 
El proyecto del Fuero Maternal en nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, para que también ellas estén protegidas en el caso de la maternidad;
 
El proyecto de Lactancia Libre;
 
El proyecto de ley que regula el régimen patrimonial de la sociedad conyugal.
 
Y con esto, sin duda, vamos a poder eliminar -como decía anteriormente- todas las discriminaciones legales y arbitrarias. Pero obviamente que eso no significa que hemos ganado la guerra, hemos dado pasos, hemos ganado batallas, pero la guerra aún está por ganarse y va a requerir un compromiso muy profundo.
 
Y a eso apunta precisamente esta convocatoria del día del hoy: No lo dejemos pasar nunca más. Desde los primeros indicios o asomos de violencia o discriminación contra la mujer, hasta los más graves, porque esto es una escalada, es una cosa que va in crescendo, es como un iceberg y muchas veces lo que vemos es solamente la punta del iceberg, que no es más del 10% de la masa física de ese iceberg, que muchas veces está oculta en esas agresiones que no se denuncian, que se toleran, que simplemente sentimos que es parte del paisaje, de la naturaleza. No lo son.
 
Y por eso insisto en aquello de que no lo dejemos pasar.
 
Gabriela Mistral, hace mucho tiempo, en “La Voz del Elqui”, publicó las siguientes palabras, que son duras con el diagnóstico, pero esperanzadoras con la evolución. Dijo ella: “Retrocedamos en la historia de la humanidad buscando la silueta de la mujer, en las diferentes etapas de la vida en la Tierra. Y mientras más nos alejemos, la encontraremos más humillada, más envilecida. Sin embargo, su engrandecimiento lleva la misma marcha de la civilización, mientras la luz del progreso irradia más poderosa sobre nuestro planeta, ella -la mujer- agobiada va irguiéndose más y más”.  
 
Y, por tanto, tenía un diagnóstico muy duro, pero una proyección optimista.
 
Bueno, estas palabras las dijo Gabriela Mistral en 1906 y, por tanto, han pasado ya demasiado tiempo y, en consecuencia, no hemos avanzado a la velocidad que queremos.
 
Por eso yo creo que no basta con ser optimista, con ser confiado en que la evolución de la civilización, las luces del progreso van a avanzar en combatir este mal de la discriminación arbitraria y de la violencia contra la mujer, sino que tenemos que darnos cuenta que nosotros somos los actores de la historia. Hay algunos que piensan que la historia es una fuerza determinística, que está escrita previamente y que nosotros somos simples observadores; hay otros que creemos que el hombre y la mujer son los protagonistas de la historia. Y, en consecuencia, podemos tomar los pinceles y cambiar el rumbo de la historia.
 
Y por eso, nosotros sí queremos cambiar el rumbo de la historia, y queremos incorporarnos, además de lo que nos aporta el progreso, la civilización, queremos acelerar ese cambio cultural y hacer de Chile, o establecer en Chile como una cultura de vida este principio de la total y absoluta igualdad de derechos, deberes, dignidades y oportunidades entre hombres y mujeres, y de tolerancia cero contra todo tipo de violencia, contra todo tipo de agresión, contra todo tipo de discriminación.
 
Pensemos siempre que cada uno de esos actos de violencia o discriminación, son actos que nos empequeñecen y nos envilecen a todos. Y esto va a ir en beneficio -yo estoy seguro- de las mujeres, de los hombres, porque sin duda una cultura machista termina transformando a las mujeres en víctimas, pero también termina envileciendo a los hombres, y sobre todo de esa sociedad o ese Chile más integrado, más humano, más justo, más solidario y con plena y total igualdad, que no discrimina por sexo, ni por origen étnico, ni por raza, ni por preferencia sexual, sino que le reconoce a todos la misma dignidad y, en consecuencia, ese derecho a vivir sus vidas con la posibilidad de desarrollar los talentos que Dios les dio y la seguridad de que van a poder vivir su vida con dignidad y buscar, junto a sus seres queridos, una vida más plena, una vida más feliz.
 
Ése es el compromiso al cual convoco hoy día a todos mis compatriotas y muy especialmente a aquellos que tenemos la capacidad de acelerar este proceso con mayor fuerza, porque tenemos representación popular.
 
Convoco a todos los parlamentarios a que nos hagamos el firme propósito de sacar adelante estos ocho proyectos, que ya han esperado demasiado tiempo, en los cuales todos estamos de acuerdo y, sin embargo, por esas cosas del destino siguen, muchos de ellos, durante demasiado tiempo en la tramitación del Congreso.
 
Ésa es la mejor noticia y el mejor compromiso que podemos darles a nuestras mujeres, a nuestros hombres y a toda la sociedad chilena.
 
Muchas gracias.