Presidente Piñera celebra el Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes

31 OCT 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a la Primera Dama, Cecilia Morel, celebra el Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes.

Muy buenas tardes:
 
Hoy, muy temprano en la mañana, los que llegaron a este Palacio de La Moneda, se sorprendieron con unas voces angelicales que ensayaban los himnos con que nos han emocionado esta mañana.  Yo vine a verlos y cantamos juntos el “Firmes y adelante”. 
 
Porque estamos hoy día celebrando, conmemorando, el Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes. Recordamos un hecho que cambió la historia, ocurrido hace 501 años, cuando un joven monje alemán, de 34 años, Martín Lutero, clavó sus 95 tesis contra las indulgencias en la puerta de la Iglesia de Wittenberg.
 
Desde esos tiempos, la reforma protestante ha hecho enormes aportes a la vida de los seres humanos en muchos ámbitos, en muchos campos, en muchos lugares.
 
Pero yo quiero concentrarme en Chile, y quiero agradecer muy sincera y profundamente, por muchas razones: primero, porque como cristiano aprecio, admiro y valoro la fe, la dedicación, el compromiso con que predican la palabra de Dios y la palabra del Evangelio en todos los rincones de nuestro país.
 
También, por la fuerza con que defienden valores fundamentales, como el valor de la vida, el valor de la familia, el valor del matrimonio.
 
Pero también, en un campo que se aleja de lo religioso y entra de lleno en lo social, porque a lo largo de mis muchos viajes y recorridos por Chile, siempre he visto al pueblo evangélico, a los obispos, a los pastores, a las Dorcas, a las pastoras, a los fieles, junto a los lugares y los momentos en que compatriotas nuestros están sufriendo. Y trayendo esa luz de esperanza, esa luz de consuelo al alma de personas que por distintas circunstancias están muy afligidas.
 
Los he visto, por ejemplo, junto a los niños y jóvenes que han caído en las garras del narcotráfico, tratando de rehabilitarlos; los he visto junto a los enfermos, tratando de consolarlos y recuperarlos; los he visto junto a los presos. De hecho, una de las experiencias que más me ha marcado en mi vida, fue una visita que hice un tiempo atrás a la Penitenciaría. Ayer visitamos con el ministro de Justicia la Cárcel de Valparaíso y vimos la obra que hacía el pueblo evangélico, incluso con aquellos que están privados de libertad física, pero no de su libertad espiritual.
 
Los he visto también junto a los más pobres, tratando de ayudarlos a poder ayudarse a sí mismos. Y todo eso es el fiel reflejo de la palabra de Dios, del mandato del Evangelio, amar a tu prójimo como a ti mismo, que creo que el Mundo Evangélico lo práctica con una fe, un compromiso, una emoción y, a veces, una pasión que ilumina y que engrandece a nuestro país.
 
Por esa razón, después de haber visto lo que ocurrió en la “Marcha por Jesús”, que era una marcha pacífica que pretendía expresar valores y que fue brutalmente agredida por violentistas, que no respetan a nada ni nadie, nos hemos convencido cada vez más de la importancia que el Estado asegure y garantice la libertad en todos los campos, pero si hay un campo en que la libertad es absolutamente fundamental, es en el campo de la fe, del espíritu, de nuestra relación con Dios, con el creador.
 
Y por eso, después de ya casi 20 años de vigencia de la Ley de Libertad de Cultos e Igualdad Religiosa, llegó el momento de revisarla. Hemos conversado con muchos de ustedes, y sabemos que hay muchas inquietudes y muchas sugerencias para perfeccionar la ley y asegurar que en Chile tengamos verdadera libertad religiosa y, además, verdadera igualdad de cultos. Porque en esa materia, el Estado tiene que crear las condiciones, no discriminar, permitir que cada uno exprese su fe, su relación con Dios en la mayor libertad y con el mayor respeto posible.
 
Por todo, eso quiero agradecer una vez más al pueblo evangélico y recordar las palabras de un gran hombre que luchó durante gran parte de su vida, precisamente por la libertad religiosa y la igualdad de culto, y me refiero al Obispo Francisco Anabalón. Señor capellán, “quien lo hereda, no lo hurta”, así que usted tiene una escuela en su propia familia, que lo ha hecho ser un gran capellán. Y aprovecho de saludar al capellán católico que está hospitalizado, hablé por teléfono con él hoy en día, y esperamos recuperarlo muy pronto.
 
Pero el Obispo Anabalón dijo, cuando se aprobó la ley, “las leyes no cambian los corazones, y lo que realmente cambia a las sociedades parte por cambios en los corazones”.
 
Por eso quiero instarlos, motivarlos, convocarlos a que, como dice el hermoso himno que cantamos esta mañana, “Firmes y adelante”, sigan firmes y adelante, predicando los valores del Evangelio, la palabra de Dios, defendiendo valores como la vida, la familia y, sobre todo, haciendo el bien sin pedir nada a cambio en aquellos compatriotas que son los que más lo necesitan.
 
Muchas gracias.