El Presidente de la República, Sebastián Piñera, inaugura la Residencia de Vida Familiar de Aysén, perteneciente al Servicio Nacional de Menores (Sename).
Me contaban que en Aysén hacía frío, que nevaba, que el aire estaba contaminado, ¿Y con qué nos encontramos? Una linda mañana como si fuera de primavera, vemos el cielo azul, pero lo más importante es que estamos dando un gran paso adelante para poner a nuestros niños primeros en la fila.
Quiero saludar con mucho cariño a la señora intendenta, a la señora presidenta de la Corte de Apelaciones, al señor diputado, al señor gobernador, a la directora del SENAME, y decirles que la primera actividad que me tocó hacer como Presidente de Chile, volviendo de Valparaíso, fue ir a un Centro del SENAME, en La Pintana, y hacer un compromiso con Chile, que era poner a los niños primeros en la fila.
Llevábamos demasiado tiempo escuchando, sabiendo y sintiendo atropellos, abusos contra nuestros niños. El Estado, que tenía el encargo de proteger a nuestros niños, se había transformado en una institución que, en lugar de protegerlos, los castigaba, los maltrataba e incluso, muchos de ellos perdían la vida en los Centros del SENAME.
Y ahí decidimos hacer un cambio radical, cambiar la filosofía: en lugar de que los niños vulnerables, que son muchas veces enviados a estos Centros por los Tribunales de Justicia, vayan a Centros que yo he visto muchas veces con mis propios ojos que más parecen cárceles, que lugares donde puedan vivir, jugar y tener la inocencia que nuestros niños merecen. Transformar esos lugares con rejas, masivos, fríos, inhóspitos como, por ejemplo, el CREAD de Valparaíso, en lo más parecido a un ambiente familiar.
¿Qué perdió el niño? Perdió su familia, eso es lo más importante que ha perdido. Todo lo demás viene por añadidura, porque cuando se quiebra la familia, que es el lugar donde uno recibe amor, acogimiento, cariño, apoyo incondicional, los niños quedan a la deriva. Y por eso, cuando se rompe la familia, vienen los problemas de delincuencia, de deserción escolar, de consumo de drogas.
Y por eso el cambio radical es muy simple: en lugar de enviarlos a Centros de Detención, queríamos enviarlos a lugares en que se reproduzca lo más cercano posible a un ambiente familiar, hasta que puedan recuperar, ojalá, su propia familia. Y si no es posible, otra familia que los quiera acoger.
Ése es el sentido profundo del cambio que estamos introduciendo en el SENAME.
Y por eso, este Centro que estamos inaugurando hoy día no es un lugar inhóspito, distante, lejano; es parte de la comunidad, es una casa donde van a vivir niños a quienes queremos reproducirles un ambiente de hogar, un ambiente de familia, que puedan jugar como todos jugábamos cuando éramos niños en las veredas, en las calles, tener vecinos, ser parte de la comunidad, y no estar recluidos bajo paredes de gran altura, con rejas, con puertas, con candados.
Y por eso esta Residencia Mixta, que va a acoger a 15 niños en una primera etapa, es un gran paso adelante que lo que queremos reproducir en Chile entero.
Por esa razón, Dios, que comparte esta visión, nos regaló esta linda mañana de sol para ponerlo como un presagio, un estímulo, una motivación a seguir adelante, tratando a nuestros niños como merecen los niños. Porque lo más duro, lo más cruel que se le puede arrebatar a un niño, es su infancia, su inocencia, sus juegos, su ternura, su ingenuidad.
Todos sabemos de lo que estamos hablando, porque algunos tenemos hijos, otros tenemos nietos, y sabemos lo que significa un niño, esa etapa de la vida en que uno puede no solamente gozar uno, sino que hacer gozar a todos los que lo rodean.
Y por eso esta Residencia Mixta, que hoy día estamos abriendo para jóvenes entre 14 y 18 años, es una residencia que va tener características especiales. Es una casa común y corriente, preparada y habilitada para que vivan niños y jóvenes, va a tener un personal capacitado y preparado para atender las vulnerabilidades, las carencias, los problemas que estos niños arrastran, que a veces son muy graves: salud física, salud mental, hábitos, costumbres, etc.
Va a ser una residencia de puertas abiertas, aquí no hay candados, no hay rejas. Y, por tanto, es una residencia lo más parecido a un hogar y a una familia.
Por supuesto que queremos darles ese ambiente de seguridad, de acogimiento. Vamos a garantizar el desarrollo de muchas rutinas con actividades que los niños puedan desarrollar en forma individual, en forma colectiva, y sobre todo promover una relación normal, de cercanía, de pertenencia con su comunidad. Y eso con una articulación intersectorial, porque aquí tienen que intervenir distintos grupos, distintas personas, distintos Ministerios, distintos profesionales, médicos, psicólogos, psiquiatras, terapeutas, profesores.
Y naturalmente, que todo esto apunta a lograr que estos niños puedan recuperar sus vidas, y puedan volver a ser jóvenes que puedan mirar el futuro con optimismo, con confianza, que tengan todos una vida por delante y no sientan, como dijo alguna vez un gran jugador de fútbol, “que le cortaron los brazos o que le cortaron las piernas, antes de haber aprendido a caminar”.
Ése es el sentido y yo sé que en esta región era un clamor muy sentido. La intendenta me contaba que hay, por lo menos, 300 niños o jóvenes en situación que requieren esta ayuda especial. Estamos empezando con este hogar, que sí me parece que no puede ser un hogar de niños o jóvenes adolescentes con problemas, tiene que tener un nombre. Así que los llamo a todos ustedes a agudizar el ingenio y bautizar cada uno de los hogares. Busquemos un nombre que represente bien el sentido de lo estamos haciendo y que represente también la situación particular de este hogar de menores.
Por todo ello, quiero decir que éste es un compromiso que no es fácil, tenemos plena conciencia de las dificultades, de los obstáculos. Hicimos un primer inventario o una primera radiografía de la situación en que vivían los niños del SENAME, y nos encontramos con cosas que no fueron sorpresas, pero cuando uno las ve en el papel, el dato duro, impacta muy fuertemente: más de la mitad no va a la escuela, más de la mitad o cerca de la mitad tiene graves problemas de salud mental, muchos de ellos tienen adicciones. En fin, eso es lo que queremos cambiar.
Por esa razón yo me siento muy contento de estar hoy día en la mañana, veníamos conversando con la intendenta Geoconda sobre el sentido de esta misión. Hemos conversado, muchas veces, con Susana Tonda, que es la directora del SENAME, la gran misión que tenemos por delante.
Qué van a haber obstáculos y dificultades, miles; qué va a ser difícil, por supuesto, pero qué la causa vale la pena, estamos absolutamente convencidos.
Y si es una causa justa, si le estamos devolviendo a los niños su vida, nada ni nadie debería desviarnos de esta gran misión de poner nuevamente a los niños primeros en la fila.