S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, asiste a recepcion especial de la Asociación Empresarial para América Latina. El mandatario expone sobre el potencial de Chile para 400 empresarios alemanes.
Muy buenas noches:
Estamos muy contentos y muy honrados de estar en esta maravillosa y milenaria ciudad puerto de Hamburgo. Una ciudad que algunos la definen como “ciudad de comerciantes”, pero la verdad es que es mucho más que eso, porque a lo largo de su historia ha sido una ciudad que ha demostrado su capacidad de crear, innovar; una capacidad infinita de enfrentar los tiempos, de sobreponerse a las adversidades y una ciudad que le ha prestado muchos servicios y le ha dado mucha luz a Alemania y al mundo entero.
Ayer tuvimos la oportunidad de estrechar lazos con este maravilloso país: nos reunimos con la Canciller, con el Presidente del Gobierno, con el Presidente del Reichstag, y tuvimos una muy franca, directa y fecunda conversación, logramos muchos acuerdos.
Y la verdad es que las relaciones entre Chile y Alemania están en un gran momento: no discutimos problemas, discutimos solamente oportunidades; cómo unir fuerzas para enfrentar los grandes desafíos que enfrenta la humanidad y cómo unir fuerzas para potenciar el desarrollo, tanto de Alemania como de Chile.
El Puerto de Hamburgo es uno de los principales puertos a través de los cuales las exportaciones chilenas entran al Continente europeo. Y por esa razón, quiero agradecer muy sinceramente al presidente de la Asociación Latinoamericana, al presidente de la Cámara de Comercio, al alcalde de Hamburgo, a los ministros, a los parlamentarios y a todas las autoridades y empresarios presentes.
Hay algunos que piensan que el problema del mundo son los empresarios. Y yo creo que es justo lo contrario; el problema del mundo es la falta de empresarios, porque los empresarios están siempre tratando de subirse sobre los hombros de gigantes -como decía el gran Newton- para ver qué hay más allá del horizonte, cómo anticiparse a los tiempos, cómo lograr crear más riqueza, crear más oportunidades. Y ésa es la forma en que los países y el mundo progresan.
Por eso, a una ciudad que, a lo largo de sus más de mil años de existencia, ha conocido tantos éxitos y también tantos tiempos difíciles, es una ciudad a la cual los chilenos le tenemos un gran cariño y un gran respeto.
Déjenme compartir con ustedes tres reflexiones. Una sobre mi país, Chile; otra sobre América Latina; y una tercera sobre este nuevo mundo en el cual estamos viviendo.
Chile fue la colonia de España más pobre en América Latina. Los españoles fueron a buscar oro y plata, y en Chile no había ni oro ni plata. Y, sin embargo, con mucho esfuerzo, y especialmente lo que hemos hecho en los últimos 30 años, Chile se ha transformado en el país más desarrollado, no solamente porque tiene el mayor Ingreso Per Cápita del Continente, sino que también porque tiene el mayor desarrollo humano de América Latina.
Y por esa razón, Chile se fija siempre metas grandes. Nada entusiasma, motiva y compromete tanto a un pueblo, como una meta grande, noble, ambiciosa, pero también factible, en que todos sintamos que tenemos un lugar para aportar, pero también un lugar para recibir los beneficios de ese proyecto. Y en eso estamos empeñados en Chile.
Después de cuatro años difíciles en materia económica en nuestro país, Chile está resurgiendo con mucha fuerza, y hemos recuperado nuestra capacidad de crecer, de invertir, de innovar, de emprender, de crear oportunidades, de crear buenos trabajos. Y las cifras no se las voy a dar en extenso, porque sería muy aburrido, pero Chile es un país que ha recuperado y está a la cabeza del crecimiento, creciendo entre 4 y 5%.
Pero más importante que eso, porque el crecimiento es una parte del objetivo de Chile. Nosotros buscamos un desarrollo verdadero, y para que el desarrollo sea verdadero, tiene que ser integral, inclusivo y sustentable:
Integral, no solamente desarrollo material, también estamos trabajando para mejorar la calidad de nuestra democracia, de nuestro Estado de Derecho, la sana convivencia, la protección del medio ambiente, porque así vamos a tener un desarrollo que cubra todas las áreas del quehacer humano;
Inclusivo, que llegue a todas y cada una de las familias chilenas;
Y sustentable, que sea amistoso y respetuoso con el medio ambiente.
En la conversación con la Canciller Angela Merkel, éste fue un tema en que teníamos pensamientos muy coincidentes. De hecho, Chile es uno de los países que ha tomado los compromisos más exigentes en el Acuerdo de París. Por ejemplo, una de las primeras acciones que tomamos durante nuestro Gobierno fue prohibir el uso de bolsas plásticas en el comercio, porque las bolsas plásticas están contaminando la tierra, los océanos, y se demora un segundo en producirse; se utiliza, en promedio, 15 minutos; y después toma 400 años en degradarse. Y, por lo tanto, el océano hoy día casi tiene más bolsas plásticas que peces.
Y por eso esta aspiración chilena de ser un país desarrollado, para ponerlo en forma simple, si mantenemos el ritmo de crecimiento que tenemos hoy día, por los próximos 12 años, antes que termine la próxima década, Chile va a ser un país desarrollado de verdad, en forma integral, inclusiva y sustentable. Y vamos a alcanzar el nivel de desarrollo que tienen países como España, hoy en día. Y, además, si seguimos trabajando, algún día también tendremos el nivel de desarrollo que tienen ustedes, los alemanes.
Para eso estamos comprometidos con muchas reformas, porque el principal peligro de esta sociedad nueva y moderna, es la obsolescencia, es quedarse dormido en los laureles del pasado y no asumir, advertir y enfrentar los desafíos y las oportunidades del futuro.
Por eso estamos comprometidos con una reforma tributaria, para simplificar el sistema y darle un alivio a las pequeñas y medianas empresas; en una reforma educacional, para mejorar la calidad de la educación; en una reforma de pensiones, para un nuevo trato con nuestros adultos mayores; en una reforma de salud y de educación, para mejorar el acceso y la calidad de esos dos servicios tan fundamentales; en un profundo proyecto para modernizar nuestro Estado y poner un Estado al servicio de los ciudadanos, y no como ocurre tantas veces, en que son los ciudadanos los que están al servicio del Estado.
Y hemos hecho grandes esfuerzos por atraer inversiones. Tenemos una oficina que se llama GPS, Gestión de Proyectos Sustentables, que ha logrado destrabar -o está destrabando- proyectos de inversión, algunos de ellos de capitales alemanes, por más de 65 mil millones de dólares; y otra oficina que se llama OPEN, Oficina de Productividad y Emprendimiento Nacional, que está dedicada a eliminar todas las barreras, todos los obstáculos que no se justifican.
Porque yo estoy convencido que la mejor forma de alcanzar el desarrollo es desatando las fuerzas de la libertad, las fuerzas de la iniciativa.
Y en la medida que, a las personas, en lugar de asfixiar su iniciativa, su creatividad, su inteligencia, su capacidad de innovar y emprender, apoyarlas y promoverlas. Porque ése es el verdadero recurso inagotable y renovable que tenemos en estos tiempos modernos.
Ése es el gran proyecto que tenemos en Chile.
Y les quiero decir que Chile es un país que tiene algunas características muy propias. Tenemos una democracia sólida y estable; tenemos una economía social de mercado libre, abierta, integrada, competitiva; tenemos un gran respeto por el Estado de Derecho. Y, por lo tanto, queremos invitar a todos los inversionistas e innovadores que quieran ir a nuestro país, no tanto por el capital financiero, eso lo podemos obtener de muchas partes, lo que nos gustaría, y es lo que ha pasado con la inversión alemana que, junto con el capital financiero, venga la ciencia, la tecnología, la experiencia, el conocimiento, para agregar valor a nuestros productos.
Chile tiene muchas áreas extraordinariamente promisorias, no solamente la minería. Vamos a ser, probablemente, una potencia en materia de energías limpias y renovables, porque tenemos un potencial de energía solar, de energía eólica, de energía geotérmica -Chile tiene el 25% de los volcanes activos del mundo-, de energía del mar, tenemos más de 4 mil 200 kilómetros de costa.
Además, la industria agrícola, que está pasando de una industria tradicional a una industria de exportación, con valor agregado, con tecnología, y estamos atendiendo las mesas más exigentes de los mercados del Norte, porque estamos en contraestación, cuando aquí es invierno y no pueden producir muchos bienes, en Chile es verano y sí los podemos producir. Y por eso esperamos que, en el futuro, cuando ustedes tengan que alimentarse, coman mucho salmón chileno, tomen vino chileno, coman pescados chilenos, frutas chilenas.
Y además de eso, Chile está en un crecimiento de su industria del turismo, porque es un país lleno de maravillas de la naturaleza. Durante mucho tiempo Chile fue una “isla”, porque estaba aislada del mundo por barreras naturales: en el Norte, el desierto más seco del mundo, el Desierto de Atacama. Desde ese desierto buscamos, encontramos y rescatamos a nuestros 33 mineros durante mi primer Gobierno; por el Sur, tenemos a Antártica; por el Oeste, el maravilloso Océano Pacífico; y por el Este, la magnífica Cordillera de Los Andes.
Pero Chile se dio cuenta que tiene que integrarse al mundo, y por eso es un país que siempre está abierto y atento a lo que está pasando en el mundo.
Quisiera hacer una segunda reflexión sobre América Latina. Nuestro Continente, el Continente eterno de la esperanza, pero también el Continente de muchas frustraciones.
América Latina lo ha tenido todo: tiene un territorio grande, vasto; recursos naturales abundantes y generosos; no hemos tenido las guerras mundiales que afectaron a Europa el siglo pasado; no tenemos los conflictos étnicos o religiosos que agobian a muchos países del Medio Oriente.
Y a pesar de todo esto, ningún país de América Latina ha logrado conquistar el desarrollo. Algunos han estado muy cerca. Por ejemplo, Argentina estuvo entre los 5 países más ricos del mundo a comienzos del siglo pasado, más rico que Alemania, pero por alguna razón esa famosa “trampa de los países de ingreso medio”, que dice que los países crecen hasta que llegan a esa etapa intermedia y ahí pierden el norte, pierden la voluntad y se estancan o retroceden.
¿Cuántos países han cruzado ese desierto, desde el subdesarrollo al desarrollo en los últimos 60 años? Se cuentan con los dedos de una mano: Corea del Sur, Taiwán, Singapur, y muy pocos más.
Bueno, nosotros queremos que Chile sea el primero que haga esa travesía y lo haga con éxito, antes de que termine la próxima década.
Y a nuestra generación le ha tocado vivir dos grandes desafíos, misiones, transiciones. La primera la hicimos hace 30 años, cuando conquistamos nuevamente nuestra democracia, nuestras libertades, nuestro respeto por los derechos humanos. La segunda la estamos haciendo hoy día, que apunta a conquistar el desarrollo y derrotar la pobreza.
Y yendo a América Latina, ¿por qué América Latina, que lo ha tenido todo, sin embargo, no ha logrado estar a la altura de su potencial? Algunos dicen que es un designio de Dios, que es una fatalidad del destino. No, no es así. Es porque nosotros no hemos sido capaces de aprovechar en plenitud las maravillas, las oportunidades que tenemos en nuestro Continente.
Y por esa razón, llegamos tarde a las tres primeras revoluciones: la revolución mecánica del vapor, la revolución de la electricidad, la revolución de los computadores, y estamos decididos a no llegar tarde, sino que ser protagonistas de esta cuarta revolución; la revolución digital, la sociedad del conocimiento y la información que está golpeando nuestras puertas.
Y para eso es muy importante tener claridad que esta sociedad del conocimiento y la información ha demostrado ser muy generosa con los países que quieren abrazarla, que se preparan para asumirla, pero ha demostrado -y va a demostrar- ser muy cruel con aquellos países que le dan la espalda y simplemente la dejan pasar.
Por esa razón, en América Latina cuando nos reuníamos los Presidentes, muchas veces hablábamos que los pilares del desarrollo eran una democracia estable, que diera visión de largo plazo; una economía social de mercado, abierta; y unas políticas macroeconómicas responsables.
Sigue siendo verdad, pero para ser ciudadanos de esta sociedad nueva del conocimiento y la información, requerimos construir o fortalecer los nuevos pilares. Y en eso estamos comprometimos los chilenos y trabajando arduamente todos los días.
Esos nuevos pilares, necesitamos una revolución copernicana en la calidad de la educación, necesitamos también invertir mucho más en ciencia y tecnología, necesitamos fomentar y promover la innovación, el emprendimiento, la imaginación, la creatividad y no asfixiarla con burocracia.
Necesitamos también tener una sociedad mucho más inclusiva, en que todos nos sintamos parte de este proyecto, y no que algunos lo sientan como propio y otros lo sientan como ajeno.
Y finalmente modernizar nuestro Estado, que es una lucha permanente, porque los Estados en general tienden a quedarse atrás, por la inercia, por la burocracia. Y estamos en un tremendo esfuerzo de hacer el Estado del siglo XXI.
Porque la revolución que viene, que ya está golpeando nuestras puertas hace mucho tiempo, estuvimos ayer en la mañana en la sede central de Siemens, viendo como ellos estaban haciendo esta nueva educación dual, esta capacitación vocacional, que es indispensable para enfrentar el futuro que ya golpea nuestras puertas.
Porque la Internet de las cosas, la Web 1.0 conectó computadores con computadores, la Web 2.0 computadores con personas, la Web 3.0 -que es la que está hoy día- computadores con personas y con cosas, y dentro de un marco de inteligencia artificial. Y eso va a cambiar nuestras vidas, las cosas van a ser inteligentes, no solamente los computadores y las personas, y por tanto nuestros hogares van a ser inteligentes, nuestros automóviles, nuestras oficinas, nuestras ciudades. Y eso es una revolución formidable.
Lo que significa la robótica, que va a reemplazar muchos trabajos. De hecho, yo siempre le digo a los estudiantes de mi país que, cuando ellos egresen de la educación, van a trabajar con tecnologías que hoy día no existen, en empleos que todavía no tenemos y para satisfacer necesidades que ni siquiera imaginamos. Porque el mundo cambia tan rápido que -como dije anteriormente- quedarse parado es inevitablemente caer en la obsolescencia. Y caer en la obsolescencia es como retroceder a la Prehistoria.
Lo que significa la inteligencia artificial, el Blockchain, la capacidad infinita de almacenaje de información en la nube, las impresoras 3D y 4D, la nanotecnología, eso va a cambiar nuestro mundo en forma tal que Chile tiene que prepararse, anticiparse, porque ese mundo va a venir con o sin nuestra voluntad y nuestro consentimiento.
La pregunta es ¿nos va a pasar por encima o nos va a permitir impulsarnos hacia adelante y poder ser parte del Primer Mundo, al cual pertenece sólo un puñado de países que ha logrado esa sabiduría de combinar la democracia con el desarrollo, con la paz?
Por eso, en América Latina tenemos muchos problemas.
Yo sé que Venezuela es una tragedia: políticamente, es una dictadura corrupta; económicamente, el Producto Interno Bruto de Venezuela, el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, es menos de la mitad de lo que fue hace 15 años, para que vean cómo los países se pueden destruir; y hay una crisis humanitaria, que el país más rico de América Latina hace muy poco tiempo atrás, literalmente tiene a mucha parte de su población muriéndose por falta de alimentos y por falta de medicamentos.
Argentina, que inició un nuevo camino con el Presidente Macri, está enfrentando nuevas dificultades y nuevas turbulencias. Le deseo la mejor de las suertes al Gobierno del Presidente Macri, está enfrentando momentos muy duros, hay una pérdida de confianza que es clave para poder conducir los países y lograr que las economías funcionen.
En Brasil, tenemos una segunda vuelta electoral en dos semanas más, con dos candidatos que representan posiciones muy extremas, y por lo tanto está en un momento de gran incertidumbre y en medio de una larga recesión, igual como Argentina también la tiene, en plena recesión.
Tenemos otros países como los países de la Alianza del Pacífico, que formamos una alianza, y que para México, Colombia, Perú y Chile está avanzando en la dirección correcta; algunos más rápidos, otros más lentos, pero en la dirección correcta.
Ésa es nuestra América Latina, llena de oportunidades, pero también desgraciadamente con mucha frustración. Ningún país de América Latina ha logrado cruzar ese desierto y romper “la trampa de los países de ingreso medio”. Esperamos que Chile sea el primero, no el único, y estamos trabajando muy duro para eso.
Y tal vez una reflexión respecto del mundo. El mundo está enfrentando problemas nuevos, graves, difíciles, como el cambio climático y el calentamiento global. Miren el verano que han tenido aquí en Hamburgo, que parece un país tropical, ¡faltan las puras palmeras! (risas). Se quejaban mucho de los inviernos y de los otoños fríos, lluviosos, ahora han tenido un verano y un otoño maravilloso, y vemos que el cambio climático tiene algunas cosas buenas, pero en general es malo, porque está poniendo en riesgo la sobrevivencia.
Yo, hace un tiempo atrás, vi revistas muy importantes como “Time” y “The Economist” que publicaban en sus portadas una foto del planeta Tierra diciendo “Salvemos el planeta Tierra”. Me pareció equivocado: el planeta Tierra lleva más de 4 mil años, ha resistido todo, aerolitos, diluvios, incendios, glaciaciones, terremotos, maremotos. Lo que está en riesgo no es el planeta Tierra, o no todavía; lo que está en riesgo es la sobrevivencia del hombre en el planeta Tierra, porque los últimos años hemos destruido el planeta más que en toda la historia anterior de la humanidad. Y eso tiene que cambiar.
Tenemos el grave problema del terrorismo, que ha afectado a muchos países aquí en Europa. Tenemos ahora síntomas de un Proteccionismo que surge con mucha fuerza y esta Guerra Comercial entre Estados Unidos y China, o entre Estados Unidos y la Unión Europea, es algo que no le hace bien al mundo. Ya conocimos esa receta al término de la gran crisis de 1929, en el siglo pasado.
Tenemos, por otra parte, una tendencia al Aislacionismo, y por tanto abandonar el multilateralismo. Yo creo que el mundo sólo va a avanzar en forma segura y va llegar más lejos si nos comprometemos con el Libre Comercio y nos comprometemos con el Multilateralismo. Y en esta materia, con la Canciller Angela Merkel, tenemos una total y plena coincidencia.
Finalmente, yo querría aprovechar de invitarlos muy cariñosamente que vengan a Chile: nosotros les aseguramos una democracia estable, un Estado de Derecho, respeto por las reglas del juego; no les podemos asegurar la rentabilidad, porque eso es un problema que tiene que asegurárselo cada uno. Pero estoy seguro que con las enormes oportunidades que tenemos en Chile, en la minería, en la energía no convencional, en la agricultura moderna de exportación, en las industrias de la tecnología, en la industria también de los alimentos, hay formidables oportunidades.
En la industria de la astronomía: Chile se está transformando en la capital mundial, tenemos el 50% de la capacidad de observación del cielo, y vamos a tener más, porque los cielos del Norte de Chile son transparentes. Tenemos la Antártica en el Sur, otro continente lleno de oportunidades.
Por todo eso, yo los quiero invitar a ustedes que vayan a Chile, van a ser bienvenidos. Sabemos que la inversión extranjera es muy importante: de hecho, en los últimos meses ha crecido en 600% respecto a lo que veníamos anteriormente, y la inversión privada chilena también está creciendo con mucha fuerza.
Luego es un crecimiento que no está basado solamente en gasto público o en deuda, sino que está basado en lo que genera crecimiento fuerte y seguro, en inversión, en compromiso y en responsabilidad.
Por eso, esta misión de Chile de transformarse en un país desarrollado es una misión a la cual los convocamos a todos ustedes, porque yo sé que Alemania es un país que tiene un liderazgo en ciencia, en tecnología, en innovación, en emprendimiento. Es un país extraordinario, y que puede por supuesto hacer un gran aporte al desarrollo de Chile.
Y también nosotros podemos hacer un aporte al desarrollo de Alemania. Chile es una puerta de entrada a la Alianza del Pacífico, son cuatro países que representamos 250 millones de habitantes. Chile también puede ser una puerta de entrada al mundo del Asia Pacífico, que es el mundo que está creciendo con más fuerza.
Por eso yo quisiera simplemente recordar algo que dijo un gran candidato a la Presidencia de Estados Unidos, Robert Kennedy. Él dijo alguna vez que “había dos tipos de hombres: los que miraban las cosas como son, no se preguntaban por qué; y los que soñaban con las cosas que aún no son y se preguntaban por qué no”.
En Chile, estamos soñando con un país desarrollado. Nunca lo hemos sido, pero tenemos la voluntad, el compromiso y un camino para lograr ser un país verdaderamente desarrollado. Y cuando uno les pone a los pueblos o a los países grandes desafíos, pasa un poco lo que decía Víctor Hugo, “el futuro tiene muchos nombres: para los cobardes, es lo incierto, lo que provoca temor; para los pusilánimes, es lo inalcanzable; para los valientes, es una oportunidad y una misión”.
Y por esa razón, nosotros estamos tratando de provocar en nuestro país esa voluntad, ese compromiso, ese sentido de una misión que une a todos los chilenos, para transformar a Chile en un país desarrollado, que no solamente sea crecimiento económico, es mucho más que eso, es calidad de vida, es respeto por las instituciones, es calidad de la democracia, y también un país abierto, integrado, que le da la cara al mundo.
Por eso los invito a ir a Chile y juntos vamos a poder escribir las páginas más hermosas en la historia de la colaboración entre Alemania y Chile, y también en la historia del desarrollo de nuestros países.