S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza la inauguración de la sexta edición del Congreso Jóvenes Futuro

7 AGO. 2025
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S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza la inauguración de la sexta edición del Congreso Jóvenes Futuro junto al ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Aldo Valle; el presidente del Senado, Manuel José Ossandón; la presidenta de la Comisión Desafíos del Futuro del Senado, Ximena Órdenes; y el presidente de la Fundación Encuentros del Futuro, Sergio Bitar.

Muchas gracias a todas y todos los presentes, a las autoridades que han hecho posible, al que se le quedó este celular.
 
Ossandón es muy optimista, yo les recomiendo que busquen su debate presidencial, cuando era candidato a presidente, y le dijo unas cosas ahí al expresidente: “No te metieron preso porque…” ¿Cómo era? Ah, “no te declararon…”. Y con Kast: “cómo era el financiamiento de tu programa”. Pero bueno.
 
Es un gusto estar acá porque para mí, por lo menos, que tengo 39 años, se genera una contradicción, un sentimiento contradictorio muy fuerte, que es estimulante. A mí todos, desde que entré al Congreso, hace 12 años casi, me decían que era muy joven. Y cuando salí a electo presidente, salí a electo presidente a los 35 años y era efectivamente el presidente más joven electo en la historia del país. Había un presidente de Chile antiguo que, de hecho, era argentino, que es Manuel Blanco Encalada, que fue también presidente de los 35 años.
 
Todos me encuentran joven y en los foros internacionales (me dicen): “Oye, ¡qué joven te ves!”, pero en verdad estoy acá y no soy joven. No sé si para ustedes soy viejo, quizás comparado con Ossandón, sí. Pero estoy convencido que una cuestión importante de estos momentos es que nos permite tener un diálogo y entender el lenguaje con el que nos estamos comunicando.
 
Una de las cosas que se va a hablar en este espacio es sobre el “brainrot”. Pero si yo les digo brainrot, ¿qué piensan? ¿qué es lo primero que se les ocurre? “Tralalero Tralala” ¿no? O “Ballerina Capuchina”. Yo le digo brainrot a cualquier joven que vaya en el colegio y piensa en estos monos que hablan en italiano y que, de hecho, ya se hicieron peluches, en mi casa tengo a “Tralalero Tralala”, a “Bombardino Cocodrilo”.
 
Es impresionante cómo nos apropiamos o cómo las nuevas generaciones, o las nuevas formas de comunicarse, se apropian de las palabras, porque “brainrot” que Oxford, esa universidad medieval, la convirtió en la palabra del año, si no me equivoco el año pasado, y que significa en el fondo “pudrimiento del cerebro”.
 
Rápidamente, cuando hablamos en términos de esas características, lo toman las nuevas generaciones y lo reconfiguran. Creo que hay una suerte de batalla cultural por cómo entendemos las cosas que están pasando y un quiebre en las maneras de comunicarnos. Hoy día yo creo que es más fácil para muchos de mi generación y de las generaciones anteriores a la mía, comunicarse con alguien en inglés, en francés o incluso en chino con los traductores, que comunicarse con un joven. Porque no estamos hablando el mismo lenguaje.
 
Una de las cosas que yo he aprendido en política es que cuando la historia se corta por generaciones, perdemos mucha riqueza. Entonces, yo los quiero invitar a los jóvenes a que no vean en quienes somos más viejos solamente objetos de anticuario, pero sobre todo quiero invitar a los que somos más viejos a interesarnos genuinamente por lo que está pasando acá. A tratar de entender las formas de lenguaje que hoy día se tienen, a no sencillamente despreciar las redes sociales y decir: “Esto nos está atontando”.
 
Cuando vean acá la exposición de gente hoy día como Guororororoi, que va a estar –no sé si va a estar acá, entiendo que iba a estar acá– o como Dylantero, que está ahí y va a hablar en un ratito más, a mí me tinca que mi santa madre no entendería nada y diría como de qué están hablando, como cuando entraban a tu pieza y decían: “Qué estás escuchando esa música de puros tarros”. Tenemos que interesarnos más y poder aprender de ese lenguaje, porque ese lenguaje está cambiando el mundo.
 
El centro de mi discurso no lo quiero poner en las nuevas tecnologías o lo que decía bien Guido Girardi y Ximena Órdenes, este cambio epocal que implica las nuevas tecnologías. A mí me importan las nuevas tecnologías que se están desarrollando, yo tengo DeepSeek y ChatGPT en el teléfono y los ocupo de vez en cuando, no para trabajar, pero de repente para hacerme preguntas o para tratar de aprender, estoy tratando de leer cosas nuevas, pero lo que me preocupa es el lenguaje. Lo que me preocupa más que el lenguaje, incluso, es la comunicación. Si estamos siendo capaces de entendernos.
 
Una sociedad que no se habla, que no se entiende, es una sociedad que se quiebra. Y cuando se quiebran las sociedades, pasan cosas malas. Pasan cosas malas.
 
El otro día leía a un psiquiatra infantil que cuestionaba esta idea que se ha instalado como un sentido común en los adultos, donde se dice que las nuevas generaciones son las más mimadas de la historia y que son como generaciones de cristal. Que son generaciones que, en el fondo, sólo hacen lo que quieren. En particular respecto a los más niños, y esto lo pienso ahora cuando veo a mi hija, que tiene 6 semanas de vida, dice: “Los niños hoy día son los niños en la historia que menos tienen lo que quieren, porque lo que más quieren los niños y niñas en la medida en que van creciendo es estar con su padre, con su madre, con su familia, con sus hermanos”. Hoy día es cuando menos están, porque los mismos padres están pegados al teléfono o pegados al trabajo.
 
Entonces, uno de los sentidos que hemos tratado de darle a nuestro Gobierno es tratar de reivindicar el tiempo. Hay una mujer que tiene un hijo con parálisis cerebral y, por lo tanto, es 100% dependiente, que me decía: “Yo soy pobre de tiempo. Más allá de los recursos materiales, tengo pobreza de tiempo”.
 
Si no tenemos tiempo para mirarnos a los ojos, si no tenemos tiempo para encontrarnos, si no tenemos tiempo para jugar, para compartir, evidentemente vamos a dejar de conversar y nuestra sociedad se va a quebrar. Para eso tenemos, insisto, que tener un lenguaje común y el lenguaje común ya no es el castellano, el inglés, el francés. El lenguaje común es, o el lenguaje que puede ser común, es el de la tecnología.
 
Ahí creo que mi generación es una generación intermedia. Yo les contaba a algunos que una chica me preguntaba recién con qué Pokémon iniciaba el Pokémon Yellow, y le respondía que yo siempre partía con “Squirtle”. Pero yo soy una persona que alcanzó a tener disquetes, que alcanzó a escuchar música en casetes, que no tenía internet, que todavía hacíamos los trabajos en hojas cuadriculadas en el colegio, pero que vimos todo el cambio. Yo cuando salí de la universidad, cuando egresé de la universidad, todavía los celulares no tenían internet, y no fue hace tanto tiempo. Hoy día eso es absolutamente impensado.
 
Pero somos la generación que también se maneja en ese lenguaje. Hoy día yo tengo todas mis redes sociales acá en mi teléfono, ocupo –como les decía– inteligencia artificial. Estoy permanentemente tratando de aprender, pero ahí tenemos que hacer un link y tratar de entendernos mucho mejor.
 
Yo los invito también a recuperar los espacios públicos. Acá vamos a hablar mucho de tecnología, mucho de lo digital, pero al final hay una cuestión que es irremplazable, que es la cancha, que es la plaza, que es la bicicleta. No lo digo desde una perspectiva de nostalgia trágica, como un mundo que se fue y no volverá, sino desde la perspectiva de, por ejemplo, cómo recuperamos la seguridad en nuestros barrios. La manera de recuperar la seguridad en nuestros barrios y no estar encerrados en la casa o de combatir el sedentarismo es ocupando los espacios públicos, ganando tiempo.
 
Por eso fue uno de los objetivos que bajamos la jornada laboral en Chile de 44 o 40 horas. Por eso estamos estableciendo el Sistema Nacional de Cuidados. Por eso queremos darles mayor dignidad a nuestras personas mayores con la Reforma Previsional. Por eso estamos realizando el proceso de recuperación de espacios públicos en todo Chile para poder tener espacios donde comunicarnos.
 
Yo termino diciéndoles que fui joven hace no tanto tiempo y pensaba cuando era joven que era bueno sólo por serlo, que en el fondo los viejos eran una lata y que los jóvenes teníamos absolutamente todo que decir. Yo hoy día no creo que ni la juventud ni la vejez sean virtudes en sí mismas. Creo que lo importante es el diálogo entre, aprender de quienes estuvieron antes de nosotros. Y también que quienes estuvieron antes que nosotros o quienes tienen más edad que nosotros, estemos dispuestos a aprender de ustedes y no solamente venir a darles cátedra.
 
Por eso me interesa escuchar la charla de la chica que estudia derecho en la Universidad Católica, que va a hacer una charla sobre inclusión, Isidora, que va a hablar ahora de Dylantero que, si no me equivoco, va a hablar después y pidió ayer a sus seguidores –un millón de seguidores en redes sociales, en Instagram– frases polémicas, así que veremos qué nos dice. O después a Guororororoi y algunos comediantes para que nos hablen justamente del lenguaje de los memes.
 
Muchísimas gracias por este espacio. Manténganse rebeldes, cuestiónennos, no crean todo lo que les dicen. Nosotros, que estamos en política, estamos en política porque en un momento decidimos cuestionar a la generación que nos antecedía y hoy día estamos trabajando con ellos, pero para poder entrar se requiere también romper un poco. Yo creo que eso ustedes como jóvenes lo entienden.
 
Un abrazo muy grande y quedo atento a vuestras palabras, que les vaya muy bien.