S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza la inauguración del Congreso Futuro 2025

13 ENE. 2025
Descargar Audio Discurso Descargar Transcripción

S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza la inauguración del Congreso Futuro 2025.

Muy buenos días a todas y a todos los presentes.
 
Vengo llegando hace un par de días de una visita al Polo Sur y, después, de una intensa gira en la Región del Biobío donde recorrimos, en tres días, nueve comunas. Y es muy impresionante ver que hay algo compartido, además de las demandas propias de los diferentes territorios, el hambre de conocimiento con el que uno se encuentra donde quiera que vaya, principalmente en los niños y las niñas, pero no solamente en los niños y las niñas.
 
Creo que una de las cosas de las cuales yo, por lo menos, estoy orgulloso de Chile es que en nuestro país hay confianza y, también, expectativa sobre qué es lo que puede aportarle la ciencia y la comunidad de científicos y científicas, la academia en general, la reflexión en general.
 
Por ello estoy muy feliz de asistir nuevamente a este evento, como lo hemos hecho todos los años, que nos invita y nos desafía a levantar la mirada respecto de nuestros problemas inmediatos, y nos invita a reflexionar sobre los futuros posibles y deseables para el mundo.
 
Cuando digo levantar la mirada es metafórico, pero también muy concreto. En las dos primeras filas hay sentadas 16 personas, de esas 16 personas, afortunadamente hay un margen para no decir quién con nombre y apellido, pero 11 han estado mirando el celular permanentemente durante este ratito. Y de autoridades de Gobierno que identifiqué así al ojo vi, por lo menos, a 10 que estuvieron permanentemente revisando su celular.
 
Los invito a levantar la mirada porque resulta muy difícil pensar que en estos tiempos de inmediatez a los que hacía alusión en su primera intervención el exsenador Girardi, o a lo que hacían referencia los diferentes expositores que estuvieron antes que yo, podamos concentrarnos en el momento y escuchar lo que está diciendo nuestro interlocutor si estamos revisando las noticias, me imagino que acá no algún reel de Instagram, pero las noticias o el WhatsApp de la pega que está por venir. En verdad es difícil, a mí también me pasa. No se trata de acusar a unos y limpiarse, pero creo que es importante que reflexionemos sobre eso también, dónde estamos cuando estamos.
 
¿Es posible estar en tantas partes a la vez y disfrutar o tener una experiencia reflexiva respecto a los contenidos que se están debatiendo si es que realmente no estamos? A mí personalmente me cuesta mucho y me doy cuenta cuando, producto de este ímpetu por estar en todas partes, a veces en una discusión importante, me pierdo unos segundos para tratar de estar conversando a la vez con otro ministro para solucionar otro problema.
 
En materia familiar, quizás más aún ahora, dentro de poco tiempo más voy a tener la suerte, la alegría de ser padre y una de las decisiones que tomé es empezar una transición tecnológica. Me compré uno de estos, de los antiguos, sin internet. Pero entendiendo que acá no se trata de volver al pasado y negar la tecnología, sino buscar maneras de cómo nos relacionamos de manera sana con nuestro entorno y cómo utilizamos la tecnología para mejorar nuestra calidad de vida.
 
Yo le preguntaba a la ministra de Salud hace poco, a propósito de todas las tensiones que existen en el mundo de la Salud, si es que podríamos decir con certeza de que hoy la salud en Chile era mejor que hace 25 años. Ella me dijo que sí, que es posible hacer esa afirmación en términos cualitativos y cuantitativos también, en el sentido de llegada.
 
Sin embargo, pareciera que en la medida en que crecen las expectativas, que crece nuestro nivel de ingreso, hay una tendencia también a ser más demandantes y, por lo tanto, cómo se traduce eso, me pregunto, en felicidad. Si al final las tecnologías y todo avance son para mejorar nuestra calidad de vida y en términos cuantitativos o lo que podemos medir es innegable que las condiciones materiales de vida en Chile, por lo pronto, han mejorado de manera sustantiva en las últimas décadas, es bueno que nos preguntemos reflexivamente si en torno a nuestras comunidades estas han mejorado también.
 
Pero no solamente en términos materiales, sino en la vieja pregunta por la felicidad que, por supuesto, no puede ser determinada desde un gobierno, ¿qué es la felicidad? Pero es bueno que cada uno de nosotros nos lo preguntemos.
 
Yo siempre tenía la idea, si me decían “Brain Damage”, me imaginaba la canción de Pink Floyd, pero hoy con “Brain Damage” pienso en el atrofiamiento mental que nos está pasando cada vez que pasamos más tiempo pegado a la inmediatez de la pantalla y cómo nos estamos perdiendo la posibilidad de disfrutar una obra, de disfrutar un momento, de leer un libro. Si yo hubiese tenido celular con internet en el colegio tengo la sospecha que hubiese leído mucho menos de lo que leí.
 
Ahora, yo no quiero ser un nostálgico del pasado o esta vieja idea de que todo tiempo pasado fue mejor, soy y me declaro un optimista empedernido respecto de las condiciones de posibilidad del futuro. Pero evidentemente hay que tender alertas.
 
Y cómo, a propósito de la interpelación tremendamente desafiante que nos hacía Guido Girardi sobre la idea de Elon Musk de que, si la tecnología lo hace mejor, bueno, que nos reemplace la tecnología. ¿Cuáles son los límites que ponemos nosotros como humanidad? Pero, además, ¿qué impone esos límites? ¿son las democracias? ¿son las personas con poder? ¿es solamente la riqueza, el poder del dinero, las personas con más acceso al conocimiento?
 
Hoy ustedes han visto cómo multimillonarios están incidiendo directamente en procesos democráticos. El caso de Elon Musk en Alemania, para qué decir en Estados Unidos, pero cómo está haciendo campaña por el partido de ultraderecha alemana.
 
Cómo se utiliza la tecnología para intervenir en los procesos democráticos, se ha hablado mucho de las interferencias que se han hecho desde Rusia a diferentes procesos. En Rumania, si mal no recuerdo, hace poco se declaró la anulidad de la última elección producto de, esto lo alegaba la Corte Suprema de Rumania, la interferencia de otros poderes tecnológicos, Rusia en este caso, en el resultado de la elección.
 
Miren ustedes qué desafiante. Por eso lo que decía, si mal no recuerdo, el senador Coloma respecto del vínculo de la política con la tecnología y cómo este encuentro, este congreso del futuro presente no es una abstracción sólo para científicos, sino que hay una discusión política y ética de fondo.
 
Esta edición en particular del Congreso Futuro nos invita a reflexionar sobre la relación entre el avance tecnológico actual y la humanidad que queremos ser. Es importante que nos preguntemos qué humanidad queremos ser porque quizás en algún momento la respuesta ya la hayan dado otros.
 
Y la diversidad de miradas que implica necesariamente esta pregunta es también el por qué es tan difícil ponerse de acuerdo y dar soluciones a problemas multidimensionales como la crisis climática, la desigualdad, la inseguridad, el debilitamiento de la democracia. Esto sólo se puede resolver integrando varias miradas y que no entremos en una ley donde solamente prime la voluntad del más fuerte o el más rico.
 
Por eso es importante y bonito que se haya hecho en este Congreso Nacional, en este símbolo de la República, este debate que mezcla ética, política, tecnología, humanidad, en fin.
 
Ahora, más allá de las diferencias que puedan existir, a mí no me cabe ninguna duda que la mayoría de los seres humanos aspira a formar parte de sociedades más justas, más acogedoras, más amables donde nos apoyemos los unos a los otros, donde se respete a quien piensa distinto. En eso tenemos que partir las autoridades dando el ejemplo y velemos por el bienestar de todos y todas en el planeta.
 
Tenemos que ser capaces de humanizar esos puntos comunes en un Chile que es interdependiente y que hoy es parte de un mundo totalmente conectado. Las preguntas que nos hacemos acá son preguntas que se hacen nuestros hermanos, independiente de donde hayan nacido, de cuántos años tengan, de las creencias políticas que sostengan. “Seres humanos del mundo uníos” podría ser una nueva frase.
 
De esta manera podremos ofrecerle a cada niño y cada niña todas las oportunidades que merecen para poder tener una existencia que sea digna y en paz, trabajando con unidad, con altura de miras, en los dos sentidos de la frase.
 
Ahora, las directrices éticas y las regulaciones por sí solas no bastan. Necesitamos crear, por un lado, un ecosistema que promueva la innovación y eso significa un permanente desafío al conservadurismo. El conservadurismo no tiene un solo color político, yo he conocido conservadores de todos los colores. Creo que es tremendamente importante que todos entendamos que en este momento si no generamos un ecosistema que propenda la innovación, que por lo tanto esté dispuesto a tomar riesgos donde las dificultades o las amenazas del futuro no pueden ser paralizantes sino tenemos que enfrentarlas y mantener el statu quo es la mejor forma de la autodestrucción, creo que va a ser posible que avancemos.
 
También, junto con un ecosistema que propenda a la innovación, tenemos que mantener presentes nuestras tradiciones, nuestra esencia. Es un equilibrio que no es fácil, que no es obvio, que se juega en muchas dimensiones distintas y donde diferentes áreas y disciplinas tiene un rol que jugar, el arte, la cultura, las humanidades. La ciencia no es solamente ciencia dura.
 
¿Qué estamos haciendo desde Chile? Yo estoy orgulloso de la posición que Chile ha ido forjando en la discusión global sobre el rol de las nuevas tecnologías, la ciencia y la innovación en el desarrollo. Ir a Suecia, por ejemplo, y encontrarse con una comunidad científica chilena en Estocolmo y poder compartir con gente que está en un intercambio permanente con científicos del otro lado del mundo o ver lo mismo con emprendedores chilenos en China aplicando tecnología de última generación o en cualquier lugar de la Unión Europea, en fin, es realmente estimulante.
 
Esto no es casualidad, son años de trabajo serio y comprometido de la comunidad científica, de activistas, de ciudadanos, de autoridades a través de una política de Estado que nos permiten hoy ser un referente regional en estas materias y transformar a Chile en un hub tecnológico también en América del Sur.
 
Esta posición se ha ido consolidando y ha ido abriendo camino a una nueva agenda de tecnologías emergentes como motor estratégico para alcanzar un desarrollo más inclusivo y sostenible para Chile, potenciando la creación de infraestructura como los data centers y fortaleciendo el sistema de I+D o lo que estamos haciendo, por ejemplo, con el Cable de Humboldt o el Cable Antártico.
 
Soy optimista porque veo que, a lo largo de Chile, hay experiencias valiosas que conjugan el avance de la tecnología con una mejor calidad de vida para las personas. No se imaginan lo bonito que es ver a una agricultora de San Ignacio, en la Región del Ñuble, que hablaba con mucho orgullo de la herencia campesina adquirida de su familia y que hoy estaba incorporando nuevas tecnologías al campo.
 
O los profesores que innovan con nuevas tecnologías en la sala de clases, un tremendo desafío. Cómo no negarse a la tecnología, sino acogerla e involucrar a los estudiantes en este nuevo proceso.
 
O cómo las nuevas tecnologías nos han permitido avanzar un poco más rápido en materia de construcción de viviendas, resolviendo uno de los sueños principales de las familias chilenas.
 
Para qué decir en materia de Defensa, de Seguridad.
 
Hay, por ejemplo, investigadores de la Universidad de Valparaíso, universidad estatal, que utilizan tecnología de deep learning para lograr que las mujeres de su región reciban el resultado de sus mamografías con mayor rapidez y, por tanto, la alerta de un posible tumor con anticipación.
 
O desde el mismo Estado, donde hoy está sonando una alerta, un timbre para cada persona que tiene un bono estatal a punto de caducar, para que este no se pierda.
 
O el tremendo desafío que implica la tecnología para las listas de espera.
 
La tecnología también está integrada al Plan Nacional de Búsqueda de Verdad y Justicia, lo que muestra que las tecnologías emergentes pueden ser una herramienta para ayudarnos a sanar viejas heridas.
 
Nuestro país, por cierto, ha estado a la vanguardia del debate no sólo sobre la regulación de la inteligencia artificial, donde nuestra ministra de Ciencia y actual vocera subrogante, Aisén Etcheverry, lideró a los países de América Latina en una conferencia con todos los ministros de Ciencia de la región para tener una discusión, un debate, una reflexión y una conclusión sobre los aspectos éticos de la inteligencia artificial, sino que la Universidad de Concepción es la primera en América Latina en tener un doctorado en Inteligencia Artificial.
 
Ahora, en otra dimensión de la ciencia, y quiero vincularlo con el viaje que tuvimos recién al Polo Sur, hemos invertido más de 10 mil millones anuales en conocer más la Antártica, un continente que se declara, en su estatuto, como un continente de ciencia y de paz, algo que parece más bien lejano hoy donde hay muchos que niegan la ciencia y niegan la paz.
 
Sólo para dar un ejemplo, los líquenes antárticos que están formados por hongos y por algas tienen componentes que pueden ayudar al tratamiento de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson.
 
El viernes pasado dimos a conocer, en Talcahuano, la Política de Construcción Naval Continua que vincula ciencia, tecnología, industria, defensa con exploración antártica, a propósito de la construcción del Rompehielos Viel.
 
En Concepción, SeQure Quantum desarrolló un sistema especial de ciberseguridad para crear números aleatorios, usando la física cuántica.
 
En innovación la ciencia y tecnología están siendo claves para liderar la transición energética, en la cual Chile va a ser un elemento estructural de la transición energética del mundo. Hace poquito estuvimos en Rancagua dándole el vamos al primer bus a hidrógeno verde en Chile.
 
Además, en los próximos días vamos a darle el inicio oficial al Instituto Nacional de Litio y Salares que va a incorporar investigación de punta sobre la agregación de valor y la protección de los salares.
 
En fin, hay mucho que decir, hay mucho que hacer, hay mucho que aprender y lo que ocurre en estos días en este congreso es muy importante para el país, para la región y para cada uno de nosotros internamente. Ojalá, cada uno de nosotros, y parto por mí, reflexionemos a partir de las discusiones que se den en este congreso.
 
Al final de éste si lo aprovechamos, sabremos más de los grandes dilemas éticos y tecnológicos que cruzan el mundo y de las oportunidades que tenemos para hacerle frente. Seguro algún niño o alguna niña tomará el camino de las ciencias o de las humanidades motivados por alguna conferencia que se escuche acá o en el congreso propio de los niños.
 
Nuestras universidades y centros de formación técnica se van a haber visto enriquecidos y actualizados en sus disciplinas y quizás algún emprendimiento de base tecnológica, como he visto tantos a lo largo de Chile, pueda terminar de madurar aquí.
 
Para que esta sea una apasionante aventura en búsqueda del conocimiento compartido es que le deseo el mayor de los éxitos al Congreso Futuro y agradezco profundamente a todos sus organizadores y organizadoras.
 
Muchísimas gracias.