Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza conmemoración del Día de las Campesinas y Campesinos

28 JUL. 2023
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S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza conmemoración del Día de las Campesinas y Campesinos.

Muy buenas tardes a todas y a todos.
 
Hoy estamos aquí reunidos frente al histórico Palacio de La Moneda, junto a campesinos y campesinas, para conmemorarlos en su día. Debo confesarles que me gustaría no estar acá, sino haber hecho esta actividad en el campo, pero me dijeron que ustedes querían venir para acá. Y que el pueblo mande, así que acá estamos.
 
Ayer no más estábamos sí en Alto Biobío en una de las tantas comunidades pehuenches del Alto Biobío, con el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, y con la ministra de Bienes Nacionales, Javiera Toro, también estaba la CNR con Wilson Ureta y Santiago Rojas del Indap. Y estábamos con campesinos y campesinas ahí en ese Chile profundo, alejado, muchas veces desconectado y olvidado, pero que queremos volver a poner en el centro.
 
Uno de los motivos por los cuales nos decían que era importante hacer este acto acá en La Moneda, me acuerdo que el año pasado fue en una comuna rural de la Región Metropolitana, es que queremos que también desde todo Chile los vean. Así como ayer estábamos en una comuna 100% rural, hoy la ruralidad se toma también La Moneda. Así que me alegro y bienvenidos que estén hoy acá.
 
Hoy reconocemos y celebramos su trabajo y, también, la historia del campo chileno y la historia de sus cambios, que ha cambiado mucho nuestra sociedad.
 
Pero antes de entrar en eso y en el detalle, quiero partir esta intervención destacando una excelente noticia que conocimos ayer y que nos debe llenar de esperanza y dirigir nuestro trabajo. Según los datos que nos entrega la encuesta Casen, la pobreza por ingresos en Chile bajó desde un 10,7% a un 6,5%, lo que se traduce que durante este periodo cerca de un millón de personas dejaron de ser pobres en nuestro país.
 
Esta es la tasa de pobreza más baja que hemos tenido en la historia de Chile y nos sitúa como el país con menos pobreza en América Latina.
 
Pero estos resultados no son fruto de la fortuna ni de alguna decisión coyuntural, sino de un trabajo constante y coordinado que ha considerado importantes medidas impulsadas por administraciones anteriores y, también, por nuestro Gobierno como, por ejemplo, el establecimiento de la Pensión Básica Solidaria, de la Pensión Garantizada Universal, el establecimiento de la gratuidad total en la Salud Pública, el plan de recuperación Chile Apoya que entre sus 25 iniciativas consideró -entre otras- el aumento histórico del sueldo mínimo, el Bono Invierno de $120 mil, la contención de los precios de la parafina y la bencina y el Bono Canasta Básica.
 
Acá se muestra que no es el mercado actuando solo, que no es solamente el crecimiento y el chorreo lo que termina con la pobreza, sino también la acción decidida del Estado y la generación de condiciones de igualdad y de dignidad para todo nuestro pueblo por parte de los gobiernos. Eso es tremendamente importante y no lo podemos olvidar.
 
Ahora, son avances importantes, pero no son suficientes. Nos alegramos de pasar de un 10,7% a un 6,5% de pobreza medida por ingresos, pero nos preocupa y nos ocupa ese 6,5% de chilenos y chilenas que siguen viviendo en la pobreza. Retomamos una senda, la senda correcta y que los pobres van primero, pero nos preocupamos, a la vez, de la clase media precarizada, de esas personas que saliendo de la pobreza temen que una enfermedad, un eventual despido, que los hijos e hijas tengan que endeudarse para poder acceder a la educación, los termine empujando de nuevo al flagelo de la pobreza. Y nos preocupa la gente que hoy está en esa condición.
 
Por lo tanto, estas son buenas noticias, pero no podemos descansar ni solazarnos en ellas. Tenemos que seguir trabajando firmes para que en la próxima medición que se haga, a fines de nuestro Gobierno, podamos decir con orgullo que hemos disminuido aún más y, en particular, en parte de los sectores más vulnerables de nuestro país.
 
Mujeres que, producto de la pandemia, retrocedieron en su inserción laboral porque Chile sigue siendo un país muy machista y los trabajos de cuidado no remunerados siguen recayendo en las mujeres y eso tenemos que cambiarlo. También, en las personas mayores porque cientos de miles de trabajadores y trabajadoras chilenos y chilenas que durante toda su vida estuvieron haciendo tremendos esfuerzos y trabajaron durante toda su vida hoy no tienen una pensión digna.
 
Y frente a eso no podemos quedarnos impávidos, no podemos quedarnos diciendo que no vamos a conversar sobre las pensiones porque me cae mal tal o cual persona. Tenemos que sentarnos a la mesa y dar una solución, mejorarles las pensiones a las personas mayores de nuestro país porque se lo merecen, porque es dignidad, porque es justicia.
 
Y, también, la ruralidad. Un ejemplo de esto son las modificaciones que hemos impulsado a la Ley de Riego, que ya están a un paso de convertirse en ley de la República, gracias al amplio apoyo conseguido en las dos Cámaras del Congreso y que tiene como uno de sus focos aumentar la entrega de recursos a pequeños y medianos agricultores y sus organizaciones, para hacer más eficientes sus sistemas de uso de agua. Sabemos que esto va a significar un gran impulso productivo para ellos.
 
En esta línea, también, va todo el accionar que hemos desplegado desde el Estado para recuperar lo perdido en las recientes emergencias que sufrimos, tanto con los incendios en el verano como con las lluvias hace un mes. Y ahí somos muy conscientes y lo hemos conversado con nuestra encargada de la reconstrucción integral, de ponernos de pie, que es Javiera Toro, nuestra ministra de Bienes Nacionales, que hay mucha infraestructura que se ha perdido y esto se traduce en el empobrecimiento del mundo campesino.
 
Recuerdo muy patentemente en la ruralidad de la VII Región cuando nos decían en un pequeño poblado que se llama Paraguay, en Curepto, donde las personas nos decían: “¿Sabe qué? Con las inundaciones, no se preocupen solamente de las casas o del daño que se ve ahora, porque el problema que tenemos es que no vamos a poder tener ni poda ni cosecha si es que no hacemos las cosas bien ahora. Y eso significa que todo el trabajo de muchas mujeres temporeras va a quedar sin nada y nos vamos a quedar sin ingresos para poder sobrevivir durante el año”.
 
Entonces, ahí siempre dijimos que pasada la emergencia teníamos que estar muy pendientes de las condiciones estructurales, en particular de la agricultura familiar campesina, de la ruralidad y estamos trabajando firmemente con la ministra Toro en aquello.
 
 
Vamos a seguir, como nos indican los buenos resultados de la encuesta Casen, en la batalla firme contra la pobreza y, también, la desigualdad, porque Chile sigue siendo un país donde hay bastantes recursos, pero están mal distribuido y tenemos que distribuirlos mejor.
 
Por eso, lo he dicho muchas veces, pero lo repetiré hasta el cansancio, necesitamos, compatriotas, un nuevo pacto fiscal para poder financiar de mejor manera el gasto que nos permita, a su vez, asegurar mejores derechos sociales. La buena noticia es que no solamente bajó la pobreza por ingresos, sino que también bajó la pobreza multidimensional y eso significa que los servicios que presta el Estado, ya sea directamente o a través de su colaboración con el sector privado, están llegando a la gente. Y ahí podemos hacerlo mejor, podemos elevar los estándares, tenemos que trabajar firmemente en eso.
 
Ahora, recién Soledad nos detallaba en sus palabras cómo hace 56 años Chile experimentó una de las transformaciones no sólo económicas, sino sociales y culturales más importantes en toda nuestra historia. Y fue una transformación muy resistida. Acá no hay nadie que seguramente lo recuerde porque es difícil que alguien hubiese estado vivo con conciencia política en esa época, pero cuando el Frente Popular llega al poder en 1938, una de las grandes discusiones que hubo y que era parte del programa del Frente Popular de Pedro Aguirre Cerda era incluir la sindicalización campesina, empezar con la sindicalización campesina.
 
Y hubo sectores de la política chilena que estaban muy vinculados al gran latifundio, que se negaron rotundamente a aquello. Entonces, se hizo una negociación en donde se acordó avanzar por el camino de la industrialización a costa de dejar el status quo la situación en el campo. Hubo que esperar hasta 1967 para que avanzara justamente la Ley de Sindicalización Campesina y una Ley de Reforma Agraria en serio, instaurada en el Gobierno del Expresidente Frei Montalva y profundizada después en el Gobierno del Expresidente Salvador Allende, que cambió la estructura social de nuestra patria. Le otorgó dignidad y agencia a quienes hoy estamos recordando.
 
Y por eso es importante conmemorar esta historia. Es una historia que no fue fácil, no fue fácil llegar ahí. Estuvo el inquilinaje, estuvo la masacre de Ranquil, la huelga campesina de Molina de 1953, las creaciones de organizaciones sindicales que fueron duramente reprimidas durante demasiado tiempo. Y, sin embargo, mientras eso pasaba, mientras los campesinos y campesinas se organizaban, poco a poco se iban sumando voces que los apoyaban, por cierto, Gabriela Mistral y Raúl Silva Henríquez.  
 
Uno de los hitos fundantes de la Reforma Agraria es cuando el cardenal Raúl Silva Henríquez dice: “¿Sabe qué? Vamos a partir por casa y entregamos este predio que es de la Iglesia Católica para la Reforma Agraria, porque la tierra tiene que ser para el que la trabaja”. Y qué importantes diferencias se fueron haciendo en ese momento. También, por cierto, Manuel Larraín y tantos otros.
 
Hoy quisiera homenajear a grandes personas de nuestra historia agraria como a los campesinos y campesinas que hemos homenajeados acá. Para mí es un orgullo poder estrecharles esas manos raídas de trabajo, siendo joven aún poder juntar nuestra historia con la vuestra es realmente emocionante y se los agradezco profundamente.
 
Y recordar, también, a otros que no están como Hernán Mery, agrónomo de la CORA, que fue asesinado cuando intentaba cumplir con la Ley de Reforma Agraria, ingeniero agrónomo democratacristiano.
 
Y, por cierto, hay que homenajear en vida y es una alegría, Jacques Chonchol, estar allí contigo hoy. Permítanme contarles una breve anécdota. Después de haber ganado la elección presidencial, pero antes de asumir, me plantearon la posibilidad de ir a saludar a Jacques Chonchol. Y fui a su casa y estuvimos conversando largamente, me regaló uno de sus últimos libros editados justamente sobre la Reforma Agraria, la necesidad de una nueva reforma agraria. Estuvimos conversando, repasando historia y, al final, nos sacamos una foto y me sorprende que una de sus familiares me dice: “Presidente, ¿no le molesta la foto?” Y le digo: “No, pero ¿cómo me va a molestar? Es un orgullo tener una foto con él”.  Y me dice: “No, es que a mi papá todavía lo odian mucho, hay gente que lo odia mucho”.
 
50 años después de la Reforma Agraria, le quiero decir Jacques que podrá haber gente que siga enojada con usted, pero somos muchos más que lo admiramos y que le agradecemos la tremenda pega que hizo porque realmente cambió Chile.
 
Y desgraciadamente esa rabia tuvo un momento que se ensañó con quienes habían recuperado su tierra. Y por eso, como bien nos recordaba recién quien me antecediera en la palabra, a 50 años del golpe cívico-militar también es importante recordar a todos los campesinos y campesinas que fueron perseguidos, torturados, ejecutados y desaparecidos en Lonquén, en Paine, en Mulchén. En tantos territorios, hombres y mujeres del campo fueron perseguidos solamente por haber querido recuperar su tierra y a muchos de ellos también les arrebataron las tierras y su derecho a ellas por el decreto 208 de la dictadura que reveló nuevamente la voluntad de dar un escarmiento a quienes anteriormente participaron de sindicatos o de tomas de fundo.
 
Hoy, desde La Moneda, a quienes lucharon por el derecho a la tierra, a quienes se organizaron para ello, a quienes participaron de los sindicatos, a quienes participaron de la Reforma Agraria, les hacemos un sentido homenaje porque esa memoria sigue viva, sigue presente y no queremos que nunca más el horror se vuelva a instalar en nuestra patria.
 
Hoy, estimados y estimadas, reafirmamos nuestro compromiso con el desarrollo rural y con el agro, porque son claves no solamente desde una perspectiva de forjar la identidad de Chile con todas sus tradiciones, sino con el presente y el futuro, con poner el pan sobre nuestras mesas. ¡Qué importante cómo cuando tambalearon las cadenas de producción, la agricultura familiar campesina, en el contexto de la pandemia, estuvo ahí, para que el pan, las fruta y las verduras siguieran estando en nuestras mesas!
 
En tiempos tan convulsionados como los que vivimos, en donde hay una crisis alimentaria a nivel global y vemos como una guerra tan lejos de nuestras fronteras nos impacta directamente, por ejemplo, en los precios de los fertilizantes o el precio de los alimentos, tenemos que, desde acá, desde La Moneda, también volver la cara hacia el campesino y la campesina y entregarles mejores condiciones de vida y mejores condiciones de producción.
 
Hay en otras latitudes no tan lejanas, en el África y, también, en ciertos sectores de América Latina, lugares donde se están vendiendo grandes terrenos, muchas hectáreas a multinacionales porque dicen que son más eficientes, desplazando así a pueblos originarios o a la agricultura familiar campesina. Nosotros queremos decirles que en Chile ese no es nuestro camino, en Chile queremos fortalecer la agricultura familiar campesina.
 
En Chile queremos, también, y haciendo eco de las palabras porque escuchamos lo que nos dicen -acá no solamente uno viene con los discursos preparados, sino que me gusta retrucar a sus palabras- a quienes los despojaron de sus tierras, en particular a los pueblos originarios, sabemos que tenemos una deuda pendiente. Por eso, respecto a ese despojo que sufrió el pueblo mapuche, hemos establecido una Comisión para la Verdad y para el Entendimiento, para establecer cuál es la demanda de tierras y qué tierras efectivamente pueden ser devueltas.
 
Porque necesitamos tener una verdad histórica, que la construyamos entre todos. Necesitamos realizar una reparación. Y necesitamos sobre todo asegurar, y lo veíamos ayer en el Alto Biobío, que las condiciones de reproducción de la vida sean posibles para también los campesinos y campesinas.
 
Y eso requiere una decisión de Estado que no es fácil, que no es obvia, porque la inercia lo que lleva es ir echando a la gente del campo, es a que las casas sean más caras de construir y que, por lo tanto, las empresas no vayan para allá, a que la educación llegue sólo hasta la básica y que después los chicos y chicas se tengan que ir, a que no haya posibilidades de trabajo.
 
Y eso es algo que tenemos que revertir y que no se va a hacer solamente de la nada, tiene que ser con una acción decidida por parte del Estado y es lo que justamente estamos empujando desde el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Bienes Nacionales y todos los servicios asociados.
 
Quiero terminar agradeciendo el rápido despliegue que ha tenido el Ministerio de Agricultura y el Indap en el contexto de la emergencia. El ministro ayer me confesó que había puesto su renuncia sobre la mesa a los campesinos del Alto Biobío si es que no llegaban con forraje antes de las lluvias. No me contó, pero menos mal llegó antes con forraje. Así que se queda, tenemos Teo Valenzuela para un buen rato.
 
La Comisión Nacional de Riego puso a disposición de las organizaciones regantes $13.400 millones para la rehabilitación de los canales antes de la próxima temporada de riego. Y hoy anunciamos que pondremos a disposición $7.000 millones más para la rehabilitación productiva de los casi 15 mil predios afectados para que puedan volver a cultivar, criar animales y ponerse de pie.
 
Estamos firmes con ustedes, trabajando en eso. Sabemos que algunas veces el Estado es un elefante pesado que se puede demorar, pero sepan que estamos haciendo nuestros mejores esfuerzos, pero tenemos que hacerlo en conjunto, escuchándolos, estando en el territorio.
 
Por eso me importa y les repito siempre a nuestros colaboradores que tienen que estar en terreno, esto no se va a lograr desde las oficinas, tienen que estar con los pies en el barro, tienen que estar con las manos en la tierra, con los campesinos y las campesinas para saber qué es lo que están necesitando.
 
Ayer, además, tomamos la decisión de dar continuidad al Plan Siembra por Chile durante el 2023, que va a contar con más de $198.000 millones para este año y vamos a crear el Departamento de Sustentabilidad y la Red Agroecológica en todas las regiones, que van a trabajar con los campesinos, especialmente con las mujeres indígenas y los jóvenes rurales.
 
Estimados y estimadas:
 
Ustedes, y transmítanselos, por favor, a todos con quienes ustedes trabajan, juegan un rol fundamental en la defensa de la vida en su sentido más puro y, también, en el futuro del planeta. Por eso, ratificamos nuestro compromiso con la agricultura familiar campesina para hacer del campo chileno un lugar donde hombres y mujeres, agricultores, campesinos, trabajadores del agro, apicultores, puedan desplegar sus proyectos de vida y sus anhelos de un mañana mejor.
 
Muchísimas gracias por su historia, por su presente y por su futuro. Un abrazo muy grande.