Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa en la inauguración Año Académico 2022 en la U. de Chile

13 ABR. 2022
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El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de una nueva Inauguración del Año Académico de la Universidad de Chile, junto a la presidenta de la Convención Constitucional, María Elisa Quinteros; y el Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi. 
 

Es difícil expresar, para mí, la emoción y lo significativo de este momento.
 
Cuando era estudiante me molestaba mucho cuando venía siempre, por vocación, a la inauguración del año académico, cuando se podía, cuando no asistía el Presidente de la República, decía: ¿por qué? ¿qué es lo que sucede que no tienen compromiso con la universidad? Y poder hoy día estar aquí es de verdad para mí un tremendo, tremendo honor del cual, además, espero estar a la altura.
 
Saludo al rector Vivaldi que, además, no lo decía, pero entiendo que es su última inauguración del año académico. Qué difícil.
 
A todas las autoridades, me sumo a los vocativos, sería insufrible para todos repetirlo, así que los evito, pero a las profesoras y profesores, a los estudiantes, a los funcionarios y funcionarias, también a quienes siguen la transmisión virtual y también, por cierto, a la FECH representada hoy día en Sebastián… ¿Sebastián cierto? ¿no? Me dijeron que Sebastián Bascur, pero al consejo de presidentes de la FECH.
 
Y sepan que Chile los necesita, que Chile necesita a sus estudiantes organizados, rebeldes, contestatarios y que el movimiento estudiantil siempre ha tenido diferentes momentos, pero siempre se levanta y cuenten con todo el apoyo para que sigan siendo protagonistas de la vida, como lo ha sido a lo largo de toda la historia la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.
Es para mí una gran alegría estar aquí en la casa central, un lugar que ha sido también mi casa en más de un sentido durante algunos días y que es, sobre todo, una casa que está al servicio de todos Chile. Así lo demuestra también parte del elenco que tomamos prestado de la universidad como, por ejemplo, nuestro Ministro de Ciencia y Tecnología o nuestra nueva presidenta del Consejo Nacional de Televisión que estaban en funciones cuando les pedimos, por favor, que nos acompañarán, entre muchos otros profesores, estudiantes, ayudantes.
 
Sé que para ustedes este es un momento especial porque, tal como lo decía el rector, finalmente se han retomado las clases presenciales después de más de 2 años de pandemia. Qué importante volvernos a ver y qué difícil, también, ha sido volvernos a ver y el desafío que ahí tiene nuestro Ministro de Educación ha sido tremendo y que tiene que ver con mucha escucha, qué nos pasó, cómo nos volvemos a relacionar, cómo nos volvemos a encontrar, es una reflexión que también, desde los pasillos de la universidad, seguro, va a estar presente.
 
Sin duda nos sentimos más cerca cuando tenemos la posibilidad de vernos las caras y, además, les recuerdo que desde mañana nos vamos a poder ver las caras en los espacios públicos y abiertos porque se levanta el uso de mascarilla, y compartir el mismo espacio.
 
Muchísimas gracias por invitarnos y me siento tremendamente honrado de ser el patrono de esta universidad, una institución en la que viví en sus diferentes campus momentos muy importantes de mi vida y que hoy, en el cargo de Presidente de la República, me propongo reforzar nuestro compromiso con la educación pública.
 
Tengo muchísimos recuerdos de mi paso por la universidad. Por cierto, este es un discurso institucional como patrono de la Universidad de Chile y no corresponde, por tanto, que sea un lugar para recordar la trayectoria propia, pero sí tengo claro mis afectos, mis lealtades y es en este lugar en donde fui desarrollando, en conjunto con muchos y muchas de los que hoy día nos acompañan en nuestro Gobierno, la manera de ver el mundo que nos ha marcado profundamente y que nos impulsa a ser un Gobierno de transformación. 
 
Son muchas las autoridades políticas y líderes de las distintas áreas que se han formado aquí no solamente en la política institucional, sino también tremendos liderazgos sociales.
 
Y esto se explica no solamente por la calidad de la educación y la formación que la Chile imparte en sus distintas facultades, sino también porque es un espacio que promueve que las personas participen, conversen y debatan y eso no lo perdamos.
 
Desde su origen esta casa ha tenido la vocación de ser un espacio de encuentro, de pluralismo y el debate público de las ideas. Así lo expresó Andrés Bello cuando en su discurso inaugural afirmó la conocida frase de que todas las verdades se tocan, pero que sigue siendo profundamente hermosa y simbólica, pero dijo también algo que bien nos conmina a seguir avanzando en el particular proceso que estamos en Chile: “Los adelantamientos en todas las líneas se llaman unos a otros, se eslabonan, se empujan”.
 
Y por eso qué importante la cátedra magistral diera la presidenta de la Convención Constitucional en donde hablaba, justamente, de esa interseccionalidad entre los diferentes desafíos para construir una sociedad más justa desde las diferentes disciplinas.
 
Esto, por cierto, es lo que ocurre en el trabajo inter y transdisciplinario que tanto ha promovido la Universidad de Chile porque no podemos entender la realidad desde compartimientos estancos, desde facultades o institutos encerrado en sí mismos. La colaboración permite crear mejores respuestas para analizar fenómenos complejos como los que hoy vivimos en Chile y, por cierto, en el mundo.
 
Es bueno también levantar la vista. Hay una idea ante la cual yo me revelo un poco que confunde la necesaria austeridad con el encerrarse en sí mismo. Yo creo que es muy importante que salgamos de nuestros espacios de comodidad y a veces, incluso, eso implica mirar más allá de nuestras propias fronteras nacionales. El poder compartir experiencias con quienes habitan otras repúblicas, otros lugares, es tremendamente importante.
 
Y esto lo digo a propósito de que los desafíos que estamos viviendo en Chile y que parecen acuciantes y agobiantes también están sucediendo en otras partes. Conversemos, colaboremos más no solamente nos limitemos a nuestras propias fronteras. Y ahí sé que la Universidad de Chile también está cumpliendo un rol importante.
 
Es este mismo intercambio, lo cual es el espíritu que prima en espacios como, por ejemplo, el senado universitario del cual tuve el honor de ser parte y desde donde también les tomamos prestada a la Subsecretaria de Educación, Verónica Huencho -muchas gracias por aceptar- que estaba en sesión de senado cuando la llamé, de hecho, en ese momento, así que muchísimas gracias.
 
Qué importante es conjugar en un mismo espacio perspectivas de profesores, de estudiantes, de trabajadores y que, sin duda, de esas experiencias particulares enriquecen la visión de la universidad. Y, además, qué importante lo pionera que fue la Universidad de Chile en tener estatus democráticos.
 
Yo siempre recuerdo una intervención de un profesor de otra universidad que fue rector de la Universidad de Valparaíso, si mal no recuerdo, el rector Squella, que siempre mencionaba que cuando él fue rector de la universidad pensaba que iba a ser durante un periodo muy breve porque rápidamente, en democracia, se iban a, también, democratizar las universidades y eso ha tardado mucho más de la cuenta y todavía, incluso, estamos al debe. Y espero que durante nuestro Gobierno podamos avanzar en esa dirección.
 
El diálogo es una herramienta tremendamente poderosa, a veces injustamente menospreciada y cada día más difícil en donde las verdades que cada uno enarbola parecieran defenderse sin escuchar a quién está en frente. Abrirse y escuchar a otros y otras es lo que nos permite, justamente, alzar nuestras miradas y entender a los demás. El diálogo es atrevernos también, por qué no, a dudar de nuestras propias certezas al mirarlas desde afuera y, por lo tanto, mejorar.
 
Qué corto se quedaría el conocimiento, la democracia sí desperdiciamos las oportunidades de conversar con otros y eso es lo que aseguran las universidades, en particular esta.
 
Esta universidad ha sido un ejemplo de apertura y de aportes al país, por ejemplo, con el trabajo de su hospital en la pandemia y la entrega constante de información e insumos para apoyar el Proceso Constituyente y también, por supuesto, con la investigación académica, la docencia y la extensión, pero saliendo de los lugares comunes.
 
Quiero detenerme un segundo en el hospital de la Universidad de Chile. Creado en su actual edificio, si averigüé bien, un 3 de octubre de 1952, que lleva el nombre de quien fuera por 20 años decano de Medicina y también rector de la universidad entre 1889 y 1893, el doctor José Joaquín Aguirre, fue continuador, a su vez, de otros hospital, el hospital San Vicente de Paul.
 
Hoy día estos hospital, el J, cuenta con más de 3500 trabajadores y trabajadoras y es el principal recinto universitario de nuestro país donde se forman, como bien recordaba el rector, más del 30% de los especialista de Chile, solo en el J, sin contar los otros campus clínicos de la universidad en donde se llega a más del 50%. Por ahí pasan 1600 estudiantes de pregrado, allí se realizan más de 480 mil prestaciones médicas al año y 20 mil cirugías. En el J se realizó el primer trasplante en 1966, se creó la primera unidad de cuidados intensivos el 1968, se llevó a cabo la primera cirugía intrauterina de Iberoamérica en 1995 y el primer trasplante hepático el 2002.
 
¿Por qué me refiero al J y hago una pequeña reseña de su historia? Porque, sin embargo, todo lo que acabo de mencionar, el J es un ejemplo brutal del estado de lo público en Chile, habita en el peor de los mundos, las restricciones de lo público y el auto financiamiento privado. Y esto no es sostenible en el tiempo.
 
Por eso, estamos trabajando firmemente para, rector, este año, este año incorporar al hospital José Joaquín Aguirre dentro de la red pública de salud y, como usted adelantara, la primera reunión de la comisión para abordar esto va a ser presidida por nuestra Ministra de Salud, Begoña Yarza, y será citada para la próxima semana; cóbrenos la palabra.
 
Pero quiero aprovechar esta reflexión sobre el hospital clínico para ir un paso más allá. El Estado no puede seguir tratando a sus universidades como si no fueran del Estado.
 
Ahí adhiero plenamente a la reflexión que hiciera el rector, no la quiero repetir, solo puedo decir en mi calidad de Presidente de la República que se requiere un esfuerzo y un compromiso recíproco mayor. Las convicciones por las que luchamos desde estos salones y en las calles no las hemos olvidado ahora que habitamos otros salones.
 
Y si bien nos toca enfrentar un escenario económico tremendamente restrictivo este año y las proyecciones para el próximo en esta dimensión no son de lo más auspiciosas. Y, por eso reitero, aprovecho esta tribuna para retirar el llamado a que en lo que se discuta en el Parlamento pensemos en qué es lo que le hace mejor a todo Chile y que el cuidar la economía no es una cosa de derechas o tecnócratas, sino que es un deber de todos quienes queremos, justamente, impulsar las reformas que nos hemos comprometido con el pueblo de Chile.
 
Pero pese al escenario difícil tengo la convicción de que podemos hacer más, partiendo por cambiar de manera sustantiva el paradigma desde el cual se relaciona el Estado con sus universidades. Sabemos que hay un problema de financiamiento, pero no es solo un problema de financiamiento, tiene que ver con una concepción del rol de las universidades del Estado y eso, les aseguro, que está en nuestro compromiso cambiarlo de manera sustantiva y dejar de reproducir con otra pildorita que pueden servir para un momento el estado de situación en el que hoy día se encuentran las universidades estatales.
 
Para mí es una alegría profunda ver cómo la Universidad de Chile sigue creciendo y aportando al país desde diferentes áreas. Solo a modo de ejemplo tenemos el edificio Vicuña Mackenna 20 que tiene una sala de conciertos de alto estándar que, ya nos lo mostraba el rector, pero que, además, no es solamente un edificio, es un polo cultural de reconstrucción y revitalización de lo publicó en un espacio en que profundamente se necesita construir espacios de encuentro. Habitar la ciudad de otra manera.
 
Todavía hay quienes piensan que la cultura, la ciencia y la tecnología, el deporte son ministerios o son áreas de segundo nivel.
 
Ayer en una reunión que tuve con la Ministra de Desarrollo Social que me pareció tremendamente interesante -estoy teniendo bilaterales con todos nuestros Ministros- me decía que el Ministerio de Desarrollo Social se ha entendido históricamente como una suerte de ambulancia que va rescatando a los heridos que va dejando a su paso el modelo neoliberal y nosotros no queremos seguir siendo una ambulancia de esas características.
 
Y, para eso, hay que abordarlo de manera interdisciplinaria y ahí, no me cabe ninguna duda, que iniciativas como la que se está desarrollando en el polo cultural de Vicuña Mackenna 20 son tremendamente importantes y que, espero, podamos replicarlas no solamente en Santiago porque Santiago no es Chile, no debemos olvidarlo; la universidad tiene una cicatriz todavía sangrante del desmembramiento que le hicieran el año 1981 y, ahí, parte de nuestro compromiso como Gobierno es, también, revitalizar lo público desde las regiones.
 
Por cierto, el parque de Laguna Caren con sus varios proyectos interdisciplinarios y colaboración público-privada, entre ellos un centro de producción de vacunas y el centro Escuela Experimental que va a ser tremendamente importante en Pudahuel, el proyecto de reciclaje químico de plásticos para enfrentar la contaminación oceánica. Voy hablando en diferentes dimensiones.
 
O sea, proyectos de infraestructura importantes, pero también proyectos FONDEF, si no me equivoco es ese, que van a tener un impacto concreto y directo en uno de los temas que más debiera preocuparnos que es justamente cómo nos enfrentamos al tremendo desafío que es la crisis climática provocada por nosotros mismos.
 
El programa espacial de la universidad que ya lleva, corríjanme si me equivoco, 4 satélites en órbita en este momento. El acompañamiento al Instituto Nacional y la permanente preocupación por recuperar lo publicó, el canal de televisión de la universidad.
 
En cuestiones no tangibles, pero tremendamente importantes, o no tangibles de manera material. Yo lo conozco de la Facultad de Derecho de la Chile, pero seguramente también sucedió desde otras facultades, el apoyo dio la comunidad de la Facultad de Derecho en defensa de los derechos humanos en los momentos más difíciles de la represión durante el estallido social.
 
Esa labor es tremendamente importante y en donde se juntan estudiantes, trabajadores, académicos para colaborar en torno a un bien común. Es ahí donde todas las verdades se tocan, no en un libro que está en una biblioteca que junta polvo, todas las verdades se tocan en esa práctica que impulsan instituciones como esta.
 
Bueno, acá hay varios proyectos y hay una cosa que yo creo que es importante mencionar, ojalá que cualquiera quien sea el próximo rector o rectora le dé, también, continuidad a los proyectos para que se formen también como políticas de Estado.
 
Cada uno tiende, por cierto, siempre a dar su sello propio, pero lo que he aprendido en este rato en la Presidencia de la República es que, más allá de quien pase en las instituciones que permanecen y perviven, es importante tener políticas que vayan dando continuidad.
 
El rol de las universidades va mucho más allá de la preparación profesional de sus estudiantes, debe ser una instancia de formación integral de personas con pensamiento crítico y autónomo. Las universidades son, por cierto, también un espacio para el pluralismo, son un lugar en donde se encuentran estudiantes diferentes entre sí, rostros y voces a través de los cuales pueden conocer otras realidades del país y la presencia de las universidades en regiones es muy importante para fomentar el desarrollo profesional e intelectual a lo largo y ancho de todo Chile.
 
Yo soy un agradecido de haber estudiado acá, pero eso tiene una contracara que desde que era chico sabía que si quería estudiar -en esa época la Universidad Magallanes no tenía ni siquiera la Facultad de Derecho, ustedes saben, soy de Punta Arenas- sabía que me tenía que ir de la región.
 
Y en muchas regiones, en muchos territorios, pienso, por ejemplo, en Calama, o la importancia que ha tenido la Universidad de O’Higgins desde su creación, como tenemos que revitalizar o darle más empuje a la Universidad de Aysén, que los talentos que están distribuidos a lo largo de todo el territorio no tengan que venirse a Santiago para poder desarrollarse. Eso es tremenda tremendamente importante.
 
Y ahí no me cabe ninguna duda que la Universidad de Chile, pese a estar ubicada territorialmente hoy día acá, puede ser un aporte en potenciar y acompañar a esas universidades.
 
Dije hace algunos momentos que para nosotros y nosotras es tremendamente importante ser un Gobierno que escucha. Recientemente estudiantes de la Universidad de Chile y de otras universidades, a través de la CONFECH en lugar en el que tanto tiempo pasamos en asambleas eternas con nuestra Ministra Vocera, casi siempre de acuerdo, nos juntamos con ellos ¿y quién los recibió? Nuestra Subsecretaria Verónica Figueroa para saldar una deuda que es básica y que durante mucho tiempo nadie se preocupó, que es la de la beca de alimentación. 
 
¿Ustedes sabían que la beca de alimentación no se ha reajustado en 10 años? 10 años y la última vez que se reajustó me acuerdo de que nos tocó negociarla a nosotros y habíamos logrado hacerlo en 300 pesos y que era un logro.
 
Hoy día nos hemos comprometido con la CONFECH y lo vamos a seguir conversando, cuenten con que ese diálogo va a estar siempre disponible, a hacer un reajuste inmediato de un 15%, pero, además, de aquí al fin de nuestro Gobierno, hacernos cargo de la inflación que sencillamente se ignoró durante demasiado tiempo porque, además, sabemos cómo les pega a las familias, si esto no es un lujo, esto no es un lujo, son cuestiones de deber y el Estado tiene que hacerse cargo.
Así que, responsablemente, vamos a seguir conversando con la CONFECH para poder sacar esto adelante.
 
Un Gobierno no puede jamás dejar de escuchar lo que pasa en las calles y en los barrios. Gobernar no es estar encerrado en la Moneda, es también salir y desplegar equipos para encontrarnos con las personas.
 
Por eso hemos decidido abrir una relación distinta con las y los estudiantes porque no podemos olvidarnos que hace muy poco estábamos del otro lado de la vereda, eso no significa confundir los roles, pero uno no puede olvidarse de dónde viene y las convicciones que nos trajeron hasta acá.
 
Así como nos hemos propuesto avanzar en educación, nos hemos propuesto, también, avanzar en justicia social, en equidad, en superar la pobreza y las desigualdades, en lograr una salud de calidad al alcance de todos, en actuar decididamente frente a la crisis climática, en construir un gobierno feminista, en preguntarnos permanentemente por qué marchaban los que marchaban ese 25 octubre, entre los cuales marchábamos nosotros también. 
 
Ese 25 de octubre muchos de quienes estamos hoy día en el Gobierno estábamos en la calle. Y, por lo tanto, hoy día en donde el poder muchas veces aplasta, achata y las dificultades para implementar los cambios que soñamos a algunos parecieran decepcionarlos, nosotros tenemos que levantarnos con más fuerza y recordar por qué marchábamos. 
 
Y, justamente, yo creo que tiene que ver con construir, con sentar las bases para construir porque uno no puede tener la pretensión de que en un Gobierno de 4 años va a cambiar todo un país, pero sí sentar las bases, pasos pequeños, pero pasos en una dirección que apunte a superar ese neoliberalismo desatado, al que hacía alusión el rector, y construir un modelo de desarrollo justo, digno, que contempla un Estado que garantice derechos sociales universales en donde no dependa la cantidad de dinero que cada familia tiene en su billetera para la calidad de los derechos a los que accede.
 
Qué linda la frase que citaba la presidenta de la Convención Constitucional de Hannah Arendt, los seres humanos, más allá de las disquisiciones que uno pueda tener, no nacemos iguales, nos volvemos iguales en la medida en que somos capaces de garantizar los derechos que los igualan y en Chile estamos muy atrasados.
 
Entonces, más allá de las dificultades que, sin lugar a duda, vamos a enfrentar, tenemos que recordar permanentemente esa convicción y venir a la universidad es un espacio, un momento para recordar esa convicción que nos trajo hasta aquí. 
 
Amigas y amigos, vivimos tiempos desafiantes y complejos. Chile ha elegido un camino de cambios profundos entendiendo que no vamos a poder hacerlo todo de una sola vez, que tendremos que ir lento si queremos llegar de lejos, como digo en más de una ocasión.
 
Y aprovecho en este espacio y ante la presencia de la presidenta de la Convención Constitucional de manifestarle todo nuestro respeto, toda esperanza, todo nuestro apoyo como Gobierno porque como Gobierno de Chile nosotros tenemos el deber, por cierto, de incentivar el voto, la información, pero no somos neutrales ante el proceso de cambio. Y nosotros estamos comprometidos con el proceso de cambio que se está llevando adelante desde la Convención Constitucional.
 
Y quiero aprovechar esta tribuna para decirles a los chilenos y chilenas que no se dejen guiar por quienes instalan abiertamente mentiras. El proceso de elaboración de una Nueva Constitución, por primera vez de manera democrática en la historia de nuestra República, es complejo. Por cierto, que podremos tener diferentes visiones sobre ciertas cosas, por cierto, hay cuestiones que se pueden y se deben mejorar y no me cabe ninguna duda que las y los Constituyentes están trabajando firmemente en eso, pero creo que es importante que la evaluación respecto del cambio que se quiere hacer se haga con el texto real que se va a proponer.
 
Y ahí un llamado a informarse y cuenten con el compromiso, también, de nuestro Gobierno para empujar esa campaña de información de todo el debate que ha habido que yo sé que ha sido complejo, no está exento de ripio, pero que, no me cabe ninguna duda, va a tener resultados que van a enriquecer a la sociedad chilena.
 
En este camino nos vamos a necesitar todos, el conjunto de la sociedad, especialmente instituciones como esta, la universidad de Chile, que está tan ligada a la historia de la República. Tenemos una enorme responsabilidad y haremos todo lo que esté en nuestras manos para no defraudar las expectativas de los pueblos de Chile, pero no podemos hacerlo solos.
 
Por eso les pido que sigan siendo esa pulga en el oído del minotauro, de la que hablo alguna vez don Nicanor Parra, y les pido también que tengamos siempre presentes las palabras de Gabriela Mistral cuando recibió el doctorado Honoris Causa en esta misma casa central: “Todos vivimos del pueblo, él viene a ser algo así como el segundo suelo que nos afirma y la segunda atmósfera en la cual respiramos”.
 
Es muy bonito ver las imágenes del funeral de Gabriela que fueron acá en este salón en donde venían niños descalzos a ver a esta mujer que le había cantado no solamente Chile, sino a todo el mundo por mayor justicia.  
 
Y quiero terminar destacando la labor de las y los anónimos. Hoy día cuando veníamos ingresando nos decían que por algún motivo era importante partir por atrás, pero para que una universidad sea posible, para que cada institución sea posible hay cientos de trabajadores y trabajadoras que, muchas veces, no están en esta sala, pero que hacen que esta luz funcione, que se transmita por streaming, que nos abren la puerta para que entremos, que se preocupan de que estén limpios los lugares que habitamos y a ellos quiero decirles también que estamos con ustedes, los tenemos presentes y que esta universidad, no me cabe ninguna duda, que también así lo hará.
 
Un abrazo y muchas, muchas, muchas gracias.