MAULE Presidente Piñera celebra el Día del Campesino

1 AGO. 2019
Descargar Audio Discurso Descargar Transcripción

S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto al ministro de Agricultura, Antonio Walker, y el intendente de la región del Maule, Pablo Milad, celebra el Día del Campesino. 

Muy buenos días, señor Ministro, señor Intendente, señores Senadores, señores Diputados, pero por sobre todo amigas y amigos del mundo del campo, del mundo rural, del mundo de la agricultura campesina.
 
Primero que nada, dar gracias a Dios por esta maravillosa mañana de Sol de invierno, por eso la apreciamos en forma muy especial, y recordar que Gabriela Mistral decía que “uno sólo ama lo que conoce”.
 
¿Por qué los agricultores, la gente del campo, la gente del mundo rural ama tanto la tierra? Porque son los que mejor la conocen. ¿Quién puede conocer mejor la tierra que el que la trabaja? ¿Quién puede apreciar más la tierra que aquel que es capaz de sembrar, cosechar y sacar los frutos fecundos de la tierra?
 
Yo estoy convencido que, además, el mundo del campo, el mundo rural es un mundo que enseña los valores más importantes de la vida. Aquellos que se levantan antes que salga el Sol y muchas veces se acuestan después que se pone el Sol, aprenden de la Madre Naturaleza.
 
Y por eso yo estoy convencido que, en el mundo del campo, en el mundo rural está lo mejor de nuestro país, ahí está el alma de Chile, ahí están las tradiciones de Chile, la cueca, la fiesta de Cuasimodo, el rodeo, todo aquello que nos hace sentirnos orgullosos de ser chilenos.
 
Pero también -y esto lo hemos visto siempre- en el mundo del campo están los valores que han hecho de Chile el Chile que hoy día tenemos: esos valores del esfuerzo, el trabajo, la lealtad, el compañerismo, el sacrificio. Porque todo agricultor sabe que antes de cosechar, hay que sembrar. Y hay algunos que creen que se puede cosechar sin sembrar. Y eso sabemos que no es así. Y por eso es tan importante el mundo del campo y la sabiduría que surge del mundo del campo.
 
Por eso quiero hoy día saludar, reconocer, felicitar, apreciar y agradecer el inmenso aporte que el mundo del campo y el mundo rural le han hecho a nuestro país a lo largo de su historia, y quiero expresarlo en ustedes -los dirigentes, los campesinos, la gente del campo- el profundo aprecio, cariño y gratitud que sentimos todos los chilenos.
 
Yo como Presidente de todos los chilenos estoy seguro que los interpreto cuando celebramos con alegría y compartimos con ustedes este Día del Campesino y de la Agricultura Familiar Campesina.
 
Además, hacerlo esta tierra del Maule. El Maule ha sido la cuna de grandes hombres y mujeres en nuestro país. Aquí nacieron muchos Presidentes como Arturo Alessandri y Carlos Ibáñez Del Campo; ministros muy destacados; grandes poetas como Pablo de Rokha, Pablo Neruda nacieron aquí en el espíritu maulino.
 
Pero también quiero decir que la agricultura, además de todos esos valores, esa identidad, esa tradición que nos llena de orgullo, es una actividad económica extraordinariamente importante. El año pasado la agricultura creció con mucha fuerza, más del 5%, y las exportaciones lograron que crecer a más del 15%.
 
Por eso que hoy día la agricultura es un sector que representa más de 18 mil millones de dólares de exportaciones, es decir, es un pilar en la apertura, en la integración de Chile al mundo. Y, además, da empleo a más de 800 mil compatriotas.
 
Ahí tengo dos cifras que reflejan que no es solamente la parte romántica de la historia, de la tradición, es también un motor esencial en el desarrollo de nuestro país.
 
Y por esa razón la meta que nos hemos fijado es una meta grande, ambiciosa, pero también factible: queremos transformar a Chile en una potencia agroalimentaria, que Chile sea reconocido en el mundo entero como un país que sabe producir alimentos de calidad, que dan certeza, que dan seguridad.
 
Y quisiéramos que en las mesas y en los paladares más exigentes del mundo estén siempre los productos chilenos: el vino chileno, la fruta chilena, las verduras chilenas, el salmón chileno, porque de esa manera vamos a estar dándoles mayores oportunidades de desarrollo y, en consecuencia, una mejor calidad de vida a esos más de 3 millones de chilenos que viven en el campo, que viven en el mundo rural.
 
Algunos creen que esto es un sueño: yo les digo no es un sueño, es un proyecto, es un compromiso y estamos avanzando a pie firme en esa dirección.
 
Porque Chile tiene ventajas que las envidian en todas partes del mundo: ¿en qué país del mundo tenemos la capacidad de poder exportar con Tratados de Libre Comercio prácticamente a todos los rincones del mundo? Son muy pocos países, se cuentan con los dedos de una mano y entre ellos, en el primer lugar, porque es el país más abierto y más integrado está Chile.
 
Y eso nos da un potencial gigantesco, sobre todo porque los grandes consumidores están en el hemisferio norte y nosotros estamos a contra temporada, y cuando allá es invierno y no pueden producir muchos productos agrícolas, acá es primavera o verano y estamos en plena producción. Ésa es una ventaja gigantesca.
 
Además, ¿en qué país del mundo tenemos el patrimonio fitozoosanitario que nos permite producir con seguridad y dar certeza a los mercados más exigentes del mundo? Chile es uno de los pocos países en el hemisferio sur que tiene clima mediterráneo, tenemos la tierra, tenemos el Sol y tenemos tal vez lo más importante que es la gente que trabaja la tierra, que ha demostrado a lo largo de nuestra historia su capacidad, su eficiencia, su decisión, su resiliencia para extraer generosamente los frutos que nos entrega la tierra.
 
Por eso, nuestro desafío está en transformar a Chile en una potencia agroalimentaria, que va a significar un cambio en la calidad de vida del mundo agrícola y rural, para que -como lo dijo el Ministro- las oportunidades de desarrollo y de una vida plena y feliz de aquellos que nacen en el campo sean iguales a las posibilidades que tienen aquellos que nacen en las grandes ciudades.
 
Ésa es la gran tarea, la gran misión, y para eso vamos a ponernos metas también exigentes. Hay dos grandes caminos para lograr esto:
 
Primero, vamos a duplicar la superficie regada en nuestro país. Hoy día tenemos un poco más de un millón de hectáreas regadas en nuestro país, y tenemos el potencial y la capacidad para duplicar, llegar hasta 2,4 millones de hectáreas. Eso significa multiplicar por más de 2 el tamaño, la potencia, la capacidad productiva de nuestro campo. Y eso, sin duda, se va a traducir en mejores vidas, en más oportunidades, en vidas más plenas y más felices para los hombres y mujeres de nuestro país que viven en el campo.
 
Pero además de duplicar la superficie regada, tenemos que agregar más valor a los productos agrícolas, que sean productos en que haya valor agregado, que haya más trabajo, más tecnología, más inteligencia, más diseño para que estos productos tengan mejores precios y, por tanto, generen más ingresos al mundo del campo.
 
Y para eso la asociatividad es un elemento fundamental, porque la inmensa mayoría de nuestros agricultores son pequeños agricultores y tienen grandes dificultades, no para producir -eso siempre lo han hecho muy bien- para acceder al crédito, para acceder a las tecnologías, para acceder a los mercados. Y la mejor manera de lograr superar esas dificultades es asociándonos, la unión hace la fuerza.
 
Y, por eso, junto con el Plan Nacional de Desarrollo Rural que estamos implementando y que compromete la acción de 14 Ministerios y que es algo que yo sé que el mundo del campo, el mundo rural lo merece y lo necesita, estamos desarrollando también el Plan Más Unidos, que busca fomentar la asociatividad, que busca que enfrentemos los problemas más unidos y, por tanto, obtengamos mejores soluciones.
 
Yo sé que un factor que está siendo amenazado en nuestro país es el agua. El agua es fundamental para la agricultura, una agricultura sin agua sería como una Isla de Chiloé sin mar -y tomo las palabras del Senador Coloma- y por eso el agua es fundamental y está en el corazón de las prioridades de nuestro Gobierno.
 
Estamos enfrentando un fenómeno de cambio climático, de calentamiento global que está cambiando el clima y Chile es un país que está entre los más afectados por el cambio climático de acuerdo a todos los estudios internacionales. Y, por eso, queremos hacernos cargo para que el cambio climático no nos pase por encima, quiero que seamos capaces de anticiparnos, de mitigar ese cambio climático, de adaptarnos a ese cambio climático y vamos a tener una tremenda oportunidad cuando tengamos la COP 25 en diciembre en nuestro país de hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo.
 
Porque la verdad es que somos la primera generación que está sufriendo los efectos del cambio climático, lo vemos en todas partes: lo vimos en las inundaciones del norte el verano pasado, lo vemos en la sequía que afecta a la Región de Coquimbo; lo vemos en todas partes. Pero no solamente somos la primera generación que está sintiendo los efectos, sufriendo los efectos del cambio climático, también somos la última generación que puede hacer algo para evitar que el cambio climático se transforme en una verdadera tragedia.
 
El hombre, la mujer, el ser humano es, sin duda, la criatura más inteligente que habita nuestro planeta Tierra, pero qué curioso que la criatura más inteligente no sea capaz de cuidar su propia casa y la estamos destruyendo, lo cual significa, sin duda, una gran contradicción.
 
Yo espero que en esta COP 25 el mundo se dé cuenta de la urgencia y la gravedad de este problema, y empecemos a tomar las medidas para que el cambio climático y el calentamiento global no se transformen en una tragedia.
 
Mientras tanto en Chile nos estamos haciendo cargo del tema del agua. Por eso, el agua es vida y eso lo sabe un agricultor mejor que nadie. Y por esa razón estamos desarrollando un Plan de Embalses que nos ha permitido priorizar 26 embalses a lo largo y ancho de nuestro país, de los cuales 4 están en la Región del Maule, que se van a sumar a los 7 embalses que ya tenemos en la Región del Maule porque es muy absurdo que hablemos de sequía en un país que tiene una enorme disponibilidad de agua. De hecho, más del 80% del agua que corre por nuestros ríos se vierte en el mar.
 
Y, por lo tanto, si pudiéramos aprovechar esa agua que hoy día vertemos al mar, podríamos regar otro millón de hectáreas y podríamos duplicar la capacidad de producción agrícola de nuestro país y hacia eso estamos encaminados.
 
Pero, además del tema de los embalses, donde estamos haciendo una inversión gigantesca que, sin duda, es necesaria, es justa y, además, es una gran inversión para Chile, estamos también enfrentando otros problemas con el agua. Uno de ellos es la modificación a la ley que está cambiando el Código de Agua.
 
Nosotros estamos impulsando cambios en la legislación que se presentó en esta materia, con tres objetivos fundamentales. Primero, la primera prioridad en el consumo del agua está en las personas y nadie debe confundirse en que las personas están por encima de todo lo demás.
 
Lo segundo y muy importante, es que tenemos que dar certeza jurídica a los que usan el agua, porque si uno no tiene certeza y el agua está sujeta a una decisión discrecional, sin certeza es muy difícil producir y sacar los frutos de la tierra porque hay que sembrar, hay que plantar y, por tanto, si uno no sabe que va a poder, finalmente, cosechar, uno rompe la cadena entera. Por eso la certeza jurídica, que los Derechos de Agua tengan, para quien los tiene, la certeza que sí los va a poder utilizar, yo sé que es un anhelo que la gente, los hombres y mujeres del mundo agrícola lo comprenden perfectamente bien.
 
En tercer lugar, tenemos que usar el agua con mayor eficacia y, por eso, estamos impulsando el riego tecnificado, que permite usar con más inteligencia el agua.
 
Y, finalmente, también tenemos que ser capaces de producir más agua. En nuestro país, por ejemplo, no reutilizamos las aguas servidas; yo vengo llegando de Israel donde no se pierde una sola gota de agua porque las aguas servidas se tratan, se limpian y se utilizan para el riego. En nuestro país más del 84% del agua se vierte hacia el mar y no la aprovechamos, el agua dulce que corre por nuestros ríos.
 
Y por tanto, ¿el problema del agua es un problema real? Sí, pero que Chile tiene oportunidades y potencial para asegurar el agua para el consumo humano, para la agricultura, para la industria y para todos los usos, la tenemos; pero tenemos que actuar con mayor sentido de urgencia y hacernos cargo de que Chile, si no hacemos nada, se va a ver severamente restringido en su capacidad de desarrollo por falta de agua, y no es necesario que así sea y no va a ser así porque estamos tomando las medidas en ese sentido.
 
Quiero decir también que hemos hecho un esfuerzo enorme por fomentar la iniciativa privada en materia de obras de riego. En los últimos 10 años, solamente en esta Región del Maule, hemos bonificado más de 3 mil 300 proyectos de riego desarrollados por los agricultores de esta región, y hemos invertido una enorme cantidad de recursos -no la voy a decir aquí para que al Ministro de Hacienda no se le ocurran malas ideas-, pero sí voy a decir que se ha favorecido a 120 mil pequeños agricultores aquí en la Región del Maule. Y eso nos ha permitido llegar con riego tecnificado a más de 50 mil hectáreas.
 
Sin duda que son logros importantes, pero empalidecen cuando vemos lo que sí podemos hacer, el potencial que tenemos hacia el futuro. Por eso, quiero reconocer el trabajo del Ministro de Agricultura; sé que usted es un hombre de campo, sé que usted lleva el campo en las venas y a pesar de eso usted sigue teniendo la misma pasión, amor, compromiso por la gente del campo y eso es lo que nunca tenemos que perder.
 
Por eso, quisiera terminar estas palabras diciéndoles que el campo le hace bien a Chile, el campo nos enseña valores, el campo nos da identidad, el campo nos hace sentirnos orgullosos, pero además de eso, el campo es una tremenda oportunidad para que Chile dé un gran salto hacia el desarrollo, derrote la pobreza y le garantice a todos, incluyendo a la gente del campo, una vida en que pueda desarrollar en plenitud sus talentos y que, además, pueda también tener las oportunidades de llegar tan lejos como grandes sean sus sueños y firme sea su voluntad.
 
¡Viva el campo! ¡Vivan los campesinos!
 
Muchas gracias.