Presidente Piñera destaca agenda proinversión en el Encuentro Anual de la Industria en Valparaíso

30 OCT. 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, asiste en Valparaíso al “Encuentro Anual de La Industria” organizado por la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa).

Muy buenas tardes:
 
Viendo esa breve historia de la SOFOFA y escuchando las palabras de Bernardo, se me vinieron a la cabeza dos imágenes: una, la SOFOFA nace en 1883.  Chile, en medio de la Guerra del Pacífico, tuvo una elección democrática e impecable y eligió a Domingo Santa María, que era Presidente cuando nació la SOFOFA, de la costilla de la Sociedad Nacional de Agricultura, porque fue así -como cuenta la historia- el nacimiento de la SOFOFA.
 
Y uno piensa, un país que había ganado una guerra, que lo había hecho en democracia, que había tenido una elección en medio de esa guerra, que había conquistado enormes riquezas, en pocos años más, en lugar de aprovechar ese tremendo potencial de transformarse en un país desarrollado, estaba enfrascado en la más cruenta y violenta guerra civil de nuestra historia: la Revolución o la Guerra Civil de 1891.
 
Se pregunta uno ¿por qué los países desaprovechan de esa forma sus grandes oportunidades?
 
Y la segunda reflexión, viendo la historia de la SOFOFA, fue la visión que tuvo la SOFOFA. Desde el primer instante, veíamos que su primera preocupación fue la educación de los trabajadores de Chile, de las mujeres, de los técnicos, lo cual en esa época no era un sentido común.
 
Y veo que hoy día nuevamente la SOFOFA se anticipa a sus tiempos, comprendiendo que la función, la misión de los empresarios no es solamente generar riquezas, crear empleos, cumplir las leyes, pagar los impuestos -que, por cierto, son muy importantes- sino que también hacer un aporte adicional al desarrollo de nuestro país, a la sociedad que queremos construir.
 
Y por eso, agradezco muy sinceramente el aporte que está haciendo el mundo civil, el mundo académico a este proyecto de “Compromiso País”, que hemos lanzado e impulsado con mucha fuerza.
 
Yo quería compartir con ustedes algunas reflexiones.
 
Llevamos un poco más de 7 meses de Gobierno, tenemos una misión clara, porque yo siento que el triunfo electoral de diciembre del año pasado no fue sólo un triunfo electoral, fue un mandato, un compromiso a cumplir una misión. Por supuesto que estamos conscientes que no tenemos mayoría en ninguna de las dos Cámaras y, por tanto, tenemos que dialogar, tenemos que buscar acuerdos, pero también tenemos que hacer nuestros mejores esfuerzos para cumplir el compromiso y la misión para la cual fuimos electos.
 
Por eso, durante estos primeros 7 meses, hemos concentrado nuestra atención y nuestra ocupación, en primer lugar, en grandes tareas que estaban pendientes, que habían sido postergadas durante demasiado tiempo y que exigían una acción muy urgente.
 
Por ejemplo, reestructurar nuestros Carabineros, que estaban en una situación muy crítica, no solamente del punto de vista de probidad, porque eso había permeado la capacidad operativa de Carabineros, que requería una profunda modernización. 
 
Poner a los niños primeros en la fila, algo que todos compartimos, sin embargo, durante décadas habíamos presenciado con mucha indiferencia el maltrato que la sociedad chilena y el Estado chileno estaba dando a los niños y jóvenes más vulnerables de nuestra sociedad.
 
En tercer lugar, hacernos cargo del tema de la migración, que -en mi opinión- estaba fuera de control, no era una migración ordenada, regulada, planificada. La mejor prueba de ello es que la inmensa mayoría de los migrantes ingresaban a Chile en forma ilegal. Y pusimos orden en nuestra casa, estableciendo una Política de Migración abierta a aquellos que cumplen nuestras leyes, ingresan en forma legal, vienen a contribuir y a trabajar honestamente, a integrarse a nuestra sociedad y aportar al desarrollo de nuestro país, pero cerrando las puertas de aquellos que entran engañando y vulnerando nuestra legislación.
 
También nos hicimos cargo de un tema grande, que se arrastraba durante siglos, como era el tema de La Araucanía, y pusimos en marcha un Plan Araucanía que se basa en tres pilares: el pilar del desarrollo económico y social; el pilar del reconocimiento y valoración de la cultura, tradición, lengua, leyendas e historias de nuestros pueblos originarios; y también el pilar de recuperar el Estado de Derecho y la seguridad que estaba gravemente vulnerada por actos terroristas.
 
Pero, simultáneamente, durante estos meses, también estábamos trabajando en las grandes reformas que -en nuestra opinión- el país necesita y requiere.
 
Por de pronto, dos cosas fundamentales fueron recuperar un sentido de unidad nacional; buscar, dentro de nuestras diferencias, no aquello que nos divide y nos separa más, sino que aquello que nos une y nos permita avanzar con más velocidad, con más estabilidad y, en consecuencia, llegar más lejos.
 
Y por eso propusimos al país cinco Grandes Mesas de Trabajo, para lograr Grandes Acuerdos Nacionales en temas tan importantes como la seguridad ciudadana, la infancia, la salud, La Araucanía y también cómo recuperar el liderazgo, el dinamismo, la capacidad de crecer, de crear empleos, de invertir, de innovar, que habíamos perdido. Y esas mesas de trabajo tuvieron un resultado muy fecundo.
 
Pero, por supuesto, también durante estos meses, yo sé que algunos habrían querido que fuera más rápido, nosotros también, pero eran reformas muy complejas, que requerían mucho análisis, que requerían hablar, consultar y, además, meditar, como fue la Modernización Tributaria, que ya está en el Congreso, que busca simplificar un sistema que es de una complejidad kafkiana, que busca dar certeza jurídica y eliminar los enormes espacios de discrecionalidad, que busca fomentar el crecimiento, la inversión, el empleo, la innovación, el emprendimiento, que busca generar una mayor equidad horizontal y vertical, y terminar con discrepancias o privilegios que no tenían ninguna justificación.
 
Esa reforma está en el Congreso, y esperamos que sea conocida, evaluada y, ojalá, aprobada en su mérito.
 
También trabajamos mucho en la preparación de una Reforma Previsional. Todos sabemos que las pensiones en Chile son bajas, y por muchas razones. En primer lugar, porque los salarios son bajos, porque no hemos tenido políticas de empleo que nos garanticen a todas las personas que quieren trabajar, que van a poder trabajar y, en consecuencia, las lagunas previsionales son demasiado extensas. Y eso atenta contra una buena jubilación.
 
Además, porque el ahorro previsional era insuficiente, 10% no alcanza. Una mujer tiene un período promedio de participación en la fuerza de trabajo de 15 años, y una vez que se jubila, tiene un período promedio de expectativa de vida de 30 años. Los hombres están más equilibrados, 22 años de trabajo, 22 años de jubilación. Pero en los dos casos, ¿cómo se puede pretender que con el 7% de 15 años se financie una pensión del cien por ciento durante 30 años? Y en menor medida, lo mismo ocurría con los hombres.
 
Pero además de eso, era muy importante darnos cuenta que nuestro sistema previsional tiene dos pilares: el pilar contributivo, lo que cada trabajador aporta, 10%, a su ahorro previsional; y el pilar solidario, que es lo que el Estado, con recursos públicos, aporta para ayudar a los más desprotegidos o vulnerables.
 
Y esta reforma busca fortalecer ambos pilares. El pilar contributivo, a través de un incremento gradual en torno a 0,5% al año, durante un período de 8 años, para llegar a incrementar ese 10% a un 14%, de cargo del empleador, de forma que el ahorro previsional se incremente. 
 
Y el pilar solidario, a través de incrementar y aumentar la potencia de ese pilar con más recursos públicos, para fortalecer el pilar solidario tradicional, que es mejorar la pensión básica y el aporte previsional solidario.
 
Pero también estamos creando un segundo pilar, que no está orientado a la pensión básica y al aporte previsional solidario, sino que está orientado a otros tres grupos: la clase media, las mujeres y a fomentar que las personas voluntaria y libremente extiendan su permanencia en el mundo del trabajo. Por cada 5 años que una persona extiende su permanencia en el mundo del trabajo, por el sólo efecto de mayor ahorro y de mayor tiempo en la fuerza de trabajo que ello significa, aumenta su pensión en un 40%.
 
Y, naturalmente, cuando se extiende la expectativa de vida, cuando se diseñó este sistema la expectativa de vida era 12 años menos que hoy día y, por lo tanto, los cálculos se hicieron con parámetros que hoy día no existen.
 
Lo que es sorprendente es cómo nos demoramos tiempo en acomodar los parámetros.
 
Y frente a esto yo he escuchado dos comentarios: unos dicen que “no es suficiente”, y otros dicen que “es sólo un sueño, una promesa”.  Son dos críticas contradictorias.
 
Yo creo que sí es realista, y sí significa un inmenso esfuerzo, y esperamos -si se aprueba este proyecto- que permita un incremento muy sustancial en la pensión básica y solidaria, una mejoría, un aporte y una ayuda a la clase media, a las mujeres, premiando el esfuerzo -por eso que está ligado al número de cotizaciones- y también premiando la permanencia voluntaria en el mundo del trabajo.
 
Y también hemos creado un seguro, que es el seguro por dependencia severa, porque hoy día tenemos 3 millones de adultos mayores, 1 millón y medio está en el pilar solidario, se van a ver beneficiados con esta reforma; 800 mil más quedan en la categoría de clase media o mujeres; y van a haber algunos, no sabemos cuántos, 100 mil, 200 mil más, que van a extender su permanencia en la fuerza de trabajo, debido a estos incentivos. Y, por tanto, ésta es una reforma que beneficia a 2 y medio millones de pensionados chilenos, y a todos los pensionados futuros, de 3 millones.
 
Pero dentro de esos 3 millones, hay muchos, porque el país está envejeciendo, y muy rápidamente. Hoy día la tasa de natalidad no permite reponer nuestra población, cada día nacen menos niños, cada día vivimos más, hay que promover -en nuestra opinión- la natalidad, la familia, y también hay que mejorar la calidad de vida de esos años adicionales.
 
Por eso el programa “Adulto Mejor” o “Envejecimiento Positivo”, que está siendo liderado por mi mujer, Cecilia Morel, y que apunta a mejorar la calidad de vida, porque no todos son pensiones, también tiene que ver con integración, salud, sistema de transporte, integración a la familia, integración a la sociedad.
 
Pero también estamos trabajando en otras reformas. Una de ellas es la Modernización Laboral, por una razón muy simple: el mundo cambió a la velocidad del rayo, ya no estamos en la época industrial en que todos tenían que trabajar en el mismo lugar en una línea de producción.
 
De hecho, los tiempos modernos permiten mucha más libertad, mucha más flexibilidad. Sabemos que los 30, 40, 50% de los trabajos que hoy día existen, no van a existir en algunas décadas más, pero al mismo tiempo, esta revolución industrial va a crear otros trabajos; igual como destruye, crea.
 
¿De qué lado queremos estar? ¿Dónde se destruyen o dónde se crean? ¿Qué tipo de legislación laboral necesitamos? ¿Una muy rígida, que sólo protege a los que ya están en el sistema, o una que se haga cargo de todos los trabajadores, de los trabajadores que están con empleos precarios, trabajadores por cuenta propia, trabajadores de pequeñas y medianas empresas, jóvenes que se incorporan al mundo del trabajo, mujeres que se quieren incorporar al mundo del trabajo, solamente aquellos que ya están dentro de un marco de protección?
 
Y por eso la Modernización Laboral lo que busca no es precarizar los derechos labores; justo lo contrario, es darle más poder, más libertad, más flexibilidad, para que trabajadores y empleadores puedan tomar decisiones con libertad, porque ellos son los que mejor conocen sus necesidades y pueden defender sus intereses. Por ejemplo, el teletrabajo, el trabajo a distancia, o el trabajo desde la casa, que hoy día la tecnología lo permite y hace mejor o hace más posible compatibilizar el mundo del trabajo con el mundo de la familia, por dar un ejemplo.
 
Pero además de eso, hay otras reformas. Ya está presentada al Congreso una reforma al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, porque sabemos que una sociedad moderna, para buscar el desarrollo, tiene que ser no solamente crecimiento económico, es mucho más que eso. Desarrollo tiene que ser integral, inclusivo y sustentable. Integral, no solamente lo material, también facilitar el desarrollo de la parte espiritual de los seres humanos; inclusivo, que llegue a todos los hogares chilenos; sustentable, que sea armonioso y compatible con el medioambiente y las comunidades.
 
Pero la legislación ambiental hoy día se transformó nuevamente en algo kafkiano, que es una incertidumbre permanente, nunca se dice que sí, nunca se ponen condiciones claras que, si cumplen, el proyecto se puede hacer. Todo es un proceso permanente de incertidumbre, lleno de discrecionalidades, que atenta contra la protección del medioambiente y también atenta contra el desarrollo económico.  
 
A eso apunta la nueva Ley que cambia y modifica el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, dentro de una nueva institucionalidad: se creó el Ministerio de Medio Ambiente, la Superintendencia de Medio Ambiente, creó también los Tribunales Ambientales, un esfuerzo de modernización que se hizo durante el Gobierno anterior, que nos tocó a nosotros implementar.
 
Pero además de eso, estamos trabajando en otras áreas. Una de ellas es no solamente la modernización del Estado, aquí hay que tener claro que no hay que confundir lo público con lo estatal, que es una confusión muy frecuente en nuestro país. Lo público nos interesa a todos, lo estatal es una parte de la sociedad, y hay muchos temas que son de interés público, como la educación, la salud, la protección del medioambiente, la lucha contra las desigualdades excesivas, donde el Estado -a mi juicio- no debiera pretender monopolizar ni mucho menos excluir o expulsar a la sociedad civil, sino que debiera buscar la manera de que ambos empujen en la misma dirección.
 
Por eso, la modernización del Estado, en la cual estamos profundamente involucrados, ya creamos la Oficina GPS, que ha logrado identificar más de USD 65 mil millones de inversión trancados por cosas que no siempre se justifican y que permitirían crear 240 mil nuevos empleos; la Oficina OPEN, Oficina de Productividad y Emprendimiento Nacional, para buscar todos esos reglamentos, disposiciones o condiciones que, en lugar de aportar, dificultan.
 
Y, por tanto, además del esfuerzo enorme que estamos haciendo por incorporar las tecnologías digitales al Estado, porque dentro de todas estos enormes desafíos y esta mayor demanda por información, por transparencia, por participación de la ciudadanía, tenemos un tremendo aliado que es la tecnología, que nos permite satisfacer estas necesidades que antes había sido absolutamente imposible. La tecnología permite, por ejemplo, ya estamos con una meta de lograr que el 80% de los trámites que un ciudadano tiene que hacer con el Estado, antes de que termine nuestro Gobierno, lo pueda hacer desde la comodidad de su teléfono celular inteligente o de su computador, sin tener que perder tiempo y recursos, él y el aparato público, en atenciones que muchas veces son muy poco humanas y muy poco eficaces.
 
Esto es algo en que logramos un avance muy importante en nuestro primer Gobierno, pero ahora tenemos que hacer el segundo salto. La regla de que el Estado no le puede pedir a un ciudadano un papel que ya se lo pidió o que él mismo emite. ¿Por qué le piden a uno el certificado de nacimiento para hacer un trámite si quien emite el certificado de nacimiento es el propio que se lo está pidiendo? ¿Cuántas cosas les piden a los ciudadanos que se podrían resolver conectando el BackOffice del Estado? Y en eso estamos comprometidos en un nuevo esfuerzo tecnológico, y hacerles más fácil a los ciudadanos, que les permitamos ahorrar tiempo, que es algo muy escaso, recursos que también generalmente son escasos.
 
Y, por tanto, estamos en una propuesta o proyecto, compromiso o misión de modernizar nuestra sociedad en muchos frentes.
 
Y, además, la revolución tecnológica, la 4° Revolución Tecnológica, la Sociedad del Conocimiento y la Información ha demostrado ser generosa con los países que la asumen, la abrazan, pero cruel con los países que le dan la espalda o simplemente la dejan pasar. Y nosotros estamos en el vértice, como toda América Latina, porque vemos esta ola que viene, y que ya llegó, ¿qué vamos a hacer? ¿la vamos a enfrentar para subirnos arriba de la ola, surfearla y aprovechar su fuerza en nuestro beneficio? ¿o le vamos a dar la espalda para que nos pase por encima, nos revuelque y nos deje en cualquier parte, menos donde queríamos estar?
 
Ése es un desafío enorme, prepararnos para esta Revolución Tecnológica y esta nueva Sociedad del Conocimiento y la Información, que hoy día no estamos preparados, y en muchos frentes ni siquiera nos estamos preparando. Por eso cuando uno piensa en el sistema educacional, se tiene que preguntar ¿es el sistema educacional que requerimos para esta nueva sociedad que está emergiendo? Cuando se piensa en la legislación laboral, ¿es la legislación laboral que permite flexibilidad, que permite adaptabilidad, que permite mayor libertad, que permite adecuarse al cambio, que es lo único constante de esta sociedad moderna?
 
Y lo mismo en la Reforma Tributaria o en la Modernización Tributaria.
 
Por esa razón, estamos embarcados en un proyecto grande, exigente, ambicioso.
 
Alguien dijo que “hay cuatro operaciones: sumar, multiplicar, dividir y restar, pero que hay sólo dos tipos de hombres y mujeres, los que se ponen del lado de sumar y multiplicar, y los que se ponen del lado de restar y dividir”. Obviamente que lo primero es más fecundo, y nos permite avanzar con mayor seguridad, con mayor rapidez, llegar más lejos.
 
Y por eso, es tan importante que entendamos que los desafíos que tenemos por delante son de tal magnitud que requieren el compromiso no solamente del Estado, sino que, de la sociedad civil, de la empresa, de los trabajadores, de la academia, de las organizaciones no gubernamentales.
 
Fíjense ustedes que el Padre Hurtado decía que “la Patria es mucho más que su geografía, sus montañas, sus océanos; era una misión a cumplir”.
 
Y pocas generaciones en la historia de nuestro país le ha tocado cumplir dos misiones tan grandes y trascendentes como las que nos ha tocado a nosotros: la primera nos permitió recuperar nuestra libertad y nuestra democracia en forma ejemplar, pero eso ya es historia.  La segunda es conquistar el desarrollo y derrotar la pobreza, y crear una sociedad con mayor igualdad de oportunidades, con mayor movilidad social, con mayor respeto, con mayor integración.
 
Y desde ese punto de vista, si Chile creciera al 4 o al 5% anual, durante estos años y la próxima década, alcanzaríamos un nivel de ingreso de per cápita de USD 35 mil o 40 mil per cápita. Es decir, si creciéramos al 4%, al 5%, llegaríamos a tener USD 40 mil per cápita. Eso es lo que tiene Italia hoy día, es más de lo que tiene España, es muy superior a lo que tienen países como Polonia, Grecia, Portugal y muchos otros países europeos. Es decir, ingresaríamos a ese selecto grupo de países que ha logrado combinar la democracia, la paz, el desarrollo con inclusión, con igualdad de oportunidades.
 
Ésa es la gran misión, grande, noble, exigente, pero factible.
 
Y por esa razón, yo quiero terminar estas palabras diciendo que, para lograr esta misión, tenemos que cambiar un poco nuestra cultura. Cuando Gobierno y Oposición piensan que la misión de uno y otro es destruirse mutuamente, a lo mejor lo logran; de hecho, lo han logrado en el pasado, pero en el camino han destruido la democracia, la convivencia, el desarrollo y el futuro. Y por eso, cada uno desde su punto de vista, si aquí no se trata que todos pensemos iguales; de hecho, lo que se requiere es un marco de estabilidad para que, dentro de ese marco de estabilidad, la discrepancia, la confrontación de ideas distintas, el pluralismo, enriquezca el debate. 
 
Y por esa razón, yo estoy muy convencido que lo que Chile requiere hoy día -y aquí hablándole a un grupo tan selecto de empresarios- es desatar las fuerzas de la libertad, desatar todo aquello que frena el espíritu creativo, la imaginación, la innovación, el emprendimiento, porque eso es el verdadero recurso renovable e inagotable que tenemos los seres humanos. Y yo siento que muchas veces, el Estado, en lugar de promover, desatar esas fuerzas de la libertad, la creatividad, la imaginación, tiende a apagarlas, asfixiarlas y con eso no está cumpliendo su labor.
 
Por eso que una tarea muy importante es comprender que lo público es más que lo estatal, lo público compromete al Estado, a la sociedad civil, y tenemos que entender que cada uno juega su rol.
 
Por eso, yo quiero decir que esta iniciativa de “Compromiso País” busca un nuevo enfoque, que es identificar no solamente a los que son pobres, de acuerdo a un criterio de ingreso, un millón y medio de personas, sino que todos esos otros chilenos que tienen una vulnerabilidad o una condición que no les hace posible integrarse a nuestra sociedad. 
 
Queremos que el tren del desarrollo avance firme y fuerte, pero no queremos que vaya dejando a muchos chilenos de lado, que todos se puedan subir a este tren de desarrollo, y muchos de ellos necesitan una ayuda, una preocupación, una política especial.
 
Porque uno dice que los principales instrumentos para el desarrollo, derrotar la pobreza, crear igualdad de oportunidades, es dar educación de calidad a todos, crear muchos y buenos empleos, y fortalecer la familia, porque una familia fuerte y unida es un tremendo antídoto contra muchos males: la deserción escolar -está probado-, la drogadicción, el alcoholismo, la delincuencia. Pero evidentemente que para que podamos hacer que este tren sea el tren de todos, no podemos dejar a personas que no son capaces de subirse al tren, porque tienen una vulnerabilidad que requiere una atención especial.
 
A eso apunta el Mapa de la Vulnerabilidad que identificó sectores, 16 grupos, que representan 3,6 millones de chilenas y chilenos, que queremos subirlos también.
 
Eso es el verdadero desarrollo, ése es el desarrollo por el cual vale la pena dedicar lo mejor de nuestras vidas porque, aunque ustedes no lo crean, cuando uno mira el panorama de nuestro Continente, uno se da cuenta que, en Chile, lo que se llama la clase política o los políticos, también tiene una vocación y un compromiso, y están entregando lo mejor de sí mismos.  Y por eso yo siempre he sido un enemigo de todo aquello que pretenda desacreditar la política, porque se transforma en una profecía autocumplida, todo lo contrario: lo que tenemos que hacer es ennoblecer la política, porque no hay democracia sin política, y no hay democracia sana con política enferma.
 
Por todo ello, quiero felicitar a la SOFOFA por sus 135 años, por la visión que tuvo en su tiempo, por la visión que tiene hoy día, y alzar un modesto vaso de agua para decir:
 
¡Viva Chile, viva los chilenos!