Presidente Piñera firma Proyecto de Ley de creación del Ministerio de Familia y Desarrollo Social

26 JUL. 2018
Descargar Audio Discurso Descargar Transcripción

S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, acompañado por el Ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, firma proyecto de ley para la creación del Ministerio de Familia y Desarrollo Social.

Amigas y amigos:
 
Hoy hemos firmado un proyecto de ley que transforma al actual Ministerio de Desarrollo Social, en el nuevo Ministerio de la Familia y el Desarrollo Social. 
 
Y esto es mucho más que un cambio de nombre, representa cosas muy profundas y muy sentidas para la inmensa mayoría de nuestros compatriotas y, sin duda, para nuestro Gobierno y para este Presidente.
 
Primero, un paso hacia un modelo o un ideal de sociedad que va a inspirar -y ha inspirado- toda la acción de nuestro Gobierno, y que ha sido apoyado por una inmensa mayoría de nuestros compatriotas.
 
Y, segundo, representa también un cambio en la orientación de nuestras políticas sociales.
 
¿Cuál es ese modelo o ideal de sociedad al cual aspiramos, y por lo cual estamos comprometidos y hemos dedicado buena parte de nuestras vidas a ese propósito?
 
Primero, sin duda, los gobernantes tenemos no solamente el derecho, tenemos el deber, la obligación de enfrentar con voluntad y decisión las tareas y los desafíos más sentidos y más urgentes de la sociedad, de los chilenas y chilenas.
 
Como, por ejemplo, la situación desmedrada de nuestros niños; la crisis de Carabineros; ordenar nuestra casa en materia de migración; avanzar hacia una plena igualdad de dignidad y derechos entre hombres y mujeres; recuperar nuestra capacidad de crecer, de crear trabajos, de mejorar los salarios.
 
Pero eso no agota la tarea de un gobernante. Los gobernantes, y especialmente los Presidentes, tenemos también que tener una mirada larga del tipo de sociedad, del ideal de sociedad, del modelo de sociedad que queremos construir y legar a nuestros hijos, a nuestros nietos y a los que vendrán, que no los conocemos, pero estamos comprometidos con legarles un mejor país.
 
Y para eso se requiere esa mirada larga, esa visión de país, de sociedad a la cual queremos converger.
 
Y para avanzar en esta segunda tarea, también se requiere una firme voluntad y decisión.
 
Todos sabemos que a un capitán que no conoce ni sabe cuál es su puerto de destino, no le sirve ningún viento. Y todos sabemos que cuando un capitán -y la tripulación y el país entero- sabe y conoce su puerto de destino, puede aprovechar todos los vientos, incluso aquellos que pueden aparecer como contraproducentes.
 
Y es precisamente ese modelo, ese ideal de sociedad el que inspira nuestro programa de Gobierno, el que inspira nuestra acción desde el Gobierno y el que guía y orienta todos los pasos que damos al asumir y ejercer la responsabilidad de liderar los destinos de nuestro país que democráticamente los chilenos nos entregaron.
 
Nuestro modelo o ideal de sociedad no es una sociedad de individuos aislados, enfrentados ni ensimismados en sí mismos; ese tipo de individualismo sólo empequeñece, empobrece la vida en sociedad y también el desarrollo de nuestros proyectos personales.
 
Nuestro modelo o ideal de sociedad tampoco es uno donde el Estado es todopoderoso, omnipresente e invade todos los ámbitos de nuestras vidas, pretendiendo dirigir, controlar lo que hacemos, lo que pensamos, lo que queremos.
 
Nunca se me olvidó a mí una frase de Mussolini, quien dijo “todo dentro del Estado; nada fuera del Estado, nada contra el Estado”.  Ésa es una concepción muy equivocada del tipo de sociedad.  A eso se llamó “el fascismo”, que gracias a Dios fue derrotado, y espero que nunca reaparezca en la faz de la Tierra.
 
La sociedad que nosotros queremos construir, el Chile que queremos legar a nuestros hijos, es una sociedad que refleja una aspiración muy sentida y muy querida por la inmensa mayoría de los chilenos. Ese modelo o ideal de sociedad pone a las familias en el centro de la sociedad, y se compromete con valorar, apoyar, acompañar y promover a las familias chilenas, a todas las familias chilenas.
 
La familia es el núcleo esencial e insustituible de una sociedad sana y vigorosa. Por cierto, hay muchos tipos de familia, todas son respetables, todas merecen dignidad, y el Estado tiene que apoyar, acompañar, promover y facilitar el desarrollo de todas las familias que libremente los chilenos deseamos darnos.
 
La familia se puede definir de muchas maneras, pero hay algo que la caracteriza y que la hace única e insustituible: es el lugar donde nacen, se crían y se forman nuestros niños; es el lugar donde se inculcan los valores y los principios que nos van a acompañar, guiar y ayudar a desarrollar nuestras vidas; es el lugar donde recibimos las enseñanzas y los instrumentos básicos y esenciales para poder transitar a lo largo de las distintas etapas de nuestras vidas.
 
Tradicionalmente la familia era esencial en todos los ámbitos de la vida humana. Antes de la época moderna, la familia cumplía prácticamente todos los roles: se preocupaba de la formación y educación de los niños y jóvenes; se preocupaba del cuidado de los enfermos; se hacía cargo de la atención de los adultos mayores, y era el lugar por esencia de encuentro, de cariño, de apoyo, de acogimiento.
 
Por esto, no es ninguna casualidad que todos los estudios de opinión pública muestran que la institución en la cual más confían los chilenos, es la familia, y también que donde encuentran más apoyo, felicidad, protección, cariño, valores tan esenciales, es en la familia. Y eso lo reflejan todos los estudios de opinión pública de nuestro país.
 
En consecuencia, siendo tan valorada la familia, parece lógico y natural que el Estado, a través de las políticas públicas, se comprometa con apoyar, valorar, acompañar y promover a las familias.  E insisto, a todas las familias, porque hay muchos tipos de familia, hay muchos tipos de familia y todas merecen apoyo y, sobre todo, dignidad.
 
Pero, además, todos sabemos que una familia fuerte y sana es el mejor antídoto, la mejor herramienta que tenemos en nuestra sociedad para combatir muchos males, muchos flagelos que afectan a las sociedades modernas y que también afectan a la sociedad chilena, partiendo por la soledad, que la sufren muchos de nuestros compatriotas; la pérdida del sentido de la vida; la delincuencia, la drogadicción, la deserción escolar; el abandono de niños y de adultos mayores. 
 
La familia es el mejor instrumento, el mejor antídoto, la mejor forma de enfrentar con éxito estos males que afectan y que angustian la vida de muchos de nuestros compatriotas.
 
En los últimos tiempos, en lo que se llama “la era moderna”, el Estado poco a poco empezó a reemplazar, a sustituir a la familia en muchas de las tareas que acabamos de recordar. El Estado ha ido sustituyendo o reemplazando a las familias, por ejemplo, en la formación y educación de los niños; en el cuidado de los enfermos; en la atención de los adultos mayores. Y eso es propio de la modernidad.
 
Pero el ideal de sociedad al que nosotros aspiramos y por la cual estamos trabajando, es uno en que el Estado no pretenda reemplazar a la familia, sino que, todo lo contrario, busque acompañarla, apoyarla, darle instrumentos, darle herramientas para que pueda cumplir mejor esa función.
 
Yo creo que el Estado -naturalmente que en la medida de lo posible y en la medida que las familias quieran y puedan- tiene que actuar “con” las familias en el desarrollo de sus políticas sociales, tiene que actuar “con” las familias y no “contra” las familias; tiene que actuar “a través” de las familias y no “fuera” de las familias; tiene que actuar confiando en las familias y no aislándolas ni desplazándolas en estas importantes tareas.
 
Un solo ejemplo que creo que es muy ilustrativo. 
 
¿Qué es mejor para una sociedad?  Por ejemplo, en el caso de los adultos mayores no valentes o vulnerables, que el Estado asigne una subvención para que ese adulto mayor termine en un asilo de ancianos, o que el Estado apoye, con subvenciones y otros instrumentos a las familias, para que acojan en su propio seno, en la medida que quieran y puedan, a sus propios adultos mayores.
 
Yo estoy convencido que lo que más quieren los adultos mayores es cosechar lo que sembraron durante sus vidas, y tal vez lo más importante que un adulto mayor sembró durante su vida, es su familia: sus hijos, sus nietos, sus cariños, sus afectos, sus amores.
 
Y yo pienso que este enfoque no es solamente bueno para la felicidad y la calidad de vida de los adultos mayores, también es bueno para todos los miembros de la familia, porque un adulto mayor permite a todo el resto de la familia poder compartir su sabiduría, su experiencia.
 
Yo recuerdo cuando era niño, y mi abuelo estaba vivo, que él había peleado en la Guerra Civil de 1891, y a mis hermanos nos parecía fascinante interrogarlo hasta el cansancio: de cómo había sido esa guerra, cuál había sido su participación, y nada nos producía más alegría, conocimiento, motivación y entusiasmo que compartir con los abuelos que habían conocido mundos tan distintos.
 
Por eso, no hay nada más progresista que apoyar a la familia, a todas las familias.
 
Este nuevo enfoque de la política social es parte esencial de este nuevo Ministerio de la Familia y el Desarrollo Social. Una nueva forma de comprender y enfrentar las vulnerabilidades, los problemas que afectan a las familias, y de avanzar hacia una mayor inclusión social.
 
Cuando uno se centra solamente en las personas para enfrentar o implementar las políticas sociales, está perdiendo de vista que las personas no viven solas; viven en familia, viven en comunidad, viven en sociedad. Y por eso es mucho más eficaz cuando las políticas sociales no se centran en cada individuo -una política para los niños, otra para los jóvenes, otra para los enfermos, otra para los adultos mayores- sino que comprenden que esas personas, normalmente, la mayoría de ellos, integran una familia, integran una comunidad.
 
Y por eso es tan importante que el enfoque de la política social se base en la familia, entender que cada individuo es parte de un núcleo más amplio, que es la familia; de un núcleo aún más amplio, que es el barrio; de un núcleo más amplio, que es el país.   
 
Y por eso yo estoy absolutamente convencido que sólo con familias fuertes y unidas, con barrios integrados, con un verdadero espíritu de comunidad y con la plena participación de la sociedad civil, y no solamente del Estado, vamos a poder enfrentar con mayor eficacia los problemas sociales de pobreza, de marginalidad, de exclusión que afectan a la sociedad chilena, y poder construir así un mejor país.
 
Pero también es verdad que hay otros temas que la sociedad chilena tiene que enfrentar y que van a ser responsabilidad del Ministerio de la Familia y Desarrollo Social.
 
Por ejemplo, el Programa Clase Media Protegida: ¿A qué apunta ese programa? Que lo vamos a dar a conocer y poner en marcha. Hemos estado trabajando intensamente en poner en marcha los motores de ese Programa Red Clase Media Protegida.
 
La clase media chilena ha progresado mucho en los últimos tiempos y lo ha hecho en base a su propio esfuerzo, mérito, talento, trabajo, y se siente muy orgullosa, y con mucha razón, de los logros que ha alcanzado. Pero, como es natural, quiere seguir avanzando, quiere seguir progresando, y por eso le pide al Gobierno, al país, que sigamos creando más y nuevas oportunidades.
 
Pero también esa clase media tiene muchas inseguridades, temores. Por ejemplo, que un accidente en el ciclo de la vida, como una enfermedad grave, la pérdida del trabajo, la educación superior de los niños, un acto de la delincuencia o una tercera edad vulnerable o extendida, los pueda retrotraer a un mundo al cual no quieren volver, que era el mundo de la pobreza. Y por eso también demandan seguridades.
 
A eso apunta la Red Clase Media Protegida.
 
El Gobierno tiene que crear más oportunidades y para eso es fundamental recuperar nuestra capacidad de crecer, de crear trabajo, de mejorar los salarios, y en eso estamos trabajando también muy intensamente, pero también darles seguridades a esas familias de clase media de que, si se tienen que enfrentar con estos accidentes o adversidades en el ciclo de la vida, no van a estar solas, y una red de protección solidaria los va a ayudar a ponerse de pie y volver a caminar.
 
De eso se trata la Red Clase Media Protegida, que estamos creando, que estamos desarrollando, y que pronto no solamente daremos a conocer, sino que pondremos en práctica.
 
Otro gran desafío de la sociedad moderna es compatibilizar mejor el mundo del trabajo con el mundo de la familia. Y por eso estamos avanzando en medidas muy importantes, como la sala cuna universal, como la garantía de cobertura de la educación pre-escolar para todos nuestros niños, como facilitar el trabajo a distancia o el trabajo desde el hogar, como flexibilizar los horarios de trabajo para hacer más fácil esa convivencia entre el mundo de la familia y el mundo del trabajo.
 
Una tercera tarea en la cual hemos estado comprometidos, y que compromete directamente al Ministerio de la Familia y Desarrollo Social, es nuestro compromiso con los niños primeros, con las familias y las redes naturales que se deben fortalecer, apoyando y ojalá recomponiendo aquellas familias que han fallado en esta tarea, y en algunos casos ayudando a aquellas familias que vienen a sustituir a las familias que no pudieron cumplir con su labor, pero con un objetivo esencial: devolverle a cada niño el derecho que tiene, que muchos han perdido, el derecho a vivir en el seno de una familia y tener el afecto, el apoyo, el cariño que las familias le pueden entregar -y, muchas veces, mejor que ninguna otra institución- a nuestros niños.
 
Por otra parte, también estamos poniendo en marcha un sistema que se llama Alerta Temprana de Infancia, con un objetivo muy simple: llegar a tiempo a ayudar a aquellos niños que enfrentan la destrucción de la familia o se desvían del camino, y no llegar -como, muchas veces, ocurre- cuando ya es demasiado tarde y las vidas de esos niños prácticamente ya no tienen una posibilidad de recuperar en plenitud el derecho a una infancia feliz, el derecho a una oportunidad de ser, de desarrollar sus talentos en la vida.
 
Y finalmente estamos también trabajando intensamente en lo que hemos llamado el Mapa de las Vulnerabilidades, que es mucho más que un mapa de la pobreza; es un mapa multidimensional, que lo que busca no es solamente identificar a las personas que están en pobreza de acuerdo al ingreso, sino que identificar a todas las familias que sufren vulnerabilidades y que, si bien han superado la pobreza, están en riesgo de caer en los problemas que, muchas veces, esas familias lograron superar.
 
Y eso también nos va a permitir herramientas, conocimientos e información para que la política social sea más eficaz, más oportuna y permita cambiar, para mejor, la vida de tantos chilenos.  
 
De esta manera, el sentido es que la sociedad entera se ayude a sí misma. No es que la sociedad delega en el Estado todas estas tareas: por supuesto que el Estado tiene un rol fundamental que jugar, pero junto a las familias, junto a la sociedad civil.
 
Por eso, las políticas públicas y el Estado tienen que ser grandes catalizadores, grandes facilitadores para que toda la sociedad civil se comprometa con esta gran tarea y desafío de derrotar la pobreza y lograr una sociedad más justa y con mayor igualdad de oportunidades.
 
Y ésa es una tarea fundamental del nuevo Ministerio de la Familia y Desarrollo Social: convocar a la sociedad civil a esta gran misión, a esta noble tarea.
 
Y por supuesto que para esto requerimos aprobar el proyecto del nuevo Ministerio de la Familia y Desarrollo Social con la mayor prontitud posible. Así que aprovecho de hacer un llamado, no solamente a los senadores y a los parlamentarios presentes, sino que a todos los parlamentarios: que en esta materia escuchen el clamor, la necesidad que han expresado, de tantas formas, la inmensa mayoría de los chilenos, de poder fortalecer la familia y fortalecer las políticas sociales, a través, con y con la colaboración de las familias.
 
Ése es sentido y significado profundo, no solamente de la sociedad que queremos construir, sino que también la tarea que deberá cumplir el Ministerio de la Familia y el Desarrollo Social.
 
Yo recuerdo que, en nuestra primera campaña, usamos mucho el ejemplo del trapecio. Los trapecistas son gente talentosa, que quieren estar en el aire, desarrollando sus talentos, mostrando sus habilidades, deslumbrando a los demás. Ésas son las oportunidades, pero también les gusta, necesitan que exista una red de protección, porque si por cualquier razón tropiezan y se caen, quieren saber que no se van a quebrar los huesos en el suelo, sino que una red de protección los va a acoger.
 
Pero ¿qué hace el trapecista cuando cae en la red? No se queda atrapado en la red, durmiendo hasta que alguien lo venga a sacar, y la red le permite volver a ponerse de pie, y no es como una telaraña, que lo captura y nunca más lo libera. Rápidamente se pone de pie y vuelve a escalar hacia las alturas para seguir desarrollando sus talentos.
 
Ése es el sentido de una sociedad de oportunidades y seguridades.
 
Por eso, ministro Alfredo Moreno y todo su equipo, Sebastián Villarreal, Alejandra Candia, Carol Bown, Andrea Martínez, Susana Tonda y tantos más, tienen una muy hermosa, muy noble pero muy exigente misión: aportar, desde el Ministerio de Desarrollo Social, y desde el Gobierno, y desde la sociedad entera, hacia el fortalecimiento de todas las familias chilenas.   
 
Porque yo estoy absolutamente convencido que no hay nada más progresista que una política que busca fortalecer la libertad, las oportunidades y las seguridades de las familias chilenas, de todas las familias chilenas, y además van a poder colaborar al sueño y al compromiso de construir un Chile más libre, más justo, más próspero, más humano y más solidario, en que todos nuestros compatriotas tengan las oportunidades para desarrollar los talentos que Dios nos dio y, al mismo tiempo, tengan las seguridades de que van a poder vivir una vida con dignidad.
 
Yo estoy seguro que eso nos va a permitir a todos, a todos, junto a nuestros seres queridos, vivir una vida más plena y más feliz.
 
Por eso quiero llamar a todos nuestros compatriotas, a que nos comprometamos con este gran proyecto, que apoyemos en el Congreso la tramitación de este proyecto que crea el Ministerio de la Familia y Desarrollo Social, y que no nos contentemos, ni nos acomodemos, ni mucho menos nos acostumbremos a un país que muchas veces niega las oportunidades, y muchas veces niega las seguridades.   
 
Lo mejor de Chile está por delante y todos juntos lo vamos a construir.
 
Muchas gracias.