Presidente Piñera asiste a inauguración de monumento a Presidente Pedro Aguirre Cerda

3 JUL. 2018
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El Presidente Piñera participó este martes de la inauguración del monumento a Pedro Aguirre Cerda en la Plaza de la Constitución.

Muy buenas tardes:
 
Me sumo a los saludos que han hecho los que me han antecedido en el uso de la palabra, con más cariño y con más entusiasmo.
 
Me pregunto ¿por qué hoy día estamos celebrando, conmemorando, homenajeando el regreso de Pedro Aguirre Cerda a la casa que lo acogió como Presidente y que lo vio morir? 
 
Probablemente, don Ernesto Velasco pensará que es porque fue un gran radical, y tiene razón; probablemente, don Luis Rivero pensará que, porque fue un gran masón, y también tiene razón; pero yo creo que hay otras dos razones que nos convocan a todos nosotros, de distintos partidos, de distintas filosofías.
 
Porque Pedro Aguirre Cerda encarnó dos vocaciones que están profundamente arraigadas en el alma nacional: primero, la profesión, la vocación, el compromiso con la educación. Él fue un hijo de la educación pública -lo recordaba Luis-, en la Escuela Pública de Pocuro y después en el Liceo de San Felipe.  Pero ahí se formó un hombre que venía de una familia humilde, tuvo acceso a una educación de calidad, y eso fue lo que le permitió desarrollar sus talentos y poder llegar a ser diputado, senador, ministro del Presidente Sanfuentes, del Presidente Alessandri y, finalmente, Presidente de la República.
 
Él, además, dedicó gran parte de su vida a la educación, no solamente en escuelas, sino que también como profesor en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y como fundador de la Escuela de Economía e Industrias de la misma Universidad de Chile. Tal vez la crisis de 1929 lo llevó a darse cuenta lo importante que era no solamente conocer las leyes, sino que también conocer el funcionamiento de la economía.
 
Y fue un hombre visionario, fue un hombre precursor, de esos que no pasan por este mundo calentando asientos, sino que dejan huellas.
 
Pero además de su vocación por la educación, hay una segunda cualidad de don Pedro Aguirre Cerda, que también vive en el alma y es apreciada y admirada por la mayoría de nuestros compatriotas, que fue su vocación de servicio público. Él entendió muy bien que no se educaba para atender sus propias necesidades; él se educaba para ser un buen servidor público. Y esa vocación de servicio público nació, probablemente, en la Escuela de Pocuro, se fortaleció en el Liceo Municipal de San Felipe, en la Universidad de Chile, y lo guió a lo largo de su vida.
 
Fue un hombre que vivió entre dos guerras -y lo recordaba Ernesto- porque nació días antes del comienzo de la Guerra del Pacífico y murió en plena Segunda Guerra Mundial. Pero durante esas dos guerras él contribuyó a la paz, a la paz en nuestro país, a la paz entre los chilenos.
 
Y también contribuyó a la paz en muchas otras partes del mundo. No es casualidad que haya tenido una sensibilidad muy especial con los que huían de la Guerra Civil Española, la guerra del millón de muertos, y los acogió generosamente en nuestro país.
 
No es casualidad que también haya tenido una actitud de gran sensibilidad y comprensión por los que huían de la Segunda Guerra Mundial, perseguidos por el Régimen Nazi, y acogió a muchos que buscaban un asilo contra la opresión en nuestro país, con lo cual demostró que a pesar de que fue un hombre que vivió entre guerras, durante su vida fue un gran aporte y una gran contribución a la paz.
 
Don Pedro Aguirre Cerda murió en este Palacio de La Moneda - ¿por qué se alegra, don Ernesto? La historia no se repite (risas)-, murió en el Palacio de La Moneda, los médicos de entonces dicen que era tuberculosis. Quién sabe, porque dentro de las muchas anécdotas de don Pedro Aguirre Cerda, dicen que prendía un cigarrillo con el otro y que era un fumador empedernido. Así que, a lo mejor el diagnóstico de la época no era el más preciso. Pero murió en plenitud.
 
Dedicó su vida a lo que era su vocación, a su mujer, a su país, a su Partido Radical, a su Masonería, al mundo de la educación y al mundo del servicio público.
 
Por eso hoy día siento un profundo orgullo y satisfacción de poder participar en esta simple, pero emotiva ceremonia de un justo homenaje a un gran hombre público de nuestro país.  
 
Por lo demás, señor ministro de educación, su abuelo fue ministro de don Pedro Aguirre Cerda y usted ahora es ministro de este Presidente. También la historia se repite.
 
Pero lo importante creo yo es preguntarnos ¿cuál es el legado?, ¿cuál es el mejor homenaje que le podemos hacer a don Pedro Aguirre Cerda?
 
Dentro de las anécdotas que don Pedro Aguirre Charlín no contó, fue que usted tiene una fotografía, en que hay una pareja, con una guagua, a la cual la están bautizando. Y la guagua es don Pedro Aguirre Cerda. ¿Es así o no es así? Así es. Espero que no piense que el bautizo lo “echó a perder”, como lo habría “echado a perder” la educación pública.
 
Y, por lo tanto, yo me pregunto hoy día, Pedro Aguirre Cerda fue un visionario en muchos campos, de la solidaridad, de la educación, del servicio público. Se dio cuenta de la importancia del capital humano, de la educación, de la formación de nuestros jóvenes, y por eso aumentó la cobertura de la educación pública 5 veces durante su Gobierno.
 
Fue un visionario porque también creó la CORFO en un momento en que el mundo estaba viviendo una profunda crisis, después de la recesión que provocó la crisis de 1929.
 
Fue un visionario también en hacer de Chile un país más diverso, más tolerante, porque muchos temían, cuando ganó el Gobierno de don Pedro Aguirre Cerda, de que el Frente Popular iba a traer historias oscuras que habían ocurrido con Frentes Populares en otras partes del mundo. Tal vez no conocían a don Pedro Aguirre Cerda, que era por naturaleza un hombre de paz, un hombre tolerante, un hombre diverso, un hombre que era capaz de dialogar con los que pensaban distinto.
 
Por esa razón, uno se pregunta cuál es el mejor homenaje que podemos hacer hoy día a una figura, a un chileno, a un patriota como fue Pedro Aguirre Cerda. Y yo quiero decir hoy día que el mejor homenaje es continuar con su obra en el mundo de la educación.
 
En Chile hemos hecho muchas reformas educacionales, pero la más importante de todas está aún pendiente, que es mejorar la calidad de la educación que nuestro país les da o les entrega a sus niños y a sus jóvenes.
 
Y en eso tenemos una gran agenda pendiente, y recojo el llamado del presidente del Partido Radical de buscar, entre todos los chilenos, un Gran Acuerdo para mejorar la calidad de la educación en nuestro país.
 
Hoy en la mañana, tuvimos la oportunidad de inaugurar un Laboratorio de Innovación en el Ministerio de Educación, un laboratorio que lo que busca es no solamente enseñar a leer y escribir, eso era necesario en el siglo pasado, hoy día, por supuesto que sigue siendo necesario, pero absolutamente insuficiente. Tenemos que enseñarles a nuestros niños la educación del futuro, la educación que van a necesitar para desarrollarse en plenitud en este siglo nuevo, el siglo XXI, el siglo de la sociedad del conocimiento y la información.
 
Y ésa es, tal vez, la causa y la misión más grande que nos está guiando, que nos está inspirando don Pedro Aguirre Cerda.
 
Por esa razón, el esfuerzo y el compromiso de nuestro Gobierno con las grandes tareas pendientes en materia de educación, en la cual hemos muchas cosas, pero nos quedan las más importantes pendientes:
 
Mejorar la cobertura de la educación temprana, porque si don Pedro Aguirre Cerda no hubiera tenido oportunidad de acceder a la educación pública a temprana edad, no habría sido el gran hombre y el gran patriota que fue;
 
Mejorar la cobertura de la educación pre-escolar, porque todavía en nuestro país hay cientos de miles de niños que no logran tener acceso a esa educación temprana, y cuando llegan a la educación escolar, la evidencia muestra que muchas veces es demasiado tarde;
 
Mejorar la calidad de la educación en todos los niveles, porque todavía, a pesar de que Chile ha sido un pionero en materia de educación, la calidad de la educación en nuestro país es deficiente; no es lo que el país necesita, ni menos en este siglo de la sociedad del conocimiento y la información.
 
Por eso yo quisiera pedirle a don Pedro Aguirre Cerda -donde quiera que esté, a mí siempre me han impresionado las ceremonias funerarias de la Masonería, cuando el Círculo se quiebra por un momento y se llama al Gran Arquitecto- que nos ayude, a todos, a perseverar en lo que él fue un pionero, en lo que él fue un visionario, a perseverar en hacer un gran esfuerzo, todos, de todos los colores políticos, para mejorar la calidad de la educación de nuestros niños y de nuestros jóvenes, y darles la oportunidad de ser ciudadanos de primera categoría en esta sociedad moderna, que está golpeando nuestras puertas.
 
La sociedad de la revolución tecnológica, la sociedad del conocimiento y la información, ya está golpeando nuestras puertas y va a llegar con o sin nuestra voluntad. Lo que nosotros tenemos que decidir es si queremos prepararnos para ser ciudadanos de verdad en esa nueva sociedad, o simplemente que nos pase por encima, como nos pasó por encima la revolución industrial en el siglo XIX.
 
Por todo eso, yo quisiera, como Presidente de Chile, manifestar mi profunda alegría, honor y satisfacción de haber podido participar en este sentido, justo y merecido homenaje a un gran chileno, como don Pedro Aguirre Cerda.
 
Muchas gracias.