El Jefe de Estado asistió este jueves al almuerzo de celebración de los 160 años de vida gremial de la Cámara Nacional de Comercio.
Junto al presidente de la CNC, Manuel Melero, directivos de la asociación, socios de Arica a Punta Arenas, centros de estudios y universidades, el Mandatario aprovecho la instancia para recalcar que una de las prioridades del gobierno es lograr antes del término de la próxima década un desarrollo integral, inclusivo, sustentable.
Muchas gracias Manuel, y muchas gracias a la Cámara Nacional de Comercio, por esta oportunidad de compartir con ustedes algunas reflexiones.
Manuel recordaba que hace 30 años fue secretario general de esta Cámara y que nunca se imaginó que iba a llegar a ser su presidente. Yo les quiero contar que hace más de 50 años yo fui presidente de mi curso, en el colegio, pero sí me imaginaba que podía llegar a ser Presidente. Lo que no me imaginaba es que iba a serlo dos veces.
Son muy pocas las instituciones que tienen el privilegio de cumplir 160 años y que lo hagan con la experiencia de los 160 años, pero también con la fuerza, el entusiasmo y la pasión de la juventud que todos los días demuestra la Cámara Nacional de Comercio, que está constituida hoy día por más de 18 Cámaras territoriales, 17 Cámaras binacionales, 26 Asociaciones especializadas y algunas empresas miembros que reúnen a más de 5 mil 800 empresas a lo largo y ancho de nuestro país.
Y, por lo tanto, yo estoy seguro que, a pesar de la experiencia y las canas que se observan en esta mesa principal -veo al señor Ariztía, veo al señor Guerrero-, a los canosos que están acá les quiero recordar que las nieves eternas sólo viven en las más altas cumbres.
La Cámara se fundó en Valparaíso, un 18 de agosto de 1858, cuando era Presidente de Chile el Presidente Montt -estábamos en nuestro tercer decenio- y desde entonces ha sido parte esencial del progreso y del avance de nuestro país. Desde entonces, ha corrido mucha agua debajo del puente en nuestro país. Ha habido períodos de gran progreso y grandeza, y otros períodos de gran estancamiento y frustración.
Porque lo cierto es que, durante nuestro período de historia, tuvimos el auge del salitre, a fines del siglo XIX, que desgraciadamente no lo supimos aprovechar. Menos de 10 años después de haber terminado triunfantes la Guerra del Pacífico, Chile se enfrascó en una de las más crueles, sangrientas y mortíferas guerras civiles en nuestra historia. Y después vino el siglo XX, durante el cual Chile perdió la fuerza, el ímpetu, perdió el liderazgo, perdió el dinamismo, y fuimos retrocediendo en el contexto del mundo y en contexto de América Latina.
Sin embargo, hemos podido reconocer con mucha fuerza y claridad que cuando nos hemos unido, siempre hemos logrado conquistar las más hermosas victorias, y cuando nos hemos dividido siempre hemos cosechado las más amargas derrotas.
Y por esa razón que Chile, en las últimas décadas, de haber sido la colonia más pobre de España en América Latina, se haya transformado en el país con el mayor desarrollo de nuestro continente, es un logro que obedece, precisamente, a que hemos sabido enfrentar los desafíos de la recuperación de la democracia y los desafíos del desarrollo, con unidad y con una visión compartida en los temas esenciales de nuestro país.
Sin embargo, también hemos conocido tiempos de división, de odios, como aquellos que llevaron al quiebre de la democracia, y tiempos de atropellos a los derechos humanos, como ocurrieron durante el período en que perdimos nuestra democracia.
No obstante, si uno analiza la historia profunda de nuestro país, se encuentra con dos grandes lecciones que tenemos que saber aprender: uno, la que acabo de mencionar, el valor de la unidad, el entender que a pesar de nuestras diferencias, tenemos una causa común; que Gobierno y oposición no son enemigos irreconciliables que deben intentar destruirse mutuamente, sino que son dos componentes de un sistema que desde sus respectivas posiciones y desde sus respectivas ideologías deben contribuir al desarrollo de nuestro país.
Yo recuerdo esta historia, porque cada vez que la hemos olvidado, lo hemos pagado muy caro.
Y la segunda lección que nos deja nuestra historia, es que cada vez que nos olvidamos del crecimiento económico, terminamos definitivamente sembrando frustración y cosechando discordia.
Yo creo que esas dos lecciones de nuestra historia tienen que estar más presentes que nunca hoy día, en que estamos enfrentados a un nuevo gran desafío que -como lo mencionó el presidente de la Cámara- es grande, noble, exigente, pero posible: transformar a Chile, antes que termine la próxima década, en un país verdaderamente desarrollado.
Y desarrollo verdadero significa desarrollo integral, inclusivo, sustentable. Integral, no es sólo desarrollo económico, tiene que ver también con el desarrollo de nuestra democracia, nuestras instituciones, el respeto a los derechos humanos, la inclusión social, la seguridad; desarrollo inclusivo significa que tiene que llegar a todos los hogares y a todas las familias chilenas; desarrollo sustentable, tiene que ser mucho más respetuoso del medio ambiente y la naturaleza, de lo que lo hemos hecho durante las últimas décadas.
Ésa es la gran misión, la gran tarea, el gran desafío. Yo lo digo, yo siento que nuestro triunfo electoral en diciembre del año pasado, no fue sólo un triunfo electoral: fue un mandato democrático a cumplir con una misión, a cumplir con una tarea, que la podemos resumir en esta voluntad de transformar a Chile en un país verdaderamente desarrollado, antes que termine la próxima década.
Más allá de la discusión política, que tiene sus luces y sombras, y que también a veces tiene pequeñeces, “hojarascas” como decía el Presidente Lagos, minucias, yo quisiera compartir con ustedes cuáles han sido las motivaciones de los primeros 100 días de Gobierno.
Durante estos primeros 100 días de Gobierno, hemos querido lograr tres grandes objetivos:
Primero, enfrentar con urgencia una serie de temas que habían sido postergados y que requerían una acción muy rápida y muy decisiva de parte del Gobierno, como es el caso de la reforma a Carabineros de Chile; el enfrentar el grave problema en que se estaba transformando la migración; hacer profundas reformas en el SENAME y poner a los niños primero; y enfrentar -con otra voluntad y otra decisión- el grave problema de la delincuencia y el narcotráfico, que angustiaba a millones y millones de familias en nuestro país, y que también destruía a cientos de miles de familias en nuestro país.
Ésa fue una tarea a la cual nos abocamos durante estos primeros 100 días de Gobierno.
Yo recuerdo lo que fueron los primeros 100 días de Gobierno en nuestra primera administración, que fue una verdadera vorágine. Tuvimos que enfrentar el quinto peor terremoto de la historia de la humanidad, que había ocurrido solamente 11 días antes de asumir el Gobierno.
Esta vez no hemos tenido un terremoto de la naturaleza, pero no por eso hemos dejado de lado la urgencia para enfrentar problemas apremiantes que se venían arrastrando y agravando durante mucho tiempo en nuestro país.
Una segunda misión y prioridad de estos primeros 100 días de Gobierno ha sido buscar acuerdos, recuperar la cultura del diálogo, de los acuerdos, de la amistad cívica, de la colaboración y tratar de superar “la lógica de la retroexcavadora”, de la confrontación, del pasar por encima de las voluntades de todos aquellos que no pensaban como nosotros.
Y por eso buscamos, y hemos avanzado muy significativamente en 5 Grandes Acuerdos:
Uno, el Acuerdo por la Infancia, que ya dio sus primeros frutos con una propuesta contundente y sólida, que fue unánime, y que vamos a poner en práctica, y la estamos poniendo en práctica ya durante estos primeros 100 días;
Segundo, un Gran Acuerdo por la Seguridad Nacional;
Tercero, un Acuerdo para hacer cirugía mayor a una salud que tiene un problema grave y crónico, que también se arrastra hace mucho tiempo;
Cuarto, un Acuerdo por La Araucanía, por el desarrollo y la paz en La Araucanía;
Y quinto, un Acuerdo Nacional para que Chile salga de este crecimiento anémico, de esta pérdida de liderazgo y dinamismo, y recupere su capacidad de crecer con fuerza, de crear más y mejores empleos, de crear más y mejores oportunidades.
Esos 5 Acuerdos están en marcha. No todos se han sumado, pero todos los que han decidido quedarse al margen saben que tienen las puertas abiertas.
Pero además de ello, hay una tercera prioridad, que fue hacer que nuestra economía recupere el liderazgo y el dinamismo que había perdido; no seguir pasivos e indiferentes frente a un crecimiento que apenas alcanzó al 1,7%; no seguir pasivos e indiferentes frente a una inversión que cayó durante los cuatro años anteriores a nuestro mandato, o una productividad que también cayó cada uno de los cuatro años anteriores a nuestro mandato.
Y para eso había que crear un nuevo clima, de mayor confianza, de mayor optimismo. Y yo creo que ese clima se está creando, como lo muestra el incremento en los niveles de confianza que reflejan todas las encuestas a nivel de ciudadanos, inversionistas, consumidores y trabajadores.
Y, además, recuperar la capacidad de crecer, y sin duda que el IMACEC del mes de marzo, de 4,6%, y el IMACEC del mes de abril, de 5,9%, muestran que la economía chilena está empezando a recuperar ese liderazgo y dinamismo que nos puso a la cabeza del mundo de la OCDE, de América Latina, y que sin duda es fundamental recuperar. Porque de lo contrario, el sueño de un país desarrollado, sin pobreza, con oportunidades y seguridades para todos, va a seguir siendo eso: sólo un sueño.
Un solo número: si creciéramos al 1,7%, que fue el promedio del Gobierno anterior, y le restamos el 1% del crecimiento de la población, nos da que el crecimiento per cápita fue de 0,7%. A ese ritmo requerimos 100 años, 100 años, un siglo, para duplicar nuestro ingreso per cápita.
Si volvemos a crecer al 5%, que es el potencial cuando el país lo hace bien, en ese caso bastarían 18 años para duplicar el ingreso per cápita de nuestro país.
En el primer caso, es un proyecto que no es para nosotros, ni siquiera para nuestros hijos, tal vez para nuestros nietos. En el segundo caso, el proyecto de duplicar el ingreso per cápita es un proyecto para nosotros, y también para nuestros hijos, nuestros nietos y los que vendrán.
Hoy, yo siento que nuestra economía está empezando a salir de ese estancamiento al cual nos estábamos acostumbrando, porque es fácil acostumbrarse al bajo crecimiento. Lo difícil es comprometerse con un crecimiento sólido, sostenible y sustentable.
Por esa razón -como yo mencionaba- el aumento en los IMACEC, el que la inversión está creciendo, y va a crecer en torno al 4% este año, por primera vez en los últimos cuatro, el que la productividad se está empezando a recuperar, son síntomas, signos, pero no es “canto de victoria”, porque ésta es una batalla permanente para que Chile recupere su capacidad de crecer. No es como el Maná que cae del Cielo, no se logra en forma automática, los países que han logrado crecer en forma sustentable, permanente, durante mucho tiempo, es porque han estado comprometidos con ese logro y con esa meta, en forma permanente.
Y, al mismo tiempo, el Informe de Política Económica del Banco Central, el IPOM, también refleja que, a nivel del Banco Central -que es una institución independiente- hay expectativas mucho más favorables en materia de productividad, en materia de inversión, en materia de crecimiento.
Ahora, consolidar ese crecimiento y esa capacidad de crear más y mejores empleos, y de mejorar los salarios y de crear más oportunidades para los innovadores, para los emprendedores, para la pequeña y mediana empresa y para todas las empresas de Chile, es absolutamente indispensable para poder cumplir las otras grandes metas que he mencionado.
No hay mejor política de desarrollo que el crecimiento; no hay mejor política laboral que el pleno empleo.
Por supuesto que el crecimiento es necesario, pero no es suficiente. Por eso, cuando hablamos de desarrollo, hablamos de un desarrollo integral, inclusivo y sustentable.
Por estas razones, es muy importante tomar acciones en algunos temas que yo sé que son de especial preocupación para la Cámara Nacional de Comercio y para sus 5 mil 800 empresas que integran y forman parte de ella.
Dentro de estos desafíos, está el combate sin tregua y sin cuartel al comercio informal o al comercio ambulante, por dos razones: primero, porque constituye una competencia desleal, al no cumplir con las reglas, al no pagar los impuestos, al no cumplir con otras normas que sí se exigen al comercio establecido. Pero, además, significa una enorme pérdida de ingresos fiscales para el Estado: se calcula que el no pago de los impuestos que significa el comercio ambulante, le significa al Estado un costo de cientos de millones de dólares.
Y, tal vez, la forma más eficaz de combatirlo no es sólo yendo a su punto de venta minorista final, sino que atacar con mucha fuerza la actividad de las bandas criminales, que son los proveedores de todo este comercio ambulante que tenemos en nuestro país, y hacia allá está enfocado gran parte de nuestro esfuerzo.
Segundo, hemos establecido una mesa de trabajo público-privada en que participan la Subsecretaría de Prevención del Delito, la Subsecretaría de Turismo y también participa la Cámara Nacional de Comercio, para tender a buscar formas eficaces y eficientes de erradicar, en coordinación con Carabineros y con los municipios -y aquí yo también reconozco la labor que ha hecho el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri- de forma tal de crear una cancha pareja, para que todos los innovadores, emprendedores, empresarios puedan competir en igualdad de condiciones, cumpliendo las mismas reglas, asumiendo los mismos compromisos.
Eso es lo que uno llama un país con verdadera igualdad de oportunidades.
Por otra parte, estamos fortaleciendo al SERNAC, se requiere una Agencia que proteja adecuadamente los intereses de los consumidores, igual como se requiere una institución que proteja adecuadamente los intereses de los trabajadores. Y ayer estuvimos largas horas reunidos con el ministro del Trabajo, para fortalecer y modernizar la Dirección del Trabajo.
Pero la mejor manera de proteger a los consumidores no es estableciendo una institución todopoderosa, que es juez y parte y que al final muchas veces -como lo han demostrado experiencias en otros países- termina encareciendo todo el proceso productivo y de distribución y, en consecuencia, perjudicando los verdaderos intereses de los trabajadores.
La mejor defensa de los consumidores es que tengan buena, oportuna y veraz información de la calidad y de los precios de los bienes y servicios que se ofrecen en el mercado y que tengan una institución a la cual puedan recurrir cuando se cometen abusos o faltas a la ley, y que esa institución vele por el buen funcionamiento de los mercados y por la adecuada protección de los consumidores, pero que sean los Tribunales de Justicia los que, en último término, resuelvan las legítimas disputas que puedan generarse entre consumidores y productores o comerciantes.
Por eso yo anticipo, estamos muy cerca ya de poder poner en plena marcha lo que se llama el Observatorio de Precios, una página web y una aplicación que va a estar disponible en forma amigable y sencilla para los computadores, para los teléfonos inteligentes, en que cualquier consumidor va a poder comparar los precios de muchos productos: los precios de la bencina, los precios de las Isapres, los precios de los medicamentos, los precios de los planes de seguro y va poder escoger el área de interés geográfico o de productos que le interesa. Y esa mayor información va a significar un consumidor mucho más empoderado y va a exigir a los proveedores de bienes y servicios competir en lo que realmente interesa: mejores productos, de mejor calidad, a menores precios.
Y eso combinado con un esfuerzo por continuar la apertura comercial, y estamos negociando Acuerdos de Libre Comercio que ya lo acordamos con Argentina y está en el Congreso, lo estamos negociando y con mucha intensidad con Brasil, estamos avanzando en una segunda generación del Acuerdo Comercial con China, también en una segunda generación y más profunda del Acuerdo Comercial con la Unión Europea, porque yo estoy convencido que la libre competencia y la integración a los mercados mundiales, unido a un consumidor bien informado, son los mecanismos más eficaces para defender los intereses de los consumidores, pero al mismo tiempo defender los intereses de toda la ciudadanía.
Por otra parte, estamos en una guerra sin tregua y sin cuartel contra la delincuencia y contra el narcotráfico, que -como decía anteriormente- son enemigos formidables, poderosos, crueles, que no respetan a nada ni a nadie.
Hemos hecho una política de rondas preventivas masivas, en que ya hemos realizado cuatro de ellas, en las cuales hemos logrado detener a más de 16 mil personas. La última ronda, que se realizó a fines de la semana pasada, permitió a detener a cerca de 5 mil personas, de las cuales el 72% pasó a detención o a control de detención en los Tribunales de Justicia, y otros pasaron directamente a otros tribunales como los Tribunales de Familia o los Tribunales de Policía Local, y otros pasaron directamente a pagar una multa porque se estaba tratando de faltas.
Yo sé que ha habido algunos reclamos de parte de otras instituciones o Poderes del Estado, que con algún grado de justificación alegan que esto significa una mayor carga de trabajo. Y es verdad, pero yo quiero decirles a los fiscales y a los jueces, que lo que tenemos que adecuar es el funcionamiento de la Fiscalía y el funcionamiento de los Tribunales de Justicia y no debilitar la capacidad de Carabineros de Chile de detener a aquellos que están con orden de detención o que están cometiendo delitos flagrantes.
Y, por tanto, las rondas preventivas de seguridad van a continuar, con mejor coordinación con la Fiscalía y con los Tribunales de Justicia.
Por otra parte, también en el tema tributario, estamos empeñados en muchas reformas en las cuales hemos trabajado intensamente estos 100 días y que están muy cerca ya de poder ver la luz del sol.
Entre ellas, la modernización tributaria, que busca simplificar el sistema tributario, hacerlo más comprensible y asequible a los contribuyentes, que busca eliminar la burocracia excesiva, que busca reducir la arbitrariedad excesiva que, a veces, ejerce el Servicio de Impuestos Internos, para que el sistema tributario sea un sistema conocido y, por tanto, respetado por todos.
Y dentro de ellos, para igualar la cancha, por supuesto que vamos a atender a igual trato a las distintas formas de proveer bienes y servicios. Y, por tanto, cuando el bien o servicio se provee en la forma tradicional física de un establecimiento, o se provee a través de las nuevas formas, que es el sistema de internet u otras formas de comercio electrónico, tiene que estar sujeto a las mismas reglas y, especialmente, en materia tributaria.
Y, por tanto, vamos a nivelar la cancha en materia tributaria para el comercio electrónico que hoy día, muchas veces, está absolutamente exento de todo impuesto y constituye una competencia desleal para las empresas que están establecidas en Chile.
Por esa razón, como muchos de estos servicios vienen de afuera, hemos encontrado los mecanismos, estudiando la realidad de otros países para que tengan el mismo tratamiento tributario que el comercio establecido en nuestro país.
Por otra parte, necesitamos con mucha fuerza también adecuarnos a esta revolución tecnológica que viene: no me estoy refiriendo a la revolución que ya pasó, que fue la revolución que trajo internet, que trajo Google, que trajo Facebook, que trajo -si nos remontamos un poco más- el computador personal, las aplicaciones, el teléfono inteligente. Yo estoy hablando de la revolución que viene o que ya está golpeando nuestras puertas: el internet de las cosas, las impresiones 3D y 4D, la inteligencia artificial y ampliada, las ciudades inteligentes, las enormes revoluciones que van a ocurrir en el campo de la venta de productos y servicios, en el campo de la educación y en el campo de la salud.
Y ahí tenemos que hacer un examen de autocrítica y de conciencia y preguntarnos no sólo si Chile está preparado, porque no estamos preparados; preguntarnos si nos estamos preparando, si las reformas laborales, las reformas tributarias, las reformas educacionales apuntan a preparar a Chile para esta revolución y esta sociedad del conocimiento y la información, o por el contrario, nos están dejando en enorme desventaja frente a otros países que sí están adecuando sus normas y sus políticas a la revolución que viene.
Por eso también hay que anticiparse a los tiempos, no solamente preocuparse de las urgencias del presente, sino que también de los desafíos, oportunidades y amenazas del futuro.
Dentro de muy poco tiempo, vamos a dar a conocer la Agenda del Futuro, que es la propuesta que vamos a hacer como Gobierno para que Chile se prepare y con rapidez, porque hemos perdido mucho tiempo y tenemos que recuperar ese tiempo perdido, para una revolución tecnológica que va a cambiar en forma mucho más amplia y mucho más profunda nuestras vidas que la revolución que ya conocimos de las últimas dos o tres décadas y que ya es historia.
Por último, también estamos trabajando en otras agendas como la Agenda Reimpulso Productivo, con una batería de 30 propuestas que ya hemos dado a conocer;
El proyecto de Ley de Proinversión, la Agenda para retomar el crecimiento económico y la fortaleza en materia de creación de empleos y mejora de salarios;
La Agenda Proinversión a través del GPS, que es una forma de acelerar, respetando naturalmente los compromisos y las exigencias ambientales y con las comunidades y destrabar más de USD 65 mil millones de inversión, que están trabados en esta masa y en esta oscuridad burocrática, y que puede generar más de 250 mil empleos adicionales a los que podría crear la economía si no hacemos este esfuerzo de destrabar la inversión que está detenida en distintas etapas del proceso de burocracia y aprobación por parte del Estado;
La Agenda de Competitividad y Productividad y la Agenda del Futuro, incluyendo esta norma de pago oportuno que ya hemos propuesto al Congreso como un proyecto de ley. El tema del IVA es muy simple, el tema del IVA no es solamente quererlo, tienen que estar los mecanismos que permitan que no tenga que el Servicio de Impuestos Internos transformarse en el gran hermano mayor, que tenga que arbitrar infinidad de conflictos entre distintas partes de la cadena productiva, porque uno dice que pago, el otro dice que no pago, y el Servicio de Impuestos Internos tiene que decir si acepta o no acepta el crédito de IVA.
Y, por tanto, hay que hacerlo, pero sin que esto signifique una gigantesca traba burocrática, y en eso está trabajando el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Economía, con mucho énfasis, y por esa razón no ha sido parte del proyecto de ley que hemos presentado al Congreso.
Pero, además, en esta materia es muy importante comprender que, para lograr éxito en esta gran misión y noble tarea de transformar a Chile en un país desarrollado, se requiere no solamente la voluntad y el compromiso del Gobierno, se requiere la voluntad y el compromiso de toda la sociedad y, muy especialmente, del mundo del emprendimiento, de la innovación, de la ciencia, de la tecnología y de la empresa. Y por esa razón, sin un aporte sustancial y coordinado de todos los distintos segmentos que componen la sociedad chilena, no vamos a llegar a buen puerto en el sentido de transformar a Chile en un país desarrollado.
Y por eso todo el aporte de nuestros compatriotas y, especialmente, del mundo productivo, y en este caso del mundo del comercio, es un componente esencial para tener éxito en esta tarea.
Por eso quería compartir con ustedes lo que hemos hecho en estos primeros 100 días, los principios, los valores, las urgencias, las prioridades y por supuesto anticipar algo de la Agenda que viene.
Vamos a proponer, durante el segundo semestre, una modernización tributaria; una reforma al sistema de pensiones; una reforma al sistema de capacitación; una reforma al sistema de salud, no solamente al sistema de salud público, que va a estar enfocado con mucha prioridad en la Atención Primaria, sino que también al sistema de salud privado (Isapres) y muchas reformas más, que son parte de nuestro programa de Gobierno.
Y que cuando hicimos el programa de Gobierno, lo hicimos no solamente como un instrumento de campaña, sino que teniendo plena conciencia que era un compromiso que adquiríamos con nuestros compatriotas, y también tenemos plena conciencia que la gran mayoría que obtuvimos, también significa un mandato a cumplir con ese programa de Gobierno.
Por todo esto, agradezco el aporte que ha hecho la Cámara Nacional de Comercio durante sus 160 años de vida. Entiendo que el señor Guerrero participó de la creación de la Cámara de Comercio (risas) y que ha sido vicepresidente de la Cámara desde entonces y lo va a seguir siendo en forma indefinida.
Y les pido su apoyo para poder lograr esta gran misión y tarea. Algunos tuvieron el gran desafío de hacer la primera transición de la época moderna de Chile, que fue recuperar nuestra libertad y nuestra democracia y lo hicieron en forma ejemplar, porque aprendieron las dos lecciones de la historia: el valor de la unidad y el valor del crecimiento y de las políticas económicas sólidas y fundadas.
A nosotros nos toca hacer una segunda transición hacia un país desarrollado, sin pobreza, con oportunidades y seguridades para todos, y también tenemos que basarnos en esas dos lecciones de la historia: hacerlo con unidad y hacerlo también con un compromiso muy fuerte con el crecimiento económico, pero no cualquier crecimiento, ese crecimiento que nos conduzca a un país más libre, más justo, más próspero y más solidario.