Presidente Piñera asiste a aniversario de la PDI

19 JUN. 2018
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El Mandatario reforzó su compromiso por luchar contra la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo para devolverle el derecho a vivir con mayor paz y seguridad a todos los ciudadanos.

Muy buenas tardes:
 
Hemos escuchado una cuenta del Director General que muestra con claridad cómo la Policía de Investigaciones está cumpliendo con su deber y lo está haciendo en forma eficaz y comprometida, como es el mandato que la sociedad le ha entregado y como es también lo que los ciudadanos esperan de la Policía de Investigaciones.
 
Sin duda, yo quisiera hoy día apreciar, reconocer y agradecer lo que ha significado la Policía de Investigaciones durante sus 85 años de vida. No es casualidad que hoy día no solamente sea la institución más respetada y querida, sino que, además -y esto lo he podido comprobar en mis viajes por América Latina y el mundo- es una institución respetada y admirada, que constituye un verdadero ejemplo para muchas policías en nuestra América Latina y en otras partes del mundo.
 
Yo sé que el trabajo y el compromiso de la Policía de Investigaciones ha sido un compromiso que le ha marcado el ADN -como expresó su Director General- desde su origen hasta el día de hoy. Esa actitud severa, virtuosa y también con noble sacrificio, que son las cualidades que hacen grande a una institución y a una misión que ha sabido atravesar el tiempo y proteger a nuestros compatriotas, a lo largo de sus ya 85 años de vida.
 
El Director General decía “investigar es nuestro ADN” -por lo demás, es lo que dice el lema de la Policía de Investigaciones- y por eso uno puede destacar que esto no es solamente un compromiso o una declaración de intenciones; es algo que se plasma en el trabajo diario de las decenas de miles de hombres y mujeres que integran a nuestra Policía de Investigaciones.
 
El año pasado, realizó más de 8 mil 845 procedimientos, logró desarticular 45 organizaciones criminales, se desbarataron más de 22 laboratorios clandestinos y se incautó el equivalente a 218 millones de dosis, que habrían causado un daño irreparable en nuestra juventud y en nuestros ciudadanos.
 
Nada de esto es fruto del azar o de la casualidad. Acabamos de distinguir a 4 Unidades Investigativas que, después de largos meses de investigación, lograron estos objetivos de los cuales hoy día nos sentimos tan orgullosos.
 
Pero además de eso, los más de 12 mil 600 colaboradores, con que cuentan la Policía de Investigaciones, también son claves en otras labores de gran importancia para nuestro país, como es el control de fronteras, haciendo -como lo dijo también el Director General- más de 100 controles migratorios en los cuales también, además del control de inmigración, cumple una importante labor de evitar que ingresen a nuestro país delincuentes, drogas, contrabando o inmigración ilegal.
 
Y todo ello ha contribuido, sin duda, a fortalecer no solamente una mayor paz y seguridad, sino que también a fortalecer nuestro Estado de Derecho y hacer de Chile un mejor país, para que las personas puedan nacer, crecer, desarrollarse, estudiar, casarse, formar familia y envejecer.
 
Eso es lo que ha permitido, a lo largo de su historia, ir ganando con trabajo, con sacrificio, con compromiso, con abnegación, el cariño, la gratitud y también la admiración de todos nuestros compatriotas.
 
La primera obligación de un Gobierno es proteger a nuestros compatriotas frente a la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo y, también, es el primer derecho que tienen nuestros ciudadanos. Y, en consecuencia, el combate contra la delincuencia y el narcotráfico, que angustian la vida a millones y millones de las familias chilenas, pero que también destruyen las vidas de decenas o cientos de miles de nuestros jóvenes y también de nuestras familias, es una tarea que exige y requiere no solamente policías de excelencia, requiere el trabajo mancomunado de toda una comunidad que lucha por lograr mayores niveles de paz, seguridad y tranquilidad. Entre ellos están, por supuesto, los policías, los fiscales, los jueces, los alcaldes, la comunidad.
 
Porque ésta no es una batalla de algunos contra otros, ésta es una batalla de todos los hombres y mujeres de buena voluntad contra un puñado, una minoría que, sin embargo, por su audacia, por su violencia, ha logrado angustiar la vida de millones y millones de nuestras familias.
 
Por eso, la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico -y también el terrorismo- fue un compromiso que yo, como Presidente de Chile, asumí con mucha fuerza durante la campaña y que hoy día quiero reforzar frente a todos ustedes.
 
Este compromiso, que lo llevamos junto con algunas instituciones que colaboran como el Ministerio del Interior y Seguridad Pública y el Ministerio de Justicia, es un compromiso que guía, orienta todas las acciones que cada uno de los días en que estamos trabajando en liderar los destinos de nuestro país, orienta nuestra acción, porque constituye una inmensa responsabilidad y un gran compromiso.
 
Y éstas no son sólo palabras o buenas intenciones, porque la lucha contra el crimen, especialmente el crimen de hoy, exige mucho más que buenas intenciones; exige una voluntad férrea, exige un compromiso inquebrantable y exige también una acción eficaz. Es por eso que, desde el primer día de nuestro mandato, nos hemos comprometido con esta misión, pero también con una acción oportuna y eficaz.  
 
Porque es la voluntad y la acción lo que nos va a permitir devolverles a nuestros compatriotas lo que los delincuentes nos han arrebatado: nuestro derecho a vivir con mayor paz, tranquilidad y seguridad.
 
Y lo hemos dicho muchas veces y aquí hay que repetirlo una vez más: la delincuencia ha existido siempre, en toda nuestra historia, en todos nuestros lugares y probablemente va a seguir existiendo. Ésa es una batalla que se tiene que dar en forma permanente, nadie puede prometer que va a terminar con la delincuencia o con el narcotráfico, porque hasta el día de hoy ningún país lo ha logrado, pero sí tenemos que comprometernos con que vamos a actuar y combatir esos flagelos con una nueva actitud, con una nueva voluntad, con un nuevo rigor y con una nueva eficacia, de forma tal de lograr que la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo retrocedan, de forma tal que la paz, la tranquilidad y la seguridad de nuestros compatriotas puedan avanzar.
 
Y ése es un compromiso que asumimos como Gobierno y que podemos, debemos y vamos a cumplir.
 
Por esa razón, en materia de seguridad ciudadana, yo estoy muy consciente que hemos experimentado retrocesos en los últimos años. Aquí, las cifras, a veces, ocultan la realidad, porque no estamos hablando de cifras frías, estamos hablando de familias, de mujeres, de víctimas, de jóvenes, de niños.
 
Un solo dato: el Índice de Victimización, que mide el porcentaje de hogares que fue víctima de delito el año anterior, alcanzaba a un 30% cuando llegamos al Gobierno por primera vez el año 2010. Gracias a un esfuerzo muy comprometido, no sólo del Gobierno, del Gobierno, de la Policía de Investigaciones, de Carabineros de Chile, de los fiscales, de los jueces y también de los municipios y de la comunidad, logramos hacer retroceder esa delincuencia. Y cuando terminó nuestro primer Gobierno, había bajado del 30% al 22%.
 
¿Qué significa eso? Que un millón de familias, que habrían sido víctimas del delito, de no haber logrado ese retroceso en la delincuencia, lograron evitar el flagelo, el dolor y las consecuencias que el delito significa.
 
Desgraciadamente, a partir de ese instante, la delincuencia empezó nuevamente a crecer y ese 22% que tenía el año 2014, se ha incrementado a cerca de un 28% el año pasado.
 
¿Qué significa esto?  Que 800 mil personas de nuestro país, chilenas y chilenos, fueron víctimas del delito adicional, debido a esta falla en nuestro sistema y en nuestra sociedad, que permitió que la delincuencia y el narcotráfico nuevamente avanzaran, produciendo tanto dolor, tanto daño a nuestra comunidad.
 
Por eso, es muy importante tener claro que -detrás de las cifras de delincuencia- están las personas, las familias, el dolor, el sacrificio, los traumas, las consecuencias a veces imborrables que significa o deja el delito en nuestras familias.
 
Cuando asumimos el Gobierno, nos comprometimos a revertir esta tendencia y a lograr nuevamente que la delincuencia retrocediera y la seguridad avanzara. Y por eso estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance, con toda nuestra voluntad, con todo nuestro compromiso, con toda nuestra dedicación y todos los días, para lograr que este compromiso que adquirimos con nuestros compatriotas, lo podamos cumplir y en forma eficaz.
 
Por eso estamos en esta batalla con un compromiso de alma, que nos va a acompañar durante todo nuestro mandato. Porque digamos las cosas como son: cuando el miedo se apodera del alma de nuestros compatriotas, cuando nuestros compatriotas no se atreven a salir a los lugares públicos por temor a la delincuencia o al narcotráfico, perdemos gran parte de nuestra libertad, perdemos nuestra capacidad de realizarnos como personas y, además, perdemos la posibilidad de buscar una vida plena y feliz junto a nuestros seres queridos.
 
Y además de este daño que se produce a las familias chilenas, inevitablemente, cuando la delincuencia crece, cuando el narcotráfico se descontrola, se debilita nuestro Estado de Derecho y también se debilita la democracia misma de nuestra República.
 
Por esa razón, basta ver los ejemplos de algunos países en nuestro propio continente que, frente a signos preocupantes, en lugar de enfrentar la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo con decisión, pensaron que podían simplemente ignorarlos porque no iban a lograr sus propósitos. Lo cierto es que la historia muestra que esos países pagaron muy caro y durante décadas, durante generaciones, el error cometido en la actitud pasiva, o benevolente, o ingenua que mostraron frente a este fenómeno.
 
Por eso, éste es un compromiso -como decía anteriormente- de alma, que lo estamos cumpliendo todos los días cuando estamos luchando y esto se hace en muchos frentes, porque éstas son muchas batallas sin tregua, sin cuartel, pero siempre dentro del marco de la ley y dentro del marco del Estado de Derecho.
 
En primer lugar, porque es un imperativo moral y, segundo, porque también la experiencia ha demostrado que hacerlo dentro del marco de la ley y dentro del Estado de Derecho, es la forma más eficaz de lograr avanzar y construir sobre roca y no sobre arena en la lucha contra la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo.
 
Y frente a este desafío que sin duda es un desafío muy difícil, que exige voluntad, perseverancia, coraje, pero también acción, es algo en que ninguno de los chilenos y chilenas de buena voluntad podemos claudicar, porque al fin y al cabo lo que está en juego es la paz, la tranquilidad, la posibilidad de realizarse de cada uno de nuestros compatriotas.
 
Y quiero recordarlo: al frente no tenemos un enemigo débil o ingenuo, tenemos un enemigo poderoso, implacable, cruel, que no respeta a nada ni a nadie con total de cumplir sus perversos objetivos y que, además de eso, hoy día está organizado, está financiado, está además planificado, cuenta con un arsenal de armas que muchas veces parece un arsenal de guerra.
 
Y eso es un incentivo adicional a combatir con toda decisión y voluntad a este despiadado y cruel enemigo, y que requiere que se haga con una voluntad férrea e inquebrantable: aquí no cabe la tregua ni la pausa, ni mucho menos la ambigüedad ni la debilidad frente a la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo.
 
Yo pienso que, en estos tres meses de Gobierno, hemos dado pasos importantes y vendrán muchos más para que por fin la delincuencia retroceda y la paz avance en nuestra sociedad.
 
Por ejemplo, desde el primer día procedimos a una reorganización de Carabineros, que ya ha significado -entre otras cosas- que 2 mil 650 carabineros que antes estaban en labores administrativas, hoy día están en la protección de nuestros ciudadanos en las calles, plazas, parques y lugares públicos de nuestro país.
 
Otro ejemplo es lo que nos ha mostrado el Director General de la Policía de Investigaciones, como decía, con una cuenta maciza, contundente, amplia, que demuestra cómo la Policía de Investigaciones está plenamente comprometida con esta causa.
 
El 25 de abril enviamos al Congreso un proyecto denominado Sistema Táctico de Operación Policial (STOP), que recoge las mejores experiencias del mundo entero y que se va a transformar en un instrumento muy poderoso, en una herramienta al servicio de nuestras policías.
 
Además de eso, reestablecimos el Banco Unificado de Datos, que va a ser compartido por todas las fuerzas e instituciones que luchan contra la delincuencia, para no tener la información compartimentalizada, lo cual sólo beneficia a los delincuentes y perjudica la eficacia de la acción contra la delincuencia.
 
También pusimos en marcha las Rondas Preventivas de Vigilancia, que han permitido detener a más de 12 mil sospechosos, miles de ellos con órdenes de detención pendientes y, por tanto, impunemente estaban libres eludiendo la acción de la Justicia y la mayoría de ellos cometiendo más delitos contra nuestros compatriotas.     
 
Yo sé que estas rondas preventivas, de las cuales ya llevamos cuatro, significa una gran presión para la Fiscalía y también para el Poder Judicial, pero yo estoy absolutamente convencido que es absolutamente necesario continuar con estas rondas. Y a pesar de la carga de trabajo que ello significa para la Fiscalía y para el Poder Judicial, estas rondas son necesarias y van a continuar y vamos a buscar los mecanismos de mayor coordinación para permitir que la acción de policías se vea complementada con la necesaria acción de la Fiscalía y del Poder Judicial. 
 
Además, esta semana firmamos el proyecto de ley que busca una mayor eficacia en la lucha contra los “portonazos”, estableciendo mayores responsabilidades penales a quienes son parte de las organizaciones que están aterrorizando a nuestra población con los cientos de “portonazos” que conocemos y nos muestran los medios de comunicación todos los días, de forma tal que quienes son cómplices de los “portonazos”, porque efectúan la labor de receptación o compra de automóviles o bienes robados, tengan penas mucho más altas que las que hoy día tenían, para que también podamos combatir esta nueva forma de crimen en todos sus frentes y no solamente en aquellos que realizan directamente la acción del “portonazo”.  
 
Estamos trabajando en una nueva Ley de Responsabilidad Penal Juvenil, para evitar lo que vemos todos los días, que son jóvenes delincuentes que cometen delitos brutales como, por ejemplo, el asesinato salvaje de una mujer en La Reina, a pesar de haber tenido previamente decenas de detenciones. Y, sin embargo, a pesar de que esto reflejaba una conducta criminal, eran dejados en libertad.
 
Por eso, la nueva Ley de Responsabilidad Penal Juvenil va a establecer con mayor claridad que el hecho de haber reincidido en múltiples ocasiones, es un agravante que debe ser considerado por los jueces al momento de resolver si los dejan o no los dejan en libertad provisional, como ocurre en algunos casos, y que creemos que tenemos que enfrentarlos con un cambio en la ley.
 
También, estamos trabajando con mucha fuerza en un proyecto de ley que combata con mayor eficacia lo que algunos llaman “incivilidades” y que yo prefiero llamar “conductas antisociales”. La experiencia de muchas ciudades del mundo, como Londres y Nueva York, muestran que cuando las sociedades son tolerantes frente a estas faltas que algunos consideran menores, lo que está haciendo es invitar a que las personas vayan ascendiendo en la carrera delictual a delitos cada vez de mayor gravedad.
 
Y por eso vamos a modificar la ley para establecer sanciones más severas y mecanismos más eficaces para combatir conductas antisociales como, por ejemplo, el consumo de alcohol o drogas en las calles, las pinturas o rayados de monumentos, de nuestro patrimonio cultural, de nuestro sistema de transporte o incluso la destrucción de infraestructura en nuestras plazas y en nuestros parques.   
 
De esa manera, vamos a estar dando una señal clara de que la sociedad chilena va a combatir las faltas desde sus inicios y no esperar a que se transformen en delitos graves y, por tanto, los delincuentes incipientes en delincuentes profesionales para empezar a tomar cartas en el asunto. 
 
Estamos convencidos que esto ha tenido en muchas otras partes del mundo un efecto muy significativo en evitar los crímenes de mayor gravedad, porque se busca con esto una labor pedagógica de enseñarles a todos nuestros ciudadanos lo que es posible, lo que es aceptable, lo que no es tolerable y lo que debe ser sancionado.
 
Yo vi ayer, por ejemplo, al Presidente de Francia que reaccionó frente a un joven que, en cierta forma, le faltó el respeto, y en lugar de eludirlo y dejarlo pasar, marcó fuerte y claro el necesario respeto que se debe tener en nuestro país por todos, el respeto de los hijos por sus padres, de los alumnos por sus profesores y de todos los ciudadanos por sus autoridades.    
 
Y además estamos comprometidos y reviviendo un nuevo programa Frontera Norte Seguro 2.0, porque tenemos plena claridad que por los múltiples pasos ilegales que existen en la zona norte de nuestro país -en la cordillera, y también ahora con mayor intensidad por el mar- están ingresando a Chile contrabando, drogas, delincuencia, inmigración ilegal.
 
Y, por tanto, proteger mejor nuestras fronteras no es solamente una opción o un derecho que tiene un Gobierno; es una obligación, un deber que todo Gobierno debe cumplir.
 
Ustedes saben -y lo dice con mucha claridad el himno y el lema de la Policía de Investigaciones- que, “con severa rectitud, con virtuosa bondad y con noble sacrificio”, se cumple mejor la función que realiza la Policía de Investigaciones de Chile.
 
Yo he leído más de alguna vez las palabras que se expresaron cuando se hizo la ceremonia fúnebre de uno de los mártires de la Policía de Investigaciones, Juvenal Letelier, que fue recordado hoy día por el Director General. Y en esas palabras está la esencia de la filosofía que ha hecho grande, que ha hecho respetable y que ha hecho querida a esta institución de la Policía de Investigaciones. En esas palabras se decía “ya no hombre, ya no ser mortal, sino ejemplo, ruta clara, un camino digno de seguirse, símbolo de sacrificio y heroísmo”.
 
Yo estoy seguro que esas palabras han inspirado a la Policía de Investigaciones a lo largo de sus 85 años de vida, y yo también creo que es muy importante comprender que aquí no está cada institución trabajando sola en contra del delito y del crimen. Es un sistema, es un equipo: todos sabemos que en esto participan los ciudadanos, los municipios, los policías, los fiscales, los jueces y Gendarmería y es un sistema. Es como una cadena: todos sabemos que una cadena no es tan fuerte como el más fuerte de sus eslabones, sino que es tan fuerte como el más débil de sus eslabones, y basta con que un eslabón falle para que la cadena entera se debilite. Y cuando los eslabones se desconectan entre sí, la cadena desaparece y deja de cumplir con sus funciones.
 
Por eso yo quiero enfatizar, una vez más, aprovechando la presencia de muchas autoridades, la imperiosa necesidad de un trabajo de equipo, coordinado, entre los ciudadanos, los municipios, los policías, los fiscales, los jueces y Gendarmería. Porque sólo así vamos a lograr de verdad construir sobre roca y no sobre arena un país con mayor tranquilidad, con mayor seguridad y con mayor paz, como es lo que merecen, necesitan y demandan todos nuestros compatriotas.
 
Yo estoy seguro que tenemos que cuidar lo mucho que ha logrado construir la Policía de Investigaciones a lo largo de sus 85 años de vida, y lo ha hecho con heroísmo, con mártires, pero permanentemente con dedicación, compromiso, basándose en los valores y principios de la ética, pero recurriendo también a todos los instrumentos y herramientas que provee la tecnología y la inteligencia.
 
Y yo puedo anticipar: el crimen se va a ir sofisticando cada día más en Chile, como está ocurriendo en el mundo entero y van a entrar con nuevas formas de cometer delitos. Por eso, veo con mucha satisfacción que nos estamos preocupando en serio por lo que es el cibercrimen, que puede ser una de las amenazas más graves que va a enfrentar nuestra sociedad en el futuro.  
 
Por eso quiero terminar estas palabras, pidiendo que cuiden lo que han conquistado con tanto sacrificio, porque es así como se han ganado y se seguirán ganando el cariño, la gratitud y el reconocimiento de todo un país.
 
¡Viva la Policía de Investigaciones! ¡Sigan investigando con pasión por Chile y por su gente!
 
Muchas gracias y buenas tardes.