Presidente Piñera presenta Agenda de Equidad de Género

23 MAY. 2018
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El   Presidente   de   la   República,   Sebastián   Piñera,   junto   a   la   Primera   Dama,   Cecilia   Morel   y   la   ministra   de   la   Mujer y   la   Equidad   de   Género,   Isabel   Plá,   presentó   la Agenda   Mujer,   que   incluye   una   serie   de   iniciativas   que impulsará   el   gobierno   para   promover   una   sociedad   más   justa   entre hombres   y   mujeres.

Queridos compatriotas, mujeres y hombres:
 
Hacen muy bien las mujeres en luchar por una causa justa y noble, que no es sólo la causa de las mujeres, sino que también es la causa de todos los hombres y mujeres de buena voluntad y comprometidos con un Chile más libre, más justo, más próspero y más solidario.
 
Hoy ha llegado el tiempo de asumir nuestra historia y nuestra realidad, con sus luces y sus sombras, para poder marcar un antes y un después en la forma en que tratamos a nuestras mujeres.
 
Todos hemos cometimos errores, en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestro diario vivir, en nuestra sociedad, y esos errores han afectado a nuestras parejas, a nuestras hijas, a nuestras madres, a nuestras colegas, a nuestras compañeras. Y con estos errores, no hemos sido justos con las mujeres de nuestro país. Yo también he cometido esos errores y haré todos los esfuerzos para corregir esas conductas.
 
En parte, esto es resultado de una cultura que no nos ha enseñado a valorar, en plenitud, la dignidad de la mujer. Y, por lo tanto, llegó el tiempo de cambiar esa historia, de recuperar el tiempo perdido y de iniciar una nueva etapa en la relación entre hombres y mujeres en nuestro país.
 
Esta mañana, frente a todos ustedes y frente a todos mis compatriotas, quiero expresar con la mayor fuerza y claridad el firme compromiso de nuestro Gobierno para avanzar, con decisión y urgencia, hacia una sociedad en que -respetando nuestras maravillosas diferencias- podamos avanzar para que hombres y mujeres tengamos los mismos derechos, deberes, oportunidades y dignidad.
 
Y estamos también totalmente comprometimos con establecer una conducta, una actitud de tolerancia cero contra todo tipo de violencia, abuso, acoso, discriminación o maltrato hacia nuestras mujeres.
 
Tenemos plena consciencia que esta noble y justa lucha no ha comenzado hoy día, ni siquiera con las manifestaciones de mujeres que hemos conocido en los últimos tiempos. Es un proceso, que se viene desarrollando desde hace mucho tiempo y también, en forma simultánea, en muchos países. 
 
Sabemos también que esta causa ha requerido el liderazgo, perseverancia, coraje y resiliencia de muchas personas, y especialmente de las mujeres, que ha tenido a lo largo de su historia avances y retrocesos, triunfos y derrotas.
 
Como dijo un gran poeta chileno -que, en el trato a las mujeres, también cometió muchos y graves errores- “podemos cortar todas las flores, pero nunca podremos parar la primavera”. Lo mismo ocurre con esta lucha por la igualdad y dignidad de nuestras mujeres que, estoy seguro, nada ni nadie podrá frenar y que seguirá avanzando, porque obedece a una causa que es noble y que es justa. 
 
Basta recordar la historia de nuestro país para apreciar nuestras deficiencias y omisiones en esta materia.
 
Partamos por hacer justicia a tantas mujeres chilenas, que también lucharon con heroísmo y voluntad por conquistar nuestra libertad y nuestra independencia, como Javiera Carrera y Paula Jaraquemada, por nombrar solamente dos. 
 
Recordemos que recién en 1877 se autorizó que las mujeres pudieran estudiar en la universidad, lo que permitió a Eloísa Díaz postular a medicina en 1880 y titularse en 1887, como la primera doctora en Chile y en Sudamérica.
 
Recordemos que a nuestra gran poetisa Gabriela Mistral sólo le reconocimos sus méritos cuando obtuvo el Premio Nobel de Literatura. 
 
Ella habló y escribió mucho sobre el tema de la mujer, y anticipándose a su tiempo escribió estas duras y, tal vez, demasiado esperanzadoras palabras. Dijo Gabriela Mistral: “Retrocedemos en la historia de la humanidad buscando la silueta de la mujer, y la encontramos más humillada y más envilecida, mientras más nos internamos en la antigüedad. Sin embargo -agregaba-, su engrandecimiento lleva la misma marcha de la civilización, y hoy ya no es la esclava de ayer, sino la compañera igual”.  Pero también advertía “aún le queda mucho que explorar para poder entonar un canto de victoria”.
 
Recordemos también que recién en 1935 las mujeres pudieron votar por primera vez en una elección municipal; en 1950, en una elección parlamentaria y sólo en 1952 en una elección presidencial. Esto demuestra que esta causa y esta lucha ha sido una larga marcha, no siempre adornada con flores ni coronada con arcos de triunfo, sino que ha sido -más bien- una marcha dura, sacrificada y llena de obstáculos.
 
Estamos plenamente conscientes que esta marcha y esta lucha debe continuar, pero que tiene que ser mucho mejor comprendida y mucho más apoyada por la sociedad chilena en su conjunto, y que ello requerirá -sin duda- capacidad de diálogo, de escuchar, de reconocer errores, de resiliencia para enfrentar las dificultades y de mucha fuerza y visión para seguir avanzando.
 
Como Gobierno, y como Presidente, estamos plenamente convencidos de la urgente necesidad de impulsar este proceso y totalmente comprometidos con llevarlo a buen puerto. 
 
Pero ello no significa que no sintamos hoy la responsabilidad, la urgencia y el deber de ejercer nuestro liderazgo, no sólo para cumplir los compromisos que asumimos durante la campaña presidencial y en nuestro programa de Gobierno, sino que también -y más importante aún- para escuchar, para dialogar y para recoger todas las propuestas de nuestra sociedad, para contribuir a que esta noble causa avance con toda la fuerza de nuestro compromiso y de nuestra voluntad.
 
Por eso, hoy, quiero compartir con todos mis compatriotas las acciones que emprenderemos, con fuerza y voluntad, y las iniciativas que impulsaremos -con la misma fuerza y voluntad- durante los próximos días y semanas.
 
En primer lugar, vamos a impulsar una reforma constitucional al Artículo 1º de las bases de la institucionalidad de nuestra Constitución, para establecer también -como deber del Estado- el promover y garantizar la plena igualdad de derechos, deberes y dignidad entre hombres y mujeres. Y también, para combatir con eficacia, toda forma de abuso o discriminación arbitraria contra nuestras mujeres.
 
También vamos a terminar -y en el corto plazo- con todas las discriminaciones contra la mujer que aún están incorporadas en nuestra legislación. 
 
Para lograr este objetivo, vamos a poner máxima urgencia a los siguientes proyectos de ley:
 
Primero, un proyecto de ley que presentamos durante nuestro primer Gobierno y que sanciona la violencia en el pololeo;
 
Segundo, otro proyecto de ley -que también presentamos durante nuestro primer Gobierno- y que establece la plena igualdad de derechos entre hombres y mujeres para administrar el patrimonio de la sociedad conyugal y los bienes propios;
 
Tercero, el proyecto de ley que asegura y garantiza el fuero maternal para las mujeres integrantes de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden;
 
También vamos a impulsar un proyecto de ley que termine con una discriminación odiosa y arbitraria, que impide a la mujer contraer nupcias antes de los 270 días desde la disolución del vínculo matrimonial por divorcio, nulidad o muerte;
 
Otro proyecto de ley que establezca el derecho a la sala cuna universal para todos los niños y niñas de madres trabajadoras o de padres trabajadores que tienen el cuidado de sus hijos y que hoy no tienen ese derecho, logrando así la cobertura universal de la sala cuna para todos los hijos de madres trabajadoras con contrato. Y, adicionalmente, el costo de este beneficio va a ser equitativamente compartido entre hombres y mujeres, y no va a seguir recayendo solamente en las mujeres madres trabajadoras;
 
Otro proyecto de ley, que asegure y establezca el derecho a la lactancia libre de las mujeres y que proteja la maternidad, a través de programas de acompañamiento y apoyo a aquellas mujeres con embarazos vulnerables y que permita prevenir mejor los embarazos adolescentes no deseados.
 
De esta forma, habremos logrado terminar con todas las discriminaciones de naturaleza legal contra todas nuestras mujeres, que aún existen en nuestra legislación. 
 
También pondremos urgencia a un proyecto de ley presentado por el Gobierno de la Presidenta Bachelet, y que establece el derecho de la mujer a vivir una vida libre de violencia.
 
Por otra parte, hoy firmaremos un nuevo Instructivo Presidencial para la Administración del Estado, que promueva y garantice lo que incorporaremos a nuestra Constitución, en el sentido de promover y garantizar igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero que también establecerá exigencias y disposiciones en materia de prevención, denuncia, investigación y sanción de todo tipo de abusos y acosos sexuales o laborales, discriminaciones o malos tratos contra nuestra mujeres o contra cualquier ciudadano de nuestro país. 
 
Este instructivo exigirá eficaces mecanismos de prevención y también exigirá un informe anual de rendición de cuentas del estado de avance en esta materia, en el Estado de nuestro país.
 
También pronto promulgaremos una Ley de Universidades del Estado, que extiende la prevención y prohibición de estos actos y regula, en mejor forma, la relación que debe existir entre docentes y estudiantes y al interior de los propios docentes y los propios estudiantes. 
 
Además, el Ministerio de Educación elaborará un plan de asistencia técnica y acompañamiento para universidades, institutos profesionales, centros de formación técnica y establecimientos de educación escolar, para promover y asegurar la inclusión en los reglamentos y protocolos de estas instituciones, de los más altos estándares en materia de sana convivencia, prevención de abusos y acosos, discriminaciones y malos tratos, y que fije procedimientos eficaces para la denuncia, investigación y sanción de estas erradas conductas.
 
El Ministerio de la Mujer y Equidad de Género -y aquí nuestra ministra tiene una enorme tarea y desafío por delante, que estoy seguro va a saber enfrentar y representar muy bien el anhelo no solamente de nuestras mujeres, sino que también de toda nuestra sociedad- jugará un rol de liderazgo en esta materia, y en conjunto con el Ministerio del Interior y Seguridad Ciudadana y con el Ministerio de Defensa, desarrollarán un Plan de Derechos Humanos que establezca, como uno de sus ejes principales, la no discriminación arbitraria contra las mujeres que integran nuestras Fuerzas de Orden, Seguridad y de Defensa Nacional.
 
Por otra parte -y en esto hemos trabajado mucho- impulsaremos una reforma especialmente al Sistema de Salud Privada, para terminar con las actuales injustificadas diferencias de precios en los planes de salud, que perjudican a las mujeres y muy especialmente a las mujeres en edad fértil.
 
Nuestra Agenda también incluye promover una mayor participación de las mujeres en los cargos de alta responsabilidad y de dirección, tanto en el sector público como en el sector privado y en el mundo académico, y fomentar así una mayor participación de mujeres en carreras científicas y tecnológicas, en los programas de postgrado, lo que sin duda se traducirá en una mejor posición y en mejores remuneraciones, y contribuirá a reducir la actual injustificada brecha salarial que existe entre hombres y mujeres que ocupan, con las mismas capacidades, los mismos cargos.  
 
Ampliaremos también -como ya lo hicimos durante nuestro primer Gobierno- la cobertura del Programa “4 a 7”, para asegurar mejor el cuidado de los hijos después del término de la jornada escolar, facilitando así la participación de la mujer en el mundo del trabajo.
 
Vamos a mejorar los protocolos de Gendarmería y, sobre todo, su coordinación con los servicios de salud, para asegurar la dignidad de aquellas mujeres privadas de libertad que van a ser madres, y fortaleceremos las terapias de reproducción asistida y los tratamientos contra la infertilidad, para promover y apoyar la maternidad deseada.
 
Y, por supuesto, y ya tenemos prácticamente listas las iniciativas para facilitar el cobro de las pensiones alimenticias por aquellas mujeres que hoy día deben asumir solas la carga de una maternidad que, sin duda, fue compartida y que también debe compartirse en sus responsabilidades.
 
Estamos plenamente conscientes que, para garantizar esa plena igualdad de derechos, oportunidades y de dignidades entre hombres y mujeres, no basta con terminar o eliminar sólo las discriminaciones legales. Sabemos que también tendremos que enfrentar -y con la misma unidad, voluntad y decisión- las discriminaciones que son de origen cultural y que muchas veces son más difíciles de combatir que las discriminaciones legales.
 
Sabemos que sin perjuicio de lo mucho que hemos avanzado en esta materia -y esto es obra también de los gobiernos que nos antecedieron- aún nos queda un largo camino por recorrer en áreas o campos como:
 
Compatibilizar mejor el mundo del trabajo con el mundo de la familia, buscando horarios más flexibles y facilitando el trabajo desde el hogar o el teletrabajo, que beneficia especialmente a nuestros jóvenes, a nuestras mujeres y a nuestros adultos mayores;
 
Promover la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en el mundo del trabajo y también en el mundo de la familia, la crianza de los hijos y el cuidado de los miembros más vulnerables de nuestras familias;
 
En el terreno de disminuir las brechas salariales entre hombres y mujeres con habilidades y desempeños de cargos equivalentes;
 
En fortalecer la protección de nuestras mujeres, niños y adultos mayores, que son las principales víctimas de lo que denominamos violencia intrafamiliar, así como también mejorar la reparación que merecen las víctimas y la rehabilitación que necesitan los agresores;
 
Vamos a avanzar en perfeccionar la educación y los mecanismos de prevención para promover un trato igualitario entre hombres y mujeres, y combatir el machismo que aún existe en nuestra cultura y que a veces está muy enraizado en las mentes de muchos hombres y también de muchas mujeres;
 
Y promover con decisión una mayor participación de la mujer en todos los cargos directivos y de alta responsabilidad en el mundo del Estado, en el mundo del Congreso, en el mundo de la empresa privada, en el mundo académico y en todos los mundos, donde la mujer también debe tener igualdad de oportunidades.
 
Sabemos que recorrer este camino hacia esa cultura de igualdad entre hombres y mujeres y de tolerancia cero frente a la violencia y los abusos, será un difícil desafío, que va a tomar tiempo, que deberá enfrentar múltiples dificultades y que requerirá sin duda la férrea voluntad y compromiso, no solamente del Gobierno, no solamente del Parlamento, sino que de todos y cada uno de los chilenos y chilenas de buena voluntad.
 
Ésta no es una batalla de mujeres contra hombres, ni de hombres contra mujeres; ésta es una batalla de todas las mujeres y de todos los hombres para construir una sociedad y una cultura más libre, más justa, más humana, más próspera y más solidaria.
 
Nuestra misión como generación es lograr -y antes que termine la próxima década- transformar a Chile en un país desarrollado, sin pobreza y con oportunidades y seguridades para todos sus hijos.  Y sabemos -y lo sabemos muy bien- que ese desarrollo integral, inclusivo y sustentable sólo lo lograremos en una sociedad en que hombres y mujeres tengamos los mismos derechos, los mismos deberes, las mismas oportunidades y la misma dignidad.
 
Víctor Hugo, ese gran pensador francés, dijo un día que “no hay nada más fuerte en el mundo que una idea a la cual le ha llegado su tiempo.” Y estoy seguro que interpreto a todos mis compatriotas al decir que ha llegado el tiempo en nuestro país para una sociedad y una cultura en que hombres y mujeres -manteniendo nuestras naturales y maravillosas diferencias- tengamos los mismos derechos, los mismos deberes, las mismas oportunidades y la misma dignidad.
 
Esa sociedad va a ser mucho mejor para hombres y para mujeres, mucho mejor para la plena realización y para la búsqueda de felicidad de todos nuestros compatriotas.
 
Y por eso, en esta mañana de otoño, como Presidente de todos los chilenos, convoco a todos mis compatriotas, hombres y mujeres, a recuperar el tiempo perdido, a contribuir y comprometernos con esta noble y hermosa causa, a la cual por fin le ha llegado su tiempo: la causa de la plena igualdad entre hombres y mujeres en nuestro país.
 
Muy buenos días, muchas gracias y que Dios bendiga a Chile y a los chilenos.