Presidente Piñera participa de ceremonia inaugural del Mes del Mar

2 MAY 2018
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El Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto al Ministro de Defensa, Alberto Espina, y al Almirante Julio Leiva participó en Talcahuano de la Inauguración del Mes del Mar del Bicentenario de la Armada de Chile.

Miembros de la Armada de Chile:
 
Es para este Presidente un gran honor y un motivo de profunda alegría, y también de emoción, poder participar hoy día en la inauguración del Mes del Mar, aquí en este histórico puerto de Talcahuano, frente a la “Fragata Williams”, buque insignia de nuestra Escuadra Nacional, y que lleva el nombre de quien fuera el Comandante de la Escuadra en los inicios de la Guerra del Pacífico.
 
Pero no sólo estamos hoy día reunidos en este lugar tan relevante de nuestra historia, también estamos viviendo tiempos históricos, porque hoy día celebramos el Bicentenario de nuestra Independencia, con los primeros 200 años de vida de la Armada de Chile.
 
Pocas instituciones se identifican tanto con el nacimiento y el alma de nuestra patria, como nuestra Armada. Y por esa razón, una de las instituciones que más ha contribuido al desarrollo de nuestro país, y me refiero no solamente a los heroicos hechos de guerra, sino que también a las valiosas contribuciones en tiempos de paz, es la Armada de nuestro país.
 
Si por un momento volvemos nuestros ojos a los tiempos de la gesta de la Independencia, podemos recordar que después de la Batalla de Chacabuco, que abrió las puertas a nuestra Independencia, las fuerzas realistas aún controlaban Concepción, Talcahuano, Valdivia y Chiloé. Y fue por ello que Bernardo O’Higgins sintió la necesidad, con esa visión de formar la primera Escuadra Nacional, para asegurar nuestra independencia. Se lo dijo en el campo de batalla a su amigo Casimiro Albano, palabras que ya recordó el Comandante en Jefe de la Armada, pero que vale la pena repetir: “Este triunfo y cien más se harán insignificantes si no dominamos el mar”. Qué gran visión de un hombre que no era un hombre de mar, pero que tenía sentido de la patria y de la estrategia.
 
Y así nació la Escuadra Nacional, a cuyo mando O’Higgins designó, el año 1818, al capitán de Navío Blanco Encalada, quien luego sería el primer Presidente de nuestro país.
 
Y así se inició la historia de nuestra Armada. Paso a paso la Escuadra Nacional fue cumpliendo ese papel clave al cual estaba llamada desde su nacimiento: consolidar nuestra Independencia.
 
Y así empezaron las gestas heroicas: la captura de la fragata española “Reina María Isabel”; a ello siguieron la toma de los fuertes realistas de Corral y Valdivia; la Expedición Libertadora del Perú; la incorporación de Chiloé; la toma del Estrecho de Magallanes; la toma de posesión de la Isla de Pascua. Y podríamos seguir. En todas ellas la Armada de Chile jugó un rol esencial, no sólo en el nacimiento, sino que también en la consolidación de nuestra patria.
 
Por esa razón hoy día, podemos disfrutar de esa independencia, que se afianzó después que Chile tuvo que enfrentar muchas encrucijadas, en que la Armada de Chile jugó un rol decisivo. Recuerdo, por ejemplo, la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, la Guerra contra España, la Guerra del Pacífico, conflicto en el cual la Armada mostró y escribió las palabras más heroicas y más gloriosas de su historia.
 
Todos recordamos con emoción y con orgullo el Combate Naval de Iquique, esa gloriosa hazaña en que un hombre que representaba a nuestra Armada, Arturo Prat, dio una prueba sublime de heroísmo y de que la frase que “están dispuestos a entregar su vida si fuera necesario”, no era solamente retórica, era una realidad que puede llamar cuando el sentido del deber lo exige.
 
Durante estos dos siglos de nuestra Armada, ha sido la voz permanente, una y otra vez, que siempre ha interpelado las conciencias de todos los chilenos, de todas las generaciones, recordándonos que la identidad, la historia y el destino de nuestra patria se encuentran indisolublemente unidas y ligadas a nuestro mar.
 
Benjamín Subercaseaux lo resumió en forma ejemplar en ese libro que tituló “Tierra de Océano: La Epopeya Marítima de un Pueblo Terrestre.  Él decía: “Chile es una tierra de océano. O sea, un país que por su estructura y su posición geográfica no tiene mejor objetivo, ni mejor riqueza, ni mejor destino, ni otra salvación que el mar. Para el mar nació; del mar se alimentaron sus aborígenes y por el mar consolidó su independencia.  Por el mar afianzó también su independencia y del mar deberá extraer su sustento, porque sin el mar no tiene sentido su comercio”.  Palabras de Benjamín Subercaseaux.
 
Y hoy día con una consideración muy especial, porque durante mucho tiempo el océano o el mar que era el centro del mundo, era el Mar Mediterráneo; después esa hegemonía se desplazó hacia el Océano Atlántico; pero hoy día está en nuestro Océano Pacífico. Y, en consecuencia, las palabras de Benjamín Subercaseaux adquieren hoy más valor que nunca.
 
Porque esa realidad de nuestro país, de “tierra de océano”, sobrepasa con mucho esa repetida frase de que “Chile es una larga y angosta faja de tierra”. Chile es mucho más que eso, porque Chile es una tierra de océano e igual como el agua es el principal componente del cuerpo humano, el mar es parte esencial de nuestra identidad y de nuestra realidad, representando más del 82% del territorio de nuestro país.
 
Por eso el mar ha estado siempre presente desde el nacimiento de nuestra nación, marcando, dando forma y carácter, a veces de forma invisible a nuestra realidad, a nuestra identidad y a nuestra forma de ser.
 
Las riquezas del mar, su biodiversidad, los peces, algas, microalgas, los mamíferos, dan sustento a nuestra vida y forman parte esencial de nuestra cultura. Absorbe gran cantidad del dióxido de carbono que generamos, mitigando así los efectos del calentamiento global en nuestra atmósfera: igual como los filtros absorben el dióxido de carbono en el submarino -en el cual tomamos desayuno- el mar cumple ese rol para todo nuestro país y nuestra población.  
 
Es necesario reconocer que estamos en deuda con nuestro mar, con su conservación y con su manejo sustentable, que sin dudas están amenazados por muchos peligros, entre ellos, la sobreexplotación, la pesca ilegal, la contaminación y tantos otros. Y en ese campo también la Armada juega un rol fundamental en proteger y mantener nuestros océanos sanos para las futuras generaciones.
 
Es por ello que continuaremos aumentando los niveles de protección de las grandes superficies del Océano Pacífico en nuestra Zona Económica Exclusiva, sumando nuevas áreas marinas protegidas como lo hicimos, por ejemplo, el año 2010, con la creación del Parque Marino Motu Motiro Hiva, de más de 150 mil kilómetros cuadrados.
 
Queridos compatriotas, hombres y mujeres de la Armada de Chile:
 
Hoy recordamos en el mismo lugar donde hace 5 años inauguramos la construcción de este Molo 360, junto con muchas obras del proceso de reconstrucción nacional después del terremoto y maremoto del 27F -que recordaba el comandante en jefe-, el esfuerzo que hicimos para reconstruir nuestro país después de esa tragedia, que yo creo que ha sido -sin duda- uno de los esfuerzos en que nuestro país y nuestro pueblo mostró con más fuerza y claridad el temple y la madera de la cual estamos hechos los chilenos. Una de esas obras es el Molo en que hoy día estamos recordando y conmemorando los 200 años de nuestra Armada e iniciando el Mes del Mar.
 
Ese esfuerzo -y lo recuerdo como si fuera hoy- fue una muestra de lo que un pueblo unido detrás de una causa noble, puede lograr. Por eso nunca me cansaré de recordarle a todos mis compatriotas que cada vez que nos hemos dividido, hemos cosechado nuestras más amargas derrotas y cada vez que nos hemos unido detrás de una causa noble, hemos conquistado nuestros más hermosos triunfos.
 
Por eso es una historia y es una enseñanza que nunca debemos olvidar. Somos mejores cuando marchamos unidos, cuando juntos nos ponemos metas grandes, cuando somos capaces de pensar y construir nuestro futuro mediante el diálogo, los acuerdos, la colaboración y el esfuerzo común.
 
Ésa fue la gran lección que nos ha dejado nuestra historia a lo largo de los tiempos, y también fue la gran lección que nos dejó la reconstrucción después de la adversidad que debimos enfrentar, especialmente en este lugar, en esta Base Naval de Talcahuano, el 27 de febrero del año 2010.
 
Yo tuve la oportunidad de estar aquí ese 27 de febrero del año 2010 y vi con mis propios ojos la enorme destrucción que el maremoto había causado.
 
Por eso la lección de la reconstrucción, igual como la lección del rescate de nuestros mineros en que la Armada también jugó un rol central, son y van a seguir siendo un faro que va con su potente luz orientándonos en el derrotero que sigamos nosotros y las generaciones que vendrán.
 
En esto, mi Gobierno nunca se perderá: aunque muchas veces tengamos que navegar en una mar arbolada y, a veces, incluso, con el viento en contra, siempre seguiremos aunando voluntades y construyendo los grandes acuerdos que Chile necesita para continuar su desarrollo.  
 
Sólo así lograremos cumplir con nuestra misión, la misión de nuestra generación, la Generación del Bicentenario: transformar a Chile en una patria grande, justa, próspera y solidaria; transformar a Chile en un país desarrollado, sin pobreza, con oportunidades para que todos puedan desarrollar sus talentos y con seguridades, para que todos puedan vivir una vida con dignidad. Ésa es la gran misión a la cual estamos llamados.
 
Y estoy seguro que como lo ha hecho durante toda su historia, la Armada va a ser un aporte significativo y fecundo al cumplimiento de esa misión. 
 
¡Viva esta maravillosa tierra de océano, que Dios nos dio, para disfrutarla y también para cuidarla! ¡Viva la Armada de Chile! ¡Viva Chile! ¡Y que Dios bendiga a todos los chilenos!
 
Muchas gracias.