Presidente Piñera participa del día del Trabajador

1 MAY. 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto al ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, participa de la conmemoración del Día Internacional del Trabajador.

Quiero saludar con mucho cariño, no sólo a los 9 millones de trabajadoras y trabajadores chilenos, que conforman nuestra fuerza de trabajo, sino que también a esos millones de hombres y mujeres que también trabajan, aunque no sean parte de nuestra fuerza de trabajo, porque hacen otros trabajos, muchas veces, en el hogar o con sus familias, que valoramos y apreciamos enormemente.
 
Como lo han dicho los oradores que me antecedieron, hoy día conmemoramos, recordamos, a los mártires de Chicago, que luchando por los derechos de los trabajadores perdieron sus vidas, y de ahí surge este 1° de mayo como el día en que celebramos a todos nuestros trabajadores.
 
Pero también hoy día celebramos y recordamos la larga lucha que han dado los trabajadores por mejorar sus condiciones de vida, por tener acceso a trabajos dignos y remuneraciones justas.
 
La verdad es que el trabajo tiene una triple dimensión. En primer lugar, en la forma en que la inmensa mayoría de los seres humanos nos ganamos la vida; pero es más que eso, es mucho más que eso: es la forma en que nos realizamos como personas, en que nos integramos a la sociedad, en que nos sentimos útiles y aportantes a un futuro mejor para las generaciones que vendrán; y, en tercer lugar, es el motor más importante y poderoso para el desarrollo de los países.  
 
Por eso el trabajo siempre ha tenido una importancia vital en la vida, no sólo de los trabajadores, sino que en la vida de los países.
 
Por lo demás, el trabajo también tiene una doble naturaleza que está en el primer libro del Antiguo Testamento, el Génesis. Ahí hay dos frases que apuntan directamente al trabajo: una, cuando Dios dice “Creced y multiplicaos, dominad la Tierra con vuestro trabajo, con vuestra inteligencia”. Es una invitación a la creatividad, a la libertad, a completar la obra maravillosa pero inconclusa de la Creación. Pero también en ese mismo libro del Génesis, Dios dice “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente”, que es la parte tediosa, difícil, sacrificada, que siempre tiene el trabajo. Por esa razón, esta doble dimensión del trabajo va a estar siempre presente.
 
Yo recuerdo una anécdota de un señor feudal, que iba a caballo acercándose a la ciudad de Colonia, y se encuentra con tres hombres -eran tres hombres, perdón a las mujeres- que estaban picando piedras. Y les pregunta “¿qué están haciendo? El primero dice “yo estoy picando piedras”, el segundo le dice “yo me estoy ganando la vida” y el tercero, con los ojos iluminados, le dice “yo estoy construyendo la catedral de Colonia”.
 
Yo les aseguro a todos mis compatriotas que todos en nuestras vidas vamos a tener picar muchas piedras, que es la parte dura, difícil, tediosa, sacrificada, que tiene el trabajo, pero ojalá ninguno de nuestros compatriotas, ni siquiera en los momentos más oscuros, se olvide de que también está construyendo su propia “catedral de Colonia”, su propia vida, su propio proyecto de vida y cumpliendo la misión que cada uno de nosotros tenemos en este mundo.
 
Es por eso que el trabajo para nuestro Gobierno es un pilar y una prioridad central. Por de pronto -ya lo decía el ministro del Trabajo- la verdad es que, si uno saca la cuenta y descuenta las ocho horas de sueño, la mitad de nuestro tiempo lo pasamos en el trabajo, y por eso es muy importante recordar siempre que trabajamos para vivir, pero no vivimos para trabajar.
 
Por eso, una de nuestras prioridades y preocupaciones ha sido y seguirá siendo compatibilizar mejor el mundo del trabajo con el mundo de la familia, con el mundo de la recreación, la cultura, el deporte, los amigos, porque así vamos a tener una vida plena y una vida más feliz.
 
Ustedes saben que la misión que nosotros nos hemos planteado es lograr que antes que termine la próxima década, que ya está golpeando nuestras puertas, logremos todos juntos transformar a Chile en un país desarrollado, en un país sin pobreza, en un país con dignidad asegurada para todos, en un país con oportunidades para todos. Y para lograr esa tarea, yo estoy absolutamente convencido que siempre es mejor sumar que restar, unir que dividir, respetar que descalificar y colaborar que confrontar.
 
Por eso dentro de nuestra propuesta al país, el concepto de la unidad nacional, el cultivar la cultura del diálogo, de los acuerdos, de la colaboración, va a estar siempre en el corazón de la actitud y de la acción de nuestro Gobierno.
 
La importancia de crear muchos y buenos empleos la conocemos todos. De hecho, no hay mejor política laboral que el pleno empleo. Cuando hay pleno empleo, los salarios suben, las condiciones de trabajo mejoran, los empleadores se preocupan más por la calidad de vida de sus trabajadores y nadie vive con el temor de perder la pega. Cuando el desempleo se dispara, ocurre justo lo contrario: los salarios se estancan o bajan, las condiciones de trabajo se deterioran y muchos trabajadores viven permanentemente con el temor de perder la pega.
 
Por eso es tan importante que los países sean capaces de crear muchos y buenos trabajos.
 
Una de las cosas que más satisfacción me produjo durante nuestro primer Gobierno fue haber creado más de un millón de nuevos trabajos, más del 60% para mujeres y la inmensa mayoría trabajos estables, con contrato, con previsión, con seguridad social. Porque eso le cambia la vida a las personas, yo estoy convencido que la reducción de la pobreza, prácticamente a la mitad, en buena parte, obedece a nuestra capacidad de crear buenos trabajos y muchos trabajos.
 
¿Qué queremos hacer de aquí en adelante?
 
Tenemos un compromiso con avanzar hacia la sala cuna universal, porque eso compatibiliza mejor el mundo del trabajo con el mundo de la familia y porque todos los estudios indican esa atención durante los primeros años de vida, de calidad, que no es solamente cuidar al niño, sino que también es motivar y educar al niño.
 
Por lo tanto, requiere una mejoría en la calidad, y llegar con sala cuna universal a todos los niños de Chile, a todos los hijos de madres o padres trabajadores, no cargando el cien por ciento del costo en la mujer como ocurre hoy día, ni tampoco negando este derecho a la inmensa mayoría de las mujeres trabajadoras, que por trabajar en empresas con más de 20 mujeres no tienen derecho a la sala cuna universal.
 
Nosotros presentamos un proyecto de ley durante nuestro primer Gobierno, vamos a insistir para que la sala cuna sea un derecho universal de todas las madres, de todos los padres, pero especialmente de todos los niños hijos trabajadores de nuestro país.
 
En segundo lugar, durante nuestro Gobierno vamos a priorizar la educación temprana, porque mientras antes lleguemos con educación, antes vamos a poder corregir muchas carencias de origen -que tienen que ver con la vulnerabilidad de muchas familias- y mejor vamos a poder nivelar la cancha y, por tanto, de verdad igualar oportunidades.
 
Se habla mucho de igualar oportunidades, pero es curioso que donde más obligación moral tenemos de igualar oportunidades, son precisamente los grupos que menos marchan, que menos protestan, que menos alzan su voz, y el Gobierno tiene que ser la voz de esos grupos que muchas veces no tienen voz. Y dentro de ellos están los niños, los niños tienen derecho a una educación temprana para poder potenciar en plenitud los talentos que Dios nos dio.
 
Y por eso vamos a avanzar hacia un derecho universal a la educación preescolar y me estoy refiriendo al periodo que va entre los 2 y 4 años, antes de que se ingrese a la educación escolar propiamente tal.
 
Tercero, queremos facilitar el acceso al mundo del trabajo a aquellos sectores que todas las cifras muestras que tienen dificultades especiales, por ejemplo, los jóvenes, promoviendo el estatuto laboral de los jóvenes, que compatibilice mejor para los jóvenes el mundo del trabajo con otras inquietudes, particularmente el mundo de los estudios. En Chile, solamente el 9% de los jóvenes tiene la oportunidad de estudiar y trabajar, en los países desarrollados es casi la mitad y ahí tenemos un camino por avanzar.
 
Vamos a poner en práctica e implementar en plenitud la Ley de Inclusión, que va a significar una oportunidad mayor para las personas discapacitadas de incorporarse al mundo del trabajo.
 
También vamos a flexibilizar para hacer más fácil el acceso al trabajo y compatibilizarlo mejor con otras prioridades y preocupaciones, el trabajo de la mujer y el trabajo de los adultos mayores, y vamos a impulsar algo que está creciendo en el mundo entero, que es el trabajo desde el hogar o el teletrabajo.
 
Porque en los tiempos antiguos de la Revolución Industrial, de la línea de producción de la fábrica, todos tenían que concurrir todos los días a un solo lugar porque el proceso productivo era una línea de producción. Eso ya no es así. Hoy día, con la modernidad, con las tecnologías, se puede trabajar desde muchas partes distintas y queremos promover y facilitar a aquellos que quieran trabajar desde el hogar o trabajar desde lugares distintos a una fábrica usando las tecnologías de las telecomunicaciones y la computación. Y por eso vamos a impulsar el teletrabajo y el trabajo desde el hogar.
 
Pero, además, el grave desafío del siglo XXI es la obsolescencia. Yo quiero decir que todos los estudios indican que la mitad de los trabajos que tenemos en Chile están en riesgo y pueden desaparecer dentro de los próximos 20 años. Pero también los estudios indican que un niño que ingresa hoy día a la educación escolar, la mitad de esos niños cuando egresen van a trabajar satisfaciendo necesidades que hoy día no conocemos, usando tecnologías que todavía no han sido inventadas y en trabajos que ni siquiera imaginamos.
 
Y, por tanto, el mundo moderno destruye, pero también crea trabajos. La pregunta que tenemos que hacernos es de qué lado queremos estar: donde se destruyen los trabajos o donde se crean los trabajos, y por eso modernizar y comprometerse con la calidad del sistema educacional chileno y con la calidad del sistema de capacitación de nuestro país.
 
Hay cuatro estudios que indican que nuestro sistema de capacitación ha sido un fracaso. Por de pronto, los estudios muestran que no tiene ningún impacto ni en empleabilidad ni en salarios. Y cómo podemos seguir con los ojos cerrados cuando todos los estudios indican que capacitamos, gastamos cientos de millones de dólares sin producir ningún efecto positivo.
 
Por eso, otra medida que vamos a implementar durante nuestro Gobierno es un profundo cambio a nuestro sistema de capacitación, para que la capacitación beneficie de verdad a los trabajadores y no se implemente, cree múltiples organizaciones y empresas que a lo mejor se ganan la vida capacitando, pero que no producen ningún beneficio para los trabajadores.
 
Y hemos estudiado las experiencias más exitosas del mundo para tener una capacitación certificada, que le agregue capital humano a nuestros trabajadores y les permita enfrentar los desafíos de esta sociedad moderna y los desafíos de esta revolución tecnológica.
 
Además, por supuesto que vamos a hacer un gran esfuerzo para ir avanzando aun más en materia de seguridad en el trabajo. Es muy importante ver cómo -y especialmente después del accidente de la mina San José- se produjo un quiebre en la tendencia y han ido cayendo los accidentes del trabajo, lo cual es algo muy importante porque la seguridad en el trabajo es fundamental.
 
Y no solamente la seguridad física, estamos en un proyecto de modernizar la Dirección del Trabajo, para que sea más rápida, más eficiente, más ágil, en proteger los legítimos derechos de los trabajadores.
 
Adicionalmente, vamos a iniciar de una vez por todas el proceso de incorporación, a nuestro sistema de seguridad social, de los trabajadores independientes, que se ha venido postergando permanentemente, y lo vamos a hacer en forma gradual, porque es la forma más eficiente de hacerlo, pero vamos a partir en forma inmediata.
 
Y, además, -y en forma muy importante- tenemos un compromiso con mejorar las pensiones de nuestros trabajadores. Y vamos a mejorar las pensiones de todos los trabajadores, pero con prioridad y cariño muy especial en tres grupos, que son los que están más perjudicados: los sectores más vulnerables, las mujeres y la clase media de nuestro país.
 
Yo quisiera saludar, felicitar, apreciar y valorar lo que hacen esos 9 millones de chilenos, que -como decía el ministro del Trabajo- todos los días se levantan temprano, trabajan duro y entregan lo mejor de sí mismos.
 
Pero también quiero poner por delante el desafío que tenemos con los que se van a incorporar al mundo del trabajo, esos jóvenes que año a año se incorporan al mundo del trabajo, esos 600 mil chilenos que hoy día no tienen trabajo y que probablemente salen también todas las mañanas a buscar trabajo y vuelven con la frustración de no haberlo encontrado.
 
Pero también, la participación de la mujer en el mundo del trabajo en Chile es muy baja, es baja con respecto a los países de la OECD, pero también es baja con respecto a los países de América Latina. Si igualáramos la tasa de participación de las mujeres en Chile con la que tienen las mujeres en los países de la OECD, significaría que un millón de mujeres se van a incorporar al mundo el trabajo.
 
Y, por tanto, no pensemos solamente en los que están trabajando hoy día, pensemos también las personas que van a querer trabajar y que la sociedad tiene que hacer todos los esfuerzos para ofrecerles un lugar en el mundo del trabajo, en forma de un trabajo digno, con un salario justo y con posibilidades de crecer y desarrollarse en su trabajo.
 
Por eso, antes de saludar con mucho cariño a los trabajadores chilenos, quiero también recordar lo que ocurrió con una niña chilena, que todavía no cumplía los dos años y que se llamaba Ámbar, y que fue brutalmente abusada y asesinada según la evidencia disponible.
 
Yo quiero, en primer lugar, expresar mi solidaridad a su familia y las familias de tantos niños en nuestro país que son abusados. Y quiero decir que nuestro Gobierno no está de brazos cruzados. Por de pronto, ya nos querellamos contra los responsables de ese brutal asesinato.
 
Pero adicionalmente a eso, estamos haciendo una profunda revisión de los criterios con que se seleccionan a las familias de acogida, para poder hacer todo lo que esté a nuestro alcance de darle a cada niño que ha perdido a su propia familia -mientras dura el proceso de solución definitiva, que puede ser reintegrarlo a su propia familia o a una familia adoptiva, para lo cual estamos en un proceso de modernización de la Ley de Adopción- darle una familia de acogida que cumpla con su obligación de acogerlo y no de abusarlo, maltratarlo ni mucho menos asesinarlo.    
 
Y, adicionalmente, vamos a legislar para aumentar los plazos de prescripción, para que los delitos sexuales contra nuestros niños no queden impunes. Ahí hay tres medidas muy concretas que hemos tomado en este frente y quiero decirle a la familia de Ámbar que nuestros pensamientos y nuestras oraciones están con ustedes.
 
Y, finalmente, saludar con mucho cariño y con emoción a los 9 millones de trabajadoras y trabajadores de Chile, que todos los días hacen un gran aporte para ellos mismos, para sus familias y para lograr hacer de Chile un mejor país para nacer, para crecer, para trabajar, para vivir y para envejecer.
 
Muchas gracias.