Presidente Piñera asiste a desayuno de trabajo con empresarios en Argentina

26 ABR 2018
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El Jefe de Estado destacó las oportunidades para colaborar y emprender conjuntamente con miras al futuro.

Señores empresarios:
 
Lo veo más amistoso como ministro que cuando me entrevistaba en el programa de televisión.
 
Y a usted, ministro y amigo, lo que nos queda por delante es la más hermosa y la más difícil parte de la ruta. Así que estamos recién empezando.
 
Winston Churchill ofreció a los ingleses “sangre, sudor y lágrimas”, y los ingleses lo siguieron, pero estaban ante un enemigo formidable y cruel al frente.  Ustedes les ofrecieron a los argentinos: esfuerzo, austeridad y tarifas, y los argentinos los están siguiendo. Realmente es notable, y quiero felicitarlos, y lo conversé ayer con el Presidente Macri, lo que han logrado hacer en tan poco tiempo, para recuperar un país que estuvo entre los cinco países más ricos del mundo a comienzos del siglo pasado y que en algún momento perdió el norte.  Y hoy día veo con mucha satisfacción que lo está recuperando.
 
Quiero agregar también, dado que hay tantos empresarios, que en el diccionario “emprender” tiene dos acepciones:  la primera es “prender fuego” y la segunda es “iniciar con valor, decisión y visión una tarea”.  Yo estoy seguro que nos estamos refiriendo más a la segunda que a la primera.
 
Yo querría partir por destacar las coincidencias que tenemos entre Chile y Argentina, no solamente las coincidencias históricas: nacimos juntos a la independencia y a la libertad. Hace días, con la presencia del Canciller, celebramos los 200 años de la Batalla de Maipú, que fue la que consolidó la independencia chilena, gracias a un Ejército Libertador que partió desde Mendoza, bajo el mando del General San Martín –a quien le haremos una ofrenda floral-, y eso no solamente consolidó la independencia de Chile, porque después el Ejército Libertador siguió en la expedición Libertadora del Perú, Boyacá, en la Batalla de Ayacucho, y consolidó la independencia de América. Si nacimos juntos a la vida independiente.
 
Y tenemos hoy día grandes coincidencias, no solamente los valores:  el valor de la democracia, la libertad, los derechos humanos, sino que, además, una enorme coincidencia en cómo enfrentar los problemas del presente y los desafíos del futuro.
 
Y, por tanto, pocas veces hemos tenido tantas oportunidades para colaborar y juntos emprender la aventura del futuro, y no podemos desaprovecharla.
 
Por eso, además de lo que ya han dicho los ministros respecto a la importancia del comercio, la importancia de la inversión, aquí quiero solamente hacer una advertencia: las inversiones de Chile en Argentina se acercan a los 20 mil millones de dólares; las inversiones de Argentina en Chile no alcanzan los mil millones de dólares. Y, por tanto, señores empresarios, están en deuda con invertir en nuestro país. Los esperamos con los brazos abiertos.
 
Pero yo quisiera plantear los grandes temas. Yo me acuerdo muy bien, a comienzos de la década de los ’90, cuando el Presidente George Bush padre lanzó la Iniciativa de las Américas y prometió una zona de libre comercio desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Qué contraste con lo que estamos viendo hoy día, una guerra comercial entre las dos potencias económicas más grandes del mundo, China defendiendo el libre comercio y Estados Unidos defendiendo el proteccionismo.
 
Pero más allá de eso, la vocación de integración que tenemos que recuperar en nuestro continente, y especialmente, dadas las extraordinariamente favorables condiciones entre Chile y Argentina, son formidables y no tenemos tiempo que perder, ni tenemos derecho a fallar.
 
Por esa razón, estamos muy contentos que en esta primera Visita Oficial como Presidente de Chile, a un país, escogimos Argentina por todas estas razones que yo he dado.
 
Y además de eso, no solamente es una visita protocolar, ésta es una visita de trabajo, y los Cancilleres lo saben muy bien, y los distintos ministros lo saben muy bien que hemos trabajado mucho y en muy poco tiempo para que no sólo sea declarar intenciones, sino que sea concretar acciones.
 
Entre ellas, en el marco de la Alianza del Pacífico estamos -bueno, Argentina es un país observador, queremos que suba a un nivel superior, y ojalá país asociado y algún día país miembro-, pero sí estamos con un claro compromiso de acercar la Alianza del Pacífico con MERCOSUR. Esto lo hemos conversado mucho, y no es solamente una intención, tenemos claro por dónde empezar, no los quiero aburrir, pero hay una tabla de trabajo que ya se acordó entre MERCOSUR y la Alianza del Pacífico, y la estamos siguiendo con mucha fuerza, donde yo espero que Argentina sea el gran promotor desde el punto de vista del MERCOSUR y nosotros el gran promotor desde el punto de vista de la Alianza del Pacífico.
 
Pero, además, vamos a lograr muchos otros acuerdos.
 
Vamos a firmar un Acuerdo de Integración Energética, de forma tal de que dos países que comparten una frontera de más de 5 mil kilómetros -quiero decir que hay solamente tres fronteras de más de 5 mil kilómetros en el mundo-, y los otros países que comparten una frontera de más de 5 mil kilómetros, han tenido guerras entre ellos. Nosotros, es un milagro que, teniendo tantos kilómetros a compartir, nunca hemos tenido una guerra, lo cual también habla de esta hermandad que nace desde lo más profundo del alma.
 
El Acuerdo de Integración Energética significa que dos países que son paralelos, que tienen horarios solares distintos, dos horas de diferencia solar, que tenemos distinta estructura de demanda por estaciones, al integrarnos solamente ganamos los dos. Podemos usar uno al otro como respaldo en caso de emergencias, podemos escoger la energía más barata, más limpia, más segura. Y, por tanto, esa integración, que la debimos haber hecho hace mucho tiempo, ahora queremos hacerla, y en forma muy rápida, porque es una ganancia inmensa. Hemos estimado las ganancias para ambos países, y son realmente millonarias, y no tenemos que perder un minuto más en esta materia.
 
Segundo, acuerdos mutuos que nos van a facilitar la vida a los empresarios, a los exportadores, a los importadores, e incluso a los gobiernos, como por ejemplo:
 
El Acuerdo de Reconocimiento Mutuo de la Firma Electrónica;
 
El plan piloto de Certificación de Origen Digital entre Chile y Argentina;
 
El Acuerdo en materia de un grupo de trabajo para establecer las cadenas de valor, que es lo que realmente va a ser en el futuro de nuestras exportaciones;
 
El Acuerdo de Entendimiento para profundizar la integración comercial de los servicios e industrias en las cuales tenemos muy poco comercio, como son las llamadas industrias creativas;
 
El memorándum de entendimiento en materia de un portal electrónico que permita facilitar el comercio bilateral para las pequeñas y medianas empresas, para las cuales, muchas veces las barreras burocráticas son más insalvables que la Cordillera de Los Andes;
 
El Acuerdo en materia de establecer un diálogo permanente entre los dos países. En muchos campos donde tenemos que facilitar el comercio, el movimiento de personas, la inversión, la integración de nuestro mercado de capital.
 
En fin, es una larga lista de acuerdos que firmaremos hoy día con el Presidente Macri, con quien tuve ayer el privilegio de compartir y discutir de estos temas.
 
Pero más que quedarnos en esto, yo quiero decir que hasta hace unas décadas, los grandes pilares para que los países fueran desarrollados, eran los que ha mencionado el ministro de Producción y el ministro de Hacienda: era tener una sociedad que comulgara con los principios de la libertad, libertad política, estabilidad, confianza, proyección, democracia vital, participativa, transparente.
 
Libertad económica, una economía libre, abierta, de mercado, competitiva, integrada.
 
Libertad social, tener mecanismos de inclusión para luchar contra la pobreza y por la igualdad de oportunidades; y, por supuesto, el orden macroeconómico y fiscal que es fundamental y que es tan fácil perder y tan difícil recuperar. Y eso, le decía a usted, ministro, porque nosotros también heredamos una situación muy compleja en materia de déficit fiscal, en materia de deuda pública que se duplicó en los últimos cuatro años, pero no lloremos. Conforme, pero a cambio de eso, nos regalan a Messi.
 
Bueno, pero yo querría que en esta materia vamos a hacer una agenda muy fructífera, muy profunda para salir de las palabras y las buenas intenciones y pasar a la acción, y está todo dado para que podamos dar ese gran salto adelante.
 
Pero yo quisiera terminar estas palabras con una mención hacia el futuro, porque uno de los acuerdos es unir fuerzas para enfrentar los problemas, los desafíos y las oportunidades del futuro. Por ejemplo, llegamos a un acuerdo para unir nuestras fuerzas para protegernos de los ciberataques, estableciendo un buen mecanismo de ciberdefensa. Hoy día, tanto Argentina y Chile somos extraordinariamente vulnerables a los ciberataques.
 
Pero esos son temas muy importantes, pero yo quería fijar la mirada en los próximos 10 o 20 años. Lo que viene en el mundo es algo extraordinario, viene una revolución tecnológica la cual ni siquiera podemos imaginarnos. Todos sabemos que ha significado, por ejemplo, esto. Aquí, hay un teléfono, una cámara de video, una máquina fotográfica, un GPS, una brújula, un medidor de temperatura, una conexión con el mundo entero. Bueno, esta revolución fue la que ya vivimos nosotros. La que viene, que es la cuarta revolución tecnológica -porque ésta se llamó la tercera después de la revolución agrícola y la revolución industrial- va a cambiar nuestras vidas en forma muy profunda, y no estamos preparados para ello.
 
Por eso, yo quería plantearles con mucha fuerza que podamos unir nuestros esfuerzos para prepararnos para esa revolución que viene, que es la sociedad del conocimiento y la información. Y desde ese punto de vista, tenemos que construir los nuevos pilares, que nos van a permitir ser ciudadanos de las sociedades del conocimiento y la información y no que esa revolución tecnológica nos pase por encima, como nos pasó por encima la revolución industrial.
 
Y ahí tenemos al menos 5 tareas que todas tienen que ver con la libertad, con desatar las fuerzas de la libertad, que es el verdadero recurso renovable, inagotable, que ha permitido a la humanidad progresar a lo largo de toda su historia.
 
Y junto con la libertad viene la creatividad, la iniciativa, el emprendimiento, etcétera. Primero, tenemos que hacer un esfuerzo gigantesco para mejorar la calidad de la educación formal y también la educación de nuestros trabajadores, que se llama capacitación pero que es educación. Antes uno estudiaba el 20% de su vida y después aplicaba los conocimientos durante el resto de su vida. Eso se acabó. Hoy día hay que estudiar todos los días el 20% de nuestro tiempo, porque el proceso educativo es un proceso permanente. Si el conocimiento se duplica cada cinco o seis años, imagínense el grado de obsolescencia en que puede caer un trabajador, que no es capacitado durante su vida de trabajo.
 
Y el gran desafío del siglo XXI es luchar contra la obsolescencia, porque cuando hablamos de revolución tecnológica, la contraparte de ello es los que se van quedando en el camino porque se quedan obsoletos.
 
Segundo, hacer un gran esfuerzo de inversión en ciencia y tecnología, para que podamos entender y comprender cómo no solamente poder crear ciencia y tecnología, sino que poder entender cómo utilizar la ciencia y tecnología eficientemente en nuestros países.
 
Muchas veces, yo recuerdo una conversación con la anterior Presidenta de Argentina, que nos proponía hacer el túnel del Cristo Redentor, cuya estimación de costos eran 16 mil millones de dólares, la verdad es que era mucho más. Y yo le preguntaba “bueno, ¿y cuál es la ventaja?”, “¿Cómo?”, me decía, “vamos a ahorrarnos 40 minutos”. Y yo le decía “vamos a ahorrarnos 40 minutos gastando 16 mil millones de dólares, y vamos a caer en la Aduana, que es donde nos van a hacer perder 3 horas. Arreglemos primero de las aduanas, que nos cuesta muchísimo menos, y eso tiene más efectos en facilitar el comercio”.  Y, por tanto, en esta materia de saber encontrar las oportunidades.  
 
Tercero, nuestros países han sido poco amistosos con el emprendimiento, con la innovación. Da la impresión de que el Gobierno, en lugar de promoverla como un bien, muchas veces la ataca como si fuera un mal, y hay una especie de prejuicio de que si los innovadores, los emprendedores lo hacen creando valor solamente para ellos y a costa de todos los demás.
 
Y es justamente lo contrario, en la innovación y el emprendimiento crea valor para el innovador y el emprendedor -y es parte de la naturaleza humana- pero le crea un valor infinitamente mayor para todo el resto de la sociedad. A lo mejor Steve Jobs se hizo rico inventando estas tecnologías, pero cuánto aumentó el bienestar de todos nosotros y, en consecuencia, fomentar la innovación y el emprendimiento y no asfixiarlos.
 
Usted me decía, ministro, que habían pasado de un año y no sé cuánto costaría, porque un año haciendo gestiones. Yo me acuerdo de un amigo mío, hace un tiempo atrás en Chile, que venía feliz, eufórico, y yo le dije “¿y por qué?”, “porque empecé mi empresa”, “¿y vendiste algo?”, “Nada”, “¿Produjiste algo?”, “Nada”, “¿Y por qué estás tan contento?” “Porque me conseguí los permisos”. Llevaba, claro, casi un año tratando de conseguirse los permisos.
 
Cuarto, y fundamental en esto, es que las sociedades modernas tienen que ser capaces de adecuarse al cambio y, por tanto, la flexibilidad es un elemento central y nosotros hemos creado sociedades extraordinariamente rígidas, y el Estado muchas veces contribuye a esa rigidez, que frena, que dificulta la necesidad de adaptarse y de cambiar.
 
Bueno, y finalmente, sin duda, tenemos que hacer un gran esfuerzo en modernizar nuestros Estados, porque Octavio Paz hablaba del Estado como “el Ogro Filantrópico”.  “Filantrópico”, se supone que ayuda a la gente; “Ogro”, para la mayoría de los ciudadanos el Estado es un ente ajeno, distante, hostil, que le pone problemas.
 
Por ejemplo, en Chile nosotros lo iniciamos en nuestro primer Gobierno, de facilitarles la vida a los ciudadanos. Hoy día, el 50% de los trámites que un ciudadano tiene que hacer con el Estado, lo puede hacer a través de internet. Queremos llegar al 85% al término de nuestro Gobierno.
 
Y, por ejemplo, el Estado les pide papeles a las personas que ya se los pidió o que el propio Estado emite. Uno va a hacer un trámite, le piden certificado de nacimiento, ¿quién emite el certificado de nacimiento? El Estado, y ¿por qué se lo pide al ciudadano? O le pide el certificado de antecedentes, ¿quién emite el certificado de antecedentes, o cualquier otro certificado?
 
Lo que hemos dicho: el Estado no le puede pedir a las personas un papel que ya le pidió o que el propio Estado emite. Conecte su BackOffice y no le pase toda la carga a la gente que tiene que andar haciendo trámites de oficina en oficina y pierde gran parte de su esfuerzo y de su energía en tramitar, y muchas veces desisten en el camino.  Por eso, una de las grandes pérdidas que hemos tenido en nuestro país, cuántas buenas ideas, cuántos buenos emprendedores se ahogaron en el camino porque el Estado los asfixió.
 
Ésa es la gran fuerza que tenemos que revitalizar y darle el compromiso de que vamos a ser capaces de ponernos de pie y entrar a la sociedad del conocimiento y de la información como ciudadanos, porque va a venir con o sin nuestra voluntad, va a cruzar nuestras fronteras, aunque construyamos muros, va a llegar de todas maneras. La pregunta es ¿cómo nos va a encontrar? yo siento que hoy día no estamos preparados, y lo que es peor, no nos estamos preparando con la suficiente velocidad.
 
Por eso, uno de los temas que conversamos ayer con el Presidente Macri en esta Comisión de Futuro, que estamos conformando, es, como estos problemas son comunes a ambos países, como en esto no hay competencia porque las buenas ideas nos pueden servir a ambos y aprender de las buenas experiencias del otro -nos sirven a ambos- queremos hacer un gran énfasis que este grupo se enfoque en cómo hacer que Argentina y Chile se puedan poner de pie en este nuevo mundo que está golpeando nuestras puertas, ser ciudadanos de la sociedad del conocimiento y la información, aprovechar la revolución tecnológica.
 
Porque la meta que nosotros nos hemos fijado -y yo estoy seguro que Argentina se va fijar la misma- nosotros queremos transformar a Chile en un país desarrollado, sin pobreza, con oportunidades de desarrollar los talentos y seguridades de una vida digna para todos nuestros compatriotas, antes que termine la próxima década. Llevamos 200 años de vida independiente, lo tenemos todo, lo hemos tenido todo y sin embargo seguimos siendo países subdesarrollados. Ésa no es responsabilidad de Dios, ni un designio de la historia, es porque no hemos sabido aprovechar esas maravillosas oportunidades.
 
Por eso, la meta principal de nuestro Gobierno es lograr que Chile entre en ese camino, que es un camino difícil, nunca los caminos a las más altas cumbres están pavimentados, siempre están llenos de obstáculos, pero mucha gente frente al primer obstáculo simplemente se quiebra y deserta. El camino al desarrollo va a requerir un gran esfuerzo durante la próxima década, tanto de Argentina y Chile.
 
Yo los invito a que, como parte de esto, fijemos como objetivo que Argentina y Chile sean países desarrollados y sin pobreza antes de que termine la próxima década, que ya está golpeando nuestras puertas.
 
Muchas gracias.