Presidente Piñera celebra el Día de la Tierra

22 ABR. 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a la Ministra de Medio Ambiente, Marcela Cubillos, y autoridades, participará de la apertura al público del Parque Cantalao, en el marco del Día de la Tierra.

Muy buenos días:
 
Bueno, Cantalao, este Parque maravilloso, es una historia muy maravillosa de Pablo Neruda, es un pueblo misterioso e imaginario, que no existe, salvo en la imaginación del poeta, pero donde pasaban muchas cosas.  Era el pueblo de los poetas, de la cultura, del amor, del misterio. Así que les recomiendo leer esas líneas de Pablo Neruda, para que nunca se olviden de Cantalao.
 
Hace un tiempo, muchas revistas - “Time”, “The Economist”- publicaron en portada una imagen diciendo “Salvemos al planeta Tierra”, y estaba la imagen del planeta Tierra en todo su esplendor. Yo, cuando vi eso, me pareció que era pretencioso, porque la verdad es que el planeta Tierra, a lo largo de sus millones y millones de años, ha resistido todo: ha resistido el pecado original, los aerolitos, las inundaciones, los terremotos, los diluvios, los maremotos y las inundaciones. Lo que en verdad está en peligro no es tanto el planeta Tierra, lo que de verdad está en peligro es la sobrevivencia de los seres humanos en el planeta Tierra.
 
Fíjense ustedes que de cada 100 especies que alguna vez existieron, 99 ya no existen, se quedaron en los tiempos. Lo que no queremos es agregar la especie humana a esa lista.
 
Y yo siento que el planeta Tierra, desde hace ya mucho tiempo, está dando gritos de advertencia, lamentos, nos está gritando “cuídenme, porque si ustedes no me cuidan, yo no los voy a poder acoger y tampoco los voy a poder cuidar”.
 
Y eso es lo que estamos enfrentando hoy día como, quizás, el desafío más grande que los seres humanos tenemos que enfrentar y superar.
 
Por esa razón es que tenemos que considerar que el planeta Tierra, que es un regalo de Dios, no es una herencia que hemos recibido de nuestros padres o de nuestros abuelos, porque uno con las herencias puede hacer lo que quiere. No es así: debemos considerarlo, más bien, como un préstamo de nuestros hijos, de nuestros nietos y de los que vendrán, y que algún día nos van a decir “qué hiciste con ese préstamo”.
 
Acuérdense de la parábola de los talentos: ¿Cuidaste el planeta Tierra?  ¿Fuiste realmente acogedor, comprensivo y sensible? Y acuérdense que eso va a ser por lo cual nos van a juzgar, algún día, nuestros hijos y nuestros nietos. Y a ellos no les podemos fallar.
 
Por esa razón, me parece muy importante inaugurar, o celebrar, o conmemorar -porque la verdad es que ya lleva muchos años- el Día del Planeta, para tomar conciencia del planeta, nuestro planeta, nuestro hogar, nuestro único hogar.
 
Hay algunos que están pensando, por ejemplo, Hawking, ese gran físico y científico inglés decía que “la sobrevivencia de la raza humana no iba a estar en este planeta”, que había que mirar a las estrellas. El problema es que la estrella que más se acerca a las condiciones de vida del planeta Tierra, está a 4 millones de años luz. Es decir, a una distancia fantástica. Y, por tanto, por el momento tenemos que cuidar este planeta, este hogar, porque es el único que tenemos.
 
Y aquí en el Parque Cantalao estamos haciendo un homenaje a ese hogar común, que ha acogido a tantas generaciones, y esperamos que siga acogiendo a las que vendrán después de nosotros.
 
Y qué mejor que hacerlo con los niños. A mí, de las cosas que más me emocionan y me llenan de alegría y de esperanza, es ver cómo los niños tienen una sensibilidad muy especial frente al dolor, frente a la injusticia y también frente a la protección de nuestra naturaleza y de nuestro medio ambiente.
 
A mí, mis nietos me retan por muchas cosas, pero sobre todo me retan cuando sienten que no estoy cuidando adecuadamente una mosca, una planta o lo que es la biodiversidad de nuestro planeta.
 
Por eso, inaugurar este Centro de Educación Ambiental, abierto a toda la ciudadanía, es no solamente algo que los niños quieren hacer, es - como dijo la ministra del Medio Ambiente- una tremenda lección y enseñanza que los niños nos dan a nosotros, los adultos, para que saquemos, nos impregnemos de esa sensibilidad muy especial por el cuidado de la naturaleza, de la biodiversidad que tienen nuestros niños.
 
Por eso yo le quiero pedir a ustedes, niños, que cuando terminemos esta actividad y vuelvan a su colegio o a su familia, le pidan, los inviten, convoquen a sus amigos, a sus padres, a venir a conocer este Parque Cantalao, para que se impregnen también del amor que ustedes sienten por nuestra naturaleza.
 
Por esa razón, es muy importante en esta inauguración ratificar el firme compromiso de nuestro Gobierno con la protección del medio ambiente y el cuidado de nuestra naturaleza.
 
Es por eso que una de las primeras cosas que le pedí a la ministra del Medio Ambiente, fue poner énfasis en la educación ambiental, poner a los niños primero, y en este caso, no sólo como alumnos, sino que yo más bien pienso que pueden estar primero como profesores de sus padres, de sus abuelos, porque ustedes, niños, sienten esto en forma muy natural. Y yo creo que ustedes nos dan una gran lección todos los días, por ese cariño, amor y voluntad de proteger nuestra naturaleza.
 
Tenemos que tomar conciencia que éste es nuestro hogar, el único hogar, porque muchas veces uno dice “bueno, yo estoy de acuerdo en que no debiera contaminar, pero como todos los demás contaminan, ¿por qué voy a ser yo el único zorzal que me abstengo de hacer las cosas que los demás hacen?”. Bueno, con esa actitud, no vamos a llegar a ninguna parte.
 
Por eso, es al revés: porque hay pocos que se protegen, cuidan y tienen esa sensibilidad, los que la tienen, tienen que ser como verdaderos misioneros, salir a predicar este amor y protección por el medioambiente.
 
La naturaleza, la verdad es que ha dado demasiadas señales, así que, si algún día tenemos una hecatombe o un Apocalipsis, que nadie diga que no fue advertido, porque todos los días nos está dando advertencias. Todos los días, cuando vemos esas sequías extremas, esas inundaciones, los bosques destruidos, la contaminación del agua, del mar, del aire, ¿qué está diciendo la naturaleza?: “cuídenme, cuídenme, porque si no me cuidan, yo no los voy a poder acoger y mucho menos cuidar”.
 
Por esa razón, vamos a impulsar con mucha fuerza proyectos que está llevando adelante el Ministerio del Medio Ambiente con el Ministerio de Educación como, por ejemplo, las Escuelas Sustentables. Queremos que en cada escuela de Chile haya un pequeño huerto, donde los niños puedan cultivar tomates, lechugas, ajíes, porque no es lo mismo comerse un tomate que uno compró en una feria o en el supermercado, que es anónimo, que comerse un tomate que uno plantó, regó, abonó. Es otra cosa. Ahí uno realmente aprende lo que es la naturaleza. Y queremos que todas las escuelas de Chile tengan un huerto donde los niños puedan sembrar, cultivar, abonar y cosechar los frutos que la naturaleza nos da.
 
Y también, queremos llevar esa experiencia a los jardines infantiles, porque mientras más temprano inculquemos en nuestros niños el amor por la naturaleza, y también el amor por su prójimo -y muchas cosas más- mejores van a ser esos niños y mejor va a ser nuestro mundo.
 
Y este esfuerzo colectivo va a ir asociado a muchos otros proyectos. El Ministerio del Medio Ambiente está financiando, a través de un Fondo de Protección Ambiental, las mejores iniciativas, las mejores ideas que surjan de cualquier parte, que tengan que ver con la protección del medio ambiente.  Es como que el Ministerio del Medio Ambiente pusiera abono a una semilla, para que esa semilla no se quede sin germinar bajo la tierra, sino que pueda florecer y dar sus frutos.
 
Estamos actualizando -y vamos a impulsar con mucha fuerza- el nuevo Servicio Nacional de Biodiversidad y Medio Ambiente, porque en Chile tenemos muchos parques, pero muchas veces los parques no están cuidados como corresponde. Y queremos que los parques estén bien cuidados: en primer lugar, para que sobrevivan y, en segundo lugar, para que los podamos disfrutar.
 
Yo no quisiera que nuestros nietos conocieran los arroyos cristalinos, los bosques ancestrales, solamente en los libros de historia. Y para eso tenemos que cuidar nuestro planeta, y ya estamos atrasados. Tenemos que recuperar el tiempo perdido.
 
Por eso les quiero contar sobre la iniciativa que iniciamos durante nuestro primer Gobierno, de plantar un árbol por cada chileno en las zonas urbanas, porque tenemos un tremendo déficit de árboles. Los árboles son amigos del hombre: nos dan sombra, nos protegen del viento, nos dan un lugar de esparcimiento, y tenemos que aprender también a cuidarlos. Hemos plantado ya más de 12 millones de árboles en zonas urbanas, y tenemos que completar nuestro compromiso de un árbol por cada chileno.
 
Y cuando lleguemos a los 17, X millones de chilenos, no termina la tarea, porque yo espero que sigan naciendo nuevos chilenos, y por cada uno de ellos vamos a ir plantando un árbol.
 
También tenemos un proyecto de llegar con los Parques Bicentenario a todas y cada una de las regiones de Chile, que cada región tenga su parque emblemático, su Parque Bicentenario, que es la mejor forma de celebrar los 200 años de vida.
 
Yo he tenido el privilegio, como Presidente, que me tocó celebrar el Bicentenario de la Declaración de Independencia, el año 2010, y ahora el Bicentenario de la consolidación de la Independencia, en la Batalla de Maipú, el año 2018. Y, por tanto, el concepto del Bicentenario es el regalo, el legado que queremos dejarles a las generaciones que vendrán.
 
Ustedes se acuerdan que para el Centenario, 1910, quedaron obras muy importantes: el Parque Forestal, el Museo de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional, y muchas cosas más. También, y esto me lo recordaban los ministros el año 2010, el año 1910 tuvimos tres Presidentes en Chile: el primero fue a Europa, se enfermó, llegó a Chile y se murió; el Vicepresidente fue al funeral del Presidente, también se “enfrió” y se murió;  y, finalmente, hubo que buscar un tercer Presidente, que fue Emiliano Figueroa. Y yo me acuerdo que los ministros me miraban con una mirada extraña, como queriendo que se repitiera la historia. Y yo les dije “por ningún motivo”.
 
Por eso, yo quería preguntarles a los niños, qué mejor que preguntarles a ustedes: ¿Qué está pasando con nuestra naturaleza? ¿Qué pueden hacer ustedes? ¿Qué nos pueden ustedes pedir o enseñar a nosotros sobre la mejor manera de proteger este hogar, el único hogar que tenemos? 
 
Les pregunto, ¿quién quiere decir algo?  Usted. ¿Cómo te llamas? Magdalena, qué lindo nombre. ¿Ha llorado usted, Magdalena?  Cuénteme.
 
Niña Magdalena:  Lo que más nos gusta es salir al huerto que tenemos en nuestro colegio y plantar cosas. Ahora vamos a hacer algo así, no ahora, sino en el colegio.
 
Presidente Piñera: ¿Y qué plantan?
 
Niña Magdalena: Perejil, tomates cherry, tomate, varias plantas.
 
Presidente Piñera: ¿Y albahaca?
 
Niña Magdalena: Sí, albahaca también.
 
Presidente Piñera: ¿Y ají?
 
Niña Magdalena: Creo.
 
Presidente Piñera: Muy bien.  ¿Quién más quiere contarnos?  Ya pues.  Se quedó dormido. Pero, oiga, yo lo entendí perfectamente bien.
 
¿Quién más quiere decir algo?  Ahí, ¿ve? Las niñitas son más… Por Dios.
 
Niña: En proyectos pasados también estábamos tratando de reducir las bolsas plásticas porque ya, como hay demasiadas, se demoran demasiado en desaparecer, y las personas no saben qué hacer con ellas y de repente las tiran al mar y muchos animales mueren por eso.
 
Presidente Piñera: Bueno, es una gran, gran iniciativa. Les quiero anticipar algo: estamos trabajando en un proyecto de ley para prohibir las bolsas plásticas en nuestro país. 
 
¿Saben por qué? Las bolsas plásticas no son biodegradables, se quedan por cientos y miles de años. Y leí un pronóstico que hacía un miembro del panel de expertos, que el año 2050, si seguimos como estamos, en los mares del mundo van a haber más bolsas plásticas que peces. Lo cual sería muy triste y lamentable.
 
Así que queremos volver a la vieja tradición de la bolsa renovable, reciclable, que uno llevaba al mercado y que la mantenía y la volvía a utilizar, y no esta cultura tan desechable, que todo se usa y se bota.  Así que estamos avanzando hacia la prohibición de las bolsas plásticas.  ¿No es así, ministra?
 
Ministra del Medio Ambiente:  Así es, Presidente.
 
Presidente Piñera: Bueno, oigan niños, siempre uno aprende con los niños. Cómo nos gustaría a todos volver a ser niños; no podemos físicamente, pero todos tenemos un niño adentro, que ojalá salga con más frecuencia, porque así el mundo sería mejor.
 
Pero hay otra cosa que quería contarles: no solamente están los problemas de Chile, hay un problema global, mundial, que se llama “el calentamiento global”.
 
Desde que se inició la Revolución Industrial hasta hoy día, la cantidad de gases de efecto invernadero -que son unos gases que se ponen en la atmósfera y que evitan que la reflexión de los rayos del Sol pueda salir de nuestra atmósfera y, por tanto, van produciendo un efecto invernadero- van calentando nuestra atmósfera. Y eso ha hecho que la temperatura en el mundo esté subiendo, subiendo la temperatura en la tierra, la temperatura del mar, por eso se están derritiendo los glaciares, por eso están subiendo los niveles de los mares.
 
Y ese fenómeno ha sido estudiando muy profundamente por el panel de expertos de Naciones Unidas, que ya ha hecho 7 informes, y en el último dice dos cosas categóricas: en primer lugar, la temperatura está creciendo a un ritmo tal que pone en peligro la sobrevivencia de la raza humana en este mundo; y, segundo, que la evidencia es apabullante de que el principal responsable de ese fenómeno, es el hombre y no es simplemente un ciclo de la naturaleza.
 
Por eso, hace un par de años se llegó -en París- a lo que fue el Acuerdo de París. Los dos países más contaminantes del mundo, que son Estados Unidos y China, no habían firmado el Protocolo de Kioto, pero sí firmaron el Acuerdo de París. Sin embargo, uno de ellos se retiró, y esperamos que vuelva.
 
Por eso el Acuerdo de París lo que busca es muy simple: el pronóstico era que la temperatura del mundo iba a subir 4 grados de aquí a fin de siglo. Eso es el Apocalipsis, porque con eso desaparece la mitad de las ciudades inundadas por el mar. Y lo que se propuso fue algo bastante humilde y modesto: que no subiera más de un grado y medio. Y por eso se llegaron a los Acuerdos de París, que son voluntarios, pero vinculantes.
 
Bueno, lamentablemente no se están cumpliendo como debieran y, por tanto, ni siquiera esa meta se está alcanzando.
 
Por eso Chile tomó un rol muy protagónico, firmó el Acuerdo de París, hizo compromisos, entre los cuales está una revolución en nuestra matriz energética, dejando atrás -en algún momento- los combustibles fósiles, que son muy contaminantes, carbón, petróleo y gas, y abrazando las energías limpias y renovables.
 
En eso Chile es un país maravilloso. 
 
Fuimos pobres en las energías del pasado, teníamos poco carbón, poco gas, poco petróleo, pero somos inmensamente ricos en las energías del futuro. El potencial de nuestros desiertos, con su inmensa radiación para producir energía solar, el potencial de nuestros volcanes, para producir geotermia, el potencial de nuestra costa, para usar la energía mareomotriz, el potencial de nuestro territorio para la energía del viento, es inmenso. Y eso va a significar un tremendo aporte a la disminución de los gases de efecto invernadero.
 
Y por esa razón estamos hoy día, no solamente con una especie de opción, no, se acabó la opción, hoy día tenemos la obligación de reaccionar. Y por eso, las sequías prolongadas que están matando de hambre a mucha gente, las inundaciones impresionantes; el otro día, en Australia la gente no podía caminar por los pavimentos o por los caminos de asfalto, porque el asfalto se derretía.  Y, simultáneamente, se congelaba el mar en la parte norte de Estados Unidos, cosa que nunca antes había ocurrido.
 
Mire, los fenómenos, las advertencias, las señales son muchas -los huracanes, en fin- y por eso, se nos acabó el tiempo del diagnóstico, se nos acabó el tiempo de la discusión y llegó el tiempo de la acción.
 
Y yo me alegró mucho que Chile esté jugando un rol protagónico en esta materia, y es una de las tareas que va a tener que impulsar con mucha fuerza, no solamente en nuestro trabajo aquí, dentro de Chile, sino que también nuestro aporte a que la comunidad mundial enfrente este fenómeno con sabiduría y con inteligencia, y no nos pase lo de la Torre de Babel. Y en ese terreno, el Ministerio del Medio Ambiente juega un rol fundamental.
 
Y, finalmente, yo quería decirles que esta discusión si es culpa de la naturaleza, si es un ciclo en que no tenemos nada qué hacer o es culpa del hombre, que ha estado presente, ya está zanjada: algunos dicen “qué lástima, somos nosotros los causantes de este mal”. Yo digo “qué bueno, porque si nosotros somos los causantes, nosotros podemos resolver el problema”. Si fuera un ciclo de la naturaleza, no tendríamos nada qué hacer.
 
Y por eso, yo confío mucho en que los niños no solamente van a estar primeros en la fila de nuestras prioridades, sino que van a ser los grandes campeones -y es una palabra que está en discusión en los últimos tiempos- de la protección de nuestro medio ambiente, de nuestra naturaleza y van a ser los grandes profesores para enseñar a sus padres y a sus abuelos de que tenemos que preocuparnos de esta Tierra, porque éste es el único hogar que tenemos en este mundo.
 
Muchas gracias.