Presidente Piñera asiste a la Sesión Plenaria de la VIII Cumbre de las Américas

14 ABR. 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, habla ante la Sesión Plenaria de la VIII Cumbre de las Américas. 

Muchas gracias:
 
Quiero saludar y felicitar al Presidente de Perú, y también a todo el equipo que ha realizado esta impecable Cumbre.
 
Quiero expresar mi mayor solidaridad con el pueblo ecuatoriano, por el cruel y cobarde asesinato de dos periodistas y un trabajador. 
 
Y quiero también expresar y condenar con toda la fuerza y claridad, el intento de utilizar, almacenar o producir armas químicas, que constituye, sin duda, un grave atentado a los derechos humanos y a la humanidad, y muy especialmente, cuando, como ocurrió en Siria, se utiliza para asesinar a su propio pueblo.
 
Debemos, sin duda, evitar una escalada de violencia que puede transformar el conflicto de Siria en un conflicto regional o incluso de mayor envergadura.
 
Y también quiero lamentar la incapacidad de la comunidad internacional, como lo ha demostrado la falta de acuerdo y consenso en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para implementar mecanismos eficaces que impidan la utilización de armas químicas contra seres humanos.
 
Señor Presidente:
 
Quiero plantear dos temas:
 
En primer lugar, nuestro Continente, América, es un Continente bendito por Dios.  Lo hemos tenido todo, un territorio grande, vasto, amplio; recursos naturales generosos; no hemos tenido las guerras que destruyeron a Europa el siglo pasado, ni los conflictos étnicos o religiosos que afectan a regiones como el Medio Oriente.
 
Y a pesar de ello, muchos de los países de América Latina no hemos sido capaces de aprovechar este potencial y derrotar el subdesarrollo y derrotar la pobreza.
 
Yo he asumido la Presidencia de Chile hace un mes, y la gran meta que tenemos es lograr que Chile -y ojalá muchos otros países de América Latina- logre, durante la próxima década, lo que no hemos logrado en nuestros casi 200 años de independencia: alcanzar el desarrollo, derrotar la pobreza y crear una sociedad de oportunidades.
 
Y para eso, y esto es común para muchos países de América Latina, ya no basta con los pilares antiguos, estabilidad democrática; economías libres, abiertas, integradas, competitivas; inclusión social.  Tenemos que construir los nuevos pilares, sin los cuales no tenemos ninguna oportunidad en esta sociedad del conocimiento y la información.  Como mejorar la calidad de la educación en forma significativa; como invertir más en ciencia y tecnología; impulsar la innovación y el emprendimiento; modernizar nuestros Estados; flexibilizar nuestras sociedades.  
 
En síntesis, desatar las fuerzas poderosas de la libertad, de la innovación, del emprendimiento, de la imaginación y de la creatividad.
 
Yo creo que América Latina está en deuda con ese tremendo potencial, y esta Cumbre puede ser un gran inicio para que recuperemos el tiempo perdido.
 
Quiero referirme también al tema que convoca esta Cumbre. 
 
Pienso que el narcotráfico, el populismo y la corrupción, son formidables enemigos de las libertades y de las democracias, y la calidad de vida de nuestros pueblos.  Y pienso que la mejor forma de combatir la corrupción es, en primer lugar, teniendo meridianamente clara la regla de oro: los que estamos en el servicio público, siempre debemos privilegiar el bien común sobre el bien particular, y el interés público sobre el interés privado.
 
Pero esta regla de oro tiene que ser eficaz, y la mejor forma de darle eficacia es a través de tres elementos fundamentales:
 
En primer lugar, la transparencia. Las personas se comportan  mejor cuando están bajo la luz del Sol que cuando están en la oscuridad de un túnel.  Y podemos hacer un esfuerzo para mejorar la transparencia,  para que los ciudadanos tengan el derecho a saber qué hacen sus autoridades que ellos eligen con sus votos y en qué se gastan los recursos que ellos financian con sus impuestos.
 
Segundo, tener reglas claras, objetivas, no discrecionales y lo más estables posibles, porque la discrecionalidad es una cuna de la corrupción.
 
Y tercero, modernizar nuestro Estado, para que sea un Estado cercano, con mayor participación y con un rostro más humano frente a nuestros ciudadanos.
 
Ahí tenemos antídotos poderosos contra la corrupción.
 
La transparencia activa, significa que las instituciones públicas publiquen toda la información relevante para la ciudadanía; y la transparencia pasiva, que los ciudadanos puedan solicitar a las autoridades públicas la información que estiman necesaria, salvo que ella comprometa la seguridad o valores fundamentales.
 
No hay mejor policía que el alumbrado público; no hay mejor desinfectante que la luz solar.
 
Ahí tenemos tres caminos poderosos para no solamente condenar, sino que luchar con eficacia contra este flagelo que es la corrupción.
 
Quiero terminar mis palabras sosteniendo con mucha claridad:
 
Venezuela no es solamente un problema para los venezolanos, es un problema para todos los que amamos, queremos y nos comprometemos con la democracia.
 
En Venezuela no hay democracia, no hay Estado de derecho, no hay respeto a los derechos humanos, no hay independencia de Poderes, hay presos políticos.  Y las elecciones que han sido llamadas en Venezuela, con partidos proscritos, con personalidades prohibidas de participar, no son elecciones legítimas.
 
Y, por tanto, el mensaje debe ser fuerte y claro a Venezuela:  queremos que se reencuentre con el camino de la democracia, las libertades, los derechos humanos, el Estado de derecho.  Y, además, le pedimos a Venezuela que reconozca la crisis humanitaria que está causando un sufrimiento y un dolor gigantesco, y que en cierta forma está condenando al hambre y a la muerte a muchos de sus integrantes.
 
Y, finalmente, al igual como dijo el Presidente Macri, las elecciones que han sido llamadas en Venezuela no son democráticas, no son transparentes, no cumplen con los estándares mínimos de una sociedad verdaderamente democrática y, por tanto, ningún país que de verdad quiera la democracia, en mi opinión, debiera reconocer esas elecciones.
 
Ojalá ayudemos al pueblo venezolano a recuperar lo que le pertenece: su libertad, su democracia, su progreso, su seguridad y su calidad de vida.
 
Muchas gracias señor Presidente.