S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza la ceremonia inaugural del Foro de Inversión de la Iniciativa Mano de la Mano de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
Muy buenos días a todas y todos los presentes.
Siendo aún madrugada en nuestra patria, en Chile, hoy día acá desde Roma quiero entregar un cordial saludo a todas y todos quienes nos acompañan, al director general de la FAO, QU Dongyu; a los presidentes, jefes de Estado, líderes presentes; a todos los representantes, embajadores de la FAO y de otros organismos multilaterales, y también, por cierto, y tremendamente importante, de la sociedad civil.
Muchas gracias por invitarnos a una reflexión colectiva e intercambio de ideas sobre un tema tan trascendental históricamente en la historia de la humanidad, como es la lucha contra el hambre, la malnutrición y, por cierto, la transformación de los sistemas alimentarios, junto con las transformaciones en el clima y también la tecnología. Quiero que sepan que desde Chile valoramos enormemente el compromiso de los países miembros de la FAO al asumir esta tarea y celebro el trabajo que ha tenido esta organización durante sus 80 años de vida.
La FAO ha logrado implementar iniciativas que no solo aseguran el acceso a alimentos, sino que fortalecen las capacidades agrícolas de los países, tal como veíamos en el video que dio inicio a esta conversación. En particular, en las comunidades más vulnerables, nos mostraban recién un ejemplo del Hand in Hand en Sudán del Sur, un país que durante mucho tiempo ha tenido muchos, muchos dolores, y es bueno saber que hay organismos multilaterales que están presentes para ayudar a superar esos dolores. También empoderan a mujeres y es bueno decir que las mujeres juegan un rol fundamental en la lucha contra el hambre y la malnutrición de los pueblos del mundo. Son quizás las principales protagonistas.
Permítanme, a propósito del nuevo logo de la FAO, que incluye los objetivos de desarrollo sustentable, conversaba con el canciller recién el objetivo número dos de los ODS, que es parar el hambre; quiero decirles que este pequeño símbolo que está acá no es algo que solo conozcan los líderes internacionales o quienes están interesados en el multilateralismo, quienes asistimos a este tipo de conferencias, que somos muy poquitos. Y les quiero compartir una anécdota que le conté al secretario general de la ONU, António Guterres, en la última Asamblea General. Hace poco, este año, estaba revisando los libros de colegio y las tareas que tenía mi hijastro, que tiene ocho años, y allí me encontré con que en sus libros de la escuela, en segundo básico, le estaban enseñando cómo se vinculaba lo que él estaba pasando en ese momento en la materia aprendiendo en el colegio con los objetivos de desarrollo sustentable del milenio. Un niño de ocho años, siete en ese entonces, un niño de siete años, que estaba aprendiendo lo que la comunidad internacional ha definido como prioritario para el 2030.
Yo digo esto porque, la verdad, me emocionó que en momentos en donde el multilateralismo es cuestionado, en donde hay algunos países en donde hay liderazgos que promueven salirse de la ONU o de los organismos multilaterales; los objetivos que hemos acordado como humanidad en espacios tan relevantes de diálogo entre diferentes naciones están siendo también aprendidos por las comunidades educativas.
Algunos dicen que eso es ideología, pero yo quiero defender desde esta plataforma que establecer como meta común de la humanidad terminar con el hambre en el mundo no es ideología. Es un mínimo común civilizatorio, el cual todos debiéramos compartir. Y por eso yo me alegro que sea parte de los currículos escolares de los niños, no solamente de Chile, sino del mundo.
Quiero destacar que esto ha significado progresos como la reducción del hambre en América Latina y el Caribe, y el impacto positivo de políticas integrales de resiliencia de los sistemas agroalimentarios. Y es que, cuando se implementan buenas políticas públicas, en especial cuando son de Estado, y no solo de gobierno, sino que tienen una perspectiva de largo plazo y se mantienen en el tiempo, dan resultados.
El informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo del 2025 reportó que cinco países de nuestra región, América Latina, ya no figuran en el mapa del hambre. Estos países son Chile, que tengo el honor de representar, Costa Rica, Guyana, Uruguay, que está aquí su Ministro de Agricultura; y Brasil, que había caído hace poco en la lista del hambre, y hoy día con las políticas que ha impulsado el Presidente Lula ha dejado de estar en esta situación, por lo cual me gustaría, por cierto, felicitar a la República Federativa de Brasil por este tremendo logro.
Ustedes bien saben que la FAO nace en 1945 como una iniciativa del Presidente Roosevelt en 1943 para garantizar el derecho de todos los seres humanos a una alimentación adecuada y nutritiva en un periodo que era especialmente difícil para parte importante de la humanidad. Porque recordemos que la Segunda Guerra Mundial no fue solo en Europa, también en África, también en Asia, y en todo el mundo se vivieron sus efectos.
A pesar, sin embargo, del trabajo de los organismos internacionales, de las organizaciones de la sociedad civil y del trabajo propio de los Estados, vemos cómo en pleno siglo XXI, 2025, persisten situaciones de hambruna que ponen en riesgo a millones de personas en el mundo, en especial a niños y niñas. El video que nos mostraban nos hablaba de 673 millones de personas en el mundo que pasan hambre. 673 millones de personas que se van a dormir con el estómago apretado, con dolor, con pena, con desesperación. Imaginen a esas madres, la desesperación que deben sentir por no ser capaces, madres o padres, de dar de comer lo que necesitan sus hijos. Esto no son solo números, cada una de esas historias es desgarradora.
Y no importa si eso está sucediendo en cualquier lugar del mundo. En un lugar remoto de la India o en un sector rural de Centroamérica. En un inmigrante en Europa o en una víctima de la guerra en Siria o en Palestina. Por sobre todo somos seres humanos, independiente del lugar donde hayamos nacido, y ese dolor del otro debiera ser capaz de conmovernos y por lo tanto actuar en consecuencia. Y creo que la FAO justamente actúa en esa dirección.
Las consecuencias de la crisis climática, la pobreza, la desigualdad, la dolorosa situación humanitaria que se está viviendo en Gaza, en donde por cierto celebramos y nos esperanzamos con el acuerdo de paz que comienza a implementarse y desde Chile tenemos toda la esperanza de que esto va a terminar con la tragedia y la masacre. Pero también el hambre que viven millones de personas en Haití, un país que fue el primero en declarar la independencia en América Latina. Haití, que fue el primer país en donde se levantó el grito contra la esclavitud. Hoy día es un país en donde se está pasando hambre.
El hambre que viven miles de personas en Sudán nos obliga a generar nuevas estrategias para garantizar el derecho a la alimentación en todo el mundo. Y desgraciadamente, también hay que decirlo, a volver a levantar la voz fuerte para que el hambre no sea nunca más una estrategia de guerra como lo ha sido en el genocidio que se estuvo cometiendo en Gaza por parte del gobierno del señor Netanyahu. Y creo que es importante decirlo porque cuando veíamos a esos niños con las guatitas hinchadas de hambre producto de la desnutrición estábamos viendo al final del día la deshumanización que no podemos tolerar nunca más que el hambre sea utilizada como arma de guerra.
En este sentido también vemos cómo los efectos de las guerras traspasan los países y las fronteras. En febrero del 2022 Rusia invadió a Ucrania. Uno de los efectos secundarios de esa invasión y quizás muchos de ustedes en sus países los vivieron, fue el que los alimentos, el precio de los alimentos, subiera en muchos de nuestros países, incluido Chile. En que hubiera escasez de fertilizantes y en que a una familia de escasos recursos le costara más llevar a la mesa una alimentación saludable producto de una decisión que se había tomado en el otro lado del mundo.
El mundo está inevitablemente interconectado y por eso es importante defender que las soluciones también son multilaterales. En este sentido resulta imperativo acelerar la innovación científica y tecnológica, incorporar a los jóvenes y atraer mayor inversión, que son los tres pilares del Foro Mundial de la Alimentación que hoy nos convoca, para enfrentar los desafíos de sostenibilidad, resiliencia y nutrición que apremian a todos. Y me parece muy destacable la iniciativa Mano a Mano, a la cual nos hemos sumado este año, no solamente con una declaración de voluntad o la firma en un papel, sino con una pequeña región, una pequeña comuna empobrecida del norte chico de nuestra patria en Chile que se llama La Higuera en donde hemos invertido un millón de dólares para poder desarrollar esta iniciativa y a través de tecnología geoespacial mejorar las capacidades productivas de los sectores rurales de La Higuera en la región de Coquimbo cuna, por cierto, de Gabriela Mistral, de quien también este año se conmemoran 80 años desde que ganó el Premio Nobel de Literatura.
Chile comparte los principios de Mano a Mano y estamos plenamente dispuestos a colaborar activamente con la FAO y otros actores que permitan potenciar nuestra producción agrícola y mejorar la producción alimentaria.
Creemos firmemente y esto sí es una declaración de principios, que creo se hace particularmente valiosa en estos tiempos, en el multilateralismo, en la cooperación internacional para enfrentar los desafíos actuales y confiamos en que la alianza entre países puede contribuir significativamente al bienestar de nuestras comunidades rurales. En tiempos en donde el multilateralismo se cuestiona, en donde se alzan voces que defienden la voz del más fuerte por sobre los países que presentan un subdesarrollo económico o quienes no tienen las mismas capacidades, nosotros defendemos el derecho internacional, el respeto irrestricto a los derechos humanos y el diálogo entre naciones como la manera de enfrentar nuestros conflictos y desafíos.
Nuestro país ha sido testigo directo del trabajo de la FAO porque además somos sede regional de la FAO en América Latina y hemos visto cómo su asistencia técnica puede lograr avances en la productividad silvoagropecuaria, pesquera, acuícola, en la reducción de la pobreza rural y la malnutrición. Además, en conjunto con la FAO, hemos fortalecido nuestra política de compras públicas para pequeños agricultores, estrategias de adaptación e innovación rural y con el plan invierno para la resiliencia climática que este año favoreció a más de 200 mil personas a lo largo de nuestro territorio nacional en Chile.
En Chile la alimentación es una política de Estado que va más allá de un gobierno u otro. El director general de la FAO recordaba cuando estuvimos conversando al presidente Sebastián Piñera, fallecido trágicamente en un accidente hace un poco más de un año, y también a la Presidenta Bachelet, a la ex Presidenta Bachelet. Y es que independiente de los signos políticos de los cuales vengamos, entendemos que la alimentación de nuestro pueblo es una tarea que tiene que tener continuidad en el tiempo y por eso en Chile, insisto, la asumimos como política de Estado. Y sabemos que la fortaleza de nuestro sistema alimentario es fundamental para la seguridad alimentaria del pueblo de Chile y también para mantener uno de los principios que le ha dado éxito a nuestro país, como es la apertura al mundo en materia exportadora con una red de tratados de libre comercio amplia con parte importante de las regiones del mundo y en donde defendemos una autonomía estratégica en donde no se necesita optar entre una potencia u otra, sino que queremos ser de todos amigos.
Y por eso nos alegra ver cuando las cerezas chilenas llegan a China, cuando las uvas chilenas llegan a Estados Unidos o cuando el salmón chileno llega a Europa. Y queremos también expandirnos a otras áreas, como Indonesia, como África y estamos trabajando en esa dirección. Los vinos chilenos son famosos en todo el mundo. También lo son los frutos secos, entre otros de los productos que exportamos con orgullo. El foco de nuestro trabajo en esta materia ha estado en la equidad, en el acceso equitativo y el uso de la tierra y agua con énfasis en mujeres y jóvenes rurales, porque queremos que los jóvenes, si así lo decidan, se puedan quedar en el campo y que no haya un exilio forzado a las nuevas generaciones que quieren hacer de la vida rural su futuro. En innovaciones para la resiliencia y productividad, en el resguardo del patrimonio fitosanitario de nuestros países y en la nueva apertura de rutas comerciales. Han habido avances en la modernización de los instrumentos de fomento en la agricultura familiar e indígena, un apoyo a las ferias libres, que son la manera concreta en que los productos alimentarios llegan a la mesa de nuestro pueblo.
Amigas y amigos, así como lo hemos hecho en Chile, ningún país puede enfrentar los desafíos en materia alimentaria de manera aislada. Necesitamos seguir colaborando, necesitamos seguir haciendo alianzas y ampliando nuestras redes de solidaridad.
Insisto que ante la grave situación que viven millones de personas en el mundo, 673 millones de personas en el mundo que están pasando hambre hoy, necesitamos entender como un imperativo ético el reforzar el valor de la cooperación global y la importancia de aprovechar las oportunidades tecnológicas y de innovación que tenemos hoy, tal como lo hace en la práctica la iniciativa Mano a Mano.
En nombre de Chile, les reitero nuestro apoyo a la FAO y a todos quienes trabajan en la construcción de un futuro libre del hambre. Hoy renovamos nuestro compromiso, para acercarnos a un mundo donde todas y todas, sin excepción, tengamos una alimentación adecuada, una vida digna y podamos irnos a dormir tranquilos en las noches.
Muchísimas gracias a todos y a todas.
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Roma, Italia, 14 de octubre de 2025
S.E. la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, Firma de Proyecto de Ley que crea la Región de Ñuble.