S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, presenta la 53° Sapru House Lecture titulada “Side by Side on the Global South” en el Indian Council of World Affairs
S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, presenta la 53° Sapru House Lecture titulada “Side by Side on the Global South” en el Indian Council of World Affairs (ICWA).
Muy buenas tardes a todas y todos los presentes.
Muchísimas gracias por vuestra cálida acogida en este histórico lugar que, según me contaba su directora, es el primer centro de estudios internacionales, que data incluso de antes de la independencia de India del Imperio Británico en 1947.
Que en este lugar nos abran las puertas para dialogar y profundizar en la amistad de nuestros pueblos y, también, sobre la visión geopolítica que tiene Chile en estos tiempos convulsos es real un honor.
Estamos muy agradecidos de la invitación que nos hiciera el Primer Ministro Modi a realizar esta Visita de Estado que, como hemos mencionado en otras oportunidades, es la primera de un mandatario chileno en 16 años, siguiendo la senda de los presidentes Lagos y Bachelet.
Nos acompaña una amplia delegación de ministros, de parlamentarios, de empresarios, profesores, artistas, trabajadores y trabajadoras que son parte de la diversidad de Chile y dan cuenta de las tremendas oportunidades que tenemos de cooperación y colaboración entre Chile y la India.
En tres ciudades tendremos una extensa agenda de trabajo que busca profundizar esta relación bilateral en lo político, en lo económico, en lo social y, también, en lo cultural. Con el objetivo siempre presente, que no podemos perder de vista, que todo lo que hagamos en estos viajes es para favorecer, para mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos, no para solazarnos entre nosotros mismos.
Nuestro país, como recordaba el día de ayer el Primer Ministro Modi y hoy día el ministro de Comercio, acompañó a India en ese día histórico en que concretaron su independencia en 1947. Fue Juan Marín, quien estuvo presente como enviado especial del Gobierno de Chile y poco años después abrimos nuestra primera embajada en Nueva Delhi.
Este es un país multicolor, diverso, hoy día el más poblado del mundo, uno de los más extensos y el que hemos venido a encontrar para reconocer aquello que nos une y potencia nuestra relación.
Chile es un país mediano, ubicado al sur del mundo, pero estamos abiertos al mundo. Tenemos una firme convicción en que la amistad política y las alianzas estratégicas que van más allá de los presidentes de turno, sino como políticas de Estado y los lazos comerciales con una gran cantidad de países son garantía de que podremos ser protagonistas del futuro.
India, además, tiene la particularidad en Asia de ser la democracia más grande del mundo y se ha mantenido así desde su independencia.
Chile, por su parte, tiene una antigua tradición republicana interrumpida brutalmente en 1973 por oscuros 17 años, pero retomada en 1990, cuando recuperamos nuestra democracia y comenzamos nuestra apertura hacia el mundo.
Desde allí hemos trabajado incansablemente en reforzar sus cimientos y es esta una base que nos une y que se ha constituido en una política de Estado de largo plazo. La permanente búsqueda de la profundización y perfeccionamiento de la democracia siempre.
Como reflexionara Bhimrao Ramji Ambedkar, uno de los redactores de la Constitución de la India y defensor de los derechos humanos, el principio de una persona, un voto concede igualdad por política, pero no toca las desigualdades económicas y sociales. Contradicción que, en ese entonces, a principios de los años 50, pedía eliminar cuanto antes.
Este llamado fue formulado décadas atrás y sigue vigente. Nos guía la convicción de que nuestras democracias serán más plenas y más sólidas si logramos reducir las desigualdades y avanzamos en una mejor distribución de los beneficios del crecimiento.
En este empeño nos encontramos hoy día en India y en Chile, donde con diferentes magnitudes hemos logrado reducir de manera significativa la pobreza de nuestros países.
Sin embargo, algo ha cambiado y creo importante, como visión política, plantearlo aquí. Durante el siglo XX, uno y quizás desde el triunfo de los socialdemócratas alemanes en 1918 contra la Agrupación del Espartaco, donde se enfrentaron los que lideran por Frederick Ebert versus Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, se estableció en Europa Occidental un sistema que poco a poco fue avanzando y consolidándose, después de la Segunda Guerra Mundial, en una socialdemocracia que canalizó institucionalmente a través de democracias parlamentarias las necesidades de la población y, en particular, de los más desfavorecidos de ella.
Esto se planteó como una necesidad de justicia y, a la vez, como un camino distinto al de la revolución política, al de la revolución social que proponían desde la Rusia Soviética de 1917 en adelante.
El temor, muchas veces atávico, al comunismo implicó que en las sociedades occidentales se realizaran diferentes concesiones que quizás en otras circunstancias no se hubiesen hecho. Pero que no fue solamente algo propio de la Europa Occidental.
Recordemos, por ejemplo, la Alianza para el Progreso que después de la doctrina wilsoniana, a comienzos de siglo, propagada por Estados Unidos que decía “América para los americanos”, pero entendidos los americanos no como los habitantes de cada una de las naciones de América, sino meramente como los habitantes de Estados Unidos o sus élites dirigentes, cambió de manera significativa la manera de entender las relaciones internacionales.
Y si en un momento desde la intervención violenta en Guatemala a través de la United Fruit Company, pero de ahí con diferentes tipos de golpes de Estado en República Dominicana, Cuba y Nicaragua, incluso apoyando diferentes intervenciones en otros países, pasó a una política menos agresiva militarmente, pero que entendió que para evitar la revolución era necesario una mejor distribución del poder en la riqueza.
Eso fue, de alguna manera, la Alianza por el Progreso, que tuvo efectos muy significativos en Chile con, por ejemplo, la Reforma Agraria impulsada por el presidente Frei Montalva, durante la segunda mitad de los años 60.
Sin embargo, la Unión Soviética desapareció con todas las tragedias que conllevó su implementación, con muchas veces el desprecio que significaba la libertad y la independencia de otros pueblos por parte de la Unión Soviética.
Y no vengo aquí, por lo tanto, a defender ese tiempo de la Guerra Fría ni abanderarme, a mí no me gustan los muros, me gustan los puentes. Pero lo que quiero decir hoy día es que una vez caída la Unión Soviética y, por lo tanto, terminado el temor al comunismo, y cuando algunos proclamaban el fin de la historia, se generó en el mundo un nuevo proceso de acumulación de riqueza y de poder que, hasta el día de hoy, desde los sectores progresistas y desde las diferentes visiones de mundo, no hemos encontrado una solución clara para enfrentar.
Esto quizás llega a su epítome hace un par de meses en la asunción del nuevo Presidente de Estados Unidos, donde veíamos a los grandes multimillonarios del mundo de las Big Tech, Jeff Bezos, Larry Page, Sergey Brin, Elon Musk, Mark Zuckerberg, acompañando con una pleitesía de otros tiempos, a quien pareciera pretender ser un nuevo emperador.
¿Por qué menciono esto? Porque me parece importante que, desde países emergentes, con nuevos desafíos, pero desafíos globales, seamos capaces de repensar cómo los cambios tecnológicos inciden de manera significativa en cómo se desarrollan nuestras sociedades.
A fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, la Revolución Industrial revolucionó, valga la redundancia, la manera de producir. Y eso trajo consigo algo que fue muy importante, que fue la organización de los trabajadores, que se organizaban desde un lugar común, que era la fábrica. Pero hoy día son otros tiempos. El viejo sindicalismo del siglo XIX y del siglo XX ya no es posible en tiempos de globalización. Tenemos que pensarlo de una nueva manera.
Por eso me gustaría leerles un pequeño fragmento del nuevo libro del Premio Nobel Daron Acemoglu con Simon Johnson, que señala lo siguiente:
En la actualidad –y Chile e India no son la excepción– gran parte de la población mundial vive mejor que nuestros antepasados porque la ciudadanía y los trabajadores de las primeras sociedades industriales se organizaron, cuestionaron las decisiones de la élite sobre la tecnología y las condiciones laborales y forzaron la creación de nuevos mecanismos para repartir de forma más igualitaria los beneficios derivados de la innovación. Hoy en día necesitamos volver a hacer lo mismo.
La buena noticia es que disponemos de unas herramientas increíbles como la resonancia magnética, internet, las vacunas de ARNm, los robots industriales, chips con capacidad de procesamiento espectacular y una cantidad de datos gigantescos sobre muchas cosas que antes ni siquiera teníamos la posibilidad de medir.
Es muy posible utilizar todos estos inventos para resolver problemas reales, pero sólo si somos capaces de usar estas increíbles capacidades para ayudar a las personas. Sin embargo, pareciera que esa no es la dirección que está siguiendo el mundo en estos días.
A pesar de las lecciones que nos brinda la historia, el discurso dominante en la actualidad ha vuelto un enfoque sorprendentemente similar al que prevalecía en Gran Bretaña, hace 250 años atrás. Vivimos en unos tiempos profundamente elitistas y dominados por un ciego optimismo.
Las personas que toman grandes decisiones vuelven a hacer oídos sordos ante el sufrimiento que generan en nombre del progreso.
Y lo que quiero decir en esta conferencia es que el progreso nunca es un proceso automático. No es un camino inexorable definido, por el cual tenemos la obligación de transitar. Que no se me malentienda, que, por favor, no haya cuñas antojadizas respecto de eso. Queremos progreso, queremos crecimiento, pero queremos definir nuestro camino hacia el progreso y el crecimiento, y no que nos lo defina una pequeña y nueva oligarquía tecnológica.
Sólo puede surgir una nueva perspectiva sobre la tecnología mucho más inclusiva si también cambia la base del poder social. Esto exige sin duda, como se hizo en el siglo XIX o en tantos otros momentos, y por eso es importante leer y conocer la historia, la aparición de argumentos divergentes y de organizaciones que puedan dar cara al pensamiento dominante.
Por eso también debemos defender la democracia. Enfrentarse al enfoque actual y alejar el progreso tecnológico del control de una élite muy reducida puede que hoy sea más difícil que lo que fue en la Gran Bretaña del siglo XIX o en los Estados Unidos del siglo XX. Pero no por eso es menos trascendental y debemos hacer todos los esfuerzos para lograrlo.
Para ello el multilateralismo hoy día es la clave. El multilateralismo hoy día es nuestro camino. En Chile nos guía la convicción de que las democracias serán más sólidas y más plenas si es que logramos reducir las desigualdades y avanzamos en una mejor distribución de los beneficios del crecimiento, sin por ello dejarlo de lado. Ese es el empeño en el que nos encontramos en nuestro país y, por lo que he visto y estudiado, también el camino por el cual se encuentran en India.
Por eso quiero destacar la afinidad y las posiciones convergentes de India y Chile en muchísimos aspectos, en la importancia del comercio bilateral y multilateral, en la protección de las cadenas de suministro, en la promoción de inversiones, en la colaboración público-privada, en el fortalecimiento del multilateralismo y el valor que asignamos a la protección y a la defensa de la democracia y los derechos humanos.
Estas coincidencias, que no son poco en estos tiempos convulsos, nos han permitido mantener un vínculo sólido y estable a través de los años.
Chile ha definido a la India como una prioridad para su política exterior. Estar acá hoy día no es fruto del azar. Con nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Alberto Van Klaveren, y el equipo de la Cancillería que realiza una tremenda labor para que todo lo que está sucediendo alrededor de esta gira suceda, nos reunimos hace meses en La Moneda, el Palacio de Gobierno de Chile, para definir cuáles iban a ser las giras que íbamos a realizar durante nuestro Gobierno. Y definimos en conjunto que India era uno de los lugares fundamentales por todo el potencial que hoy día no estamos aprovechando al máximo y que, sin lugar a dudas, esta visita va a permitir potenciar con mucha fuerza.
Y es que el liderazgo de India en tecnología, en innovación, en energías renovables, en infraestructura digital es sumamente relevante para el desarrollo de nuestro país. Y nuestra visita, que también incluye el paso por Mumbai y Bangalore, nos permitirá robustecer nuestros lazos con India como una política y un esfuerzo de Estado que, no me cabe ninguna duda, se proyectará mucho más allá del Gobierno que tengo el honor de presidir.
En Chile los gobiernos duran 4 años, sin posibilidad de reelección inmediata. Desde mi perspectiva, es un tiempo escaso para poder desarrollar proyectos que vayan un poquito más de largo plazo. Pero no me cabe ninguna duda que quien me suceda, independiente del color político que tenga, le dará continuidad a la política exterior, porque si hay algo positivo, y que nos acompañen parlamentarios de diferentes sectores políticos hoy día así lo demuestra, es que en Chile hemos acordado tácitamente que la política exterior es una política de Estado. Por lo tanto, está ajena a las trincheras propias y a los dimes y diretes propios de la política cotidiana.
India es hoy nuestro séptimo socio comercial y no tengo ninguna duda que hay mucho potencial para seguir creciendo. Chile no quiere depender de un solo país. El mundo ha visto las dificultades que significan tener una dependencia demasiado grande de un solo país, como en el caso de Alemania con el gas ruso.
Por eso, el aumentar nuestro intercambio comercial con la India, que ya ha ido en aumento significativo, un 35% el último año respecto de 2023, es positivo y las exportaciones registraron un crecimiento de más de 71%, pero sigue siendo poco. Para todo el potencial que tenemos, sigue siendo poco.
Para avanzar y continuar esta senda de crecimiento es momento de profundizar nuestras relaciones económicas comerciales mediante la negociación de un Acuerdo de Asociación Económica Integral (CEPA, por sus siglas en inglés), que hemos acordado el día de ayer con el Primer Ministro Modi, con el ministro de Relaciones Exteriores y ratificado hoy día en la mañana con el ministro de Comercio de India. Donde además nos hemos puesto un plazo para poder lograrlo durante este año, con la buena voluntad de todas las partes.
Y es que Chile e India comparten principios que son importantes a nivel internacional. Terminada la Guerra Fría, ambos defendemos una autonomía estratégica, pero que no implica aislamiento, sino una diversidad de alianzas multilaterales con diferentes sectores.
Nosotros acabamos de abrir una embajada en Arabia Saudita; tuvimos recién un viaje a Emiratos Árabes Unidos; cerramos la actualización del tratado AMA con la Unión Europea; celebramos 20 años del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos; participamos activamente de las actividades e intercambio de la APEC. Y, además, tenemos una relación, diría yo, privilegiada también con China.
La India o el subcontinente indio es, sin lugar a dudas, uno de los países con los cuales queremos profundizar nuestra relación en este marco, en esta red que Chile tiene.
Y es que además compartimos un potencial de cooperación científico-tecnológica y una complementariedad económica que debemos ser capaces de aprovechar en la agroindustria, en la economía digital, en la industria cinematográfica, en los minerales críticos como el litio y el cobre.
Chile a través de sus estrategias nacionales de litio e hidrógeno verde busca contribuir a la agenda de descarbonización, compartiendo la visión de que la transición energética es, quizás, el desafío generacional más importante al cual nos enfrentamos como humanidad.
Estimadas y estimados:
Son tiempos de muchas turbulencias, son tiempos de amenazas, de aranceles unilaterales, son tiempos incluso de desconocimiento del derecho internacional y de la soberanía territorial de los países.
Un país mediano como el nuestro no busca alinearse con un liderazgo particular. No es que yo tenga una relación especial con el presidente Zelenski o con Mahmud Abbas. De lo que se trata es que para que Chile pueda hacerse respetar en el mundo, nuestra mejor herramienta es el derecho internacional. Y, por lo tanto, la condena del terrorismo, tanto como la condena a las agresiones unilaterales, son parte esencial de nuestra política exterior y sé que eso es algo que también compartimos con India.
La mañana del día de ayer, junto con el Primer Ministro Modi, conversamos sobre cómo responder a este clima cada vez más crispado. Y una de las respuestas es hacer cada vez más fuertes las redes de nuestros países, potenciar la amistad y el intercambio para abrir paso a una mayor diversidad en el orden mundial.
Habrá quienes legítimamente se pregunten en nuestros países de origen de qué sirven estas giras. Si es que acaso van a pasear, a sacarse fotos. Ustedes que nos acompañan hoy día podrán decir, con conocimiento de causa, que eso no es así. Que estamos trabajando por el bienestar de nuestros pueblos y porque en un lugar como Santa Bárbara o como el Valle del Mallarauco donde se cultivan diferentes frutos o los valles de Colchagua, podrá haber más trabajadores, con mejores sueldos, porque vamos a estar abriendo un mercado que antes no existía para Chile.
Eso son familias campesinas, agricultura familiar campesina que se va a ver beneficiada por la política exterior de Chile de largo plazo. Estamos hablando de los industriales, de la minería, donde de seguro vamos a poder mejorar nuestras prácticas para tener una mejor relación con nuestras comunidades. O la industria cinematográfica chilena que tiene tanto por crecer y que aprender de Bollywood.
Para qué decir los emprendimientos o los profesores que hoy día con mucho esfuerzo, desde la educación pública, desde la escuela Emilia Láscar o el Liceo N°1, marcan la diferencia, incentivando a sus estudiantes a incorporar diversas tecnologías en la sala de clases y que podrán compartir con la innovación que realizan acá, profesores y estudiantes, en India.
También nos interesa y compartimos la preocupación, como decía antes, por el respeto al medio ambiente. Ambas naciones hemos firmado el Acuerdo sobre Biodiversidad fuera de la Jurisdicción Nacional (BBNJ). Seguramente todos han visto esas grandes islas de plástico que surcan nuestros océanos y que contaminan y ponen en riesgo la biodiversidad, que finalmente termina afectando también a nuestras sociedades.
Chile se ha ofrecido como sede de la Secretaría General de la BBNJ y esperamos contar con el apoyo, también, de India.
Destaco también el protagonismo de India en promover la cooperación Sur-Sur y lo felicito por crear y liderar organizaciones de cooperación internacional como la Alianza Solar Internacional, la Coalición para la Infraestructura Resiliente ante Desastres y estamos trabajando para integrarnos activamente en ambas instancias multilaterales.
Hemos participado juntos en la cumbre del G20, las 20 mayores economías del mundo, de las cuales no somos parte, pero como Chile es valorado en el mundo, hemos sido invitados. El año pasado en la cumbre La Voz del Sur Global, organizada precisamente por India, y este año también seremos parte conjunta del encuentro de los BRICS.
Además, Chile ha sido un firme defensor de la necesaria reforma de la gobernanza tanto económica como política del sistema de Naciones Unidas. Ustedes recordarán, no presencialmente, porque me imagino que ninguno de los presentes había nacido en la época, pero por los estudios que han tenido, el fracaso de la Sociedad de las Naciones cuando Estados Unidos decide no unirse, pese a la voluntad de su Presidente, el Presidente Wilson, donde este fracasa por la imposibilidad de llegar a acuerdos y cuando Japón invade China y recibe la condena por parte de la Sociedad de las Naciones, su respuesta no fue retraerse de la invasión, sino retirarse de la Sociedad de las Naciones.
Suena conocido esta idea de retirarse de la ONU, como hoy día algunos sectores políticos pululan en algunas de nuestras sociedades. Para que no lleguemos a ese nivel de ineficacia se requieren reformas. Un Consejo de Seguridad que sea más integrador, donde un país con la potencia que tiene India o Brasil sean miembros permanentes y que no tenga derecho a veto.
En estos encuentros y coincidencias, India y Chile han reforzado su convicción de que ningún país, siquiera el más poderoso, puede enfrentar por si solo fenómenos como la crisis climática, las pandemias, la revolución digital o el crimen organizado transnacional.
Hemos visto con dolor, por ejemplo, las inundaciones de hace un par de meses en España, los brutales incendios en California, en Estados Unidos o lo que nos ha tocado a nosotros en Chile, también brutales incendios que han quemado miles de hectáreas o las inundaciones del invierno hace dos años. Para qué decir los terremotos acá cercanos de Myanmar o Tailandia.
Y es que, estimados y estimadas, nos necesitamos los unos a los otros. Necesitamos a las Naciones Unidas vivas. Necesitamos a la Organización Mundial de la Salud. Necesitamos que no retroceda la convicción que tenemos de que la ciencia salva vidas. En nuestro país, hay candidatos que incluso están negando la eficacia de las vacunas. En otros países tenemos brotes de sarampión que no habían existido hace años, producto justamente del negacionismo científico.
No podemos retroceder en los avances civilizatorios que hemos tenido durante estas décadas de trabajo conjunto. Y en eso, no me cabe ninguna duda, que con India vamos a estar juntos.
Quiero decirles además que, desde Chile, nos interesa su cultura. No solamente el yoga o el ayurveda que son quizás los más populares, sino el entender cómo las civilizaciones del Valle del Indo, que son quizás en conjunto con las chinas las más longevas que hoy día existen desde una perspectiva de continuidad, han logrado mantener sus tradiciones vivas y las incorporan en su cosmovisión del mundo, entendiendo de una manera holística la manera de relacionarse entre nosotros y no sólo desde la competencia o el materialismo.
Reitero mi agradecimiento por vuestra presencia el día de hoy, por la invitación y, a través de ustedes, extiendo el agradecimiento al Gobierno y al pueblo de la India que nos han brindado una calorosa acogida. Les confieso que me da un poco de vergüenza ver estos carteles gigantes, pero también lo agradezco de alguna manera.
Tengo profunda esperanza en el diálogo entre nuestros países, nuestras culturas y tengo profunda esperanza en el futuro. Soy de quienes se declaran porfiadamente optimistas y que creo que tenemos la posibilidad de encauzar estos cambios tecnológicos hacia un mayor bienestar para nuestros pueblos. Y que, desde el sur global, tenemos un potencial de cooperación y trabajo conjunto que puede ser decisivo en las próximas décadas.
Estamos aquí para impulsar ese potencial, para afiatar la hermandad entre nuestros pueblos, para aprender los unos de los otros y para trabajar juntos por un mundo mejor.
S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza la inauguración de las Fondas del Parque O’Higgins, junto al alcalde de Santiago, Mario Desbordes, autoridades nacionales, regionales y locales.
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Parque O'Higgins. Ingreso de prensa por calle Rondizzoni.martes, 16 de septiembre de 202520:45
S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza la inauguración de las Fondas del Parque O’Higgins, junto al alcalde de Santiago, Mario Desbordes, autoridades nacionales, regionales y locales.
S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, junto a la ministra de Minería, Aurora Williams, y el presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, recibe en audiencia al CEO de Anglo American, Duncan Wanblad.
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Palacio de La Monedamartes, 16 de septiembre de 202511:00
S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, junto a la ministra de Minería, Aurora Williams, y el presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, recibe en audiencia al CEO de Anglo American, Duncan Wanblad.