S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza ceremonia de reconocimiento a las y los dirigentes sociales.

23 AGO. 2024
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S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, junto a la ministra de la Secretaría General de Gobierno, Camila Vallejo, la subsecretaria de Gobierno, Nicole Cardoch, y al director de la División de Organizaciones Sociales, Ignacio Achurra, encabeza ceremonia de reconocimiento a las y los dirigentes sociales.  

Muy buenos días a todas y a todos, a todas las autoridades presentes, alcaldes y alcaldesas y, sobre todo, a las dirigentes y dirigentes sociales.
 
Es hermoso ver este teatro que, quizás hace muchos años, fue pensado sólo para algunos, hoy lleno de nuestro pueblo, lleno de la gente que se sacrifica día a día por sacar adelante a sus comunidades, por verlo abarrotado de quienes construyen Chile.
 
Quiero que nos tomemos un par de segundos de silencio y que cada uno piense en sus trayectorias, que piensen en cuánto han logrado, que piensen cuánto han trabajado. Repasen sus vidas y vean que, gracias a su trabajo, sus barrios, sus comunidades, las familias que habitan las diferentes comunas de nuestra patria, hoy están mejor y eso es gracias a ustedes. Siéntanse orgullosos y orgullosas del trabajo realizado hasta ahora.
 
Ustedes representan a más de 360 mil organizaciones que, a lo largo de todo Chile, trabajan y luchan por mejorar la calidad de vida de sus comunidades. En diferentes lugares de Chile me he encontrado con dirigentas y dirigentes sociales que durante años han luchado por cosas tan básicas como el acceso al agua, por el reconocimiento a las mujeres que cuidan, un trabajo invisibilizado durante demasiado tiempo.
 
Por recuperar los espacios públicos de la delincuencia y que la gente honesta, trabajadora, las familias, los niños, las niñas y las personas mayores se vuelvan a tomar nuestros barrios para hacer de aquellos espacios lugares de encuentro de la comunidad.
 
Por alcanzar el sueño de la casa propia, ¿cuántas dirigentas han luchado por el derecho a la vivienda digna?
 
Por el medio ambiente, para evitar que el beneficio de unos pocos redunde en el perjuicio de las grandes mayorías.
 
Por la equidad de género, tantas veces discriminadas las mujeres y las diversidades sexuales, por no pertenecer a una clase hegemónica.
 
Y por un sinfín de convicciones que nos empujan a mejorar nuestra patria.
 
Como Presidente de Chile, a ustedes, les agradezco por su incansable trabajo.
 
Muchísimas gracias, alcaldesa, Irací Hassler, por su saludo en representación también de todos los alcaldes aquí presentes, que bien mencionara la ministra Vallejo. Y a la señora Bernarda por sus palabras, que reflejan bien la difícil labor y la tarea que significa ser dirigenta social en Chile. Una pega que es difícil, una pega que es anónima, una pega que muchas veces es ingrata porque se tienen que enfrentar a las frustraciones de los mismos vecinos que a veces, producto de las dificultades del camino, concentran en ustedes la rabia por no poder alcanzar los logros por los cuales están peleando.
 
Ustedes, una y otra vez, se reponen y salen adelante, e independiente de los muchos portazos que seguramente han recibido terminan abriendo las puertas para que sus comunidades vivan mejor. Ustedes llenan de esperanza y le dan sentido a la pega que nosotros hacemos. Como Presidente de la República y todos nuestros ministros, subsecretarios, los alcaldes, somos sus empleados, a ustedes nos debemos, al pueblo de Chile que ustedes representan.
 
Son ustedes, vecinos, vecinas, dirigentes, dirigentas, y me atrevo a decir compañeros y compañeras, la fuerza que moviliza y transforma Chile porque sabemos, y la historia nos enseña, que a los sectores más desposeídos, a los más vulnerables nada les ha sido regalado. Ha sido a través de la movilización, a través de la organización que han logrado conseguir mejorar la calidad de vida de sus comunidades.
 
Y acá hay algo muy importante porque, como decía la ministra Vallejo, en tiempos donde el individualismo campea, ustedes han logrado algo que es fundamental, que la vida no termina en uno mismo. Por eso es importante el reconocimiento que hoy hemos hecho a tres personas que ya no están con nosotros.
 
Ana González de Recabarren, una mujer fuerte, noble, valiente, que tempranamente vio arrebatada, por una dictadura cruel, a sus seres más queridos y que, sin embargo, aquella pérdida de ni siquiera poder enterrar, de ni siquiera poder tener ese acto tan humano que es despedir a los seres queridos, se levantó y siguió luchando hasta el día de su muerte por justicia y verdad en Chile. Quiero decirle a su hija que nuestra generación, quizá es más joven en política, pero estamos conscientes que es gracias a la lucha de tu madre y de quienes partieron que hoy tenemos la oportunidad de estar acá.
 
También le agradezco a Raúl Basso, un hombre de Valdivia que seguramente muchos de ustedes no conocían, pero que luchó para decir con mucha fuerza que los territorios más alejados de Santiago, que las regiones también son Chile y era necesario reconocer la diversidad que existía en la Región de Los Ríos para poder constituir una fuerza que finalmente se terminó transformando en región. Desde acá vayan mis respetos a todos los dirigentes y dirigentas de regiones. Yo soy de Magallanes y me ha tocado ver, a lo largo y ancho de todo Chile, a dirigentes que se la juegan todos los días por sus comunidades.
 
También reconozco a Magdalena Fabbri, defensora de los derechos de la comunidad trans y de las disidencias sexogenéricas, quien con alegría, con convicción, desde la fortaleza y la dureza de su propia experiencia de haber vivido la discriminación, luchó para que otros no la vivieran, por avanzar en estas materias con especial preocupación por la niñez para que a nadie le quiten las alitas y puedan volar.
 
Cada uno de ellos, a quienes hemos reconocido hoy, representan lo mejor de nuestro pueblo, que se extiende a cada uno de ustedes.
 
A lo largo de la historia de nuestra patria son muchas personas las que han asumido la noble y difícil tarea de representar a sus vecinos y comunidades, de levantar agrupaciones donde antes no las había, de decirle al Estado y a toda la sociedad: Aquí estamos y merecemos los mismos derechos, merecemos el derecho a vivir en paz, el derecho a la igualdad, el derecho por sobre todo a tener una vida digna y sin importar dónde nacimos, sin importar la cantidad de plata que tengamos en nuestra billetera, poder aspirar a la felicidad digna que ustedes se merecen.
 
En democracia ustedes son fundamentales para nuestro trabajo y cuando no la hubo, ustedes fueron fundamentales para recuperarla. Hoy el Estado, desde las oficinas, no es capaz de ver los detalles que necesita cada uno de los barrios, cada una de las comunidades. Y, muchas veces, quienes tomamos como oficio la política y tenemos cargos de representación a nivel nacional, y debo decirlo, a veces la brújula no funciona bien. La política tiende a meterse en burbujas y entrar en peleas que muchas veces no representan las necesidades de la ciudadanía.
 
Noten ustedes más de 10 años ha costado ponerse de acuerdo en algo tan simple, tan obvio como poder mejorar las pensiones de los chilenos y chilenas. Hoy estamos impulsando una Reforma de Pensiones que de lograrse no va a ser un triunfo del Gobierno, es el reconocimiento a quienes han trabajado toda su vida, que se han descrestado toda su vida y, sin embargo, hoy no tienen una pensión digna para vivir.
 
Pienso en especial en las mujeres que han realizado el trabajo de cuidar, el trabajo de criar, el trabajo de dedicarse a los enfermos de la familia o a las personas mayores y que han sacrificado su propia individualidad, su propia autonomía para poder entregarla a otro que lo necesita. A esas mujeres las AFP les dicen que no trabajan, las AFP les dicen que tienen lagunas, que no han cotizado. Lo que nosotros decimos es que la sociedad entera tiene que tener una solidaridad y reconocer en ese trabajo de cuidados un trabajo que vale, que tiene un valor y que, por lo tanto, merece una pensión digna como la de todo trabajador.
 
Las políticas públicas no se pueden hacer solamente desde una élite. ¿Cómo se podría pensar en algún momento que se puede modificar, por ejemplo, un sistema de transporte público por quienes no andan en micro? ¿Cómo van a resolver los problemas del agua quienes jamás han tenido problema para acceder al agua? Un bien tan básico. ¿Cómo van a empatizar en la lucha por la vivienda quienes jamás han vivido de allegados?
 
Por eso es importante que, primero, en la política exista diversidad, que todos y todas podamos participar y no sea un patrimonio exclusivo de quienes provienen de una sola clase social. Ustedes, vecinos y vecinas, están haciendo política y nos demuestran día a día que la política puede ser una herramienta honesta, una herramienta transformadora, una herramienta para mejorar la vida de quienes nos rodean.
 
Quiero decirles que ustedes son el puente entre la institucionalidad y la gente de a pie, y que se merecen reconocimientos mayores a los que seguramente hasta hoy se les han otorgado. Estamos avanzando con visibilizarlos, pero, como bien decía la ministra Vallejo, la Ley de Participación Ciudadana, 20500, tiene que ser modernizada para que las decisiones que ustedes toman en sus barrios tengan mayor vinculación y obliguen a quienes estamos en política a cumplirles. La fiesta de la democracia no es solamente cada cuatro años cuando se eligen las autoridades.
 
Ayer, en Nueva Imperial, una dirigenta me decía que había visto a muchos candidatos, pero a pocos presidentes. Creo que es importante que los políticos, independiente del sector, estemos siempre en terreno, afinando el termómetro respecto de las necesidades de la gente.
 
Un gobierno progresista como el nuestro no puede ser, no puede tener sentido si no es con ustedes. Por eso, el despotismo ilustrado de antaño que decía: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, a mí, como Presidente de la República no me convoca, no me hace sentido, tenemos que trabajar para ustedes, pero con ustedes.
 
Tuve la oportunidad, en conjunto con varios compañeros y compañeras aquí presentes, de ser dirigente social en su momento. Venimos de las grandes movilizaciones del 2006, del 2011, luchando por una educación pública, una educación gratuita y una educación de calidad. En ese rol nos tocó vincularnos con muchísimos dirigentes y dirigentas sociales que también estaban luchando por un nuevo Chile, por un Chile más digno, un Chile más justo y nos hemos dado cuenta que el camino es pedregoso.
 
Lo que les quiero decir es que después de estos dos años y medio en el Gobierno no nos olvidamos de dónde venimos y tenemos la esperanza intacta en que podemos construir un Chile más justo, un Chile más igualitario, un Chile digno para todos y todas.
 
En cada región que he visitado siempre nos damos el tiempo de compartir y de escuchar a los dirigentes y dirigentas sociales, de recibir sus cartas, de atender sus demandas, sus angustias, sus frustraciones y también sus esperanzas. Nuestro Gobierno, a través de la División de Organizaciones Sociales (DOS), ha estado desarrollando una serie de acciones para apoyar y fortalecer este trabajo que hoy realizan. Algo tan básico como que puedan tener una sede digna para poder realizar sus actividades es para nosotros fundamental.
 
Hemos desarrollado también la nueva herramienta de orientación jurídica Comunidades Más Activas Es Más Justicia. Y es que estamos convencidos, como gobierno progresista, de que a la dirigencia social no hay que tratarla desde el clientelismo. No se trata de aparecer con prebendas para los periodos de elecciones ni con tratar de tener votos cautivos, sino de reconocerles la profunda experiencia y sabiduría que tienen ustedes respecto a las reales necesidades del pueblo que nosotros representamos.
 
Sabemos que tenemos mucho por avanzar, que el camino no ha sido fácil, porque es que nunca es fácil, pero si logramos trabajar en conjunto, si el Gobierno se permea de esta fuerza popular que hoy llena este teatro municipal y de seguro podría llenar todos los teatros a lo largo y ancho de Chile, no me cabe ninguna duda que podemos llegar más lejos.
 
Hace mucho tiempo, en las movilizaciones estudiantiles, vi un cartel pegado que me hizo mucho sentido, decía: “Vamos lento porque vamos lejos”. Y cuando reflexiono respecto de aquello pienso en todos los cambios que nos gustarían y a las dificultades que, a veces, tenemos para conseguirlos.
 
Hace poco salió un informe de un organismo internacional que nos decía que los chilenos quieren cambios, quieren transformaciones. Todos ustedes vivieron lo que fueron las grandes movilizaciones del 2019 y hay una pretensión, desde mi punto de vista, equivocada de tildar lo que sucedió en esa época solamente como actos de violencia delictual. Les quiero decir que, por cierto, la violencia es condenable, pero hay otra violencia que también es profunda, las desigualdades, la impunidad, la falta del ejercicio de derechos a quienes más lo merecen, que son los más desposeídos de nuestro pueblo. Y que las demandas que surgieron desde el Estallido Social siguen plenamente vigentes como el derecho a pensiones justas, como la importancia de la salud pública —por eso avanzamos, por ejemplo, en el Copago Cero—, como cómo el derecho a la vivienda —por eso el ministro Montes está encargado del Plan de Emergencia Habitacional— y que la política, independiente de las legítimas diferencias que tengamos en el día a día, no puede pretender esconder los problemas bajo la alfombra mediante interpretaciones antojadizas de lo que en Chile ha pasado. Eso puede ser pan para hoy, pero, sin lugar a duda, es hambre y descontento para mañana.
 
El descontento y el malestar en Chile existe y tenemos que hacernos cargo de él, no negarlo. Por eso, la política y quienes estamos en el Gobierno, quienes están en el Congreso tenemos que hacer un esfuerzo mayor por ponernos de acuerdo porque cuando nos demoramos 10 años en sacar, por ejemplo, la Ley de Adopción, una Ley de Garantías para la Niñez o una Reforma de Pensiones, finalmente, lo que significa es que la democracia se desvaloriza. Y la democracia, sabemos, tenemos que cuidarla y para cuidarla tenemos que cambiar, tenemos que cumplir.
 
Por eso recuerdo esa vieja canción que terminaba con una frase que es muy simple, pero que la adopto como propia para nuestro Gobierno, que decía: “… a cumplir, a cumplir, a cumplir”, de “Venceremos”.
 
Muchas gracias a todos y a todas. Un abrazo gigante, es un honor y un orgullo estar con ustedes acá.