Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de la conmemoración del aniversario N° 70 del Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH)

19 AGO. 2024
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S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de la conmemoración del aniversario N° 70 del Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH).

Muy buenas tardes a todas y todos los presentes, a los rectores y rectoras que hoy representan a las 30 universidades que conforman el CRUCH. Cuesta hablar después de la interpretación del profesor Orlandini, la verdad, no me imagino palabras que suenen mejor que lo que acaba de tocar el profesor Orlandini, que se fue, pero quería agradecerle, de verdad, muy hermosa esa interpretación. Uno se olvida que de la guitarra puede salir eso, a veces.
 
Saludo también a las comunidades universitarias que ustedes representan. Acá hay 30 rectores y rectoras, o prácticamente todos, entiendo que hay algunos que no pudieron estar por motivos de viaje, de agenda, pero la cantidad de personas, estudiantes, académicos, trabajadores y trabajadoras, familias también, historias que están representadas en la historia de cada una de sus universidades es tremenda.
 
Y qué decir respecto del reconocimiento que recibe hoy la presidenta Michelle Bachelet. Lo pienso porque creo que tiene un valor tan potente, porque es materialmente cierto lo que aquí se señala. Permítanme contarles una anécdota breve. Hace unos meses estuvimos en el Liceo Benjamín Franklin en Quinta Normal, un liceo técnico-profesional donde tuve la oportunidad de conversar con estudiantes en el patio, donde me contaban sus deseos, sus sueños, sus frustraciones también, sus demandas respecto a cómo mejorar el liceo. Y siempre que lo veo, se lo dije en el aniversario del Instituto Nacional, ministro, pero me imagino que estamos firmes en eso, en cumplir lo que nos comprometimos allí, pero nos juntábamos por otro motivo, se dio una instancia de conversión, nos juntábamos a conmemorar los diez años del PACE, el Programa de Acceso a la Educación Superior.
 
Y ahí intervino Catalina Salazar, una joven que estudió en el Liceo Polivalente de María Pinto, del Liceo Polivalente de María Pinto gracias al PACE entró a la USACH, en la USACH pudo estudiar historia y geografía donde sin el PACE seguramente no habría podido estudiar ni tener el desempeño que tuvo. Y hoy ella hace clases, orgullosa, en el Liceo de María Pinto. No se imaginan lo hermoso y significativo de la experiencia que ella contaba y cómo le había cambiado no la vida solamente en términos de trayectoria personal, sino también cómo el ejercicio de su vocación le estaba cambiando y el reflejo de su experiencia le estaba cambiando la vida también a muchos estudiantes que no se imaginaban antes la posibilidad de realizar su propia vocación, porque estudiaban en un liceo de María Pinto.
 
Entonces, quiero destacar esto porque la experiencia del PACE —ahí me acuerdo del profesor Gil, a quien también rendimos merecido homenaje en su momento— es muy transformadora no solamente para la persona, hoy muchas cosas se evalúan desde la percepción exclusivamente individual, que no es poco importante, pero no es lo único importante. Y la transformación que significó el PACE, junto con otras políticas públicas que se implementaron en el gobierno de la presidenta Bachelet, creo que son muy significativas.
 
Permítanme poner otros dos ejemplos para ver cómo me ha tocado ver parte de la evolución de estas políticas en el breve periodo de tiempo. Los CFT estatales, se habla poco de los CFT estatales. Hay una cuestión en Chile que habría que analizarlo más detenidamente, pero una percepción de que solamente lo profesional, en los términos tradicionales de la palabra, es digno de reconocimiento y que lo técnico está en una suerte de segundo nivel. Y, también, producto de esta percepción, asociada también a… bueno, no me voy a ir de tesis en eso, pero tenemos un desequilibrio en Chile respecto a la cantidad de profesionales que egresan de universidades después de una promesa de lo que significa pasar por la universidad. Y eso tiene que ver con la masificación de la educación superior, los sistemas de financiamiento y un montón de temas muy complejos en esto y, por el otro lado, la valoración negativa o secundaria que se hace de lo técnico.
 
Presidenta, permítanme contarle que estuve en Porvenir, hace poco. Porvenir, en Tierra del Fuego, es una ciudad que en los últimos años había estado particularmente deprimida no solamente en el sentido económico de la palabra, sino en un sentido bien profundo, crisis de empleo, una situación muy dura con las salmoneras, una sensación de exclusión permanente en la Isla de Tierra del Fuego que compartimos con Argentina. En la parte chilena —que tenemos un territorio más o menos parecido— viven un poquito más de 10 mil personas; en la Argentina cerca de 200 mil. Sensación de aislamiento, de abandono.
 
Y le prometo, estas son percepciones subjetivas, pero sería bueno conversarlo con la gente de allá, el rector Maripani les podrá contar, que fui al Centro de Formación Técnica de Porvenir y el ambiente de la ciudad era distinto. Había más de 100 jóvenes que habían podido, de partida, quedarse a estudiar en Porvenir en carreras pertinentes al ecosistema de la región que, por lo tanto, no habían tenido que migrar a Punta Arenas o fuera de Punta Arenas, fuera de la Región de Magallanes y que le estaban dando un dinamismo a la región que antes no existía. Y, realmente, se notaba en sus palabras, se notaba en la alegría de esos jóvenes y yo, he visitado muchas veces Porvenir, lo vi a propósito de lo que estaba sucediendo en el CFT como una inyección de energía que fue muy cuestionada en la época, si no fue fácil crear los CFT estatales.
 
Estuvimos hace poquito en el Centro de Formación Técnica Estatal de San Antonio, primero una visita al puerto y después las carreras que se están enseñando pertinentes al desarrollo de una de las ciudades industriales más importantes que tenemos en Chile y, me atrevo a decir, en América Latina por el puerto. Y los chicos, los jóvenes y las jóvenes, estaban desarrollando capacidades que sabían, además, que iban a tener una retribución futura a través de los empleos que se estaban generando en la zona y se sentían tremendamente orgullosos de estar aportando también de alguna manera o sabiendo que iban a aportar al país. Era muy muy significativo.
 
Entonces, cuando veo que le entregan el premio, Presidenta, me imagino el impacto o cómo medir que un gobierno ha tenido éxito o no. Hay muchos indicadores que se pueden considerar en diferentes áreas, pero cómo le cambia para bien la vida a las personas, a personas de carne y hueso, me ha tocado verlo muy concretamente. El ejemplo que usted pone de la gratuidad, nosotros tuvimos diferencias en su momento respecto al cómo implementar la gratuidad desde otras veredas, pero independiente de esas diferencias, es un hecho que le ha cambiado la vida para bien a mucha gente.
 
Al final de eso se trata la política, de que, con políticas públicas serias, responsables y de largo plazo, llegando a acuerdos con quienes piensan distinto, mejorarles la calidad de vida a quienes habitan nuestra patria. Y no perder de vista aquello, es muy fácil en la política perder de vista justamente a quienes tenemos el deber de representar. En el caso del PACE son más de 450 mil jóvenes a los que se ha beneficiado con eso. Al final es un legado de una educación más equitativa, más inclusiva y creo que eso es tremendamente positivo.
 
Pienso en que quienes fuimos parte del movimiento social por la educación y hoy nos toca estar en la vereda del gobierno, podemos ver la importancia de distinguir entre las posiciones que uno tiene desde cuando uno es dirigente de un movimiento social particular y las responsabilidades que uno tiene que asumir cuando tiene a su cargo la Presidencia de la República o cargos de representación que van más allá de un tema particular. Creo que es importante que ese tránsito de dirigentes sociales o de personas preocupadas de un área en particular al bien común, lo evaluemos en función del resultado de las políticas públicas. Y creo que a eso contribuye justamente este premio.
 
Ahora, sobre el CRUCH. Ustedes saben que la Universidad de Chile se crea en 1842, con don Manuel Bulnes que tuvo la visión de establecer soberanía en la Región de Magallanes, con el hoy conocido Fuerte Bulnes y, además, fundar la Universidad de Chile. Con eso se dio inicio a la historia de la educación superior en nuestro país, siempre hay una discusión, recuerdo, con el profesor Miguel Orellana y la profesora Sofía Correa también sobre la Universidad Real de San Felipe si es que continuidad o no, pero más allá de eso, republicanamente en 1842. Y cuando se inaugura la Universidad de Chile en este famoso discurso de Andrés Bello, él señala que “es la base de todo sólido progreso y el cimiento indispensable de las instituciones republicanas”. Son esos ideales sobre los cuales se funda el CRUCH, casi un siglo después, el 14 de agosto de 1954.
 
El rector Rodríguez nos invitaba a pensar cómo era el Chile de 1954 y se me vino una imagen a la cabeza, de un par de años después, una imagen, por cierto, construida a partir de la historia. 1957, en este mismo salón, velatorio de Gabriela Mistral, filas de chilenos y chilenas para rendirle un homenaje a Gabriela Mistral acá en la Casa Central de la Universidad de Chile. Muchos de ellos, y por qué lo digo, niños a pata pelada. Hay un libro que hizo la Universidad de Chile sobre ese momento que es muy icónico.
 
La presidenta Bachelet decía que ella era chica en ese momento, pero hay una cuestión que es importante que todos pensemos —el rector Peña lo ha mencionado un par de veces— es que ese recuerdo de estar a pata pelada es algo que, como prácticamente la mitad de la población era pobre, pervive en la memoria de las familias chilenas, está presente en la memoria de las familias chilenas. Por lo tanto, la transformación de Chile es parte de la experiencia vital de esas familias chilenas.
 
La educación superior ha acompañado y ha dinamizado mucho ese proceso, en la mayoría de los casos, yo diría, para bien, pero en algunos casos no tanto y eso es algo que tenemos que ir ajustando. Pero ahí la política tiene un desafío que es tremendo, entender cómo ha cambiado Chile, sin negarles la experiencia personal a quienes han vivido en carne propia ese cambio. Eso es algo que creo que, desde la política, tenemos que ajustar mejor.
 
Hoy no están esos niños a pata pelada, pero sigue habiendo pobreza, quizás, pobrezas de nuevo tipo; sigue habiendo mucha frustración; sigue existiendo un malestar; y sigue existiendo un ánimo de alcanzar acuerdos para mejorar esos problemas. El informe del PNUD “¿Por qué nos cuesta cambiar?”, hecho público la semana pasada habla un poquito de eso y la particularidad chilena —esto me lo decía la directora del PNUD— de que las élites desconfían de la ciudadanía porque creen que solamente hay respuestas fáciles a problemas complejos, sin embargo, lo que dice la investigación de ellos es que la ciudadanía es plenamente consciente. Me ha tocado verlo y conversarlo a lo largo de Chile, que hay muchos problemas que para solucionarse se demoran un tiempo y la gente está dispuesta a esperar ese tiempo, en la medida en que se vean espacios de consenso.
 
Creo que las universidades son lugares que pueden facilitar y propiciar esos debates para que la política, por su parte, llegue a esos consensos. Hoy, eso pareciera ser muy difícil, cuesta mucho, pero creo que espacios e instancias de encuentro como este entre rectores y rectoras, representando a comunidades universitarias, y también la política, por nuestra parte, pueden tener esa virtud. Generemos más de esos espacios.
 
Me acuerdo de la iniciativa “Tenemos que hablar de Chile” donde participaban la Universidad de Chile, la Universidad Católica y varias otras universidades, que fue súper ilustradora respecto a la desconexión entre la política dirigente y lo que estaba pasando la ciudadanía. La experiencia de los procesos constitucionales también habla un poco de eso.
 
Entonces, el rol de la educación superior, ese lugar donde todas las verdades se tocan, es muy complementario a la política, tal como lo demuestra, de alguna manera, el premio que se acaba de otorgar.
 
Ahora, desde entonces, 1950, desde la década de los 50, el CRUCH ha ido jugando un rol clave en el fortalecimiento de la educación superior del país en pos del desarrollo de Chile y el bienestar de sus habitantes. Es que, en la universidad, no sólo en ella, pero hay mucho en ella, donde el conocimiento se genera, se difunde, se debate y se transforma. Quizás, una de las más grandes revoluciones que ha vivido el ser humano es cuando se da cuenta que no sabe, admite que no sabe, y, además, admite que lo que sabe puede cambiar en función de nueva evidencia. Ese es justamente el rol que desempeña permanentemente la universidad, estar expandiendo las fronteras del conocimiento, pero asumiendo que no sabemos. Eso es algo que se puede dar en muy pocos lugares. Entonces, el rol es insustituible y el Estado tiene el deber de apoyar ese proceso.
 
Me parece importante destacar muy brevemente algunos de los hitos que han generado las universidades. La erradicación de la desnutrición infantil. La primera transmisión televisiva del país, ayer se cumplieron los 102 años de la primera transmisión radial desde la Casa Central de la Universidad de Chile donde los profesores Enrique Sazié y Arturo Salazar transmitieron desde aquí a la sede de El Mercurio, que quedaba en el centro en esa época, la primera transmisión radial. El primer trasplante de corazón. Las mediciones que sirvieron de base para descubrir que el Universo se encontraba en expansión, el profesor José Maza. Sólo por nombrar algunos de los hitos.
 
Y esto no es producto de la casualidad, no es que alguien tuvo, en algún momento, un punto de iluminación, sino que hubo una política para generar condiciones que permitieron aquello.
 
Creo que hay un axioma de la investigación en que, a diferencia de las lógicas del mercado, el éxito no está garantizado. Por lo tanto, no se puede solamente evaluar el rendimiento económico de lo que uno invierte a partir del éxito de una investigación determinada porque se trata de confirmar las hipótesis que uno tenga previamente, sino justamente de investigar, qué también significa descartar ciertas respuestas. Eso, a veces, en la vorágine presupuestaria y desde la discusión de los recursos no se entiende o cuesta que se entienda o se evalúa muy a corto plazo.
 
Estas son políticas de largo aliento. Por eso, me alegra contarles que, cumpliendo con lo comprometido a la Cuenta Pública del pasado 1° de junio, estamos lanzando, y ésta es la ocasión que hemos definido para anunciarlo definitivamente, el nuevo Fondo de Financiamiento Estructural de Investigación, Desarrollo e Innovación para las Universidades que consiste en recursos permanentes para que las universidades puedan desarrollar sus capacidades institucionales de investigación y que éstas permanezcan y no dependan de proyecto a proyecto.
 
Para que se hagan una idea, lo que estamos proyectando es de aquí a los próximos 10 años tener una inversión del orden de los 700 mil millones de pesos, aproximadamente, y eso va a ir cambiando, seguro, según las condiciones económicas del país, ojalá para mejor. Pero otorgar certidumbre y entender que la investigación es de largo plazo. Este es un compromiso que adquirí con las universidades y con el desarrollo de la ciencia, tecnología y la innovación en la Cuenta Pública que camina hacia duplicar la inversión pública en I+D y nuestra ministra Aisén Etcheverry está encargada de aquello.
 
Para estos efectos, que se sepa que estamos avanzando concretamente y no son palabras al viento, en el ejercicio presupuestario de este año se habilitó una glosa que permite, vía modificación presupuestaria, reorientar recursos hacia la implementación del Fondo Estructural, el que va a ir aumentando con recursos frescos progresivamente año a año, a través de la Ley de Presupuesto.
 
El conocimiento que se genera en Chile es muy valorado en el mundo. Me ha tocado estar en lugares del más alto nivel, por ejemplo, en CERN, en Ginebra, donde se está trabajando con ingenieras e ingenieros chilenos en un intercambio entre Chile y Suecia donde se están investigando temas de la más diversa índole, desde la crisis alimentaria hasta el envejecimiento del cerebro, en conjunto Chile-Suecia.
 
Entonces, las universidades ya están haciendo una pega y tenemos que apoyarlas más, el Estado tiene que apoyar más, sin los vaivenes propios del mercado, sino con una visión de largo plazo.
 
Este fondo va a operar en dos modalidades, Modalidad Frontera y Modalidad Territorial, para poder dar respuestas a los desafíos globales, nacionales y también a regionales. Además, esto nos va a permitir entregar recursos donde más se necesita para acelerar las capacidades científicas que reviertan la postergación que tan ingratamente han debido soportar algunas regiones.
 
Con esto, esperamos facilitar que las universidades regionales contribuyan más decididamente al desarrollo local, fortalezcan su condición de polos de desarrollo y contribuyan al proceso de descentralización.
 
Queremos potenciar el talento de Chile en todos los ámbitos. El talento está igualmente distribuido en la población y deber nuestro poder desarrollar ese talento, encontrarlo y desarrollarlo. Ahí, las universidades cumplen un rol fundamental. Piensen que de las 30 universidades que componen el Consejo de Rectores, 24 de ellas funcionan en regiones.
 
Estimadas y estimados, para nadie es novedad, como bien decían la rectora Devés y el rector Rodríguez en su discurso, que vivimos tiempos particularmente desafiantes para nuestro país y para la humanidad en general. Por eso, da mucho gusto cuando las universidades se hacen cargo de esos debates y fomentan ese intercambio.
 
Aprovecho de pasarles el dato, el viernes en el Campus Beauchef, en el auditorio Gorbea, va a haber un debate sobre inteligencia artificial con la vicepresidenta global de Open IA que son los que crearon en ChatGPT que, imagino, muchos deben tener instalado. Pienso en la Universidad de Concepción que está desarrollando el primer doctorado en América Latina en inteligencia artificial o lo que me tocó ver la Universidad de Antofagasta con las investigaciones que están haciendo respecto al litio o rol que cumple la Universidad de Magallanes a propósito del conocimiento antártico. En fin, uno podría dar ejemplos de cada una de las universidades.
 
Hace poco estuvimos visitando Vicuña Mackenna 20 con la rectora Devés, ese tremendo espacio para la cultura y el arte que va a tener la ciudad de Santiago y Chile a partir de esta tremenda inversión de la Universidad de Chile. La pega que ha realizado la editorial de la Universidad Diego Portales. En fin, hay un montón de buenos ejemplos de los cuales tenemos que estar orgullosos y a los que tenemos que apoyar más.
 
Para eso estamos acá. Por eso, creo que este premio tiene mucho sentido y confío en qué vamos a poder seguir trabajando juntos, más allá de las discusiones presupuestarias que siempre son agrestes, necesarias, pero agrestes, y que sigamos construyendo conocimiento para un Chile más justo, más equitativo para todos y todas.
 
Un abrazo muy grande. Muchas gracias.