Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa del aniversario 211 del Instituto Nacional

10 AGO. 2024
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S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa del aniversario 211 del Instituto Nacional.

Muy buenos días a todas y todos los presentes, a toda la comunidad educativa del Instituto Nacional, a las autoridades presentes y, sobre todo, a las y los estudiantes, a los asistentes de la educación, a los profesores y profesoras.
 
Cuando me invitaron al Instituto Nacional había quienes, desde una óptica conservadora o algo asustadiza, recomendaban no venir. Sin embargo, tengo la profunda convicción de que el fortalecimiento de la educación pública tiene que estar en la esencia de mi labor como Presidente y de este Gobierno. No nos olvidamos de dónde venimos y lo que hemos compartido a lo largo de estas décadas. Para mí, estar hoy con ustedes en la celebración de este aniversario n° 211 del Instituto Nacional, es un profundo orgullo.
 
Es un profundo orgullo y, de verdad, les digo más allá de toda formalidad, una alegría. Y escuchar el discurso que acabo de escuchar tanto la alcaldesa, pero principalmente del Centro de Estudiantes del Instituto Nacional, me llena de una esperanza que es tan necesaria en la pega que hoy realizamos. Les pido, chiquillos, que me den una copia de ese discurso y le pido, también, a mi equipo que lo difundamos porque creo que es una pieza inspiradora no sólo para la comunidad educativa del Instituto Nacional, sino para todos quienes hoy están en la educación pública de nuestro país.
 
Son dos siglos de educación pública. Cuesta hoy imaginar a José Miguel Carrera en 1813 tomando la decisión de fundar este colegio de excelencia para Chile, donde además se fundara la República que estaba naciendo, pero se instauraran desde un comienzo ciertos conceptos que ustedes han mencionado y que yo he notado, porque me parece que son claves para poder entender la trayectoria de este liceo.
 
Ejercitar la conciencia, la emancipación intelectual, el deber de transformar la realidad, integrando el amor en cada acción, con aprecio al docente y su labor son palabras y conceptos que ustedes han mencionado hoy y que creo que cruzan la historia del Instituto Nacional. Una historia que, como ustedes bien dicen, no es solamente para añorar glorias pasadas desde una perspectiva conservadora, sino para mirar esas glorias y esa trayectoria pensando en cómo adecuarse a la realidad del siglo XXI, donde los desafíos del cambio tecnológico imponen, sin lugar a dudas, una nueva realidad para la educación.
 
Pero para eso tenemos que comenzar por saldar las deudas que tenemos con el instituto y con la educación pública. Y a partir de las palabras de la alcaldesa, de la conversación que he tenido con la rectora y con el presidente del Instituto Nacional, y parte de la visita que he hecho a la infraestructura del liceo, puedo decir con mucha alegría, con mucho orgullo que estamos cumpliendo.
 
Quiero decirle a toda la comunidad del Instituto Nacional que entiendo y comprendo profundamente de dónde viene la desconfianza adquirida por tantas promesas incumplidas a lo largo de tanto tiempo. O por una mirada despectiva por parte de algunos hacia la educación pública y una suerte de intencionalidad o sacrificio político que se ha hecho propagandísticamente con algunos liceos y, en particular, con el Instituto Nacional.
 
No comparto esa lógica y el saber que aquí se forman estudiantes de todo Santiago, de diferentes clases sociales, sin una selección que discrimine por clase o ingreso y que mantenga y profundice la excelencia académica que lo ha caracterizado y además adecuándose a los nuevos tiempos, creo que es una tremenda noticia no solamente para el instituto, sino que para Chile.
Podríamos hablar de los buenos resultados que han obtenido en las últimas pruebas estandarizadas. Más de 130 estudiantes con más de 800 puntos en la última prueba, o la mejora que se hizo en el SIMCE de segundo medio respecto a Lenguaje, aunque veo que hay todavía muchos desafíos por cumplir en Matemática.
 
Eso lo tenemos que seguir mejorando, pero no es la esencia del corazón de la educación. Desde estas aulas se piensa Chile y me imagino que todos deben conocer la historia de los 17 expresidentes que pasaron por estas aulas, además del presidente Aylwin como docente. Cuando entré a estudiar a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile sentía una presión o como que te imponían una carga al hablarte permanentemente de los presidentes egresados de la facultad.
 
Obviamente, no todos los aquí presentes o no toda la comunidad educativa podrá ser Presidente de la República, pero, sin lugar a dudas, de acá tendremos una futura presidenta y eso es una tremenda alegría también.
 
Pero no es sólo la más alta responsabilidad de la nación la que debe enorgullecer la trayectoria del Instituto Nacional, sino también los miles de estudiantes quizás anónimos que uno puede encontrar, por ejemplo, en los cuentos de Alejandro Zambra, que también pasó por este instituto; o en la historia de tantos funcionarios públicos, artistas, pensadores que a lo largo de 211 años han construido la identidad de la patria.
 
Hoy, donde el Instituto Nacional es un crisol de encuentro de diferentes realidades, creo que estamos empezando a vivir una nueva época para la educación pública. En ese sentido, quiero destacar la labor que está haciendo la directora, la convicción que tiene en esto nuestro ministro de Educación, Nicolás Cataldo, nuestra alcaldesa Irací Hassler y, en particular, la difícil pega que cumple día a día también Rodrigo Rocco, que, para mí, Rodrigo, siempre ha sido un referente, presidente de la Fech el 97 y que, de alguna manera, inició el camino que después empezamos a recorrer. Pero lo ha hecho y se ha hecho esto en conjunto con ustedes.
 
Quiero destacar este texto que me acaban de pasar, el Compendio de Necesidades Educativas y Manifiesto Social de los estudiantes del Instituto Nacional, porque con el propósito de reflejar la integridad de la comunidad estudiantil del Instituto Nacional, este documento emana desde la profundidad de nuestra bicentenaria casa educativa en un momento histórico crucial. El presente da testimonio de las necesidades vigentes en nuestro instituto y, de manera amplia, en la educación pública de nuestro país.
 
Este documento, chicos y chicas, me lo tomo muy en serio porque, además, tiene la gracia de no estar solamente hablando desde la perspectiva de las necesidades individuales o particulares, sino que desde el Instituto Nacional se ve al país. Y que, en un pliego de demandas, ustedes incluyan una perspectiva abarcadora de las necesidades y realidades de la educación pública hoy, para mí, es tremendamente valioso.
 
Me lo tomo muy en serio, vamos a revisarlo en conjunto con nuestro ministro de Educación, con nuestra subsecretaria, con nuestros equipos para poder cumplir estas demandas, tal como estamos cumpliendo con la inversión que tanto tiempo había estado postergada de más de 850 millones de pesos para poder hacer la remodelación de las salas, de los baños, de la infraestructura que para algunos puede sonar algo baladí, pero se traduce en la dignidad cotidiana que ustedes merecen para que el proceso educativo sea en forma y el fondo que sus docentes les entregan día a día y que me imagino, ustedes con su perspicacia también, cuestionan y mejoran.
 
Quiero decirles que hoy el Instituto Nacional vive un momento importante en su desarrollo y me alegra estar haciéndolo desde aquí, desde el CEINA. Además, les confieso que don Mario Vega me entregó una carta hoy para que también trabajemos en la vinculación, mayor aún y con una perspectiva pública, del CEINA, junto con el instituto. La educación pública también me la tomo en serio, profesor.
 
Además, le anuncio, para quienes no lo sepan, que estamos trabajando en torno a la recuperación del estadio que el instituto tiene en la comuna de Vitacura y que se encontraba en desuso desde 2017. A fin de año este estadio, patrimonio del Instituto Nacional, retoma su funcionamiento.
 
Estimados y estimadas, estoy seguro que el Instituto Nacional será lo que ha sido en su historia, un lugar de transformación que, de alguna manera, adelante los cambios que necesariamente se tienen que vivir en nuestro país. Las instituciones, y en esto creo se equivocan los conservadores, y las mejores tradiciones de nuestra patria para ser conservadas en su esencia requieren también cambiar con los tiempos, y no solamente quedarse estáticas en pos de un pasado que se nos escapa como agua entre los dedos.
 
El futuro, por cierto, está aquí, es cada vez más veloz con el cambio tecnológico y la educación tiene el deber de adaptarse a estos nuevos tiempos. Una de las tareas que ha tenido el ministro Cataldo es justamente la actualización del Plan Curricular de la Educación en Chile, en conjunto con la participación de las comunidades educativas. Y el Instituto Nacional, los liceos históricos de Santiago, van a ser vanguardia en todas estas transformaciones. Con el espíritu que ustedes han demostrado hoy, no me cabe ninguna duda que vamos a tener éxito en la recuperación de la educación pública.
 
Les dejo un abrazo fraterno, un sentimiento de orgullo hacia la labor que están realizando y sepan que son ustedes, de verdad, una alegría para la nación entera.
 
Muchísimas gracias.