Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de la inauguración del Congreso Jóvenes Futuro 2024

1 AGO. 2024
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S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de la inauguración del Congreso Jóvenes Futuro 2024.

Muy buenos días a todas y a todos los presentes.
 
Es un gusto estar nuevamente en el Congreso del Futuro. Me gustaría también poder participar en alguna de las actividades que tengan más adelante para poder escucharlos a ustedes, que es justamente parte de lo más importante. A varios de nosotros nos pueden ver a veces por la televisión, por las redes sociales peleando, pero creo que es tremendamente importante escucharlos a ustedes.
 
Lo bueno de instancias como esta es que podemos juntarnos quienes pensamos distinto. Ayer con el senador Coloma estábamos peleando porque no quería poner en votación la Reforma de Pensiones. Sin embargo, hoy estamos juntos en la misma mesa, quedamos en que la vamos a votar el miércoles finalmente. Pero me alegro de que independiente de las diferencias, hay algo que nos tiene que unir para Chile que es el futuro.
 
Y es difícil porque cuando estamos, particularmente quienes estamos en esta mesa, que estamos en la trinchera política donde pareciera que tenemos tantas diferencias irreconciliables, es muy bonito ver que podemos sentarnos en la misma mesa a pensar juntos un país común.
 
Como decía Guido —que nació en 1961, yo nací en 1986 y soy el más joven de esta mesa, pero estoy por lejos de ser el más joven de esta sala; ustedes deben haber nacido el 2004 más o menos o 2007— el futuro necesariamente se construye entre generaciones. No podemos permitirnos prescindir de una generación. Mi generación, en algún momento, como todas las generaciones, mencionaba Guido 1968, todas las generaciones piensan en algún momento que están creando el mundo, pero la verdad es que todo lo que creamos es en función de lo que hicieron otros antes.
 
Me he preguntado en el último tiempo cuándo se inventó el futuro y estaba leyendo para tratar de tener perspectiva respecto del trabajo que hoy ejerzo, que la idea de futuro nace hace más o menos 10.000 años cuando el ser humano deja de moverse por las praderas, por los territorios siendo nómade y pasa a establecerse en un mismo lugar, lo que se llama la revolución de la agricultura. Y, por lo tanto, tiene que preocuparse de qué es lo que va a pasar mañana con su cosecha, con el clima, con la reproducción.
 
Pensar que hace 10.000 años se inventó el futuro, es una manera metafórica de decirlo, también nos hace tener perspectiva de dónde estamos hoy. Pero un poquito antes de eso, hay algo que decía Guido que me parece muy importante destacar respecto al momento en el que estamos, lo que hoy conocemos como Homo Sapiens superó o eliminó a la especie humana inmediatamente anterior, los Neandertales. En algún momento convivieron en el mundo diferentes especies humanas. Tal como hay diferentes especies de felinos, tal como hay diferentes especies de pingüinos, en algún momento hubo en el mundo diferentes especies humanas. Hoy hay una sola.
 
Estuvimos, como decía Aisén, recién en Emiratos Árabes Unidos y si tú vas a los Emiratos Árabes Unidos o vas a China, a Brasil o en Chile hablamos diferentes idiomas, tenemos diferentes culturas, pero nos podemos encontrar con algunos principios compartidos respecto de la humanidad. Y estamos ad portas de un cambio que va mucho más allá de la tecnología.
 
Un viejo profesor me decía que nuestra generación probablemente iba a alcanzar a ver el cambio más importante del que se tenga recuerdo y memoria en el sentido de la historia, que es justamente el cambio civilizatorio de especie, porque cómo estamos avanzando en la tecnología, una de las cosas hacia dónde podríamos evolucionar es, justamente, a la idea del “Homo Tecnologicus”, por decirlo de alguna manera.
 
¿Qué es lo que significa eso? ¿cuáles son los desafíos que eso tiene? Es importante preguntárnoslo hoy para que no nos pille desprevenidos, porque el futuro, como casi todo, tiene promesas, esperanzas y, también, amenazas.
 
Juan Antonio hacía referencia al WhatsApp. ¿Cuántos de ustedes, y me refiero, en particular, a esa parte del estrado, tienen teléfono con internet? Levanten la mano los que tienen teléfono con internet. ¿Hay alguien en esta sala que no tenga teléfono con internet? ¿Alguien? ¿Incluso arriba? ¿Nadie?
 
Hace 20 años, es relativamente poco, yo entré a la universidad, en 2004. Estuve en la universidad hasta 2009-2010 y durante todo ese tiempo la regla general es que no había internet en los teléfonos. Hace relativamente poco, recién se estaba inventando Wikipedia, creo que fue como el 2005. Facebook salió el 2005. Hoy nadie se imagina un teléfono sin internet.
 
Entonces, piensen hoy qué es lo que va a pasar en 5 o 10 años más qué tipo de tecnología vamos a tener a la mano. Pero ¿saben cuál es el problema? O el desafío más que el problema, que este teléfono lo inventó la mente humana y uno de los riesgos que tenemos, y por eso sirve este tipo de instancias, es que la mente humana se vaya domesticando por este teléfono o por sus diferentes evoluciones, porque vamos dejando de pensar, vamos abandonando el pensamiento crítico.
 
¿Cuántos de ustedes ocupan el Chat GPT? ¿lo ocupan o no? No tantos todavía, les aseguro que en un ratito más….Hoy yo le estaba preguntando al Chat GPT sobre unas cuestiones que tengo que hacer en la pega. ¿Qué hacer con la UDI? No me dio la respuesta adecuada. El Chat GPT no sabía, pero, bueno, así que le voy a preguntar al senador Coloma después qué hacemos.
 
Pero lo que les quiero decir y lo que les quiero transmitir es que, independiente de los avances en la tecnología y de cómo nos imaginemos el futuro, al final, siempre los más importante va a estar acá y, también, en la metáfora del corazón.
 
Hoy, una de las cosas que está en disputa en el mundo, desde hace mucho tiempo, y lo quiero maniqueizar, en el sentido de verlo en puntos dicotómicos, más allá de que, por cierto, tiene muchas complejidades, una de las cosas que está en disputa es si es que podemos sobrevivir individualmente y si cada uno, con su propio esfuerzo, se basta o si tenemos que actuar en colectivo para enfrentar los problemas que tenemos y, por lo tanto, tener más redes de solidaridad.
 
Acá no es el caso para decir cuál es la mejor o cuál es la peor, creo, en particular, en una en función de mi visión de izquierda progresista y es legítimo creer en otra que otras personas la podrán explicar mejor que yo; pensemos siempre la mejor versión del argumento contrario.
 
Pero lo que no podemos dejar de lado, independiente de las diferencias, es el pensamiento crítico. Los quiero invitar a ustedes, en particular a los jóvenes —yo todavía me siento joven, pero cada vez es más claro que no lo soy— a que eso no lo abandonen y que instancias como estas les sirvan para pensar y que se den el tiempo de parar.
 
Una de las cosas que decía el senador Coloma y que me parece es tremendamente cierta y que nos invita a la reflexión es el problema de la inmediatez, el quererlo todo ahora y lo más corto posible. ¿Cuándo fue la última vez que escucharon un disco entero? No solamente el último hit o single que sale en Spotify o el espacio en Tik Tok, un disco entero. Dense un tiempo, chiquillos, de sentarse y escuchar “Piano bar” de Charly García o el último disco de Cancamusa que estuvo de baterista de Los Bunkers en el último concierto o “Houses of the Holy” de Led Zeppelin y pensar.
 
Estamos demasiado apurados, los políticos por las elecciones; los jóvenes, y no sólo jóvenes, por las redes; los más viejos, quizás, por la muerte y no nos detenemos a pensar. Y para poder tener un futuro mejor necesitamos darnos esos espacios. Estamos demasiado apurados.
 
Permítanme contarles un poquito de política pública, más allá de estas reflexiones, porque desde el Gobierno estamos tratando de impulsar ciertas instancias institucionales que nos permitan llevar estas reflexiones a la práctica. Y no sólo desde el Gobierno, me atrevo a decir que desde el Estado en conjunto con la sociedad civil.
 
Una de las cosas que decía Guido, a propósito de la instancia del Congreso del Futuro, juntar a universidades, autoridades y sociedad civil a pensar Chile en el largo plazo, no 90 días, sino 20 años o 30 años.
 
Me acuerdo que en el Museo del Futuro uno de los objetivos era “pensar el mundo al 2071” decían y me preguntaba por qué al 2071, qué rara la fecha, y es porque Emiratos Árabes Unidos fue fundado en 1971, entonces debe ser para los 100 años.
 
Entonces, ¿qué estamos haciendo? El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Información destinó $550 millones el año pasado para avanzar en esta materia, lo que significó un incremento del 10% de gasto, pero todavía nos falta mucho. En Emiratos Árabes Unidos tenían un Ministerio de la Inteligencia Artificial. En Chile, hasta hace poco, no existía el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Tenemos que darle más fortaleza y la ministra Aisén Etcheverry está trabajando firme en esto.
 
Hoy, en Chile contamos con el primer Doctorado en Inteligencia Artificial de toda América Latina en la Universidad de Concepción, una universidad privada. En la educación técnico-profesional, el Ministerio de Ciencia, en conjunto con Chile Valora, están construyendo perfiles que puedan acreditar a personas con conocimiento en inteligencia artificial y que eso se valore en el trabajo en perfiles técnicos. En Chile hay una mal concepción respecto de que lo profesional es lo único que se valora y lo técnico es como de una categoría inferior y eso no tiene por qué ser así. Creo que este avance que se está haciendo en incorporar las nuevas tecnologías al reconocimiento curricular y la valoración de eso va a ayudar a reducir ese desequilibrio.
 
La ministra, hace poco, lideró un Congreso que terminó en la Declaración de Santiago con todos los países de América Latina y el Caribe para pensar, en conjunto, y también pensar en las regulaciones necesarias para la inteligencia artificial.
 
Una de las cosas que veíamos en este Museo del Futuro en Dubai era sala que parecía realmente ciencia ficción, donde había potes con hologramas de cientos de especies que en el futuro pronto, porque eso ya es posible, podían tener el ADN de cada una de esas especies para poder reproducirlas y hacer ensayos respecto de cómo la introducción de esas especies puede afectar en un determinado ecosistema. Imagínense lo que significa eso, lo que se puede ocupar para bien o para mal.
 
Leí una columna en el New York Times de anteayer donde se decía que, a partir de la inteligencia artificial, hoy se podría fabricar un virus —esto no lo estoy diciendo yo, sino un columnista del New York Times— del orden de los US$ 500 mil que inoculara de una enfermedad a cientos de miles de personas. Entonces, hay riesgos y tenemos que ser capaces de enfrentarlos en conjunto, tenemos que darle una regulación a esto para que vaya en el bien de la humanidad y nuestro ecosistema.
 
Por cierto, esto es tremendamente importante, miren dónde estamos. Sientan un poquito este lugar, este es el ex Congreso de la República porque esta era la sede hasta 1973. En este lugar, durante aproximadamente 220 años, desde que se fundó el Congreso —este edificio es un poquito posterior a eso— se ha deliberado respecto del futuro de la patria y hoy ustedes van a estar deliberando respecto, también, al futuro de la patria. Siéntanse con esa responsabilidad, están, de alguna manera, construyendo la información que nos va a modelar y, ojalá, se la puedan transmitir a sus compañeros. Esto es democracia, eso es lo que les quiero decir, esto es democracia, esto es política.
 
En la política, durante mucho, en las últimas décadas en particular, ha habido una tendencia a minusvalorarla o despreciarla a propósito de ciertas acciones indeseables que han cometido algunos políticos. Si les pregunto hoy a muchos jóvenes, cosa que hacía cuando hacía clases de Educación Cívica en Magallanes, qué piensan de la política, me decían: “Mentiras, robos, promesas incumplidas”. Pero la política puede ser otra cosa, puede ser esto, deliberación en conjunto sobre un futuro mejor compartido.
 
Ese es el Congreso del Futuro de los niños, de los jóvenes y que interactúa entre generaciones en conjunto con todos nosotros. Son un orgullo para Chile, tomémonos todos eso en serio.
 
Un abrazo muy grande y muchas gracias.