S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza conmemoración del Día Internacional de las y los trabajadores.
Muchísimas gracias a todas y todos los presentes. Ayer, cuando estábamos revisando con mi equipo la agenda de lo que queda de semana, veíamos que hoy teníamos esta actividad a las 8 de la mañana el 1° de mayo. Y había algunas caras como diciendo “1° de mayo, 8 de la mañana” y una compañera me dice: “Acuérdate que para que esto suceda, hay equipos que llegan a las 6 de la mañana”.
Por eso quiero partir agradeciendo a todos los trabajadores y trabajadoras que están hoy acá y que, cotidianamente en Chile, están trabajando para hacer grande a nuestra patria.
Me permito compartir con una reflexión, a propósito de lo que también aquí se ha mencionado, el trágico, vil e inaceptable asesinato de tres carabineros en el sur. Estuve ayer también en Curanilahue en el funeral de uno de ellos, un funeral duro y desgarrador con la familia y, además, de algo que es obvio que, en conjunto con las policías, el Gobierno y la Fiscalía estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para encontrar a los culpables y que respondan ante la justicia y la sociedad chilena. No me cabe ninguna duda que los vamos a encontrar, como lo hemos hecho anteriormente con otros criminales.
Quiero que sepan que este tipo de cosas inspira una reflexión que es más profunda. Sin seguridad no hay libertad y sin libertad no hay democracia y sin democracia no hay justicia. Y quiero un país que sea seguro, un país que sea libre, un país que sea democrático y un país que sea justo. Por eso, para nuestro Gobierno y, sobre todo, para nuestra sociedad, independiente de las legítimas diferencias políticas de la contingencia, hoy la seguridad es una prioridad, en sintonía con lo que es la principal preocupación de los ciudadanos y ciudadanas de nuestra patria.
Es por eso que estamos poniendo la plata donde ponemos las palabras, por eso se han fortalecido las policías, por eso se está invirtiendo en prevención, en recuperación de espacios públicos, en mayor cohesión social y, por cierto, en mano firme para la persecución del delito y que todos quienes cometan o atenten contra la seguridad del Estado, contra quienes nos cuidan, contra la convivencia respondan ante la justicia.
Esa es una convicción personal con la que me despierto y con la que me acuesto y que es compartida por todo nuestro Gobierno, y no quiero dejar ningún lugar a dudas respecto a aquello.
Podrá haber diferencias o debates sobre los proyectos de ley porque estamos pensando y trabajando para cuestiones permanentes y las cuestiones permanentes tienen que legislarse con urgencia, pero no en caliente. Creo que el Parlamento en los últimos acuerdos que ha tomado está adoptando, justamente, ese sentido de urgencia.
Hemos ya aprobado una cantidad inédita de leyes para fortalecer la institucionalidad de nuestro país en materia de seguridad del Estado que estaba atrasada. Hay que decirlo tal cual, estaba atrasada, y hoy nos estamos poniendo al día.
Sepan que no hay varitas mágicas, esto requiere trabajo, seriedad, mucho compromiso y convicción, con la seguridad no se improvisa. No se trata de quien grita más fuerte o quien propone la solución más estrambótica, sino que seamos serios, consistentes y coherentes.
Decía hace poco una persona que se dedica a temas de seguridad que a la delincuencia no le importan tanto las palabras, las esdrújulas que se ocupen en el debate público, lo que le complica y a lo que se enfrenta con más dificultas es con un Estado que sea coherente en el tiempo. Y eso es, tengo la convicción, lo que estamos construyendo y en dónde tenemos que seguir avanzando.
Entrando en el tema que hoy nos convoca, estamos conmemorando el Día Internacional de las y los Trabajadores en el Hospital del Trabajador y lo hacemos porque son precisamente las y los trabajadores quienes día a día, con vocación, con profesionalismo y con dedicación hacen grande a Chile.
Y cuando hablamos de trabajadores y trabajadoras pensemos en todos quienes efectivamente realizan un trabajo. Tradicionalmente hemos visto a los trabajadores y trabajadoras como quien recibe una remuneración, pero en los últimos años ha quedado en evidencia que en el mundo y, particularmente, en nuestra patria hay un trabajo que ha sido largamente invisibilizado y que es un trabajo sobre el cual se sostienen los pilares de la sociedad, el trabajo de cuidados, el trabajo que realizan principalmente las mujeres donde tenemos que avanzar también en mayor corresponsabilidad de crianza, de cuidado de los enfermos, de atención a las personas mayores. Un trabajo que muchas veces se hace al interior de la casa y que, por tanto, es invisibilizado, que no tiene una valorización como corresponde y que, también, es castigado al final de la vida porque esas personas no tienen la jubilación que merecen.
Hoy reconozcamos a todos los trabajadores y trabajadoras, pensemos en ellos porque ellos y ellas son quienes hacen grande a nuestra patria. El trabajo dignifica y tenemos que otorgarle al trabajo el valor que le corresponde, a todo tipo de trabajo.
Por eso, también, es tan significativa esta visita que estamos realizando acá, como ya es tradición, en el Hospital del Trabajador, en conjunto con la ACHS, porque también el trabajo genera riesgo. Estuvimos recién con Esteban y con Jorge, dos jóvenes menores que yo incluso, que sufrieron accidentes de trayecto. Me decía la doctora que pongamos por favor atención, que hemos logrado como sociedad disminuir significativamente los accidentes en el lugar de trabajo, pero han aumentado muy significativamente también los accidentes de trayecto. Y que, por lo tanto, ahí tenemos que hacer campañas intersectoriales para poder justamente abordar este nuevo fenómeno.
Quiero aprovechar de felicitar a todos quienes trabajan en este lugar por la tremenda ampliación, las nuevas dependencias que tiene el hospital de primerísimo nivel por sobre los estándares exigidos y que, no me cabe ninguna duda, le da mucha mayor dignidad tanto a quienes trabajan en este lugar como quienes se atienden en este lugar. Una de las cosas que me decía la doctora es que acá llegan al mismo nivel de atención, no importa si alguien trabaja en bodega acarreando mercancía o es el gerente de la empresa, todos tienen el mismo derecho a una atención de primerísima calidad. Esa es la expectativa y en lo que tenemos que avanzar en toda materia de salud.
Muchas gracias, Paz, David, Ricardo y Jeannette por vuestras palabras anteriormente. Creo que, a diferencia de otros momentos, comparto todo lo que se ha dicho y me alegra porque significa que tenemos caminos en común y que, pese a diferencias, hay espacios grandes de convergencia donde tenemos que poner todo nuestro esfuerzo.
A lo largo de la historia, los trabajadores y trabajadoras y sus organizaciones han sido fundamentales en el avance en mayor justicia y equidad en nuestro país. La historia de los grandes sindicalistas como Luis Emilio Recabarren, Clotario Blest, Manuel Bustos, María Rozas, Moisés Labraña, Raúl de la Fuente, José Luis Di Giorgio y Tucapel Jiménez, por nombrar a algunos, es realmente inspiradora.
Y hoy lo vemos también en el empuje que los trabajadores y trabajadoras dieron para poder lograr la jornada laboral de 40 horas y el aumento de salario mínimo. Lo importante de aquello es que se logró —como decía la ministra—, en un diálogo tripartito donde también participaron los empleadores y el Gobierno, y se logró acuerdo en torno a aquello.
Leí hace poco una entrevista, de hace no tanto tiempo, a don Manuel Feliú —ustedes se acordarán de él— que fue presidente de la CPC entre 1986 y 1990 que decía, a propósito de las movilizaciones del 2019, que Chile necesitaba un gran pacto social y que él creía que los empresarios tenían que pagar parte del costo de ese gran pacto social. Lo tenemos que pagar entre todos, pero que los empresarios tenían que poner su parte.
Y pienso en la experiencia que tuvo don Manuel Feliú, en el “pacto de los Manueles”, por decirlo de alguna manera, en 1990 cuando, en medio de profundas desconfianzas, y donde resultaba improbable pensar que era posible llegar a acuerdos, Manuel Bustos y Manuel Feliú, por iniciativa del presidente Patricio Aylwin, representando a los trabajadores y a los empleadores, lograron un acuerdo que le hizo bien a Chile, que recibió críticas por lado y lado, pero que, a la larga, le hizo bien a Chile.
Hoy, los invito a que recuperemos la perspectiva de los Manueles y pensemos, justamente, en las cosas que nos unen por sobre las que nos dividen y logremos un acuerdo entre empleadores, trabajadores, sociedad civil y Gobierno poder mejorar la calidad de vida en nuestra patria, partiendo, por cierto, por la seguridad, tomando el desafío del crecimiento e incorporando las mejores condiciones laborales y la dignidad de la vida en todas sus etapas, incluida la vejez.
Este 1° de mayo estamos celebrando diferentes cosas, además de la conmemoración, en particular, que desde la semana pasada las y los trabajadores tienen una hora libre más a la semana y que vamos a llegar, paulatinamente, producto de la gradualidad acordada, a 40 horas de trabajo, el 2028.
Leía las diferentes reacciones, las polémicas que ha habido en las últimas semanas y me quedo con lo que decía un abogado que, a propósito de estos cambios, siempre surgen diferentes interpretaciones y debates, pero que, al final, las normas terminan asentándose y nos hacen bien.
¿Qué significa la reducción de la jornada laboral? Pensémoslo no solamente desde lo que implica en la relación trabajador-empresa, sino en lo que implica en la sociedad. Uno de los problemas que tenemos en Chile es que nos falta cohesión social y para que haya más cohesión social, se requiere tiempo. Reivindiquemos en la vida, en esta lógica que hay, muchas veces, de ultraproductividad —y no quiero desconocer la importancia de la productividad y tenemos que mejorarla en Chile, no estoy hablando de eso, para que no se caricaturice— también se tiene que poner, en el centro, el derecho de las personas a compartir, que no se vive para trabajar, se trabaja para vivir.
Y que, por lo tanto, tener una hora más a la semana para poder compartir, y, en un futuro próximo, 4 horas más a la semana para poder compartir con la familia, para poder salir al parque, para poder recuperar los espacios públicos, para contar un cuento, para poder jugar, compartir con los amigos, es tremendamente importante en el tipo de sociedad que construimos.
De eso se trata, no es solamente un debate económico, es la cohesión social que necesitamos para poder construir un mejor país, darnos tiempo para mirarnos a los ojos, no para estar todo el día avanzando la máxima velocidad que nos permita el auto o nuestros pies, pegados al celular para ver cómo vamos a cumplir más rápido la próxima tarea, sino detenernos un segundo. Y creo que las 40 horas tienen ese espíritu de fondo.
Desde el primer momento, en nuestro Gobierno nos hemos jugado por promover el trabajo decente para todos y todas. En la ENADE recién pasada, hablamos de cosas que son muy importantes y los medios destacaron algunas de ellas. Entre esas, está la importancia de la seguridad en la que creo que hoy todos concordamos y se están haciendo acciones concretas en la materia; la importancia del crecimiento y cómo nos revelamos, cómo nos tenemos que revelar frente a los pronósticos que nos invitan a conformarnos con un crecimiento mediocre en la próxima década.
Y hoy reafirmo lo que dije en ENADE, me revelo ante esos pronósticos que dicen que vamos a crecer solamente un 2% en la próxima década, estoy convencido que Chile puede más y vamos a partir demostrándolo este año. Pero ahí necesitamos la voluntad de todos y todas, que salgan las reformas en el Congreso para mejorar el Sistema de Permisos, que logremos sacar adelante el Pacto Fiscal que consta de más de 12 modificaciones a cuerpos legales, que mejoremos la productividad en la empresas siguiendo, por ejemplo, las recomendaciones de la Comisión Nacional de Productividad, entre tantas otras cosas.
Hablamos también, y causó mucho debate, de la importancia de las reformas políticas. Algo, sin lugar a duda, relevante. Pero creo que faltó, y por eso hoy es un momento importante para hacerlo, una preocupación y un debate sobre mejores condiciones laborales —lo decía el presidente de la CUT en declaraciones hace poco—, en mejor distribución de la riqueza, en que el crecimiento del que hablamos y contra cuyos pronósticos de statu quo nos revelamos, les llegue a todos y todas.
El Día del Trabajador hoy se trata de eso, de cómo las tremendas oportunidades que tiene Chile, y que no podemos dejar pasar, significan oportunidades para todas y todos los habitantes de nuestra Patria y no para unos pocos.
Creo, estimados y estimadas, que tenemos que seguir avanzando en la línea —como decía la ministra— de mayor seguridad laboral, de mayor equidad salarial, de seguir mejorando los lugares de trabajo para que sean libres de violencia y acoso, por eso la ratificación del convenio 190 de la OIT o la Ley Karin y seguir buscando los puntos de acuerdo. Cuesta, hay muchas desconfianzas, pero Chile nos exige mucho más.
Cuando voy a cualquier lugar de nuestro país y converso con gente común y corriente, de las cosas que más sacan aplausos es que para la gente, sabiendo que soy una persona de izquierda, lo que más tiene sentido es cuando digo que acá hay problemas que no tenemos pensarlos solamente desde el punto de vista de la pelea entre la izquierda, la derecha y el centro, sino que tenemos que pensarlo por Chile. Y eso es lo que para la mayoría de la gente tiene más sentido.
En materia laboral, en materia de crecimiento, en materia de pensiones pongamos a Chile por delante. Hemos tenido diferencias durante demasiado tiempo, pero no me cabe ninguna duda de que si ponemos a Chile por delante vamos a lograr acuerdos, pero el tiempo se agota. Y espero que durante mayo se vote, en general, la Reforma de Pensiones en la Comisión del Senado.
Nuestro compromiso, estimados y estimadas, es ambicioso, nos hemos puesto metas que son ambiciosas. No se trata de decir laudatoriamente qué hemos hecho, sino motivarlos a todos para que nos pongamos metas más ambiciosas aún; mejorar la vida de los trabajadores y trabajadoras, crear más y mejores empleos.
Hemos creado, hasta el momento, más de 460 mil puestos de trabajo y, mediante iniciativas como el Gabinete Pro Crecimiento y Empleo, esperamos que esta cifra siga creciendo. He puesto como meta que, en nuestros 4 años de Gobierno, hayamos creado, y esto pueda ser verificable, más de 700 mil nuevos empleos en nuestra patria y, además, que superemos el promedio de crecimiento de la última década que fue de entre 1,9% y 2,1% y que logremos que este sea el año del despegue para Chile, además de otras variables como contener la inflación en las metas del Banco Central, cumplir el objetivo del Plan de Emergencia Habitacional de construir 260 mil viviendas, entre otros desafíos.
Estamos por el crecimiento de Chile con trabajos más decentes, con una distribución más justa de la riqueza y, también, con el cuidado del medio ambiente. Crecimiento y justicia social van inherentemente de la mano.
Les reitero mi reconocimiento a la labor que cumplen cada uno de las y los trabajadores en nuestro país y cuenten con nosotros para seguir avanzando. Les deseo a quienes marchen hoy todo el éxito en la tradicional marcha del 1° de mayo.