S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, preside homenaje institucional al expresidente Sebastián Piñera Echenique en la sede del Congreso Nacional de Santiago

9 FEB. 2024
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S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, presidió homenaje institucional al expresidente Sebastián Piñera Echenique. Posteriormente, junto a los expresidentes de la República se realizó la última Guardia de Honor al expresidente Sebastián Piñera Echenique.
 
 

Señora Cecilia Morel, Magdalena, Cecilia, Sebastián y Cristóbal, sus hermanos Pablo y Magdalena, amigos y colaboradores de sus dos gobiernos, expresidenta Michelle Bachelet, expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, presidente del Senado, Juan Antonio Coloma, presidente de la Corte Suprema, Don Ricardo Blanco, chilenos y chilenas:
 
Hoy despedimos a un presidente de Chile como corresponde en la tradición republicana de nuestro Estado, de la cual tenemos buenos motivos para estar orgullosos. Despedimos a un político que, desde sus convicciones e ideas, sirvió con amor a la patria y trabajó tenazmente por verla crecer y progresar.
 
Ya llegará el momento de las evaluaciones históricas, de ponderar las luces y las sombras que tuvo, como todo hombre público, pero no es este el momento de aquello. Hoy estamos compartiendo nuestra conmoción por la partida trágica de un hombre, un padre, un esposo, un abuelo, una figura pública que fue protagonista de nuestra transición a la democracia y también de su consolidación como político, como empresario, como senador, presidente de partido y, sobre todo, como Presidente de la República en dos oportunidades, electo por el pueblo de Chile.
 
Como primer mandatario, el presidente Piñera tuvo que afrontar momentos dolorosos y complejos para el país. Se ha recordado desde esta tribuna y también en la opinión pública durante los últimos días, poco antes de asumir su primer mandato Chile se vio sacudido por el gran terremoto del 27 de febrero de 2010 y fue su tarea enfrentar la reconstrucción. La gesta épica del rescate de los mineros que muchos no creían posible fue, también, producto de su decisión y coraje. Y una emergencia aún mayor se vivió durante su segundo periodo como presidente teniendo que hacer frente a la pandemia mundial del Covid-19.
 
Todos estos desafíos, y muchos más, los enfrentó con liderazgo y con audacia; dos características muy notorias de su persona.
 
Sebastián Piñera Echenique fue un líder político que abrió camino a lo largo de toda su trayectoria a una derecha moderna, democrática, liberal, abierta al diálogo y a los acuerdos por el bien superior de Chile. En momentos de alta polarización política, tanto a nivel nacional como mundial, estos valores que representó Sebastián Piñera siguen siendo necesarios para que nuestro país y la región sigan creciendo de la mano de las herramientas de la democracia.
 
No lo conocí de cerca, teníamos una importante diferencia de edad, también formaciones e intereses distintos, pero me tocó compartir con él en su calidad de expresidente de la República y, en esta condición, reconozco y valoro que nunca, jamás se restó a brindar ayuda y consejo, a pesar de las públicas diferencias que hayamos tenido en el pasado.
 
Lo hizo, por ejemplo, a raíz de la conmemoración de los 50 años del golpe militar cuando tomó en sus manos el conseguir que su sector adhiriera a un amplio “nunca más”. No resultó, pero nunca olvidaré su esfuerzo y que estampara su firma en el Compromiso por la Democracia en conjunto con los expresidentes, Frei, Lagos y Bachelet.
 
Aprecio, también, su consejo y colaboración frente a diferentes tragedias que ha enfrentado nuestra patria en los últimos dos años como, por ejemplo, la que hoy enluta a la Región de Valparaíso. El lunes en la noche, como se ha hecho público, de hecho, habíamos conversado bien entrada la noche, telefónicamente, sobre esta tragedia y también sobre otras materias de contingencia, tanto nacional como internacional, y había puesto a disposición a sus colaboradores, a los que estaba organizando, para colaborar en la superación de esta tragedia y la reconstrucción, que no será fácil. Agradezco enormemente esa voluntad y tomo esa palabra que, no me cabe ninguna duda, será necesaria y le hará bien a Chile, en particular, a Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana.
 
Esto me permite afirmar que Sebastián Piñera fue un hombre que siempre puso a Chile por delante, que nunca se dejó llevar por el fanatismo ni el rencor. Todos quienes estamos en política debiéramos tomar nota de estas virtudes.
 
En estos días, algunos han recordado que fuimos adversarios políticos. Es cierto, él tuvo un estilo de ejercer la autoridad que no es el mío, defendió ideas diferentes a las de nuestro sector y tuvo una interpretación del estallido social del 2019 que fue diferente a la mía y actuó en ocasiones de una manera con la que discrepé, pero usando siempre, repito, siempre, los mecanismos de la democracia y la Constitución.
 
Como mencionara la expresidenta Bachelet, valoro particularmente que haya sido él quien haya solicitado el informe a la ONU respecto a las denuncias de las graves violaciones a los derechos humanos que se produjeron en ese periodo.
 
Como oposición, como ha sucedido otras veces en nuestra historia, en medio de la vorágine política, durante su gobierno las querellas y las recriminaciones fueron, en ocasiones, más allá de lo justo y razonable. Hemos aprendido de ello y todos debiéramos hacerlo.
 
Nada de esto, sin embargo, me permite valorar su contribución a la democratización de Chile o el respeto que corresponde a su condición de presidente electo democráticamente en dos ocasiones o el valor para enfrentar desafíos gigantescos como aquellos con los que lidia cotidianamente un Presidente de la República. Bien lo saben el presidente Frei, la presidenta Bachelet y el presidente Lagos.
 
Reconocer a Sebastián Piñera como ser humano, como político, como Presidente de la República no implica adherir a sus ideas. Y es que ya es hora compatriotas que nos acostumbremos a respetarnos en nuestras legítimas diferencias, a pactar treguas y acuerdos, a pesar de aspiraciones o historias que nos separen, a asumir los entendimientos no como el triunfo de uno sobre otros, no como la renuncia de unos en favor de otros, sino como el camino necesario para avanzar en un mundo complejo y lleno de incertidumbres, y, sobre todo, poniendo el bien superior de nuestra patria por delante de nuestras discrepancias.
 
Creo profundamente que en esta hora triste y dramática lo que Sebastián Piñera pediría a quienes hoy lo lloran no es que lo endiosen, sino que combatan siempre la comodidad y la inercia, y sigan su ejemplo sin inhibirse por las acusaciones que broten desde su propia retaguardia.
 
Y es que reivindicar el legado de Sebastián Piñera es reivindicar los acuerdos, abrazar el entendimiento, actuar con sentido de urgencia y pragmatismo frente a las necesidades de los chilenos y chilenas. Repito hoy lo que dije apenas supimos la noticia: Sebastián Piñera fue un demócrata desde la primera hora rechazando la continuidad de la dictadura en el plebiscito de 1988, algo de lo que, me consta, siempre se sintió profundamente orgulloso; fue uno de los forjadores de la transición con sus éxitos y dificultades; fue un líder resiliente que supo cambiar de guion cuando fue necesario, que encaró desafíos imprevistos y que rechazó sin complejos las tentaciones autoritarias, vinieran de dónde vinieran.
 
Como parlamentario fui opositor a Sebastián Piñera. No me arrepiento de ello porque así funcionan las democracias. Ocupar el sillón de O’Higgins, sin embargo, me ha permitido comprender y aquilatar mejor a Sebastián Piñera y, con ello, a todos los presidentes y presidenta que lo antecedieron.
 
Chilenos y chilenas, hoy, como Jefe de Estado, despido a un compatriota que desempeñó en dos oportunidades la más alta magistratura del país y lo cito: “Podemos pensar distinto y es bueno que así sea, pero, al mismo tiempo, tenemos que aprender a caminar y a construir juntos”, dijo el presidente Piñera y son palabras que los chilenos y chilenas debemos hacer nuestras con sincero patriotismo.
 
En estos momentos dolorosos para Chile, cuando, paralelamente, lloramos a los compatriotas que perdieron la vida en la catástrofe de la Región de Valparaíso, lo que, me consta, preocupaba al expresidente, que su perseverancia y energía nos sirvan de ejemplo para sobreponernos a la tragedia, honrando, de esta manera, nuestra tradición de país solidario y resiliente.
 
Querida Cecilia, estimados familiares y amigos, tengan mis respetos y el de todo el Gobierno y el Estado en esta hora final.
 
Presidente Sebastián Piñera Echenique, descanse en paz.