Presidente Piñera participa de la conmemoración del Día del Trabajador

1 MAY. 2019
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto al ministro del Trabajo y Previsión Social, Nicolás Monckeberg, participa de la conmemoración del Día Internacional del Trabajador.

Muy buenos días:
 
Señor presidente de a Asociación Chilena de Seguridad, señores Ministros, señoras y señores parlamentarios, señora presidenta de la CUT, señor presidente de la CPC; Claudio, Bianca, que fueron los trabajadores que compartieron su recuperación y su rehabilitación:
 
Para mí hoy es un día muy especial, porque hoy es el día de los 9 millones de trabajadoras y trabajadores chilenos, y también el día en que recordamos a los mártires de Chicago.
 
El trabajo es muy importante en nuestras vidas. Tiene muchas acepciones, pero las dos más importantes: primero, es la forma en que la inmensa mayoría de los chilenos nos ganamos la vida, y eso es muy importante, pero no se agotan eso, también el trabajo es la manera de realizarnos como personas, de integrarnos a la sociedad, de aportar a construir un Chile. Lo primero es una dimensión individual, familiar; la segunda es una dimensión social, nacional.
 
Y esto es muy importante, y por lo demás no es nada nuevo: está recogido en el libro del Génesis. En el libro del Génesis, primer libro del Antiguo Testamento se dice -o Dios nos dice-: “creced y multiplicaos, dominad la Tierra con vuestro trabajo y con vuestra inteligencia”. Es un mandato a participar del esfuerzo de la creación. Pero también en ese mismo libro dice: “te ganarás el pan con el sudor de tu frente”, que es la parte del trabajo que va asociada con la sobrevivencia.
 
Desde este punto de vista, el trabajo es mucho más que un bien que las personas necesitan para poder ganarse la vida, es un bien que la sociedad necesita entregarles a todos los trabajadores para que puedan realizarse en plenitud como personas.
 
Hay una historia que ilustra esta dicotomía, de un señor feudal que se acerca a caballo hacia la ciudad de Colonia, en los tiempos de la Edad Media, y se encuentra con 3 trabajadores que estaban picando piedras. Y les pregunta qué están haciendo. El primero contesta “picando piedra”; el segundo le dice “me estoy ganando la vida”; y el tercero, con los ojos iluminados, le dice “estoy construyendo la Catedral de Colonia”. Los tres aparentemente hacían lo mismo, pero hacían cosas muy distintas en el fondo: el primero picaba piedras; el segundo, al menos, entendía que lo hacía para ganarse la vida; y el tercero ilustraba la plenitud del trabajo, al plantear que estaba construyendo la Catedral de Colonia.
 
Todos nosotros, todos los trabajadores de Chile vamos a tener que picar muchas piedras durante nuestras vidas, pero ojalá nunca sintamos que nuestra labor se limita a picar piedras. Ojalá siempre comprendamos que estamos construyendo nuestra propia “Catedral de Colonia”.
 
Por eso es tan importante el trabajo, y yo quiero decir que en un mundo en que abundan las malas noticias, también es bueno destacar, reconocer y alegrarnos de las buenas noticias.
 
Acabamos de conocer las cifras que entregó el Ministerio del Trabajo, que son las cifras reales, no son encuestas, son las cifras reales, con nombre y apellido, que indican que en los últimos 12 meses la sociedad chilena fue capaz de crear 164 mil trabajos formales. Una de las cifras más altas en nuestra historia.
 
El Ministro recordaba que hace muy poco tiempo estábamos destruyendo trabajos y, por tanto, es legítimo alegrarse ahora que estamos creando 164 mil trabajos, la inmensa mayoría de ellos trabajos estables, con contrato, con protección civil y con protección social. De estos la gran mayoría fueron creados por las pequeñas y medianas empresas, la gran mayoría se crearon en regiones y la gran mayoría beneficiaron a mujeres.
 
Y además una cifra que pasó desapercibida, que la brecha salarial entre hombres y mujeres no solamente disminuyó, sino que alcanzó su nivel más bajo desde que se tienen registros de esta brecha salarial entre hombres y mujeres.
 
Y, además, pudimos apreciar que era una creación de trabajo inclusiva, porque la Ley de Inclusión ha permitido que muchos, que estaban alejados de ingresar al mundo del trabajo por algún tipo de discapacidad, hoy día están encontrando que las puertas empiezan a abrirse.
 
Y lo que destaca el presidente de la Asociación Chilena de Seguridad: estamos alcanzando los niveles más bajos, en nuestra historia, en materia seguridad laboral. Todavía queda mucho por avanzar, siempre queda mucho por avanzar, pero para avanzar con más fe, con más confianza, es bueno mirar hacia atrás y ver que vamos en la dirección correcta.
 
De hecho, con ocasión del accidente de la mina San José, que atrapó en las entrañas de la Tierra a 33 mineros, se hizo una profunda reforma al sistema de seguridad en el trabajo en nuestro país, que está rindiendo frutos.
 
Pero, además, yo quiero también enfatizar con mucha fuerza que todavía queda mucho camino por recorrer para lograr esa meta, de que Chile trate a sus trabajadores como queremos que nos traten a nosotros mismos.
 
Por eso estamos avanzando con mucha fuerza en establecer el derecho a la Sala Cuna Universal. El Ministro del Trabajo mencionaba que en Chile tenemos derecho a la sala cuna, pero restringido a una minoría de mujeres. El proyecto Sala Cuna Universal lo que busca es ampliar ese derecho a todas las mujeres trabajadoras chilenas.
 
También estamos avanzando en el Estatuto Laboral de los Jóvenes, porque hay un aspecto muy fundamental en esto: además de ser trabajadores, somos personas, somos ciudadanos, somos padres, somos hijos, somos hermanos y, por tanto, el trabajo no es el fin de nuestros días, es un medio para poder vivir nuestras vidas. Y por eso es tan importante hacer un esfuerzo grande por compatibilizar mejor el mundo del trabajo con el mundo de la familia, con el mundo de los estudios, con el mundo de la recreación, la cultura, el deporte, los amigos y muchos temas más.
 
A eso apunta el Estatuto Laboral de los Jóvenes: a facilitarles compatibilizar el mundo del trabajo con el mundo de los estudios, porque la legislación actual lo hace extraordinariamente difícil.
 
Lo mismo el proyecto de ley que busca fomentar y proyectar el Teletrabajo o el Trabajo a Distancia. En el siglo XIX existía el concepto de la fábrica: todos teníamos que desplazarnos a la misma hora, a un mismo lugar, la fábrica, porque el proceso productivo requería que estuviéramos todos en el mismo lugar; la línea de producción. Ese mundo es el mundo del pasado.
 
Hoy día, las tecnologías modernas permiten mucha mayor libertad de trabajo. Y, por eso, tenemos que facilitar el trabajo a distancia, el trabajo desde el hogar, el trabajo usando los medios de tecnología moderna. Y a eso apunta el proyecto de Ley de Teletrabajo o Trabajo a Distancia, que va a ser especialmente relevante para los jóvenes, para las mujeres y para los adultos mayores.
 
Otro proyecto en el cual estamos trabajando intensamente es modernizar nuestro sistema de capacitación. Nuestro sistema de capacitación está totalmente obsoleto. Sabemos que gastamos mucho dinero, más de 300 millones de dólares, pero también sabemos que todos los estudios indican que no tiene prácticamente ningún impacto, ni en mejorar la productividad de los salarios, ni en mejorar la empleabilidad, es decir, la capacidad de encontrar empleos.
 
Y, por tanto, ahí ha llegado el tiempo -hace mucho tiempo- de hacer cirugía mayor en el sistema de capacitación, para que realmente cumpla su objetivo de preparar a los trabajadores, hacer crecer a los trabajadores, entregarles más herramientas y más instrumentos.
 
Vemos, además, que el mundo moderno ha desarrollado una capacidad muy grande de destruir empleos, pero también una enorme capacidad para crear empleos. Hace mucho tiempo que nos advierten que la mitad de los empleos que tenemos en Chile no van a existir en algunos años o décadas más, pero no basta con tener ese diagnóstico, también hay que preocuparse de decir, bueno ¿cuáles son los empleos que se van a destruir? Y ¿dónde podemos construir los nuevos empleos?
 
Porque al final lo dijo el Ministro, Chile tiene que decidir de qué lado quiere estar en esta revolución tecnológica: del lado donde se destruyen los empleos, o del lado dónde se crean los empleos; del lado donde se destruyen los viejos empleos, o del lado donde se crean los nuevos empleos.
 
Ustedes están viendo a mis espaldas una fotografía que reflejaba el mundo del trabajo, pero no el mundo de trabajo que viene, estos no van a ser los trabajos del futuro. Probablemente mucha de la tecnología, la robótica va a reemplazar este tipo de trabajos y va a crear otros trabajos nuevos, y Chile tiene que empezar a prepararse para ese mundo que viene y no seguir anclado en una realidad que ya dejó de existir.
 
Yo vengo llegando de una gira por China y por Corea del Sur, donde logramos cosas muy significativas. En primer lugar, ampliamos los horizontes para que Chile pueda exportar más productos chilenos, trabajo chileno, inteligencia chilena, tecnología chilena a dos mercados gigantescos como el de China y Corea del Sur.
 
China es la segunda economía del mundo y el primer socio comercial chileno; Corea del Sur es la onceava economía del mundo y el quinto socio comercial chileno. Si juntamos los dos, ahí está un porcentaje muy importante de nuestro comercio y, en consecuencia, también un porcentaje muy importante de nuestras oportunidades.
 
Pero, además de ampliar los mercados para los productos chilenos, en algunos casos con nuevos tratados de libre comercio, con modernización de tratados de libre comercio, también se hizo un esfuerzo muy grande por lograr atraer más inversiones a nuestro país, en dos países que son gigantes en materia de inversión y creación de oportunidades. Y, tal vez, lo más importante es que son dos países que están a la cabeza en el liderazgo en materia de revolución tecnológica, sociedad del conocimiento y la información.
 
Tuve la oportunidad de estar en Shenzhen, que es una ciudad que no existía hace 30 años, era una caleta de pescadores; hoy día es la capital de China, y muchos creen del mundo, en materia de ciencia, tecnología, innovación, etc. El 80% de los teléfonos celulares que nosotros utilizamos se producen en una ciudad, la ciudad de Shenzhen en China, y después se distribuyen a través de múltiples marcas.
 
Por eso, yo quisiera terminar diciendo que tenemos que preocuparnos de verdad en levantar la vista y ver el mundo que viene, y no seguir discutiendo cosas que muchas veces nos dejan atrapados en un mundo que ya no fue; que fue, pero que ya no es, en un mundo que está desapareciendo, y tenemos que empezar a preocuparnos de crear el mundo que viene, y eso mundo que viene va a venir con o sin nuestra voluntad.
 
La revolución tecnológica que viene, y muy especialmente la que va a afectar a nuestro país; Chile va en muchas materias delante de América Latina en todos estos frentes, pero muy rezagado respecto del resto del mundo. Un solo ejemplo en esta materia: Chile va a ser, por ejemplo, un país que va a estar a la vanguardia en materia de incorporar las tecnologías 5G, que son las que abren la puerta a la verdadera sociedad del conocimiento y la información.
 
Las tecnologías 5G, que vamos a necesitar en el segundo semestre, y que recién se inauguraron hace unos días en Corea del Sur -primer país del mundo en hacerlo- van a significar abrir la puerta a la sociedad del conocimiento y la información, al internet de las cosas, a las ciudades inteligentes, a los hogares inteligentes, a las oficinas inteligentes.
 
Y esa tecnología va a significar un cambio gigantesco en la forma en que hacemos las cosas, y muchas veces seguimos pensando en cómo lo hacíamos hace 4 o 5 décadas, y no cómo lo vamos a hacer no en 4 o 5 décadas más, sino que a la vuelta a la esquina.  
 
Por todo eso, yo quiero llamar a todas las partes a que nos demos cuenta que tenemos que prepararnos para este mundo que viene. Es como una ola, la estamos viendo en el horizonte y hay dos opciones: o la esperamos que caiga sobre nosotros, nos revuelque y nos cause daño, o nos preparamos para subirnos arriba de ella, como lo hacen los surfistas, aprovechar su fuerza para mejorar la calidad de vida de todos los chilenos.
 
Ése es, tal vez, el desafío más grande que tiene la sociedad chilena, recuperar el tiempo perdido para prepararnos para la sociedad que ya está golpeando nuestras puertas, que es una sociedad que ha demostrado ser inmensamente generosa con los países que han querido adoptarla, asumirla y aprovechar sus oportunidades; pero tremendamente cruel con los países que le dan la espalda y simplemente la dejan pasar.
 
Por todo eso, quiero invitar a todos los trabajadores de Chile, a los empresarios, a los gremios, a que nos preparemos para el mundo que viene.
 
Quiero terminar estas palabras saludando a todos los trabajadores chilenos, ¡Viva Chile! ¡Y qué Dios bendiga a nuestros trabajadores!