Presidente Piñera entrega condecoración Presidencial a graduados de las Academias Politécnicas y Academias de Guerra.

21 DIC. 2018
Descargar Audio Discurso Descargar Transcripción

S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, encabeza ceremonia de condecoración a graduados de las Academias Politécnicas, de Guerra y Policiales.

Muy buenas tardes:
 
Bienvenidos a La Moneda, la casa de todos, pero muy especialmente de aquellos que entregan su vida al servicio de la patria, como son nuestras Fuerzas Armadas y de Orden.
 
Porque ustedes no solamente juran cumplir con su deber, hacen algo mucho más profundo, juran prácticamente entregar sus vidas al servicio de la patria.
 
Y quiero también agradecer y felicitar a sus familias, a sus mujeres, a sus esposos, a sus maridos, a sus madres, padres, hijos y familias, porque no se puede ser un buen militar sin tener una familia que lo apoye, que lo comprenda y que lo acompañe.
 
Quiero saludar con mucho cariño a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, al director general de la Policía de Investigaciones y a todos los oficiales que hoy culminan una etapa.
 
Muchos sabemos que, para llegar a las más altas cumbres, los caminos nunca están pavimentados, están llenos de dificultades. Y es bueno que así sea, porque eso permite ir seleccionando en el camino, en el terreno, aquellos que tienen la capacidad, las virtudes y la vocación para ejercer el mando en nuestras Fuerzas Armadas y de Orden.
 
Por esas razones, yo sé que estos han sido años difíciles, de mucho esfuerzo, de mucho trabajo, de mucho estudio, de mucha dedicación.
 
Por eso para mí es un profundo honor y una gran alegría compartir con ustedes esta simple ceremonia, en que estamos reconociendo, valorando, premiando y agradeciendo a quienes no solamente han egresado de las Escuelas de Guerra, Politécnicas y de nuestras Fuerzas de Orden, sino que además lo han hecho con excelencia, con distinción, mostrando un camino y mostrando un rumbo a todos los demás.
 
Felicito a los que se han graduado de la Academia de Guerra y Politécnica de las Fuerzas Armadas, de Ciencias Policiales de Carabineros y también de la Escuela Superior de Estudios Policiales de Investigaciones, con distintos títulos: del Estado Mayor, ingenieros, especialistas en distintas materias.
 
Y felicitar de forma muy especial a los 10 oficiales que obtuvieron los primeros lugares en sus respectivas promociones en la Academia de las Fuerzas Armadas, de Carabineros y de Investigaciones.
 
Sé que es una competencia leal porque son compañeros, pero también una competencia difícil porque mucho aspiraban, y legítimamente, a tener la distinción de ser el mejor alumno o la primera antigüedad en este difícil esfuerzo y desafío permanente por ser mejores, por ir creciendo.
 
Saludo y felicito a la teniente Consuelo Brieba, al subteniente Gonzalo Pacheco, al teniente segundo Fernando López, al mayor Vicente Quezada, al comisario Fabián Mac-Namara, al mayor Cristián Raipane, a la mayor Evelyn Ehrenfeld, al comandante de escuadrilla Rodrigo Grunert, al capitán de corbeta Rodrigo Agüero y al mayor Alberto Mallea.
 
Ustedes, oficiales, han culminado con éxito lo que han sido largas y exigentes jornadas de estudio. Y a partir de hoy, van a poder aplicar lo mucho que han aprendido en sus respectivas ramas de las Fuerzas Armadas y de Orden, en las distintas Academias que les han dado un nuevo salto, un nuevo estadio en su formación profesional.
 
Quiero decir que ustedes han jurado cumplir con la Constitución, con las leyes y respetar nuestro orden democrático y nuestro Estado de Derecho, pero también se han comprometido a defender nuestra soberanía, nuestra libertad, nuestro territorio, nuestro mar.
 
Y, por tanto, los soldados, los marinos, los aviadores, los carabineros y los efectivos de Investigaciones comparten una misma vocación, que refleja un profundo amor por la patria.  
 
Alguien dijo que “se puede ser patriota, sin ser soldado, o ser sin militar, pero que no se puede ser un buen soldado o buen militar sin tener amor por la patria”. Y creo que dice absolutamente la verdad.
 
Las formaciones que ustedes han recibido son muy exigentes y de excelencia en distintas disciplinas, pero tal vez la más importante de todas, es el saber ejercer el liderazgo y el don de mando.
 
Ustedes saben que obedecer no es fácil, requiere humildad, requiere disciplina y requiere paciencia; pero mandar es mucho más difícil, porque además de eso, exige predicar con el ejemplo, con el testimonio; exige saber respetar para poder ser respetado, actuar con justicia y con prudencia, pero también requiere liderazgo, que la gente -sus subordinados- vean en ustedes una persona que ejerce ese liderazgo con virtudes y no solamente con órdenes.
 
Y eso exige una integridad y un coraje, que es esencial para ejercer en buena forma el don de mando.    
 
Y por esa razón, no son los rangos, no son las carreteras, no son los títulos lo que realmente hace a los subalternos seguir con confianza y fe a su jefe y a su líder.
 
No fueron las condiciones de capitán de Arturo Prat lo que hizo a sus marineros seguirlo, todos los que lo escucharon y pudieron, con esa fe y con ese coraje, fue un ejemplo de una vida entera.
 
Probablemente, a ustedes ya les ha tocado ejercer el mando, pero ahora lo harán a estadios superiores, con mayores responsabilidades, lo cual también exige mayores virtudes, porque para exigir disciplina a sus subordinados, que es algo muy importante, ustedes tienen que también exigirse disciplina y ser exigentes y rigurosos con ustedes mismos.
 
Las Fuerzas Armadas en nuestro país juegan un rol fundamental. Básicamente, necesitamos Fuerzas Armadas que tengan la capacidad de disuasión para evitar que otros países puedan tener la tentación de agredirnos. Y eso, tal vez, es la misión más importante, porque eso permite proteger a nuestro país sin sacrificar vidas.
 
Pero tal vez en algunas circunstancias, y nos ha ocurrido a lo largo de la vida de nuestro país, tenemos que también ser capaces de defender nuestra libertad, soberanía y territorio. Y ahí, lo que han aprendido en estas Escuelas va a ser fundamental. Ojalá ese día nunca ocurra, pero precisamente porque queremos que no ocurra, necesitamos tener excelencia en la formación de nuestros oficiales que ejercen el mando.
 
Pero, además, las Fuerzas Armadas cumplen un rol fundamental en tiempos de paz, en un país tan golpeado por la adversidad, por la catástrofe, por el dolor y por el sufrimiento. A mí que me ha tocado el honor de ser Presidente de Chile dos veces, he visto con mis propios ojos el esfuerzo, el compromiso, la dedicación, la entrega sin límites que han mostrado nuestras Fuerzas Armadas para ir en auxilio de aquellos compatriotas que más lo necesitaban.    
 
Las Fuerzas de Orden y Seguridad también cumplen un rol fundamental. Proteger la seguridad ciudadana de todos nuestros compatriotas, resguardar el orden público, dar imperio al Estado de Derecho, son funciones esenciales de nuestras Fuerzas de Orden y Seguridad.
 
Por todo eso, Chile necesita sus Fuerzas Armadas y de Orden, y necesita Fuerzas Armadas y de Orden que prediquen con el ejemplo las virtudes que acabamos de mencionar, que sean capaces de ejercer el mando y la autoridad dentro del marco de la ley, la Constitución y el Estado de Derecho, que sean profesionales, modernas, eficientes, probas, austeras, porque eso es lo que logra no solamente el respeto  y el cariño de la ciudadanía, sino que también la eficacia en la importante labor que cumplen nuestras Fuerzas Armadas y de Orden.
 
Quiero recordarles solamente algunas palabras, de algunos de los más grandes exponentes de nuestras Fuerzas Armadas:
 
Bernardo O’Higgins dijo “para ser oficial de ejército, no se exigen más pruebas de nobleza que aquellas que forman el mérito, la virtud y el patriotismo”.
 
Arturo Prat, a bordo de la corbeta Esmeralda, dirigiéndose a alumnos de la Escuela Naval, expresó: “Pensad en el uniforme que vestís, el galón que decora vuestra manga, la insignia del nuevo grado, que os trae considerables obligaciones, pero no podéis descuidar sin haceros culpables de inconsecuencia con el Cuerpo al que pertenecéis y para vuestra dignidad como hombres”.
 
Y el primer comandante de la Fuerza Área, Arturo Merino Benítez, cuando inauguró el Club Aéreo de Chile, el año 1930, les dijo a los que lo acompañaban: “Hombres selectos, no vulgares, los nuevos pilotos civiles son garantía de que no surcaran nuestro aire patrio, ni las bajezas, ni las intrigas, que nuestro Club forma Caballeros del Aire, sin tacha y sin temores, ajenos a banderías y divisiones mezquinas, que no se alcanzan a ver desde allá arriba”.
 
El teniente de Carabineros Hernán Merino, dirigiendo una carta al mayor Miguel Torres, le decía de su puño y letra: “Mayor, aún no llega Gendarmería, pero con las informaciones radiales, creo que lo harán hoy a primera hora. Mantendré la situación hasta donde sea posible, evitando todo incidente, siempre y cuando no traten no tomarnos detenidos, caso en que mantendré la soberanía, aunque me queme”.
 
Éstas son palabras que ilustran, que guían, que son verdaderos faros de cómo debe comportarse un hombre de armas o un integrante de nuestras Fuerzas de Orden, cuando el clarín lo llama a cumplir con su deber.
 
Lo mismo los 54 mártires de la Policía de Investigaciones, que fueron un ejemplo de cumplimiento de su juramento.
 
Por eso, estoy seguro que la generación de oficiales que hoy tenemos el honor de compartir con ustedes aquí en La Moneda, que es la generación del Bicentenario, la generación que constituye los más fieles herederos de Bernardo O’Higgins, del capitán Arturo Prat, del comodoro Arturo Merino Benítez, del teniente Hernán Merino Correa y del legado de tantos mártires que han entregado sus vidas, que son nuestros héroes.
 
Estoy seguro que va a saber estar a la altura del honor, de la historia, que honra las tradiciones de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, poniendo todas sus energías y talentos en este gran desafío, que es hacer de Chile un país más libre, más soberano, más justo, más próspero, en que todos tengamos un lugar para aportar y también un espacio para beneficiarnos de los frutos de nuestros logros.  
 
Probablemente, muchos de ustedes no van a tener la oportunidad de una muerte heroica y gloriosa como la del capitán Prat, o como la de Ignacio Carrera Pinto, pero todos ustedes van a tener la oportunidad de practicar las mismas virtudes que los hicieron grandes antes de su sacrificio, y de esa forma cumplir fielmente el juramento que hicieron y que hoy, en cierta forma, reafirman, de su lealtad y amor por nuestra patria.
 
Los felicito a todos ustedes, ¡Viva nuestras Fuerzas Armadas, viva nuestras Fuerzas de Orden y Seguridad, y viva Chile!
 
Muchas gracias.