Presidente Piñera entrega los Premios Nacionales 2018

19 DIC. 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, acompañado de la ministra de Educación, Marcela Cubillos, y la ministra la de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, entrega los Premios Nacionales 2018.

Muy buenas tardes:
 
Éstos son los momentos gratos e inspiradores de ser Presidente de la República. Tal vez por eso, Jorge Arrate también lo buscó. Pero quiero decirles que es grato, es inspirador. 
 
Hace un par de días recibimos en el Patio de Los Naranjos, a la ciencia y el conocimiento en La Moneda -yo sé que también a ustedes les interesa que las monedas lleguen a la ciencia y al conocimiento-, y hoy día recibimos al arte, la cultura, la ciencia, el conocimiento, en el Patio de Los Cañones.
 
La verdad es que la ciencia y la cultura nos permiten entrar en nuestro mundo interior, conocernos mejor, pero también la ciencia y la cultura nos permiten conocer mejor el mundo que nos rodea. Y las dos cosas nos ayudan a ser mejores. Eso lo acabo de leer, así que le estoy quitando sus palabras.
 
Y también nos permiten este diálogo entre los vivos y los muertos -como decía Sol- y también entre los vivos y los que vendrán, porque esto no es solamente mirar hacia atrás, esencialmente es mirar hacia adelante.
 
Porque el pasado ya está escrito, podemos hablar de él, comentarlo, criticarlo, pero no le podemos cambiar una sola coma. El futuro tiene de maravilloso que podemos tomar los pinceles y trazar esos caminos del futuro, Diamela nos trazó una verdadera carta de navegación.
 
Pero yo quisiera simplemente compartir con ustedes una reflexión.
 
Andrés Bello decía “todas las verdades se tocan; las verdades del mundo físico, biológico, psicológico, histórico, moral, político”, y mencionaba muchas más.  Y también “las verdades del arte y la religión, son los adelantamientos en todas estas líneas las que se llaman las unas a las otras, se atraen las unas a las otras, se eslabonan y se complementan”.  Y es muy cierto.
 
Por eso, el progreso material y el progreso espiritual deben ir siempre de la mano. Ésa es la gran tarea y desafío que nos hemos fijado como país, alcanzar un desarrollo integral, inclusivo, sustentable, que es mucho más que crecimiento económico.
 
Y como nos recordaba Andrés Bello, preguntándose “¿quién prendió en la Europa esclavizada las primeras centellas de la libertad civil?  ¿Acaso no fueron las letras? ¿No fue la herencia intelectual de Grecia y Roma, reclamada después de una larga época de oscuridad, por la libertad del espíritu humano?”.  Y, por supuesto, así es. La fuerza de las ideas.
 
Víctor Hugo decía “no hay nada más fuerte en el mundo, que una idea a la cual le ha llegado su tiempo”. Y lo que tenemos que preguntarnos es cuál es la idea a la cual le ha llegado su tiempo, en nuestro país.
 
Y él agregaba que “todas las facultades humanas forman un sistema donde hay regularidad y armonías, donde la una no puede existir sin la otra, donde no se puede paralizar una fibra, porque una fibra del alma que se debilite, enferma a todas las demás fibras”.
 
Y es bueno comprender así la integridad, la diversidad, la riqueza, la profundidad del ser humano.
 
Digo esto, porque estamos hoy día premiando a cinco personas que han dedicado su vida a la ciencia, al conocimiento, a la cultura, a las artes.
 
Y como lo dijeron algunos, esto es mucho más que un reconocimiento personal. Por supuesto que reconocemos su talento, su compromiso, su vocación, su perseverancia, su resiliencia en aportar a estos mundos tan importantes para el ser humano.
 
También es cierto que a veces somos ingratos, y nos demoramos mucho en reconocerlo.  Basta recordar que a Gabriela Mistral la reconocimos después de haber sido reconocida por el Premio Nobel.
 
Pero no importa, porque al fin y al cabo yo siento que la verdad y la justicia a veces tardan, pero nunca dejan de llegar.
 
Y eso es muy importante, porque es bueno recordarles a todos los chilenos que estas personas que han dedicado su vida, también con dolores, con incomprensiones, pero yo estoy seguro que con satisfacciones y con muchas alegrías, al desarrollo, a darles vida a estas artes y a estas ciencias, le han hecho un tremendo aporte a la calidad de vida y al enriquecimiento del espíritu de todos los chilenos.
 
Permítanme revelar un secreto, que ya lo había revelado Andrés Bello: “Las ciencias y la literatura llevan en sí la recompensa de los trabajos y las vigilias a las cuales se les consagra”. Y no hablaba de esa gloria asociada a las grandes conquistas científicas o a la inmortalidad que están reservadas para muy pocos, sino que, a esa gloria interna, que vive y siente toda persona que dedica su vida a algo tan noble como la literatura, la cultura, las artes, la ciencia, el conocimiento.
 
Y el ejercicio de las facultades humanas exige libertad; de lo contrario, no hay ciencia sin libertad, no hay literatura sin libertad, no hay vida sin libertad.  Y ése es un valor al cual tenemos que protegerlo y comprometernos siempre, porque cuando existe, no lo echamos de menos; y cuando no existe, a veces ya no somos capaces de recuperarla con la rapidez y oportunidad que ello requiere.
 
Porque en la soledad nocturna del gabinete de estudios, frente al cuadro o al cuaderno de composición de música, o frente a las distintas expresiones de la naturaleza, yo estoy seguro que nuestros cinco premiados hoy día llenaron su alma de alegría, de contenido, de inspiración. Y eso se refleja en el reconocimiento que hoy día están recibiendo de toda nuestra sociedad.
 
¿De quiénes estamos hablando?
 
En literatura, el Premio Nacional de Literatura, el más antiguo de todos, que ha recaído este año, después de sólo cuatro mujeres, en Diamela Eltit. Yo he tenido el privilegio de otorgarle el Premio de Literatura sólo a mujeres, a Isabel Allende y ahora a Diamela Eltit.
 
Ella es una escritora, sin duda, de vanguardia -lo pudimos notar y sentir en sus palabras con que recibió este premio-, porque tiene una literatura que tiene un carácter fragmentario, vertiginoso, su forma de narrar, y por los temas que aborda.  Es, sin duda, una literatura de vanguardia, porque toca temas que son polémicos, que son conflictivos, pero que nunca deben ser temas tabú, a los cuales no tengamos la libertad de poder tomarlos, apreciarlos y también darles contenido.
 
La escritura de Diamela es una escritura de resistencia, de resistencia al poder -cosa que ha hecho casi toda su vida-, de resistencia a la censura, de resistencia al autoritarismo, de saber dar visibilidad a lo que está marginado, aquello que está en el borde, y de ser capaz de criticar lo que es más difícil de criticar: a los poderosos.
 
Eso es parte del alma y de la historia de Diamela Eltit, y yo creo que está detrás de este reconocimiento, porque reconoce toda su trayectoria, sus obras son múltiples y realmente han generado un gran impacto en nuestra sociedad. Es una obra vasta, que se mete en el mundo del universo femenino, de las diferencias de género, del espacio público, del espacio privado, de la ideología, de la Constitución, la subjetividad, las injusticias, las discriminaciones.
 
Y este año, por primera vez el Premio recae en una mujer que, a lo largo de su vida entera, ha sido fiel testimonio en su vida de lo que escribe en sus páginas.
 
También tengo el privilegio de entregar, por primera vez, el Premio Nacional de Historia, que se otorga desde el año 1974, y que ha recaído en una mujer, una gran mujer, la doctora en historia de la Pontificia Universidad  Católica, Sol Serrano, académica de toda una vida, en la misma universidad que la vio formarse, y que ella reconoce como su Alma Mater, donde ha desarrollado una vasta y fecunda labor docente, investigativa, de inspiración, de acompañamiento, respecto  a las transformaciones culturales que ha ido viviendo nuestra sociedad, y especialmente en nuestra vida republicana. Su tesis “Universidad y Nación en el siglo XIX”, que fue un estudio de la historia de la educación en nuestro país, que editó junto a otras autoras.
 
Pero tal vez el libro que más nos llega hoy día, por su relevancia y por su oportunidad, es el libro “El Liceo”.  Un libro que recoge lo mejor de la historia republicana de nuestro país.
 
Comentábamos hace un momento que el liceo en Chile no fue tan democratizador como algunos piensan, porque sólo unos pocos lograron llegar a las más altas cumbres del conocimiento y el saber. Pero, sin duda, fue un elemento muy poderoso en permitir a las elites, de aquellos grupos que no tenían historia ni reconocimiento por lo que habían hecho sus antepasados, haber podido llegar y alcanzar los lugares de liderazgo en nuestro país. 
 
Cuántos Presidentes de nuestro país son hijos de nuestros liceos.
 
Por esa razón, ahora que estamos en un gran proyecto y compromiso de mejorar la calidad de nuestra educación en todos los niveles, particularmente la educación temprana y la educación técnico-profesional. El regalo que usted se hizo ministra, fue muy buen regalo, yo se lo iba a regalar para la Navidad, así que aprovecho de regalárselo a la subsecretaria.
 
Ahora, como señala Sol, el sistema educacional empezó a formarse en el siglo XIX, era altamente segregado, reforzó la estructura social existente y, sin embargo, sí contribuyó a la movilidad social, y nos permitió avanzar hacia una clase media que hoy día tiene un lugar preponderante en la sociedad chilena.
 
Por todas esas razones, Sol Serrano, sin duda, ha hecho un tremendo aporte a conocer mejor el alma de nuestro país, cómo han evolucionado nuestra cultura, nuestros valores, nuestras formas de ser, nuestras formas de relacionarnos.
 
Pero, además, ella ha participado demostrando su vocación de servicio público en muchas mesas de trabajo de interés republicano, como la Mesa de Diálogo en Derechos Humanos, el Consejo Asesor Presidencial para la Educación, el Consejo Nacional de Televisión y muchas más.
 
Este año, en Ciencias Naturales, hemos reconocido con el Premio Nacional a Fabián Jaksic, doctor en Zoología, de la Universidad de California en Los Ángeles, también de la Universidad de Beckley, profesor del Departamento de Ecología de la Universidad Católica. Hoy día, voy a hacer público el compromiso que asumimos acá, vamos a ser país sede de la Cumbre de Cambio Climático muy próximamente, y queremos dejar un sello de cómo estamos atrasados y tenemos que recuperar el tiempo perdido.
 
Un Presidente americano dijo “somos la primera generación que estamos sufriendo los embates y los rigores del cambio climático”, pero dijo algo más profundo, “somos la última generación que podemos hacer algo para evitar que ello se convierta en tragedia”. Así que vamos a pedirle su ayuda para que podamos ser un buen país anfitrión, y ejerzamos un sano y fecundo liderazgo en esta materia.
 
Toda su investigación, o gran parte de su investigación, ha estado ligado a la ecología, a la ecología comunitaria. Es el único sudamericano que ha sido catalogado como senior ecologist, en la Sociedad de Ecología de América, y lo ha llevado a fundar muchos centros de investigación de primer nivel, en estudios avanzados en ecología, en biodiversidad. Hoy día, dirige el Centro de Ecología Aplicada y de Sustentabilidad.
 
Y, sin duda, está haciendo un tremendo aporte, tal vez, a uno de los desafíos más grandes que tenemos los seres humanos en este planeta. Porque lo que está en riesgo no es la supervivencia del planeta Tierra, el planeta Tierra lo ha resistido todo: tiene 4 mil millones de años, ha resistido diluvios, terremotos, maremotos, ha resistido aerolitos, glaciaciones.
 
Lo que está en riesgo en el planeta Tierra es la supervivencia del ser humano, y no nos perdamos de vista, porque a veces creemos que somos nosotros los que vamos a salvar la Tierra; es la Tierra la que nos está pidiendo a gritos que la salvemos a ella, para que ella pueda salvarnos a nosotros.
 
Bueno, ésta es una larga historia -la veíamos en el video- desde el último rincón del mundo, Magallanes, se transformó en una autoridad mundial en ecología, y en un científico que ha sido muy consecuente y muy perseverante en sus estudios, y que ha hecho aportes muy significativos.
 
Además, el profesor Jaksic cuenta con un honor que muy pocos tienen. Hay una especie que está nombrada en su honor. Creo que hay muy pocos que tienen una especie que ha sido nombrada en su honor: Liolaemus fabiani o lagartija de Fabián. No miren en menos a las lagartijas. No voy a decir lo que se me ocurrió.
 
Ahora, el Premio Nacional de Ciencia Aplicadas y Tecnológicas, este año, recae en el profesor Romilio Espejo, oriundo de Parral, donde tiene muy buenos coterráneos.
 
El jurado consideró su actividad en el mundo de la microbiología para otorgarle este premio por su enorme y constante aporte a transferir sus resultados científicos al desarrollo social, al desarrollo económico, a la vida diaria, a la salud, a la minería y a muchos otros campos, entendiendo que, sin duda, la ciencia es un valor en sí mismo, pero también que estar siempre al servicio del ser humano. Y eso Romilio lo ha tenido claro desde el primer día.
 
Pero además ha hecho grandes aportes a la biología molecular, a la epidemiología, y herramientas muy valiosas para que lo que viene, ese mundo maravilloso de la ingeniería genética.
 
Sus estudios nos han permitido identificar patógenos responsables de una facción muy importante en algún tiempo de la mortalidad infantil. Y, de hecho, le debemos aportes en tantos campos que él realmente uno ve que aquí hay un hombre universal, de esos de muchas veces son muy escasos en los tiempos modernos.
 
Por eso, porque desarrolló una carrera a veces en forma no voluntaria fuera de Chile, debido al exilio, donde contribuyó de manera determinante a lo que era en esos tiempos una tragedia, un flagelo, el rotavirus, y sus conocimientos, sus aportes permitieron algo tan maravilloso, como permitir que miles, tal vez cientos de miles de niños que habrían muerto, hayan podido vivir.
 
Sin duda, los ejemplos del profesor Jaksic y el profesor Espejo son los que han alentado a nuestro país y a nuestro Gobierno a impulsar con mucha fuerza al nuevo Ministerio de la Ciencia, la Tecnología, el Conocimiento y la Innovación, que está dando sus primeros pasos, con gran expectativa, con mayor esperanza y con gran apoyo.
 
Tenemos que aprovechar ese sentimiento de unidad, de esperanza, de fe en lo que viene, para que este Ministerio cumpla el rol que, sin duda, lo necesitamos con tanta urgencia.
 
Finalmente, me quiero referir al Premio Nacional de Artes Musicales, Juan Allende Blin. No está por razones de salud, pero está muy bien representado por su sobrina. Él ha sido, probablemente, el mejor embajador que ha tenido Chile en Alemania, porque se radicó allá hace muchos, muchos años, tuve la oportunidad de estar con él en algunos de mis últimos viajes a Alemania, y tuvo la oportunidad de formarse en la Escuela de Darmstadt, con uno de los principales exponentes, el francés Oliver Messiaen, que es un gran ornitólogo y de los pájaros aprendió mucho, lo que tienen que aportar a la música. Y la música de Allende Blin es reconocida internacionalmente, y especialmente en el contexto lingüístico que asocia a figuras tan importantes como Mozart, Schubert, Beethoven, Brahms, Wagner, Mahler y tantos más.
 
Un compositor muy importante, John Cage, le dedicó una pieza de piano en su cumpleaños N°60, pero más importante que eso, un gran amigo, Hans Stein, cuando celebraba su cumpleaños N° 70, dijo “no sé a quién admiro más, si a Juan el músico o a Juan el hombre, pero como no se puede separar, admiro su música y admiro su persona”.
 
Yo creo que esta nota humana de la música que él nos aporta es algo muy importante, y sin duda “el que lo hereda, no lo hurta”, porque su madre fue una gran inspiradora y una gran creadora de esta vocación musical.
 
Por eso, en nombre de todos mis compatriotas, y de toda la gente que ama el mundo de las artes, la cultura, la ciencia y la tecnología, quiero decirles, y yo sé que interpreto a una inmensa mayoría de chilenos, decirles a Diamela, a Fabián, a Romilio, a Sol y a Juan, gracias, muchas gracias. 
 
Muchas gracias.