Presidente Piñera inaugura el nuevo edificio de la Fundación Arturo López Pérez

25 OCT. 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a la Primera Dama, Cecilia Morel, participa de la ceremonia que inaugura el nuevo edificio de la Fundación Arturo López Pérez.

Muy buenos días:
 
La verdad es que me siento impresionado, agradecido y emocionado. Impresionado, porque lo que han logrado es absolutamente extraordinario. Sé que han sido reconocidos internacionalmente, pero basta recorrer estas instalaciones para ver no solamente la calidad técnica, la ciencia, la tecnología, sino que también el compromiso de la Fundación, de sus directores y de todo el personal, con esta labor tan noble y tan desafiante, como es luchar contra el cáncer.
 
Quiero también decirles que me siento muy emocionado, porque hace 40 años, cuando mi mujer estudiaba enfermería, hizo su curso de enfermería oncológica aquí en la Fundación Arturo López Pérez, y yo recuerdo que a veces la venía a buscar y me contaba algunos casos dramáticos, pero otros hermosos de cómo las personas luchan contra esta cruel y poderosa enfermedad.
 
Porque el cáncer es un enemigo formidable, y por eso tenemos que estar atentos, no bajar los brazos y se requieren muchas cosas: detección precoz, temprana, porque eso nos permite tratar y, a veces curar el cáncer; diagnósticos precisos: recién compartíamos con dos pacientes, y una mujer muy joven nos contaba de que había sido mal diagnosticada y, por tanto, había perdido mucho tiempo, no aquí, no en la Fundación, y había perdido mucho tiempo y la enfermedad se había desarrollado hasta que logró un diagnóstico preciso y recuperar su salud. Y hoy día es una mujer que está plenamente vigente, madre de dos hijos, trabajando y aportando.
 
Pero también quiero decir que nuestro país, nuestra población está envejeciendo y, en consecuencia, eso significa formidables desafíos, porque sabemos que la edad es un aliado del cáncer; a mayor edad, mayor probabilidad de tener cáncer. Y, por tanto, siento que necesitamos no solamente sentirnos emocionados y agradecidos con lo que ha hecho la Fundación, sino que, ojalá, multiplicar lo que esta Fundación hace y ojalá llegar con el espíritu de esta Fundación a muchas otras regiones de nuestro país.
 
Quiero partir por reconocer lo que significa este nuevo edificio, que no es solamente un edificio que entrega alivio a las personas que ya están enfermas, también es una institución que entrega esperanza a aquellos que aún, afortunadamente, no padecen esta enfermedad, porque es bueno saber que existe esta Fundación. Ojalá nunca la necesitemos, es como en la vida, hay que esperar lo mejor, pero también prepararse para lo peor. 
 
Y por eso, este esfuerzo que hace la Fundación de ir ampliando la cobertura, tiene más de 600 mil personas bajo la modalidad de este seguro solidario, y están creciendo -como nos contaba Alfredo- a un ritmo de 80 mil al año, es una muy buena noticia para todos nuestros compatriotas.
 
Quiero también decir que lo que hicieron los precursores, los fundadores de esta maravillosa iniciativa, está dando frutos fecundos, como ocurre siempre que hay buenas ideas, fuertes compromisos y, sobre todo, un espíritu de buscar esa colaboración público-privada.
 
Lo he dicho muchas veces, pero estoy absolutamente convencido que, cada vez que unimos esfuerzos entre los chilenos, entre el sector público y el sector privado, entre los distintos estamentos de nuestra sociedad, logramos grandes resultados; cada vez que nos dividimos y nos enfrentamos, hemos cosechado nuestras más amargas derrotas.
 
Por eso quiero saludar con mucho cariño a los que fueron los fundadores de esta Fundación, porque yo sé que el fundador, Arturo López Pérez, falleció precisamente de cáncer gástrico, en esos tiempos en Francia, porque aquí no tenía ninguna posibilidad, pero su viuda, Ana Ross, tomó eso como un desafío, en lugar de abatirse, lo tomó como un desafío y sentó las bases de lo que es la Fundación Arturo López Pérez.
 
Han pasado 64 años y hemos visto cómo a lo largo de estos 64 años ha sido una fundación que ha traído mucho alivio, mucha terapia, mucha solución a los pacientes y mucha esperanza a todos los demás. Y por eso, ésta es una historia que refleja muy bien lo que es el valor de la colaboración público-privada, porque aquí se atienden no solamente los pacientes que vienen del sector privado, se atienden -como dijo Alfredo- muchos pacientes de FONASA, de las Isapres y del mundo privado.
 
Y en esto quiero decir que éste es el espíritu que orienta e ilumina el programa que acabamos de conocer, o dar a conocer, que es el Programa “Compromiso País”, un compromiso con el país para que avancemos sin dejar a nadie atrás. Por eso queremos que este manto protector y esta esperanza de protección pueda llegar a todos los rincones de nuestro país.
 
Y aquí no hay distinción, porque lo público es mucho más que lo estatal: lo público es lo que nos interesa a todos, la educación es un tema público, la salud es un tema público, eso no significa que tenga que ser un tema exclusivamente estatal, porque el Estado es parte de la sociedad, lo público es toda la sociedad, y aquí vemos un claro ejemplo de cómo la colaboración público-privada permite resolver mejor los problemas que nos afectan a todos los chilenos.
 
Quisiera también decir que la vitalidad de la sociedad civil, que esta Fundación es un muy elocuente ejemplo, nos puede ayudar a resolver muchos problemas, porque a veces en nuestro país pensamos que la sociedad civil tiene que denunciar los problemas y el Estado tiene que resolver los problemas. El modelo que nosotros proponemos es que, tanto la sociedad civil como el Estado, estemos atentos a los problemas, y además estemos comprometidos con las soluciones. Y ésa es la forma en que se ha inspirado esta Fundación.
 
Quiero apreciar, reconocer y agradecer el compromiso, el trabajo, el amor que muestran todos los funcionarios -los médicos, el directorio, el personal paramédico, los funcionarios de esta Fundación- que uno lo ve conversando con los pacientes, que no solamente encuentran ciencia, tecnología, medicina, porque cuando uno está enfermo es cuando más vulnerable está, es cuando más necesita que lo traten con cariño, que lo traten con dignidad y, por supuesto, también que lo ayuden a recuperar su salud.
 
Y yo sé, porque me ha tocado conversar con muchas personas que han sido tratadas en esta Fundación, que encuentran esos tres elementos básicos: cariño, dignidad y un tratamiento médico eficaz, que los ayuda a recuperar la salud perdida.
 
Alfredo contó las estadísticas del número de atenciones, el número de terapias, el número de soluciones que esta Fundación ha entregado a lo largo del tiempo, y por tanto no quiero insistir sobre ello, salvo mencionar que es realmente impresionante lo fecunda que ha sido la labor de la Fundación.
 
Pero sí quiero decir que la radioterapia, la quimioterapia son instrumentos muy poderosos, son capaces de matar todas las células. ¿Cuál es el desafío? ¿Cómo poder ser focalizadas milimétricamente para atacar las células enfermas y salvar las células sanas?
 
Y en esto la tecnología ha progresado una enormidad. Antes disparábamos casi con bombas de racimo, hoy día vimos la tecnología más moderna de todo nuestro Continente, que es capaz de focalizarse, especializarse solamente en atacar las células que están enfermas, y no atacar ni destruir las células que están sanas.
 
Y ahí hay un gran horizonte y una gran esperanza de progreso en nuestra capacidad de combatir los efectos del cáncer. Ojalá, algún día, seamos capaces de curar la enfermedad, de encontrar la causa que produce este desorden celular, que hasta ahora no hemos sido capaces de encontrarlo.
 
Quiero también reconocer, apreciar y agradecer el esfuerzo que han hecho muchas personas, porque además del esfuerzo que ha hecho la Fundación, yo quiero apreciar y reconocer el esfuerzo que ha hecho la senadora Carolina Goic, que ha sido una persona que permanentemente ha estado preocupada. Presentó un proyecto de ley en conjunto con otros senadores, como Jacqueline van Rysselberghe, Francisco Chahuán, el ex senador Rossi, el senador Girardi, que fue una fuente de inspiración.
 
Y quiero hoy día comprometer que la acción del Gobierno en esta materia, que está en plena marcha y en pleno desarrollo, contempla -y muy pronto- una Ley del Cáncer que permita a todos los chilenos tener la seguridad que si tienen que enfrentar esta enfermedad, van a tener un tratamiento adecuado; y a todos los demás, la tranquilidad de saber que ojalá nunca lo necesiten, pero si lo llegaran a necesitar, también van a tener esa ayuda, y que no vamos a dejar a nadie solo, atrás o a la vera del camino.
 
Quiero mencionar, en esta materia, que estamos en pleno proceso con el ministro Emilio Santelices en la elaboración, que ya está hecho, del Plan del Cáncer, que contempla además un Programa de Prevención y Detección Precoz y Temprana en la Atención Primaria de Salud, porque mientras más temprano lleguemos, más eficaces vamos a ser en aliviar las consecuencias en el paciente y también en aliviar las consecuencias en el sistema de salud, en implementar un programa de acompañamiento de pacientes con cáncer en los distintos servicios de salud y hospitales, en fortalecer nuestra capacidad de diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y cuidados paliativos para todas las edades, y en fomentar las alianzas público-privadas.
 
Todo esto con el objetivo de crear una Política Nacional del Cáncer, de la cual va a ser parte esta ley que va a cumplir este objetivo que acabo de mencionar, de asegurarles a todos los chilenos que cuando el cáncer ataque, no van a estar solos, van a tener una ayuda cariñosa, digna y eficaz de parte del Estado y de la sociedad civil, para enfrentar esa cruel y, a veces, mortífera enfermedad.
 
Antes un diagnóstico de cáncer era prácticamente un anticipo de una muerte segura.  Afortunadamente, hoy día, el cáncer se puede tratar, se puede controlar, y nos contaba hoy día una de las pacientes que a ella le habían pronosticado una sobrevivencia de meses, y ya llevaba varios años, y en plenitud.
 
Quiero terminar, a mí me gusta mucho citar a San Pablo, pero lo he dejado de citar desde una vez que escuché a mi mujer, en un discurso, que decía “como dice mi marido, y repite San Pablo”, así que dejé de citar a San Pablo, pero sí recordar una frase de Mahatma Gandhi, que decía “la fuerza no proviene de la capacidad física, sino que proviene de una voluntad indomable”.
 
Y termino mis palabras agradeciendo a todos los que han sido parte en el nacimiento, desarrollo y la etapa actual de esta Fundación, porque ustedes sí han demostrado una voluntad indomable.
 
Muchas gracias.