Presidente Piñera participa en foro sobre Alianza del Pacífico

26 SEPT. 2018
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El Presidente Sebastián Piñera participó este miércoles de un foro de promoción de la Alianza del Pacífico con inversores en Nueva York junto a sus pares de Colombia, Iván Duque; de México, Enrique Peña Nieto; y de Perú, Martín Vizcarra.

Luis Alberto Moreno: Desde el principio de su primer mandato -y además, regresó aquí a la Alianza del Pacífico después de su primer Gobierno, lo que la impulsó muchísimo- siempre se fijó mucho en los temas de inversión, y ha sido una de sus constantes en su nuevo Gobierno, sobre todo en esta coyuntura que vivimos actualmente, de volatilidad en los mercados, en que se cuestiona lo que puede pasar en los mercados emergentes.
 
¿Qué cosas puede hacer la Alianza del Pacífico como un todo, para atraer muchos más flujos de inversión, que sirvan, entre otras cosas, para cumplir la meta que usted les ha puesto a los chilenos, de que Chile sea un país de ingresos como cualquier país del sur de Europa, esencialmente un país desarrollado?
 
Presidente Piñera:  Muy buenas tardes, amigos, colegas.  La verdad es que es cierto, la Alianza del Pacífico ha sido una experiencia exitosa, sobre todo, si la comparamos con todas las otras experiencias de integración que hemos tenido en América Latina. En América Latina, la cantidad de experiencias de integración es impresionante en número, y paupérrima en resultados, partiendo por la ALALC, la ALADI, la CAN, el Pacto Andino, UNASUR, MERCOSUR. 
 
La Alianza del Pacífico, de verdad, avanzó mucho más rápido de lo que era la historia y la tradición, porque fue un estilo de hacer las cosas distinto.
 
Yo recuerdo que cuando teníamos nuestras cumbres de UNASUR, íbamos a un lugar donde cada uno hacía su discurso, algunos de ellos era una apología de atacar o condenar la libertad, el libre mercado, la integración, la globalidad, pensando que ahí estaban nuestros problemas, y cada uno hacía el discurso, no se tomaban acuerdos, no se buscaba, terminaba, nos íbamos a nuestros propios países.
 
La Alianza del Pacífico es totalmente distinta. En la Alianza del Pacífico no hay discursos. Cuando nos juntamos, nos juntamos a trabajar. Y, por tanto, llegamos a acuerdos muy rápido, y eso nos permitió en pocos años lograr una enorme integración en los mercados de bienes, servicios, inversiones, movimiento de personas, etc.
 
Pero eso, la verdad es que es el piso, porque de aquí en adelante tenemos que evitar correr el riesgo de que el éxito del pasado sea el principal peligro del futuro.  De hecho, el principal riesgo de la sociedad moderna es la obsolescencia, y yo creo que ése es un riesgo que la Alianza del Pacífico también sufre.
 
Por eso que cuando nos reunimos en Puerto Vallarta, establecimos una nueva agenda, muy distinta a lo que habíamos hecho en los 7 años iniciales.  Tal vez porque el séptimo año, tal como lo dice la maravillosa película de Marilyn Monroe “es un séptimo año en que hay que renovarse o morir”. Y por eso establecimos una agenda muy ambiciosa, que básicamente es que la Alianza del Pacífico deje de ser la última Alianza del siglo XX y pase a ser la primera Alianza del siglo XXI.
 
¿Qué significa eso? 
 
Hacernos cargo de los nuevos desafíos, de la Sociedad del Conocimiento y la Información, la Revolución Tecnológica, todo lo que viene, el Internet de las cosas, el Blockchain, la robótica, la economía digital, las impresoras 3D, 4D, la inteligencia artificial, etc.
 
Y, por tanto, lo que estamos tratando de hacer ahora -y eso es parte de la agenda que acordamos en Puerto Vallarta- es, con la misma fuerza y entusiasmo con que enfrentamos los desafíos del siglo pasado, hacer que la Alianza del Pacífico dé un gran salto adelante, para integrarse a esta economía nueva, que va a llegar con o sin nuestro consentimiento, y que ha demostrado ser generosa con los países que la quieran tomar y abrazar, pero indiferente o cruel con los que le dan la espalda o la dejan pasar.
 
Y por eso, la agenda que acordamos en Puerto Vallarta en esta materia es enorme, de avanzar hacia una economía digital. Por ejemplo, eliminar el roaming entre nuestros países. Las llamadas, las telecomunicaciones hoy día no dependen de la distancia, las telecomunicaciones se mueven a la velocidad de la luz, y si están las redes, el costo de llamar a un metro de distancia puede ser igual que el costo de llamar a miles de kilómetros de distancia: eliminar el roaming.  
 
Armonizar toda nuestra normativa para que hacer una operación en cualquiera de los cuatro países, sea prácticamente lo mismo. 
 
Establecer la firma electrónica reconocible en los cuatro países, para que los trámites se hagan con la misma facilidad.  Igual como en cada uno de nuestros países podemos formar una empresa en un día, pero no podemos hacer una operación entre países en un día, porque creemos que las fronteras siguen siendo una barrera.
 
Yo me recuerdo una conversación que tuve con una ex Presidenta de Argentina, cuando estábamos pensando en invertir 16 mil millones de dólares en un túnel. Yo le decía “Presidenta, ¿cómo vamos a gastar 16 mil millones de dólares en un túnel? ¿cuáles son las ventajas?  “No -me dijo- nos ahorramos 20 minutos”.  Yo le dije “Presidenta, ahorramos 20 minutos, llegamos a la Aduana y perdemos dos horas.  ¿Por qué no modernizamos la Aduana, que nos cuesta muchísimo menos y después pensamos en el túnel?”
 
Por eso que eliminar toda esta maraña de trabas que impiden aprovechar en plenitud las sinergias y la integración entre los países, es el gran desafío.  Eso tiene que ver con armonizar los procedimientos, los sistemas, hacer que los sistemas conversen entre ellos, que los sistemas de exportaciones que cada país tiene -para poder hacer comercio digital- puedan ser utilizables en los cuatro países y no que cada país sea una isla que solamente se integra a través de ciertas conexiones, sino que sea realmente una integración global.
 
Ése es el gran desafío de la Alianza del Pacífico.
 
Y yo creo, además, ¿cuáles son las debilidades, los talones de Aquiles que tenemos los cuatro países, para enfrentar el gran desafío del futuro? 
 
Un santo chileno decía que “la patria es mucho más que sus montañas, sus paisajes, su mar.  Es una misión a cumplir”.  Y la misión nuestra es hacer, o intentar transformar a nuestros países, en países desarrollados, sin pobreza, con igualdad de oportunidades, con mayor justicia, en un plazo determinado, para que no sea un sueño.
 
Algunos dicen que la diferencia entre un sueño y un proyecto es una fecha.  Pero nosotros en Chile hemos puesto la fecha antes que termine la próxima década, que está a la vuelta de la esquina: queremos que Chile sea un país desarrollado, y eso significa estar, por ejemplo, por encima de muchos de los países del sur de Europa hoy día, que son parte de la Unión Europea.
 
Y para eso se requieren muchas cosas:
 
Uno, mejorar la calidad de la educación. Hoy día estuvimos reunidos con el presidente del Banco Mundial, y probablemente a esta hora está dando a conocer un índice de la calidad de la educación en los distintos países.  Yo les digo una cosa, que América Latina no va a pasar bien ese examen, se los garantizo, porque la calidad de la educación en nuestro continente todavía está muy por debajo de lo que son nuestros niveles de desarrollo, y muy por debajo de lo que son los requisitos.
 
 
Además del tema de la educación, tenemos un grave problema con nuestra fuerza de trabajo: si el conocimiento se duplica cada 5, 6, 7 años, y no capacitamos a nuestras fuerzas de trabajo, significa que, en 5, 6, 7 años nuestra fuerza de trabajo si partió en cien, está en la mitad; y en 10 años está en un 25%.
 
Nuestro sistema de capacitación sí está en riesgo. Acaba de salir un libro de Oppenheimer que dice “Sálvese quien pueda”, que dice básicamente dónde están los empleos que se van a perder en América Latina por todo este efecto de la revolución industrial, las nuevas tecnologías.
 
Mejorar nuestro sistema de educación no solamente formal, sino que también el de capacitación, porque -como decía anteriormente- el principal riesgo de este siglo nuevo es la obsolescencia, es quedarse atrás.
 
Además de eso, tenemos un déficit enorme, todos los países, en materia de inversión en ciencia y tecnología, estamos muy por debajo de los países de la OECD, y aquí, México, Chile, Colombia somos parte de la OECD. Pero en todo lo que es inversión en ciencia y tecnología estamos a años de luz de lo que se requiere.
 
Lo tercero, tenemos un sistema que es anti-innovación y anti-emprendimiento, es una “Cultura del No”. La cantidad de personas en el sector público -y también ocurre en las empresas privadas- que tienen poder para decir no y matar una idea, son muchos. Los que tienen capacidad de decir sí, son muy pocos y están muy arriba en la escala. Y, por tanto, los buenos proyectos tienen que superar una enorme cantidad de dificultades y muchos de ellos mueren en el camino, no porque no sean buenos, sino que porque los que los evalúan no son tan buenos.
 
Luego, una cultura de innovación, de emprendimiento y una modernización del Estado. Si el Estado nuestro se ha quedado muy atrás, el Estado se ha transformado en un gran lastre en muchos sentidos, porque no se ha modernizado, no está aprovechando la revolución tecnológica con la velocidad que requiere. Y ése es un tema que lo hemos discutido y conversado muchas veces, pero en que nos queda un enorme camino para avanzar.
 
Y dentro de ello, para terminar, está el tema de la inversión. La inversión es un elemento fundamental, no solamente porque es un factor productivo, junto con el trabajo son los dos factores que explican una parte del crecimiento, y la otra parte es la productividad o los aumentos del producto.
 
Por ejemplo, en Chile la inversión había caído peligrosamente y hemos hecho un gran esfuerzo por recuperar los niveles de inversión, y de hecho hoy día la inversión está creciendo con mucha fuerza, había caído 4 años consecutivos, igual que la productividad; ahora la inversión y la productividad están creciendo con mucha fuerza y eso trae una sinergia virtuosa, porque la inversión genera productividad, porque permite cambiar la forma de hacer las cosas.
 
Y ése es un tema muy importante, el crecimiento de la inversión que hemos tenido en Chile en estos meses ha sido espectacular. El último trimestre, bueno, creciendo sobre el 7%; la inversión extranjera, los próximos 5 meses del año, 600% de crecimiento; la productividad, que había sido negativa, ahora es positiva, y por eso que podemos crecer más rápido que la simple potencia de acumular factores.
 
Eso es un elemento fundamental.
 
Y, finalmente, yo creo que es muy importante tener en cuenta que no vamos a poder crecer si no logramos mejorar la productividad, es decir que los mismos factores tengan una mayor eficiencia y con los mismos recursos se produzcan más producto, o se pueda producir el mismo producto con menos recursos.
 
Y ésa es un área donde estamos muy atrasados. Ninguno de nuestros países está ni siquiera a un 50% de la productividad que tienen los países de punta, y ésa es una tarea formidable, porque, sin duda, si no logramos mejorar nuestra productividad, y en eso tenemos un enemigo muy grande, la inercia, el temor al cambio, la resistencia. 
 
Pero tenemos un amigo o un aliado formidable que es la tecnología. Por ejemplo, en Chile nosotros lanzamos un proyecto de recuperar nuestra infraestructura hospitalaria en que el 60% de nuestros hospitales era anterior a los años 80, eso es como prehistoria, si uno va a ver un hospital de los años 80, con respecto a lo que son los diseños, las tecnologías.
 
Y lanzamos un proyecto que ha sido extraordinariamente exitoso, que se llama el Hospital Digital, que es muy simple, es un banco de datos en que están todas -o van a estar todas- las fichas médicas de los habitantes de Chile, más toda la información de diagnóstico que hemos logrado agrupar, y en esto ciertas empresas tecnológicas nos han ayudado una enormidad -el viaje a Sun Valley ha sido muy, muy productivo, y hemos tenido mucha ayuda-; y además de eso tenemos las telecomunicaciones, que nos permite aislarnos de la ubicación física; y la inteligencia artificial, que nos permite, en consecuencia, recibir de cualquier parte de Chile, por vía electrónica, los síntomas, el sistema hace el diagnóstico, ofrece la terapia y nos permite llegar con los mejores médicos especialistas que están en esta inteligencia artificial a todos los rincones de nuestro país.
 
Ese Hospital Digital va a ser el más grande de Chile por lejos y va a costar por atención un porcentaje muy pequeño de lo que cuesta la atención tradicional y virtual.
 
Por eso termino diciendo que la Revolución Tecnológica no es solamente incorporar tecnología a lo que estamos haciendo, es hacer cosas distintas. 
 
E igual como podemos tener Hospitales Digitales, lo mismo es la gran revolución que estamos viendo en todas partes. Si al fin y al cabo todas las industrias están amenazadas.  Vean ustedes lo que ha pasado, cómo industrias que no existían hace 20 años, han desplazado a industrias que creían tener un dominio y una hegemonía total. 
 
Para qué decir lo que está pasando con Uber, que no tiene un solo vehículo y que está amenazando a toda la industria del transporte. Lo que está pasando con Airbnb, que no tiene un solo hotel, y que está amenazando a toda la industria de la hotelería. Lo que está haciendo Google, que está amenazando a toda la industria de las comunicaciones, en fin.
 
El desafío es de tal magnitud, que quedarse parado, que antes era una opción viable, hoy día significa condena a muerte inmediata.
 
Por eso yo creo que la Alianza del Pacífico tiene que renovarse íntegramente, olvidarse, no caer en la tentación de dormirse en los laureles y enfrentar desafíos que vienen por delante, que son más grandes y, al mismo tiempo, más motivantes que los que hemos enfrentado hasta ahora.
 
Luis Alberto Moreno: Dentro de todos los temas que se hablan aquí en Naciones Unidas, claramente uno de los temas es el tema medioambiente, nos vimos hace un rato en la reunión de One Planet, pero usted hizo una cosa realmente vanguardista, que fue tomar una decisión de acabar con el plástico en Chile.
 
Y si uno observa lo que pasa en toda nuestra costa Pacífico, de México hasta Chile, hoy en día se han constituido literalmente islas de plástico. 
 
Y me pregunto si aquí no hay una gran oportunidad para la Alianza, para sustituir el plástico.  Usted recordaba esa famosa película “El Graduado”, que cuando llega y le pregunta a la familia “bueno, ¿y qué tengo que hacer?”, y dice “it is plastics”, Dustin Hoffman dice “it is about plastics”. Pero resulta que hoy en día es “about replacing plastics”.
 
¿Cómo se le ocurre que uno podría, Presidente, resolver…?
 
Presidente Piñera:  Pero una cosa, antes que se vaya, Presidente: quiero, y sé que yo soy el que tengo más canas de los cuatro, lo cual me da mucha envidia, pero al mismo tiempo les quiero recordar que “las nieves eternas sólo viven en las más altas cumbres”.  Pero quiero agradecerle al Presidente Peña Nieto, porque me tocó trabajar con él en el primer Gobierno y ahora nuevamente en este segundo Gobierno, y solamente contarles una anécdota: yo conocí al Presidente Peña Nieto cuando era Presidente electo, y llegó a nuestra casa con su encantadora mujer, muy tarde, y con muchas botellas de Tequila. Y para hacer el cuento corto, él nos contó todos los planes que tenía para México, y nosotros nos tomamos el Tequila.  Así que fue un gran negocio para ambas partes.  Pero ha sido un gran aporte a México, a la Alianza del Pacífico, un gran amigo, una persona que merece el homenaje, la gratitud y el reconocimiento de todos los que somos parte de la Alianza del Pacífico.
 
Bueno, antes de contestar la pregunta, que es un tema importante, pero antes algo muy breve.  El Presidente Vizcarra nos hablaba de la diferencia entre sector público y sector privado. En las cuentas nacionales, al sector privado se lo mide por lo que produce; al sector público se lo mide por lo que gasta. Literalmente es así.
 
Y, por tanto, el sector privado tiene que pasar el test del mercado. Si sus ingresos son menos que sus gastos, quiebra y desaparece.  Si en el Estado los ingresos son menos que los gastos, aumenta los impuestos o deja de pagar, pero nunca desaparece.
 
Y, por lo tanto, es cierto de que uno con el Estado tiene que tener una actitud mucho más vigilante, mucho más desafiante, estar permanentemente cuestionando, porque no hay ese test de sobrevivencia que las empresas privadas tienen que vivir todos los días.
 
Por eso es tan importante hacer, permanentemente, esa actitud de estar cuestionando.
 
Por ejemplo, nosotros en Chile creamos dos oficinas, que se llaman GPS y OPEN.  GPS significa Gestión de Proyectos Sustentables, porque vimos que había USD 65 mil millones de proyectos de inversión que estaban atrapados en alguna parte de la telaraña del aparato del Estado.  Y, por tanto, identificamos los proyectos, y una vez a la semana nos reunimos proyecto por proyecto para ver dónde está trancado, si se justifica o no se justifica, y en la inmensa mayoría de los casos no hay ninguna justificación, está guardado en un cajón, hay negligencia, no hay estímulo o incentivo, “el que nada hace, nada teme”, que es una cultura que a veces se apropia del Estado.
 
Por eso, el tema del Estado no es un tema del tamaño del Estado, como piensan algunos, es la calidad del Estado, que en nuestro país tenemos que cambiarla, o en nuestros países, radicalmente.
 
Y la oficina OPEN, que significa Oficina de Productividad y Emprendimiento Nacional, que lo que tiene que hacer es revisar y cuestionar todas las normas, las restricciones, las regulaciones, las leyes, para ver cuáles de ellas aportan y cuáles de ellas frenan.  Porque esto es un poco cómo los organismos públicos, las regulaciones resisten el test o pasan el test de la inmortalidad.  Cuando hay una necesidad, se crea un organismo público; cuando la necesidad desaparece, el organismo público nunca desaparece.  Porque los que están adentro saben que les conviene submarinearse y pasar, en consecuencia, y siguen sobreviviendo.
 
Entonces, la idea de estar permanentemente cuestionando cómo modernizamos el Estado, cómo eliminamos regulaciones innecesarias, cómo simplificamos regulaciones, cómo a veces terminamos con estas duplicaciones, triplicaciones, contradicciones de organismos múltiples que están en la misma tarea, contradiciéndose, frenándose unos con otros, en una tarea permanente que en nuestros Estados es absolutamente fundamental.
 
Y eso requiere mucha dinámica, mucha energía, mucha fuerza y mucha voluntad de chocar contra intereses creados o de chocar contra temores infundados.
 
Dicho esto, yendo al tema de los plásticos: bueno, la verdad es que una bolsa de plástico toma un segundo en producirse, se utiliza, en promedio -yo estoy hablando de las bolsas de plástico que se usan en los centros comerciales, principalmente- 15 minutos, y después tarda 400 años en degradarse.
 
Entonces uno dice ¿valdrá la pena?  Hoy día tenemos, estamos muy cerca de que existan más bolsas plásticas que peces en el océano.  Y tenemos estas islas gigantescas, una en el Pacífico Norte, que hay una nueva tecnología que está en prueba en este instante, que la estamos también trayendo a Chile, que es una nueva forma de que el plástico se acerque a una red que la captura, más que, que vaya uno a buscar el plástico por todas partes, que es un experimento que hace un joven innovador, que ha recibido mucho apoyo y mucho respaldo, ha estado mucho en la prensa últimamente, está en prueba en el Pacífico Norte.
 
Pero lo que hemos hecho nosotros es decir “tenemos que cambiar la cultura”, porque antes creíamos que el mar, el aire, los lagos, los ríos, los bosques, eran infinitos, que podíamos disponer de ellos, porque ellos tenían capacidad de autogenerarse y compensar con creces.  Eso se acabó. No hay nada infinito, salvo la imaginación, la creatividad, la capacidad de emprendimiento, la inteligencia del ser humano.
 
Y, por lo tanto, decidimos hacer un cambio cultural, y pasar de la cultura de lo desechable, “lo uso y lo boto”, a la cultura de lo reciclable, “lo que puedo usarlo nuevamente lo vuelvo a usar, en su misma forma o lo regenero de otra forma”.
 
Y por eso prohibimos las bolsas plásticas en Chile, y curiosamente la reacción ha sido excelente. O sea, de parte de la población, el grado de aprobación de esta medida, el grado de adaptación de la población a esta nueva forma de enfrentar y asumir tareas cotidianas, ha sido muy importante.  Y eso nos va a permitir terminar, en Chile teníamos, creo, que 12 mil millones de bolsas plásticas al año, y obviamente esas bolsas plásticas terminan en alguna parte, y una las veía en los basurales, en las ciudades, en los campos, en la costa, en los mares, y muchos peces se habían comido ese plástico y, finalmente, toda la cadena alimenticia termina en el ser superior, que es el ser humano.  Así que nosotros también estábamos ya comiendo plástico, indirectamente a través de parte de lo que comían los peces o los pájaros.
 
Y por eso fue una medida importante, pero es un primer paso. Por eso en esto, el Presidente Peña Nieto decía “audaz”. 
 
La Web 1.0 conectó computadores con computadores; la Web 2.0, computadores con personas; la Web 3.0 -que es la que está ahora- computadores con personas y con cosas, en el marco de una inteligencia artificial y una capacidad infinita de almacenar y procesar datos. Y por eso nos va a cambiar la vida en una forma total, porque las cosas van a ser inteligentes, estar integrados a un sistema que tiene más conocimiento, mayor capacidad de análisis, mayor capacidad de decisión que lo que uno puede hacer en el mundo tradicional.
 
Y por esa razón, otra propuesta que quiero hacer a la Alianza del Pacífico es, por ejemplo, nosotros estamos a punto de licitar la banda para la red 5G, que es cien veces más rápida que la 4G, y por eso si queremos tener, de verdad, un sistema que funcione con la velocidad que la gente exige en los tiempos modernos, que conecte todas estas cosas, necesitamos no solamente capacidad de almacenamiento, necesitamos capacidad de transmisión de datos infinitamente mayor.
 
Y en eso no nos podemos quedar atrás, porque si nos quedamos atrás en eso, es como que no hubiéramos aprendido el idioma, como que no hubiéramos descubierto el fuego, como que no hubiéramos descubierto el vapor.
 
Entonces, en esa materia, es otro tema donde podemos hacer perfectamente bien que nos pongamos de acuerdo. Los grandes países ya acaban de seleccionar, porque es muy importante sintonizar, porque eso significa que vamos a estar en el mercado masivo de los equipos, más económicos, la revolución tecnológica va a ser más rápida.
 
Es peligroso equivocarse en esto, como por ejemplo que Argentina se quedó en televisión con el Sistema PAL, cuando todo el mundo se fue por un sistema distinto. Uno tiene que, en esta materia, buscar donde va a estar la concentración, porque aquí hay puras economías de escala, y eso sí que podemos hacer, de tener un único sistema y una sola banda, y un sistema de cómo enfrentamos juntos este salto adelante de la red 4G a la red 5G, que es la red del futuro, y que en esto un día de retraso no es como antes, que uno ni siquiera se daba cuenta.
 
Lo mismo yo le mencionaba anteriormente, en la Alianza del Pacífico, que la firma electrónica sea reconocida por todos los países. Cada uno de nuestros países tiene un sistema de comercio electrónico autónomo y digital, nosotros tenemos un sistema que se llama SICEX, que permite a los exportadores e importadores hacer todos sus trámites en línea. Sin embargo, si uno quiere hacer ese mismo trámite con Perú o con Colombia, no estamos en línea, y eso sí que es algo que sí se puede hacer, porque es un problema de los protocolos de conexión y, por lo tanto, permitir que el comercio entre nuestros países no solamente sea libre, sino que sea fácil, expedito, económico, simple.
 
Y eso es lo que va a permitir el ingreso de la pequeña y mediana empresa, porque no va a tener para qué sortear una maraña de obstáculos y dificultades - abogados, contadores, etc.- sino que va a estar simplificado en la tecnología amistosa si integramos nuestros sistemas de comercio exterior.
 
Ésa es la nueva etapa que viene en la Alianza del Pacífico, y ya estamos en 96%, nosotros querríamos ir a 100% ya, así que, si están de acuerdo, podemos tomar ese acuerdo aquí mismo, de pasar del 96 al 100% a partir de ahora. Como el Presidente Peña Nieto está de ida y yo sé que está de acuerdo.
 
Por ejemplo, tenemos cuatro países que son miembros asociados, y hace demasiado tiempo, se van a jubilar como candidatos a miembros asociados. Yo hoy día me reuní con Canadá, sé que conversaron con usted, con Nueva Zelanda, está también Singapur, y el cuarto país que es candidato a miembro asociado es Australia. Ahí tenemos un tema que ya lo llevamos demasiado tiempo y que no hemos logrado dar ese salto adelante de incorporarlo.
 
Todos nosotros somos o vamos a ser parte del nuevo TPP, el TPP que tanto empujó Estados Unidos en los tiempos de Obama y que tanto rechazó Estados Unidos en los tiempos del Presidente Trump. Ahí todos nosotros estamos postulando a eso y ahí tenemos un marco o un estándar.
 
Luego, lo que podemos hacer dentro de la Alianza del Pacífico es enorme.
 
Pero volviendo al tema del medio ambiente, ése es un tema, porque la verdad es que hoy día escuchábamos al presidente del Banco Mundial decir “mire, el Banco Mundial tiene muchas prioridades, pero ‘la’ preocupación -y también lo decía el Secretario General de Naciones Unidas en una reunión que tuvimos con él hoy día- es el tema del calentamiento global, el cambio climático y cómo el medioambiente puede transformarse en el principal premio y obstáculo”.
 
Hace un tiempo atrás, yo vi en la revista “The Economist”, la revista “Time” una foto del planeta Tierra, con un titular que decía “Salvemos al planeta Tierra”. Yo pensé que el planeta Tierra lleva 4 mil millones de años, ha resistido todo: el diluvio -los que creemos en el diluvio-, los choques de aerolitos, las glaciaciones, las inundaciones, los terremotos y ahí está; si lo que está en peligro no es el planeta Tierra, o al menos antes que el planeta Tierra, está en peligro la sobrevivencia del ser humano en el planeta Tierra, que somos invitados de última hora, comparado con el tiempo que ha estado el planeta Tierra. Y, por lo tanto, eso es; de hecho, 99 de cada 100 especies que alguna vez existieron, dejaron de existir y no queremos nosotros incorporarnos a esa lista.
 
Por lo tanto, el tema del medioambiente, cómo hacer compatible desarrollo con medioambiente, la naturaleza hace mucho tiempo que está dando gritos de angustia, diciendo “cuídenme, porque si no me cuidan, yo no los puedo cuidar a ustedes”.
 
Y vea usted lo que pasa: tuvimos el Protocolo de Kioto, donde los dos países que más contaminan o que más emiten, Estados Unidos y China, no concurrieron; tuvimos el Acuerdo de París y ahora tenemos muy próximamente la reunión de Cracovia, en Polonia, donde entraron Estados Unidos y China, pero Estados Unidos se salió. Y, por lo tanto, ahí hay un desafío gigantesco.
 
Ahora, cada país tiene dos cosas, una cosa es el efecto que produce su propia contaminación dentro de su propio territorio, y ahí cada país tiene incentivos para cuidarse, porque se está causando daño a sí mismo, pero otra es el efecto que produce en la emisión de gases de efecto invernadero, que es da lo mismo donde se produce, el efecto es global. Y, por tanto, si yo ahorro una tonelada de CO2 y la emite un país en cualquier otra parte o extremo del mundo, el efecto sobre el país original es el mismo.
 
Entonces, ahí tenemos un grave problema, porque los Acuerdos de París, para pretender controlar el aumento de la temperatura no más de 2 grados con respecto al año 2100, con respecto a la era preindustrial, no se están logrando. Y, de hecho, ni con eso logramos hacer garantizar la sobrevivencia.
 
Hoy día escuchaba a la Presidenta de las Islas Marshall que decía que el problema de ellos es que al año 2030 -de acuerdo a las expectativas- la isla desaparecerá por el alza del nivel del mar, y contra eso no pueden adaptarse. No hay adaptación si el agua va a estar por encima del nivel de la isla.
 
Entonces, ahí hay un desafío gigantesco que no lo estamos tomando en serio.
 
Y termino diciendo que a nuestra generación le pasa una cosa muy impresionante: es la primera generación que sufre los efectos del cambio climático y es la última generación que va a poder hacer algo para evitar que ese cambio climático termine con la sobrevivencia del género humano en este mundo.