Presidente Piñera participa del Décimo Encuentro Anual de Energía Eléctrica

5 JUN. 2018
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El Presidente de la República, Sebastián Piñera, asistió al encuentro que reúne a líderes de la industria eléctrica, cuya temática se centró en desafíos de la transición energética en los segmentos de generación, transmisión y distribución.

Muy buenas noches:
 
Quiero saludar a todos, y continuar con lo que nos decía el Génesis -porque el primer gran aporte a la energía en el mundo, está en el primer Libro del Antiguo Testamento-, cuando Dios dijo “hágase la luz”, y se hizo la luz, una energía gratis, limpia, renovable y que nos acompaña desde entonces.
 
Yo sé que no es fácil hablar de energía ante una audiencia que, sin duda, es tan experta y tan conocedora del tema.
 
Les voy a contar una anécdota. Cuando yo fui elegido senador, hace muchos años, un rector de una prestigiosa universidad me invitó a participar como expositor ante la comunidad universitaria, sobre el tema de la Reforma Constitucional. Yo le pregunté “¿por qué me invita a mí?  Yo no soy constitucionalista, yo soy abogado”.  Y me dio muchas razones, pero ninguna contundente. “Ya, dígame la verdad”. Me dijo, “la verdad es que el expositor principal acaba de decir que no puede venir, los tres sustitutos tampoco pueden venir, así que te necesitamos para salir del paso”. Y me dijo, “además, no te sorprendas tanto, porque ahora que eres senador, te va a tocar muchas veces hablar de temas que no conoces, frente a audiencias que lo conocen mucho mejor”.  Y la verdad es que tenía toda la razón.
 
Yo quisiera empezar por contarles cuál es la tarea, cuál es la misión de nuestro Gobierno. No los voy a aburrir, porque lo dijimos en la Cuenta Pública, pero es básicamente una misión que la hemos tomado en forma muy seria, que es transformar a Chile en un país desarrollado y sin pobreza, antes que termine la próxima década. Y queremos un desarrollo de verdad, integral, inclusivo y sustentable.  Integral, no sólo desarrollo material, sino que en todas las facetas de la vida humana; inclusivo, que llegue a todas las familias y hogares chilenos; sustentable, que sea más amistoso y más respetuoso de nuestro medio ambiente y de nuestra naturaleza, de lo que ha sido nuestro desarrollo en el pasado.
 
Y las tres, los tres adjetivos tienen que ver con la industria de la energía, que va a tener que hacer un gran aporte para que esa misión y esa tarea puedan llevarla a buen puerto.
 
Yo creo que es fundamental recoger las lecciones de la historia de nuestro país, y yo creo que son básicamente dos: cada vez que nos hemos dividido, hemos cosechado nuestras más amargas derrotas; cada vez que nos hemos unido, hemos conquistado nuestros más grandes triunfos. Y esa lección de unidad, que significa diálogo, acuerdos, colaboración, no podemos volver a olvidarla.
 
Y la segunda, la importancia del crecimiento económico. Cada vez que nos olvidamos del crecimiento económico, el sistema termina por descarrilarse. Y ésas son dos lecciones que yo siento que los chilenos hemos aprendido y que nuestro Gobierno tiene grabado a sangre y fuego en su mente y en su corazón.
 
Por otra parte, el sector energético -que es algo que afecta nuestras vidas en todos los ámbitos del quehacer humano, en nuestros hogares, en nuestros lugares de trabajo, en nuestras ciudades y, sobre todo, en nuestro futuro- tiene que jugar un rol esencial para que este proyecto de un país desarrollado y sin pobreza pueda llegar a buen puerto.
 
Y, de hecho, en Chile se da una paradoja, porque fuimos un país pobre en las energías del siglo pasado, básicamente combustibles fósiles, petróleo, gas y carbón, pero gracias a Dios, somos inmensamente ricos en las energías del presente y del futuro. 
 
¿Qué país tiene el potencial que tiene Chile en las nuevas energías, limpias, renovables, sustentables?
 
¿Qué país tiene más de 4 mil kilómetros de cordillera y de mar, con un desnivel en un espacio muy angosto? y, por tanto, significa que esa tierra larga y angosta puede ser una tierra muy poderosa para generar energía hidroeléctrica.
 
¿Qué país tiene las radiaciones que tiene Chile en sus desiertos del norte? 
 
¿O la potencia geotérmica de un país que concentra más del 25% de los volcanes activos del mundo?
 
¿O que tenga la potencia de la energía de las mareas, la energía del viento? 
 
Sin duda, estamos muy bien parados para enfrentar los desafíos de una matriz energética más limpia, más renovable, más sustentable y más económica.
 
Pero ésas son oportunidades, y cuando uno se queda sentado mirando las oportunidades, pueden pasar frente a uno mismo, sin ser capaz de asirlas ni mucho menos aprovecharlas.
 
Pero, además, estamos en un período muy emocionante y muy atractivo en materia de energía, porque estamos presenciando una de las revoluciones tecnológicas más formidables que haya conocido el mundo de la energía en toda su historia.  Tendríamos que remontarnos, tal vez, a cuando el hombre pasó de depender de la fuerza de sus músculos o de los animales y pudo empezar a aprovechar la fuerza del vapor, que fue lo que dio origen a la Revolución Industrial.
 
Las nuevas energías van a dar origen, alimentación y sustento a muchas revoluciones que van a cambiar nuestras vidas en forma mucho más profunda, mucho más amplia, que como ya las cambió la Revolución Tecnológica de los últimos 20 o 30 años.
 
Por eso que uno de los desafíos más grandes es aprovechar este cambio tecnológico, aprovechar estas maravillosas ventajas naturales que Dios puso en nuestra tierra y no solamente ser líderes en materia de generación, distribución y transmisión, sino que también, intentar ponernos a la vanguardia en materia de tecnología, las nuevas tecnologías de las energías del futuro.
 
Yo estoy seguro que ésta es una de las grandes amenazas, desafíos y oportunidades que tiene hoy día la humanidad.
 
Hoy es el Día Internacional del Planeta y del Medio Ambiente y, por lo tanto, tenemos que darnos cuenta que no podemos seguir contaminando nuestra tierra, nuestro mar, nuestro aire, nuestros ríos, nuestros lagos o emitiendo gases de efecto invernadero, en la forma que lo hemos hecho en los últimos 30 años. De hecho, el 9º Informe del Panel de Expertos Internacionales sobre Cambio Climático y Calentamiento Global, confirma dos cosas: que el cambio climático es un fenómeno que se está acelerando, en lugar de desacelerarse; y que el hombre es el principal responsable de ese cambio climático.
 
Las metas que se puso el Acuerdo de París en esta materia, es contener a que la temperatura no aumente más de 2 grados con respecto a lo que era antes de la Revolución Industrial. Bueno, hasta ahora no estamos logrando esa meta, y se decía que el no logro de esa meta era sinónimo de una catástrofe.
 
Afortunadamente, en el Acuerdo de París, los dos países más contaminantes y más emisores de gases de efecto invernadero del mundo, como son China y Estados Unidos, por primera vez, suscribieron el Acuerdo. Desafortunadamente, uno de ellos, Estados Unidos, se salió del Acuerdo. Afortunadamente el Presidente Trump, hace unos días, dijo que lo iba a reconsiderar. Veremos qué nos trae en esta materia las decisiones de esas dos grandes potencias.
 
Pero, sin duda, que uno de los desafíos más grandes que tenemos para poder aprovechar el potencial de nuestro país, es adquirir, mantener y fortalecer ese liderazgo y ese dinamismo en las nuevas energías del siglo XXI. 
 
Y ese cambio ya empezó, pero no se va a detener.  Y aquí, el que se queda pestañeando, pierde, y el que no avanza, retrocede. Y, por tanto, si bien hemos hecho grandes logros, tenemos por delante la parte más difícil del camino a recorrer.
 
Y por eso, nos sentimos muy contentos que con un trabajo liderado por la ministra Susana Jiménez, muy participativo -sé que estuvieron en todas las regiones de Chile, que conversaron con cientos de personas de distinta naturaleza, expertos, académicos, gente del mundo de la energía, ciudadanos, organizaciones gremiales-, lograron poner por delante un compromiso, que se refleja en la Ruta Energética 2018-2022, que tiene un sello ciudadano, que es parte esencial de un éxito en la concreción de esa Agenda Energética para nuestro país.
 
Se trata de una gran iniciativa que, sin duda, esperamos marque una verdadera hoja de ruta, una carta de navegación hacia los cambios que Chile requiere en el mundo de la energía.
 
Su punto de partida es el Chile de hoy, pero su puerto de llegada o de destino, es un Chile que en materia energética adquiera, en plenitud, ese liderazgo y ese dinamismo que tenemos las posibilidades de lograrlo, pero que depende de nosotros alcanzar esa meta.
 
Y la verdad es que el país tiene, y ya lo decía, una enorme ventaja comparativa y oportunidad de no solamente liderar en materia de producción, distribución y transmisión, sino que también en materia de tecnologías.
 
Hay países que llevan la delantera en esta materia, pero nadie tiene las ventajas comparativas que tiene Chile y ustedes saben que, en materia tecnológica, nada está escrito: depende de la voluntad, depende de la intención, depende de los incentivos y depende también de la capacidad de desatar las fuerzas de la libertad, de la imaginación, de la creatividad, de la innovación y del emprendimiento, tan necesarias en toda actividad humana y, particularmente, en el mundo de la energía.
 
Por ello, tenemos no solamente que sumarnos a estos cambios, tenemos que ir a la vanguardia de estos cambios.
 
Y a eso apunta la Ruta Energética Chile 2018-2022, y el objetivo es avanzar hacia una matriz energética mucho más limpia, mucho más renovable, mucho más sustentable, mucho más económica. De hecho, yo entiendo que la electricidad es apenas el 20% de la matriz energética de nuestro país y eso, sin duda, va a aumentar, eso va a ocurrir de todas maneras, con o sin nuestra voluntad, pero tenemos que hacerla aumentar en forma mucho más rápida, porque va a reemplazar a otros combustibles como el petróleo, el diésel, el carbón o el consumo de leña, que está produciendo muchos problemas de toda índole, especialmente ambientales, a nuestras familias y a nuestro país.
 
Ministra, yo quiero decirle que usted tiene un gran desafío y una tarea por delante, pero nosotros -una parte voluntaria, la otra parte involuntaria- le hemos puesto dos dificultades adicionales en el camino.
 
Partamos por la que no depende de nosotros: el precio del petróleo, que estaba en USD 40 hace muy poco, hoy día está en USD 75 el petróleo Brent y eso es una dificultad, pero es un incentivo a acelerar esta revolución tecnológica en nuestro país.  
 
La segunda dificultad, ministra -que no la tuvo el Gobierno anterior, y usted sí la va a tener- es que Chile, por fin, está volviendo a crecer con fuerza: el crecimiento del producto el mes de marzo fue 4,6%, el mes de abril 5,9% y yo les aseguro a ustedes que Chile está recuperando, no es que esté garantizado ni que sea una batalla ganada, pero estamos haciendo todo lo humanamente posible, partiendo por recuperar la confianza, que es un elemento central para que Chile deje de vegetar en un crecimiento pobre y vuelva a liderar el crecimiento. Y eso significa mayor demanda por energía y cuando hay mayor demanda por energía, es más difícil, es más complejo, poder encontrar fuentes de energías limpias, renovables, económicas y sustentables.
 
Así que, su desafío, ministra, por estas dos razones es mayor que la que sentíamos o creíamos hace muy poco tiempo.
 
Pero en base a esto, yo quiero plantear cuáles son los grandes compromisos, metas y tareas que contemplan la Ruta Energética:
 
Primero, levantar un mapa de la vulnerabilidad energética de nuestro país, porque es esencial para alcanzar un desarrollo energético que incluya también a los sectores que han estado marginados del mundo de la energía;
 
Segundo, modernizar la institucionalidad energética para aumentar la eficacia de las normas, de las reglas, de la gobernanza, que dependen en gran medida de leyes, reglamentos y procedimientos, en que el Estado -sin duda- tiene mucho que avanzar;
 
Tercero, reducir significativamente el tiempo de tramitación de todos los proyectos, pero muy especialmente de los proyectos energéticos que hoy día tardan años. Y no solamente tardan años, durante todo ese proceso, hay una permanente incertidumbre, que hay muchas personas que tienen facultad para botar los proyectos y muy pocos que tienen facultad para aprobar los proyectos.
 
Por eso estamos cambiando el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, la ministra Cubillos lo ha dicho, queremos que el resultado sea que el “no” sea temprano y el “sí” sea definitivo, para dar más certeza y, por tanto, permitir un boom de inversiones en el sector energético para sustentar y alimentar esa revolución tecnológica que queremos implementar;
 
Cuarto, multiplicar por cuatro la capacidad de generación distribuida renovable de pequeña escala: ésta es una meta a cuatro años, por eso cuando multiplicamos por cuatro, ministra, es porque son cuatro años; si usted quiere multiplicamos por dos, pero le acortamos el plazo a dos años, usted puede escoger.
 
Quinto, aumentar en diez veces el número de vehículos eléctricos que circulan en este país. Sin duda que tenemos que electrificar el transporte público, porque es una de las principales fuentes de emisión de CO2, de gases de efecto invernadero, de contaminación. Y, por tanto, la gran solución es electrificar el transporte público.
 
Y ésa fue una de las muchas razones por las cuales decidimos hacer una nueva licitación del sistema de transporte público en la Región Metropolitana, además de que habían cautelares y juicios que ponían en duda todo el proceso, era porque quisimos aprovechar esta oportunidad, en que se relicitan por diez años, de dar un gran salto adelante hacia un nuevo sistema de transporte público, el transporte Tercer Milenio, que reemplace al que todos sabemos es un fracasado sistema denominado Transantiago;
 
Sexto, modernizar la regulación de la distribución eléctrica mediante un proceso mucho más participativo;
 
Séptimo, regular mejor los biocombustibles sólidos, como la leña y sus derivados que están causando estragos, en este mismo instante, en muchas de las ciudades del sur, como Rancagua, Temuco, Coyhaique, donde el aire prácticamente se ha convertido en irrespirable;
 
Octavo, establecer un mejor marco regulatorio para la eficiencia energética, que genere verdaderos incentivos para el uso eficiente de la energía en los sectores de mayor consumo y que cree una nueva cultura de eficiencia energética en nuestro país. Y en eso, tenemos que empezar, la caridad empieza por casa, tenemos que empezar por hacer mucho más eficiente el consumo energético del propio sector público;
 
Noveno, iniciar el proceso de descarbonización de nuestra matriz energética. Lo discutimos mucho con la ministra y ustedes se adelantaron, porque llegaron a un acuerdo voluntario en que se comprometieron a descarbonizar nuestra matriz energética. Entiendo que la meta es llegar a un porcentaje de energías limpias y renovables no carbonizadas de cerca del 70% hacia el año 2030, lo cual es aún más rápido que la meta que nos habíamos fijado hace muy poco tiempo atrás y con esto reducir significativamente las emisiones de CO2 y de gases de efecto invernadero.
 
Y yo estoy seguro que nunca debemos olvidarnos que la mejor energía, la más económica, la más limpia, la más sustentable, la más renovable, es la energía que dejamos de consumir y, por tanto, la eficiencia y el ahorro energético, en un país que tiene mucho que avanzar en esa materia, estamos implementando o continuando la implementación porque muchas de estas cosas vienen del pasado y también del Gobierno anterior, a cual sin duda reconocemos sus logros y avances, pero también tenemos derecho a sincerar el punto de partida, aunque a  algunos esto les pueda molestar.
 
Porque la verdad es que todo el proceso de etiquetado, de mejor información, para que los ciudadanos tomen esa conciencia de hacer un país más eficiente en materia energética, es fundamental. Y por eso pensamos que es importante empoderar a los consumidores, informarlos mejor, que puedan tomar mejores decisiones en la compra y en el uso de todos los artefactos que requieren energía y también que requieren electricidad.
 
Y para abastecer los nuevos usos eléctricos y la mayor demanda energética que el crecimiento económico ya está generando. Y ustedes saben que la energía tiene un crecimiento mayor que el crecimiento del producto, así que cuando hablamos de 4,6 o 5,9, que son dos meses extraordinarios, que nadie está prometiendo que eso va a ser algo automático, tenemos que conquistar todos los días la recuperación de nuestra capacidad de crecer, porque la descuidamos mucho en los últimos tiempos.  
 
Pero la verdad es que el plan de energía lo que busca es reducir todas las barreras y obstáculos partiendo por los sistemas de Evaluación de Impacto Ambiental que han dificultado no solamente la inversión, sino que la innovación, el emprendimiento, la búsqueda de mejores soluciones; y, dentro de ello, les recuerdo que está la Oficina de Gestión de Proyectos Sustentables (GPS), para que marque no solamente el punto de partida, sino que también nos dé la dirección.
 
Y vamos a definir un rol más amplio del Ministerio de Energía, que va a participar más activamente en los procesos de Evaluación de Impacto Ambiental de los proyectos energéticos, para que la voz de este sector esté muy bien representada en los procesos de Evaluación de Impacto Ambiental.
 
Y esto va a requerir muchos esfuerzos en muchos frentes. Por ejemplo, hemos identificado que hay una enorme necesidad de capacitación de los técnicos y los profesionales, que nos permitan adquirir esa vanguardia y liderazgo en materia de tecnología y de producción, distribución y transmisión de energía. Y eso es algo que, sin duda, es un nuevo desafío que tiene que afectar nuestro sistema de educación y nuestro sistema de capacitación.
 
Quisiera terminar diciendo que esta modernización energética es un elemento o un insumo insustituible para alcanzar ese país con un desarrollo integral, inclusivo y sustentable, todo con un solo norte: mejorar la calidad de vida de todos nuestros compatriotas, facilitarles el camino para que puedan aprovechar en plenitud las oportunidades y los talentos que Dios nos dio y darles también las seguridades de que nadie se va a quedar atrás en el camino y que si alguien tropieza no va a quedar solo y abandonado, sino que vamos a tener una sociedad solidaria que lo va a ayudar a volver a ponerse de pie y volver a caminar.
 
Y en eso les pido a todos ustedes su apoyo, su aporte, su entusiasmo, sus ideas y sus inversiones para facilitar esta Ruta Energética y esta ruta hacia el desarrollo, que es la gran misión, el gran desafío de nuestra generación, la generación del Bicentenario.
 
Muy buenas noches y muchas gracias.