Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza la ceremonia de apertura de la I Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Seguridad Pública y Crimen Organizado del Consenso de Brasilia

18 ABR. 2024
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S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, encabeza la ceremonia de apertura de la I Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Seguridad Pública y Crimen Organizado del Consenso de Brasilia.

Muy buenos días a todas y a todos los presentes.
 
Es realmente un honor darles la bienvenida a nuestro país porque esta cita, como decía nuestra ministra en el Interior, Carolina Tohá, es especialmente importante y crucial para nuestra región. Ustedes tienen en vuestras manos uno de los temas que más preocupa hoy a nuestros pueblos y que representa un tremendo desafío para las democracias latinoamericanas, la seguridad pública y el desafío de enfrentar eficazmente al crimen organizado.
 
Quiero, además, saludar y dar las gracias a alguien que no está con nosotros en esta oportunidad, pero que, sin su iniciativa, esta reunión seguramente no sería posible, el Presidente Lula. Agradezco al Presidente Lula por haber promovido el encuentro de Presidentes que dio paso al Consenso de Brasilia, instancia que hoy nos reúne.
 
Mucho hemos hablado de la integración latinoamericana, de la integración sudamericana en los últimos años, pero nos hacen falta más acciones concretas como esta. Por lo tanto, esta iniciativa del Consenso de Brasilia que hoy se materializa es una muy buena noticia para los anhelos de integración de nuestros países hermanos.
 
También agradezco a la banca de la CAF, de la cual Chile ha vuelto a formar parte en nuestra administración, por su apoyo en la organización y el éxito de esta iniciativa y por su aporte a la integración latinoamericana.
 
Estimadas y estimados, tenemos un desafío que es común y la principal demanda de nuestras sociedades. Permanentemente recorro el país, ayer estuve en el Centro Sur en la Región del Maule y en la Región del Ñuble; antes de ayer en la Región de Antofagasta, en la ciudad de Calama y en la comuna de María Elena. Y en cualquier lugar la gente nos plantea que su principal preocupación, además de las propias específicas regionales es la seguridad. Seguramente en vuestros países también sucede algo parecido.
 
La seguridad es una condición base habilitante para el ejercicio de la mayoría de las libertades y derechos. Por eso, independiente del color político de nuestros gobiernos, es importante que la tomemos profundamente en serio y nos hagamos cargo con eficacia de esta demanda de nuestros pueblos.
 
Hoy, además, enfrentamos formas delictivas que son mucho más complejas y violentas. El crimen organizado y el narcotráfico representan un problema de seguridad para las personas y, también, para las instituciones. Son organizaciones que buscan de manera activa corromper nuestra institucionalidad, copar además los espacios públicos arrebatándoselos a los ciudadanos y estableciendo poderes territoriales que desafían la presencia del Estado. Frente a esto no podemos dar ni un paso atrás, no podemos ceder ni un centímetro en esta batalla. A la delincuencia, al crimen organizado y al narcotráfico les vamos a ganar, pero les vamos a ganar juntos.
 
Estas amenazas son particularmente graves para nuestras democracias. Si nuestras democracias no se muestran robustas, decididas, con iniciativa, se abre paso a soluciones autoritarias y populistas que terminan restringiendo libertades y, por lo general, terminan aumentando la violencia.
 
El Estado democrático tenemos la convicción que tiene todas las herramientas y capacidades para enfrentar este desafío, pero para ello necesita la coordinación estrecha de todos y cada uno de nuestros gobiernos. Este es un desafío policial y, también, es un desafío político y cultural.
 
Un elemento central de estas organizaciones criminales hoy es su carácter transnacional, por lo que sólo se puede enfrentar con éxito si es que países y Estados actúan de manera coordinada traspasando los límites de las fronteras nacionales.
 
Por eso he querido abrir este encuentro haciendo un enérgico llamado a la unidad de nuestros países, a la unidad de Sudamérica y a la unidad de América Latina para poder hacer frente común en el combate contra el crimen organizado y el narcotráfico. No nos podemos dejar impresionar por el actuar de las bandas criminales. Ante su organización y su despliegue transnacional, les convoco a que pongamos la solidez de nuestras democracias, la coordinación de nuestros Estados y lo mejor de nuestras capacidades policiales.
 
Para ello es clave y uno de los objetivos de esta reunión que avancemos en mecanismos de enlace permanente que permitan intercambiar información, coordinación y dar una respuesta contundente que esté a la altura de este desafío, lo que va a ser parte del debate que den en las próximas horas.
 
Esta reunión es un ejemplo de la diplomacia, de las virtudes del multilateralismo y del diálogo. Cuando hay voces en nuestros países que pretenden encerrarse en sí mismas y llaman a no relacionarse con otros Estados, nosotros decimos que la única manera de enfrentar los desafíos comunes que tenemos en América del Sur es, justamente, colaborando, con relaciones diplomáticas, con trabajo conjunto, con intercambio de nuestras autoridades, con trabajo conjunto de nuestras policías.
 
Es con este espíritu de unidad a que les invito a que abordemos diferentes dimensiones de los desafíos que tenemos por delante. En primer lugar, mejorar nuestra coordinación en el tema fronterizo con especial énfasis en los pasos no habilitados, tenemos fronteras en América del Sur que son amplias, que han sido porosas y que hoy necesitamos reforzar.
 
Debemos, además, fortalecer nuestro trabajo en materia de cooperación penitenciaria compartiendo experiencias ante una realidad en que muchas acciones delictivas son coordinadas desde las cárceles y con coberturas que van más allá de las fronteras de cada país.
 
El desafío de abordar de manera integral lo que significa la privación de libertad es tremendamente importante y, desde una perspectiva punitiva, una perspectiva retributiva y también, y esto es importante, nos interesa mucho compartir vuestras experiencias en materia de reinserción porque sabemos que parte importante de quienes cometen delitos han tenido o tienen algún familiar directo en la cárcel.
 
Por lo tanto, el tener una vista puesta en la reinserción y el cortar esa cadena, ese círculo vicioso, es fundamental para poder enfrentar el delito. Cuando las cárceles se transforman en escuelas del delito se vuelven un peligro. En cambio, cuando son herramientas de privación de libertad para la reinserción social pueden ser tremendamente útiles en la cohesión de nuestras sociedades.
 
Además, es fundamental lograr una coordinación estrecha en materia de lavado de activos, colaborando con acciones que intensifiquen la investigación patrimonial y financiera. Para esto, también necesitamos fortalecer nuestras instituciones dedicadas a esto, las unidades de análisis financiero, nuestras aduanas, el control de nuestros puertos. Está demostrado que golpear económicamente al crimen organizado es una de las formas más eficaces de contenerlo. Persigamos esa ruta del dinero, desbaratémoslos y dejémosles claro que, a partir de esos ilícitos, no se van a enriquecer a costa de los pueblos de América Latina.
 
A su vez, necesitamos avanzar a una visión compartida en materia de tráfico de armas y tráfico de drogas, y también frente a desafíos que son gravísimos y que amenazan la seguridad de nuestros pueblos como los secuestros y el sicariato que han proliferado como nuevas formas de acción delictual en nuestros países.
 
Quiero agregar otra dimensión del combate al crimen organizado y a la delincuencia en general. Desde la perspectiva de nuestro gobierno progresista, tenemos claro que la mano firme contra la delincuencia, el mejorar la eficacia de la persecución del delito y el fortalecer a nuestras policías es esencial para tener éxito en ganarle la batalla a la delincuencia, al crimen organizado y al narcotráfico.
 
Junto con ello, tenemos y, en particular, tengo la convicción que es necesario avanzar en otras formas de fortalecer la cohesión social. La experiencia que he podido ver en estos dos años de Gobierno es que los barrios que están más organizados comunitariamente, son barrios más seguros y que esa organización comunitaria pasa mucho porque el Estado fortalezca la sociedad civil mediante la educación, el deporte y la cultura. Nos interesa vuestra experiencia en aquello porque sabemos que hay ejemplos de ciudades que han tenido mucho éxito avanzando hacia una lógica de cohesión social, de fortalecer el tejido social.
 
Ayer inauguré, en la explanada del Museo de Arte Contemporáneo, el Congreso del MICSUR donde están representados cada uno de vuestros países. El MICSUR es el encuentro de las industrias culturales de América del Sur.
 
Paralelamente, mientras estamos discutiendo cómo fortalecer nuestras políticas de seguridad, estamos intercambiando experiencias culturales, intercambiando nuestras tradiciones y eso es un paso importante, desde nuestra perspectiva de gobierno progresista, en el combate contra la delincuencia.
 
¡Qué linda y qué importante experiencia fueron en nuestro país los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos! Donde se vivió una fiesta de unidad que, insisto, contribuye a construir mejores sociedades.
 
Estimados y estimadas, no podemos minimizar los hechos ni las percepciones de nuestras sociedades frente a la inseguridad. Esto es particularmente importante porque desde la política, a veces, tenemos la tendencia de resguardarnos en los datos fácticos, que son tremendamente importantes, es importante que, en la opinión pública, en particular la gente con cargos de responsabilidad, se debata en función de los datos, de cómo efectivamente estamos enfrentando el delito. Pero no podemos desconocer que la percepción respecto a la seguridad que existe en nuestros pueblos es igualmente importante.
 
Por eso, el trabajo coordinado de todas las instituciones de la sociedad, policías, gobierno, justicia y medios de comunicación, es relevante para ello porque cuando existe una percepción de inseguridad significa un límite al ejercicio de derechos tan básicos como circular en el espacio público. Y si hay algo que tenemos que recuperar en nuestra América Latina es el uso de los espacios públicos por parte de la gente honesta y trabajadora que es la gran mayoría, la inmensa mayoría de nuestros pueblos.
 
La inseguridad y el crimen organizado constituyen hoy por hoy el principal reto a nuestras democracias, son una amenaza global que traspasa fronteras y ante ello nuestra respuesta debe ser de unidad regional. De esta I Cumbre de Seguridad del Consenso de Brasilia espero que mande la clara señal en el camino de articulación y coordinación entre nuestros países y decir, cuando esta cumbre termine, que hemos comenzado un nuevo camino y que tenemos la decisión política de trabajar, en conjunto, independiente de las diferencias entre nuestros Gobiernos, para fortalecer nuestras democracias y construir una América Latina segura y en paz.
 
Nosotros, quienes estamos aquí sentados, somos aves de paso, los gobiernos pasan, los pueblos quedan y las políticas que desarrollemos para mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos son por las cuales, finalmente, nos van a juzgar y el mejor legado que podemos darles a nuestros diferentes países.
 
Muchísimas gracias y cuento con ustedes.