Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de la ceremonia de homenaje al exministro del Interior y Defensa Nacional del Presidente Salvador Allende Gossens, José Tohá González

15 MAR. 2024
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S.E. Presidente de la República, Gabriel Boric Font, junto a la ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá, participa de la ceremonia de homenaje al exministro del Interior y Defensa Nacional del Presidente Salvador Allende Gossens, José Tohá González, a 50 años de su muerte.

Muy buenas tardes a todas y todos los presentes.
 
En primer lugar, a Moy, con quién ha tenido la suerte de compartir algunas veces, a toda la familia de José Tohá, a los expresidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, a Luisa Durán que también nos acompaña y a todas las autoridades, ministros, compañeros de vida, de presidio, de historia, veo a Miguel Lawner, compañero de Dawson, a Alicia Lira y las agrupaciones de derechos humanos, familiares y detenidos desaparecidos y ejecutados políticos.
 
Hoy, por segunda vez en menos de una semana, nos reunimos para rendir homenaje solemne a un chileno víctima de la violencia que se abatió sobre nuestra patria, desde la mañana misma del 11 de septiembre de 1973. Este hecho no es menor, porque da cuenta de algo que en los últimos meses estuvo en discusión y fue parte del debate público: no se puede separar el golpe de Estado de las violaciones a los derechos humanos, son hechos indivisibles y, por lo tanto, la condena a las violaciones a los derechos humanos para que sea sincera, debe incluir lo que hicieron ese 11 de septiembre, partiendo acá en La Moneda.
 
El martes 12, en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, compartimos con la ex presidenta Bachelet y su familia en el acto en memoria del general Alberto Bachelet Martínez y hoy en el Patio de las Camelias del Palacio de La Moneda, recordamos a José Tohá González, quien fuera ministro del Interior y de Defensa Nacional, dirigente estudiantil, presidente de la Fech, periodista, abogado, leal colaborador y amigo del presidente Allende.
 
No solamente recordamos su faceta pública, sino también la de padre, hermano, esposo, militante socialista de toda la vida, chillanejo, director de la Última Hora.
 
No está de más hoy recordar que al ministro Tohá quisieron involucrarlo precisamente en el proceso caratulado como “Bachelet y otros”, un tinglado vergonzoso levantado por la dictadura para vejar, atormentar y calumniar a quienes, enfrentados a la ruptura de nuestra institucionalidad, tomaron la decisión de respetar la Constitución y las leyes. 
 
La conmemoración el año pasado en septiembre de los 50 años del golpe no fue, como quizás a algunos les gustaría, un punto final, sino que también inevitablemente es el inicio de una serie de conmemoraciones como esta, que se sucederán en los meses y años venideros. Y es que son muchos y son muchas los hombres, mujeres, jóvenes y no tan jóvenes que fueron asesinados, torturados, desaparecidos, exiliados y cuyas vidas que pudieron haber seguido floreciendo en nuestra patria fueron truncadas por el odio, la venganza y la ignominia.
 
Pienso en Carlos Lorca, en Reinalda Pereira, en Marta Ugarte, en Víctor Díaz, el Lumi Videla, en tantos otros cuyos nombres nos siguen pesando, nos siguen faltando.
 
Y es importante y es central para la salud de nuestra democracia el poder hacer memoria y honrar la memoria de quienes fueron asesinados por creer en un horizonte de justicia social construido en democracia, respetando plenamente y siempre las libertades públicas, como fue el caso invariable de José Tohá González y de todos quienes fueron parte del Gobierno de la Unidad Popular y de la trayectoria larga de la democracia chilena que los llevó hasta ese momento histórico.
 
Creo importante destacar cómo en actos como este se une también un eslabón de la historia, porque estar en un mismo salón en conjunto con Jaime Tohá, con Moy, con el ex presidente Ricardo Lagos, con la ex expresidenta Michelle Bachelet, con el senador Insulza, con la senadora Isabel Allende, con Carolina Tohá, con Ricardo Lagos Weber, con Helia Molina, con Leo Soto y Daniel Melo, con Maya Fernández, con Álvaro Elizalde, con todos los ministros que hoy nos acompañan, Mario Marcel, Luis Cordero, Nicolás Cataldo, Camilo Vallejo, con quien habla y también con los que vienen, con Matilde y Paulina.
 
Lo menciono porque ese encuentro generacional es el encuentro de la historia de Chile. Esa historia que en algún momento se quebró, en actos como estos nos volvemos a dar la mano y de paso les damos la mano a quienes no están. A este Quijote que lo volvemos a sentir cerca.
 
Es igualmente importante, fundamental, me atrevo a decir, que estos homenajes sean celebraciones en vida y no sólo expresiones de un duelo legítimo e interminable, porque es imposible quizás recomponerse o volver a ser el mismo o la misma después de tanto dolor y de tanta injusticia.
 
José Tohá fue y será para siempre el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile de 1950 que recuperó para los santiaguinos la Fiesta de la Primavera y que bajó —esta es una anécdota que se contaba de un OVNI de cartón piedra del brazo de una reina de belleza, como Miguel Lawner nos ha traído a la memoria. Fue un dirigente estudiantil que se forjó en el combate contra la “Ley Maldita”, mal llamada Ley de Defensa de la Democracia, y que estuvo con Allende cuando, incluso, las divisiones en su propio partido hicieron tomar decisiones de caminos separados.  
 
Fue un padre —según nos ha contado Carolina— cariñoso, un amigo leal, un hombre de profundas convicciones que hizo disciplinadamente las cuatro campañas de Salvador Allende, porque creía que más que los votos importaban las conciencias y que, si en 1952 el Frente del Pueblo había obtenido algo más de 50 mil votos, esos votos no harían más que multiplicarse en el futuro. Y así fue.
 
Veo también, alcanzo a distinguir, a Pedro Felipe Ramírez. Ahí está Pedro Felipe, también compañero de Dawson.
 
El ministro, el consejero, el hombre que fue injustamente acusado constitucionalmente —hay un libro de Joan Garcés que retrata la importancia de ese momento y cómo a partir de ese momento se desata una lucha política que comenzó a romper todas las reglas—, fue un hombre que el 29 de junio de 1973 estuvo firme, pero con templanza en la Plaza de la Constitución ante el levantamiento en “El Tanquetazo”, hay una foto histórica en donde aparece liderando el sofocar ese levantamiento en conjunto con el general Prats y con el general Pinochet. ¡Qué diferencia la memoria histórica que hoy tenemos de cada uno de esos hombres! Ese 11 de septiembre sabía, seguramente, que su destino estaba sellado.
 
Tal como Orlando Letelier o Carlos Prats, que junto a José Tohá fueron ministros del Interior durante el gobierno popular, para honrar su memoria de manera permanente, tengo el honor de anunciar la construcción de una galería en homenaje a estos tres servidores públicos que fueron vilmente asesinados. Y ésta se emplazará en la Casa de Gobierno en los recintos del actual Ministerio del Interior y Seguridad Pública para que nadie nunca olvide que José Tohá, Carlos Prats y Orlando Letelier sirvieron a la patria y dieron su vida por ella.
 
José Tohá González fue un hombre de su tiempo, enamorado de su país, un chillanejo nacido en la cuna del libertador en las tierras de Violeta, de Arrau y, aunque nunca fue dado a levantar la voz en los términos que muchas veces el griterío confunde, bien pudo haber dicho, como dijera nuestra Violeta: “Yo soy a la chillaneja, señores, para cantar, si yo levanto mi grito no es tan sólo por gritar”.
 
Muchísimas gracias.