El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de la ceremonia de conmemoración de los 200 años de la Corte Suprema

29 DIC. 2023

S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa de la ceremonia de conmemoración de los 200 años de la Corte Suprema.

Muy buenos días a todas y a todos los presentes; por cierto, al presidente de la Corte Suprema, Juan Eduardo Fuentes, qué honor que en periodo le haya tocado esta celebración; también, al presidente del Senado, Juan Antonio Coloma y a todos quienes son parte de la historia de esta bicentenaria institución.
 
Para mí, es un honor poder participar de esta conmemoración del bicentenario de la Corte Suprema, a la cual me invitó su actual presidente Juan Eduardo Fuentes. Además, su alocución me hizo recordar clases de derecho procesal y derecho constitucional, una de ellas con Paulino Varas. La alocución del presidente del Senado me hizo recordar las clases de filosofía política muy presentes.
 
Esta corte que fue creada sólo unos años después de la emancipación de nuestra Patria tiene algo que es tremendamente importante y que, a veces, soslayamos respecto de la historia de la creación de la República. Cuando pensamos en la independencia o cuando se enseña de manera tradicional sobre la independencia, muchas veces se hace sólo o principalmente desde las grandes gestas militares, sin lugar a dudas, es importante, y los héroes patrios. Celebramos la victoria de Chacabuco y recordamos con emoción el Abrazo de Maipú.
 
Pero es menester recordar que la construcción y consolidación de la naciente República también requería de nuevas instituciones que reflejaran los valores y aspiraciones de sus ciudadanos, a la vez que restablecieran la paz y la estabilidad internas, en momentos difíciles y que proporcionaran un piso firme, desde el cual proyectar el futuro de la Nación.
 
Una institución fundamental para ello era, por supuesto, el órgano encargado de impartir justicia. Mencionaba el presidente de la Corte Suprema a Gaspar Marín, entre sus primeros miembros. Pensaba en Gaspar Marín que, según recuerdo, fue parlamentario, diputado y senador, si mal no recuerdo, por la Región de Coquimbo, en esa época Vallenar. También fue parte de la Corte Suprema Mariano Egaña, uno de los autores de uno los ensayos constitucionales. Y cómo toda esa generación se esforzó por construir las bases sobre donde estamos parados hoy.
 
Estas celebraciones son importantes no por meros protocolos o formalismos, sino para entender y sentir que el momento en donde estamos hoy, más allá de las dificultades contingentes que enfrentemos, ha sido posible y el orgullo que sentimos por Chile ha sido posible gracias a generaciones y generaciones de hombres y mujeres que sentaron las bases de las instituciones que hoy constituyen la República.
 
Como nos relataba el presidente de la Corte Suprema, Juan Eduardo Fuentes, fue el 29 de diciembre de 1823 durante el gobierno de don Ramón Freire que se promulgó la constitución que, por primera vez, instituía un Tribunal Supremo patrio en nuestro país, que ya no dependía de un tribunal foráneo para la resolución de asuntos relevantes o extraordinarios.
 
Es que la administración propia de justicia es un atributo de la soberanía de la Nación y esto bien lo sabía el magistrado Juan de Dios Vial del Río, quien fuera el segundo presidente de la Corte Suprema y quien dedicó más de un cuarto de su vida a consolidar el poder independiente y supremo de este tribunal.
 
Desde entonces, los sucesivos presidentes de esta corte han hecho propio el importantísimo rol de salvaguardar la independencia y la integridad del Poder Judicial para cumplir, así, con su misión de impartir justicia en aras de preservar la paz social en momentos claves de nuestra República.
 
Lo mencionaba don Juan Eduardo, qué importante fue la acción de la Corte Suprema para el esclarecimiento de casos vinculados a las violaciones de los derechos humanos, a fines de los 90, los 2000 y hasta el día de hoy. Sin embargo, debemos reconocer en los aniversarios los momentos oscuros porque las virtudes que hoy exaltamos no han estado siempre presentes. Hace algunos meses conmemoramos, como país, los 50 años del Golpe de Estado y en ese momento con La Moneda bombardeada, el Congreso cerrado, la Corte Suprema formó parte del capítulo oscuro de la Nación. Cuando se cumplieron 40 años del quiebre de la democracia, esta misma corte expresó su reconocimiento muy valiente sobre las graves acciones y omisiones que cometió durante la dictadura.
 
Si lo recuerdo ahora es porque, como dijimos cuando conmemoramos los 50 años del Golpe, el hecho de mantener viva la memoria de la Nación en sus momentos brillantes y en sus momentos difíciles, nos permite construir un mejor futuro, en el que nunca más, sin importar de donde venga, la violencia sustituya al diálogo democrático o se pasen a llevar las instituciones que fundan nuestra Patria.
 
Por ello, aquí a 200 años del nacimiento de la Corte Suprema, podemos mirar con franqueza e hidalguía de historia y con orgullo podemos decir democracia siempre y, particularmente, atingente en este caso. Además de todos los principios que se han resaltado que son parte esencial de la Corte Suprema, destaco la independencia de poderes, la independencia y trabajo conjunto, pero sobre todo la independencia de poderes que debe mantenerse a todo evento.
 
Las chilenas y chilenos saben que quienes imparten justicia hoy en Chile lo hacen con estricto apego y pleno respeto, con estricto apego al ordenamiento jurídico y pleno respeto a los derechos y libertades fundamentales de las personas, bajo los principios de un estado democrático y de derecho.
 
La historia no ha pasado en vano y la Corte Suprema encabeza hoy un Poder Judicial muy distinto que el de hace 200 años y ha tenido la lucidez y la valentía a veces, porque los cambios siempre son difíciles, de hacerse parte de los desafíos actuales de nuestro tiempo. Así, con la convicción que para garantizar el acceso a la justicia se requiere tener en cuenta las desigualdades y discriminaciones que sufren quienes comparecen ante ella, han tomado medidas osadas para reducirlas o eliminarlas. Entre ellas, por ejemplo, está la aprobación el 2018 de la primera política de género y no discriminación de su historia y la adopción de una serie de protocolos para el acceso a la justicia de grupos y personas vulnerables, que tan bien le ha hecho al funcionamiento de la justicia en nuestro país.
 
Me gustaría reconocer el compromiso de la Corte Suprema para lograr que la justicia sea cada vez más cercana y comprensible para todos los ciudadanos de nuestra Patria. Este compromiso se refleja, por ejemplo, en la creación de la Comisión de Lenguaje Claro que tiene la tarea de promover el uso de un lenguaje sencillo en todo su quehacer, contribuyendo a que los habitantes de nuestra Patria accedan a toda la información que requieran y no tengan que consultar varias veces por un mismo tema para poder hacer uso legítimo del ejercicio de sus derechos.
 
Esto es especialmente relevante en áreas que, a veces, parecieran ser densas e inescrutables como el derecho, que suele usar conceptos complejos o fórmulas difíciles de entender para personas de otros ámbitos.
 
Esta es una dirección en la que debe avanzar todo el Estado y seguir el buen ejemplo de la Corte Suprema, facilitarles la vida a las personas allí donde sea posible. Una de la manera de lograrlo es con información clara y precisa, porque un Estado que se maneja desde un lenguaje confuso y complicado tiene un efecto de exclusión sobre las mayorías y es un obstáculo para el control ciudadano de la actuación política.
 
Saludo, entonces, la determinación de la Corte Suprema por fomentar la utilización de un lenguaje que, sin desapegarse del rigor técnico- judicial, sea más comprensible para los habitantes de nuestra Patria. Con esta medida, nos muestran un camino de apertura, de inclusión y de modernización.
 
Quiero saludar también a los ministros y ministros y a todos los trabajadores y trabajadoras de la corte, porque sé que han estado expuestos a una gran carga de trabajo, a una carga de trabajo que a veces va más allá de lo que es razonablemente exigible. Es algo en que lo que, sin lugar a dudas, desde el poder político, tenemos que abocarnos, porque cuando se exige más de lo que es razonablemente exigible, finalmente lo que se deteriora es el sistema entero.
 
Por lo tanto, ahí hay un desafío conjunto, lo decía el presidente de la corte, a propósito de la necesaria reforma estancada hace varios años al Sistema Civil y en donde, sin lugar a dudas, necesitamos innovar tal como se hizo en otras materias como, por ejemplo, el penal y el laboral.
 
Estimados y estimadas:
 
En tiempos de desafección, las instituciones públicas tienen el deber de cuidar y fortalecer la relación con la ciudadanía y poner especial atención donde la ciudadanía clama por mayor acción de sus instituciones. Lo decía el presidente del Senado, por ejemplo, en el tremendo desafío que tenemos todos los Poderes del Estado con la seguridad de nuestros ciudadanos.
 
Y en esto quiero destacar que, desde el Congreso de la República, se han hecho esfuerzos ingentes ya. Sólo este año se han aprobado 45 leyes vinculadas a materias de seguridad y vamos a seguir con un tranco firme durante enero y, sin lugar a dudas, durante el primer semestre del próximo año. Sé que la Corte Suprema y el Sistema Judicial también han estado tremendamente exigidos en esto y es sólo trabajando juntos, unidos, en colaboración, con respeto a la plena independencia de los Poderes, por cierto, que vamos a poder hacer frente a estos desafíos, de seguridad y también de justicia, el clamor por la justicia y la igualdad que recorre nuestra Patria desde el norte hacia el sur y desde cordillera a mar.
 
La democracia requiere cultivar la confianza y a esta tarea estamos llamados todos los Poderes del Estado. Es un desafío que debemos tomar muy en serio porque cuando los ciudadanos sienten que las instituciones no les responden o que tardan demasiado o no son eficientes, su satisfacción con la democracia y, por lo tanto, las bases mismas del sistema del cual estamos tan orgullosos, se horadan.
 
Por eso es importante mantener vivos los aprendizajes respecto a toda nuestra historia, a nuestra historia larga, esa que hoy conmemoramos, de 200 años y estar permanentemente atentos a los desafíos que nos depara el presente y el futuro para tener un Estado más eficaz en atender y resolver las necesidades y preocupaciones de las personas.
 
En esto la Corte Suprema ha dado pasos pioneros para modernizar su quehacer, por ejemplo, con la digitalización de los procesos judiciales y el uso de tecnologías que permitan asegurar la continuidad de la labor judicial en tiempos difíciles, como fueron la pandemia, y ampliar la cantidad de trámites que actualmente puedan realizarse en línea.
 
Estimadas y estimados:
 
El hermoso vitral de la justicia chilena que decora el palacio que está a mis espaldas contiene varios de los símbolos que vale la pena observar: una mujer que representa a la Patria y a la República y, junto a ella, un soldado con una espada y una balanza que ejemplifica la aspiración de justicia. Fue laborado en los primeros años del siglo XX y es un ícono de este edificio que invito a admirar, porque también ha sido testigo de gran parte de la historia de nuestra Patria y muestra cómo la justicia chilena está enraizada y entrelazada a la historia de nuestra República, como uno de los pilares fundamentales sobre los cuales fue construida.
 
Estos 200 años de la Corte Suprema son una buena ocasión para apreciar este hermoso vitral y para volver a mirar y valorar la historia de la justicia chilena y, sobre todo, como decían las dos alocuciones que me antecedieron, asumir los desafíos del presente y del mañana, porque democracia es memoria y, sobre todo, futuro.
 
Muchísimas gracias.