El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, conmemora el Día de las iglesias evangélicas y protestantes

30 OCT. 2023
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El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, conmemora el Día de las iglesias evangélicas y protestantes. 

Muchísimas gracias a todas y a todos los presentes.
 
Estimadas y estimados pastores, representantes y amigos de las iglesias evangélicas y protestantes:  
 
Es para mí un honor participar a nombre del Estado de Chile en esta conmemoración, esta celebración y feriado instruido durante el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, que es una oportunidad para reconocer la importancia que tienen las iglesias evangélicas y protestantes en la sociedad chilena, donde a estas alturas prácticamente un quinto, sino más de la población, profesa la fe evangélica.
 
También, es una oportunidad para conocer más del mundo evangélico y protestante, de su diversidad, de las acciones que realizan y cómo contribuyen al país y, por cierto, de valorar en esta instancia la importancia del Estado laico y de la libertad de culto y pensamiento que, sabemos, son tan importantes no solamente para ustedes, sino para toda la sociedad, en momentos en donde, en algunas partes, esta se encuentra amenazada o donde representantes de culto sienten amenazados su derecho a creer, su derecho a manifestar sus creencias. Acá venimos a reivindicar esa libertad de manera explícita.
 
Estaba pensando en el motivo por la conmemoración y trataba de acordarme de las 95 tesis y del debate respecto de las indulgencias. Según recuerdo, las primeras tesis de Lutero tienen que ver con una reflexión respecto al arrepentimiento y su contrapunto con el perdón institucional. Y creo que esa reflexión, donde Lutero argumentaba que las indulgencias en el fondo corrompían el acto de reflexión que implica necesariamente el perdón, porque se pensaba o se establecía que comprándolo uno podía en el fondo librarse de sus pecados y de su paso por el purgatorio, pero que eso no implicaba un arrepentimiento real.
 
Por lo tanto, es una invitación profunda a reflexionar sobre nuestra existencia y me parece que eso para alguien como yo, que no profesa la fe, es, sin lugar a dudas, contingente y desafiante. Hacemos muchas cosas por costumbre y dejamos de reflexionar en torno a ellas y a nuestra conducta.
 
Creo que la invitación que se nos hace en este día para todos, creyentes o no creyentes, es a darnos un momento de reflexión sobre nuestros propios actos y sobre cómo podríamos ser mejores. No convirtamos, de alguna manera, a la misma República en una misa sin Dios, en el sentido de darle sentido a los actos que llevamos adelante. Por eso, esto no es sólo protocolar, sino que invita a una reflexión más profunda.
 
Además, estamos reconociendo a pastores y a representantes de las iglesias evangélicas que, día a día, tienden la mano a compatriotas que necesitan apoyo. Si mal lo recuerdo y corríjanme ustedes, otra de las tesis de Lutero tenía que ver con la preocupación respecto de que la venta de indulgencia terminara actuando como una suerte de placebo para dejar de apoyar a los pobres. Y que, por lo tanto, quienes tenían recursos destinaran su riqueza a comprar sus propias indulgencias, en vez de colaborar con quienes más lo necesitaran.
 
Por supuesto no le llamó “placebo” Lutero, pero me parece que eso también es interesante hoy, hacer una reflexión respecto a la riqueza, porque en Chile hay riqueza y esto lo digo siempre, el problema es que está mal distribuida y respecto a quienes tienen y ostentan esta riqueza no se solucionan los problemas de la sociedad sencillamente haciendo actos específicos, sino que creo que distribuyéndola mejor y eso es pensar en los más pobres. Creo que en las tesis de Lutero también estaba esto.
 
Y creo que a quienes hemos reconocido expresan muy bien aquello, a quienes ustedes apoyan son los más necesitados de la sociedad y los que, muchas veces, han sido abandonados por diferentes instancias, ha sido abandonado por el Estado muchas veces, han sido abandonados por sus comunidades, han sido abandonados por sus familias. Y ustedes, en cada uno de sus distintos rubros, van a apoyarlos.
 
Pensaba, por ejemplo, en la pega que hicieron en Coltauco. Tuve la oportunidad de estar en Coltauco y había casas muy humildes, destruidas enteras. Y es importante que, en conjunto con la labor del Estado y las ayudas que estábamos entregando, también, había un apoyo por parte de las iglesias.
 
Lo pienso también por la tremenda pega en las cárceles. Qué importante, en un momento de desesperación, poder tener una perspectiva de futuro a través de la fe. Me ha tocado ver visitando cárceles, especialmente en Magallanes cuando era diputado, y también a nivel nacional, como también el acercarse a la fe permite una suerte de refugio dentro de ambientes que, desgraciadamente, son tan hostiles porque no estamos cumpliendo con nuestro deber. Y ahí, por lo tanto, la pega que hacen es tremenda. Para qué decir la rehabilitación de drogas y alcohol.
 
En el fondo, lo que quiero destacar es que tenemos labores complementarias. Y, por eso, nuestro reconocimiento por parte del Estado hacia ustedes, no es una cuestión menor ni simplemente hacer un check, sino que valoramos mucho esa pega que hacen.
 
Me tocó verlo, y fue muy emocionante, en Punta Lavapié. Punta Lavapié es una pequeña comunidad en la comuna de Arauco que sufrió mucho con los incendios y, entre otras cosas, se destruyó la Escuela Jorge Valenzuela, así se llamaba la escuela. Se destruyó entera estaba, ni siquiera quedaron los cimientos y los niños querían, por supuesto, entrar a clases y el único espacio que había —porque es una comunidad relativamente chica— era la iglesia evangélica del lugar. Esa iglesia evangélica prestó la localidad y gracias a ello pudimos iniciar el año escolar.
 
Fue muy bonito, y esto me sorprendió mucho, que, cuando estuvimos en la inauguración del año escolar en la iglesia y después bajamos a ver la escuela, y alguien, no recuerdo quién, dice: “Cantemos una canción, ¿qué canción se saben todos”, y los niños empezaron a cantar instintivamente el Himno Nacional. Fue muy bonito porque niños de entre 5 y 12 años cantando el Himno Nacional en conjunto con las autoridades del momento y el pastor, da un sentido de unidad y de propósito que me parece que es muy valorable y que creo que se logra con las acciones que ustedes realizan.
 
Entonces, por eso les digo que están haciendo patria y somos cómplices en la construcción de un mejor país cuando lo enfocamos hacia el apoyo a quienes más lo necesitan y, también, desde nuestra parte, a construir una sociedad de derechos.
 
Además, a comienzos de este año en La Castrina, estuvimos recordando a todas las instituciones eclesiásticas, muchas de ellas evangélicas y protestantes, que participaron en la defensa de los derechos humanos durante los momentos más duros en este país en la dictadura. Y, en ese sentido, no olvidamos la tremenda labor y la valentía de gente como la pastora Juana Albornoz, del pastor Helmut Frenz y de tantos hombres y mujeres que trabajaron en el Comité Nacional de Ayuda a los Refugiados, en la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas, en el Comité Pro Paz, en la Confraternidad Cristiana de Iglesias para ayudar a quienes, en ese momento, estaban siendo perseguidos por pensar diferente al poder de turno, tal como ustedes fueron perseguidos en su momento por pensar diferente al poder de turno. Y eso me parece que es una solidaridad histórica que es bonito que se transmita.
 
Mañana van a ser otros los que los necesiten, quizás, por otras ideas —ojalá no lleguemos a eso—, pero si estuviéramos ahí espero que siempre haya alguien para ofrecer esa mano amiga y solidaridad de apoyar a quien es perseguido o perseguida.
 
Estamos siendo testigos y hoy reconociendo la labor desinteresada como la que hemos homenajeado que ponen foco en ayudar a quienes más lo necesitan y mejorar la vida de las personas. Y esa misma vocación la podemos extrapolar hacia el país entero. Ayudemos a mirar el presente y el futuro de Chile con más optimismo, a colaborar juntos, a que nos movilice el amor compartido por nuestra patria, pero más que por sus símbolos, por sus personas, por quienes lo habitan, por los niños y las niñas que están en situación de vulnerabilidad, por las personas mayores que han sido abandonadas por la sociedad, por quienes han cometido delitos y merecen una segunda oportunidad, y por quienes han sido víctimas de delitos y han sufrido por ello.
 
Encontrémonos todos en un mismo espíritu para poder hacer grande a nuestro país.
 
Creo, y esto lo sostengo siempre, y lo voy a seguir repitiendo, que tenemos muchos motivos para tener esperanza y que, si esta tónica como también la que ha sucedido, por ejemplo, en torno a los Juegos Panamericanos y, prontamente, a los Parapanamericanos o el ánimo de acuerdo que hubo a propósito de la aprobación de las 40 horas o del aumento del sueldo mínimo fueran la regla y no la excepción, en la política y en la sociedad otro gallo cantaría. Creo que es posible que lo hagamos, depende sólo de nuestra voluntad.
 
Entonces, ojalá, podamos encontrarnos cuando pongamos primero a la gente que más lo necesita y a Chile, y creo que este pequeño espacio, esta conmemoración y este feriado que celebramos hoy, pero se ejecutará el martes, nos sirva para reflexionar en torno a ello, más que solamente nuestras propias individualidades.
 
Muchas gracias.