El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, realiza visita a la Universidad de Sichuan

14 OCT. 2023
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El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, realiza visita a la Universidad de Sichuan.

Estimadas y estimados estudiantes, académicos, académicas, autoridades presentes y, también, por cierto, a nuestra delegación que ha viajado largas horas desde Chile para poder estar con ustedes aquí. Muy buenas tardes.
 
Quisiera partir sinceramente, y más allá del protocolo, agradeciendo a la Universidad de Sichuan por extenderme esta invitación, una universidad cuya tradición se remonta a fines del siglo XIX que le permite hoy ser una de las principales y más prestigiosas instituciones de educación superior en China.
 
Para mí es realmente un orgullo ser el primer Presidente de Chile en ejercicio en visitar esta ciudad, esta casa de estudios y poder compartir con ustedes algunas reflexiones sobre los desafíos que vive nuestro país, en el contexto vertiginoso de cambios que vive el mundo y cómo Chile y China pueden contribuir a transformar los riesgos y amenazas que hoy existen en oportunidades para un desarrollo más justo y sostenible de nuestros países y nuestros pueblos.
 
Como les mencionaba recién a las autoridades de la universidad, es para nosotros simbólico e importante el hecho de que comencemos nuestra visita oficial a la República Popular de China en una universidad. Porque me asiste la más profunda convicción que las relaciones internacionales entre países y entre pueblos no se sustentan sólo ni principalmente en su intercambio comercial, que es donde quizás se pone la mayor atención en estos días, sino también en su riqueza cultural, en sus artes, en su ciencia, en su innovación, en cómo ven el futuro los jóvenes.
 
Y habiendo sido, hace poco tiempo, dirigente universitario en mi país, dirigente estudiantil, es realmente muy desafiante para mí poder conversar con estudiantes y académicos de una universidad tan prestigiosa en China.
 
Pero nosotros no estamos comenzando la historia en las relaciones entre nuestros países, porque fue durante la presidencia de Salvador Allende cuando Chile adoptó la pionera decisión en América Latina de establecer relaciones diplomáticas con China, un 15 de diciembre de 1970, sólo un mes después de la asunción del gobierno popular. Chile fue así el primer país sudamericano en establecer relaciones diplomáticas con China, cuando no era fácil ni obvio.
 
Y para que esto fuera posible se fueron entrelazando diversos acercamientos e iniciativas entre los que cabe mencionar, y por eso tiene importancia la cultura, la creación del Instituto de Cultura China en 1955 en nuestro país, que fue un importante difusor de la cultura y el idioma chino en nuestra patria, de la que tampoco se conocía en ese entonces y que, si bien ahora se comienza a conocer un poco más, todavía nos falta muchísimo, muchísimo por aprender.
 
Este Instituto Chileno Chino de Cultura lo conformaron personalidades importantes de nuestra patria como Pablo Neruda, Salvador Allende, José Venturelli, Abelardo Mella, Juan Martínez Campos y Clodomiro Almeyda. Una virtuosa unión de políticos y artistas chilenos en una síntesis que esperamos poder recuperar y que dieron un gran impulso al vínculo entre ambos países, antes del establecimiento formal de las relaciones diplomáticas.
 
Una mención especial merece el pintor chileno José Venturelli, a quienes les recomiendo buscar en Internet para que puedan ver su obra, quien se trasladó a China a vivir con su familia y fue un impulsor y articulador de las relaciones entre nuestros países.
 
Fueron muchas las figuras que visitaron China durante los años 50, 60 y comienzos de los 70 del siglo pasado, como nuestro Premio Nobel Pablo Neruda o nuestro poeta volcánico Pablo de Rokha, Mercedes Valdivieso, Efraín Barquero, Olga Poblete, Francisco Coloane y Gonzalo Rojas, entre otros, quienes de diferentes formas reflejaron en su obra y en su trayectoria el enorme impacto que produjo China en ellos.
 
Desde entonces, desde los 50, los 60, los destinos de Chile y China se han seguido entrecruzando y vinculando, y podemos decir hoy con alegría que nos unen fuertes lazos de amistad y solidaridad que están en permanente avance y expansión. Esto permitió que Chile fuera el primer país de nuestra región, en 2005, en firmar un tratado de libre comercio con China, como recordara, hace poco, el senador Lagos Weber, uno de los principales impulsores del ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio en 2001.
 
Además, hace 13 años, China es el principal socio comercial de Chile, constituyéndonos como uno más de los más de 140 países que tienen a China como su principal socio comercial. Nuestras exportaciones se han ido diversificando y complejizando hacia China. Más allá del cobre y los productos vitivinícolas, se han incrementado de manera muy significativa las importaciones de diversas frutas frescas, entre ellas las cerezas que sabemos son importantes en la celebración del Año Nuevo Chino.
 
Lo que creemos que abre un diálogo también sobre seguridad alimentaria, que es uno de los temas del futuro del mundo y de nuestras relaciones bilaterales. Vimos con mucho interés la visita que realizó a comienzos de este año el presidente Lula de Brasil, donde uno de los principales temas que tocaron con el presidente Xi Jinping fue justamente la seguridad alimentaria del mundo y, en particular, de los países en vías de desarrollo.
 
Y es que, estimados y estimadas, lo que hemos alcanzado a nivel de nuestros intercambios comerciales, ahora tenemos que proyectarlo a otros campos, ampliando, por cierto, el intercambio comercial, pero también incursionando en el ámbito del vínculo entre nuestras universidades en la investigación, en la innovación que sabemos es muy muy importante para el proyecto de desarrollo chino, la cooperación científica, tecnológica y cultural.
 
Además de otras áreas de intercambio que, creemos, puede ser fructífera como, por ejemplo, el turismo donde tenemos muchísimo que avanzar en las relaciones bilaterales.
 
Permítanme, estimados miembros de la comunidad universitaria de Sichuan, contarles cuál es nuestro modelo de desarrollo hoy. Nuestro modelo de desarrollo está situado, como el de todos los países del mundo, en el contexto de la crisis climática que es quizás la amenaza más grave que ha enfrentado la humanidad desde hace mucho, mucho tiempo.
 
Y es que nuestra propia supervivencia es la que está en juego y hoy más que nunca el destino de cada uno de nosotros está entrelazado con lo que pasa en un lugar tan lejos de aquí, como Chile, o para nosotros, China.
 
Los desafíos del mundo actual no reconocen fronteras ni banderas y, por lo tanto, nos exigen una mayor colaboración, integración, diálogo y comprensión en condición de igualdad, tal como sabemos desde China se impulsado en el intento de cambiar las reglas de gobernanza tanto políticas como económicas del mundo que datan desactualizadas del término de la Segunda Guerra Mundial, cuando parte importante de los países que conforman hoy la comunidad internacional estaban, en esa época, bajo el yugo colonial.
 
Ahora, la crisis climática a la que hago referencia es también una oportunidad, como bien lo ha entendido Chile y como bien lo ha entendido China. Es una oportunidad de transitar hacia nuevas formas de desarrollo que sean más amables, más justas, inclusivas y sostenibles. Este desafío planetario nos encuentra como país Chile, en una posición de contribuir en la transición energética mundial, porque somos el principal productor de cobre del mundo y tenemos las principales reservas de cobre del mundo, porque tenemos las reservas de litio más grandes del planeta y esperamos transformarnos en los próximos años en el principal productor de este estratégico mineral no metálico, respecto del cual además, sabemos, la industria y la ciencia china ha patentado el 71% de los inventos vinculados justamente a este mineral no metálico.
 
Tenemos, además, condiciones muy favorables en el ámbito de la naturaleza para poder desarrollar energías renovables no convencionales, como la energía solar o la energía eólica, y estamos avanzando, además, en la generación de la industria de hidrógeno verde con precios competitivos a nivel mundial, si es que todos los países respetan las reglas del juego.
 
Además, tenemos más de 3.000 km de costa y somos uno de los países parte original fundante del Tratado Antártico y, además, la puerta de entrada al continente antártico que se define asimismo con un continente de ciencia y de paz.
 
Sin embargo, estamos absolutamente claros que estos desafíos no los podemos abordar solos ni aislados, necesitamos aliados en este camino y buscamos para ello socios que sean confiables en el largo plazo, con quienes hayamos trabajado y construido una relación sólida, como lo es el caso de China.
 
Queremos contarles hoy, desde nuestra posición de país humilde y pujante, de un país mediano en el concierto internacional, que no queremos limitarnos a ser meramente un país exportador de materias primas. Queremos integrarnos verticalmente en las cadenas globales de valor de las energías verdes, lo que nos exige desarrollar más velozmente las capacidades productivas e industriales que lo hagan posible, pero además invirtiendo, con una visión de largo plazo, en ciencia, tecnología, innovación y conocimiento, que sabemos ha sido uno de los motores del desarrollo de China en los últimos años.
 
Para ello requerimos de alianzas con otros países que puedan aportarnos en este desarrollo científico y tecnológico, y vemos a China como un importante aliado en esta trayectoria. Creemos que podemos constituirnos como un país pivote, un HUB para la presencia también de China en América Latina.
 
En nuestra patria, Chile, estamos apostando para generar nuevos polos de desarrollo a nivel local, con mayor innovación científica y tecnológica y que estas capacidades se queden en el país para producir y dar valor agregado, con altos estándares ambientales y sociales. Insisto, no queremos sólo sacar la piedra y venderla, sino aprender de las transferencias tecnológicas, generar cadenas de valor, que parte importante de la riqueza que nace en nuestras tierras se pueda quedar también en nuestro pueblo, porque sabemos que es el bienestar del pueblo el real indicador del bienestar y no solamente los grandes datos macroeconómicos que muchas veces esconden realidades de injusticia que no podemos soslayar.
 
Y en esto la experiencia que ustedes, como país, han desarrollado y que, en particular, ustedes como estudiantes están llevando adelante, es tremendamente valiosa. Creemos que podemos beneficiarnos mutuamente de nuestras experiencias.
 
Nuestro país tiene, en total, el número de habitantes que tiene esta ciudad, Sichuan, somos un poquito más de 19 millones de habitantes en Chile. Casi toda América del Sur, incluido Chile, Uruguay, Ecuador, Venezuela y Argentina, caben en la provincia de Sichuan. Pero, quizás, por eso mismo creemos que la experiencia que ustedes han desarrollado en la superación de la pobreza es tremendamente inspiradora para el resto de los países del mundo.
 
Nosotros como Chile también vivimos un proceso parecido en las últimas décadas, donde hemos logrado avanzar decididamente hacia la superación de la pobreza y hoy en nuestra patria tenemos la tasa de pobreza más baja desde que esta se mide, que alcanza un 6,5%. Porque, por supuesto, mientras haya una sola persona que esté en condiciones de pobreza, no podremos estar tranquilos.
 
Ahora, ¿cómo vamos a seguir avanzando en esta estrategia de desarrollo? Este año le presentamos a Chile y al mundo la Estrategia Nacional del Litio de nuestro país, que paradójicamente fue mirada con algo de escepticismo dentro de nuestra misma patria por algunos de los actores tradicionales, pero tuvo una muy buena acogida en el concierto internacional y estamos convencidos que vamos por el camino correcto.
 
En aquella oportunidad recalcamos el carácter estratégico y no concebible de litio, la soberanía nacional sobre este y la apertura a la asociación público-privada para su producción en distintas etapas. Nos hemos puesto como meta ser el principal productor de litio del mundo en unos pocos años y, también, nos propusimos desarrollar nuestras capacidades de investigación, innovación y tecnología para la aplicación y elaboración de productos asociados a este como son, por ejemplo, las baterías.
 
Durante el primer semestre del próximo año comenzará a funcionar en mi país el nuevo Instituto Tecnológico y de Investigación Pública de Litio y Salares en la Región de Antofagasta, en el norte de Chile, donde la industria del litio tendrá la mayor relevancia. Este instituto va a liderar la creación de conocimientos y técnicas que contribuyan a la producción, a la tecnología y al cuidado socio y medio ambiental necesario para concretar las inversiones a gran escala en la explotación de este mineral, que es crítico y clave para la transición energética del mundo.
 
Tuve hace pocos días una reunión con el gerente general de la empresa BYD, ustedes la conocerán, la principal productora de autobuses eléctricos en el mundo. Permítanme decirles con orgullo que nuestra capital, Santiago de Chile, es la ciudad del mundo fuera de China con más buses eléctricos en el mundo en este momento. Y creemos que existe un potencial de encadenamiento productivo, a propósito del litio, para poder ampliar muchísimo más este mercado, que es un mercado con sentido, un mercado que apunta hacia la descarbonización, hacia cuidar lo que es de todos que es nuestra naturaleza, hacia reducir el impacto que como seres humanos generamos en nuestro desplazamiento cotidiano.
 
Y es porque sabemos que el desarrollo tiene que ser justo e inclusivo, las industrias de litio, del hidrógeno verde y, por cierto, del cobre tienen que avanzar en conjunto con las comunidades locales, garantizando además una transición justa, en particular para las poblaciones más vulnerables, con cuidado al medio ambiente y redistribuyendo los frutos de su riqueza. Porque queremos avanzar hacia el desarrollo con una sociedad sin pobreza y con iguales oportunidades para todos y todas.
 
En ese sentido la meta que ustedes se han puesto de ser al 2030 una sociedad modestamente acomodada, es una meta que nos hace profundo sentido.
 
A lo largo de nuestra historia, los recursos mineros han hecho crecer nuestra economía y han financiado importantes políticas sociales, en particular, en educación, en vivienda y en salud. Sin embargo, lo hemos hecho a un alto costo ambiental, sin el resguardo necesario de las comunidades que habitan en los lugares donde se encuentra esa riqueza. Hoy sabemos que lo tenemos que hacer distinto.
 
Por eso los recursos del litio, del cobre, del hidrógeno verde, pero también el conocimiento que se genera en nuestras universidades, son claves para nuestro proyecto de construir un estado de bienestar moderno y eficiente que asegure derechos sociales y mejoren las condiciones de vida de todos nuestros ciudadanos.
 
Aquí como Gobierno, tenemos una convicción: hay ciertas esferas de la vida en común que no deben estar regidas por las leyes del mercado, sino que deben asegurarse como derechos en los cuales podamos entendernos como iguales y no importe el tamaño de la billetera de nuestras familias, nuestra condición de origen y el color de piel para poder ejercer en plenitud el derecho a la salud, a la vivienda, a una pensión digna o a educación de calidad.
 
Chile puede ser y será una plataforma avanzada dentro de América Latina para todas las nuevas tecnologías e industrias asociadas a la transición energética que, a su vez, traigan riqueza a nuestro pueblo y, en general, todo lo que implica el cambio de paradigma hacia una economía y un desarrollo mucho más verde y sostenible y, también, más justo y equitativo.
 
Ahora, en los 53 años que llevamos de relaciones diplomáticas, el intercambio comercial entre nuestros países ha crecido exponencialmente y hoy tenemos una balanza comercial dinámica, en donde incluso nuestras exportaciones superan a las importaciones en nuestra relación comercial. A su vez, las inversiones chinas en Chile tanto en empresas estatales como privadas, como les contaba el caso de BYD o tantas otras, recorren sectores tan diversos como son energía, conectividad, minería, transporte, infraestructura, entre otros.
 
Y vemos con interés, y con buenos ojos, la política que ha ido desarrollando China, en conjunto con sus aliados, en particular en el BRICS, para la construcción de un nuevo un nuevo orden más justo económico global.
 
Como lo señalé además, China es el principal receptor de nuestras exportaciones en el mundo.
 
¿Cuáles son los desafíos, entonces, que tenemos por delante? Creo que lo principal es fortalecer el vínculo, la comprensión y el conocimiento entre nuestros pueblos y eso se hace necesariamente a través del intercambio cultural y educativo, de pasantías académicas y estudiantiles, de proyectos científicos y tecnológicos conjuntos, de la traducción de libros y publicaciones a ambos idiomas y del intercambio y la cocreación artística.
 
En los últimos 15 años se ha avanzado mucho en nuestra patria en el conocimiento, y antes de venir acá, varios de nosotros estuvimos leyendo diferentes libros relacionados a la cultura china, pero creemos que es muy importante poder acceder a la cultura china de más de 5.000 años de historia de continuidad de manera directa y sin intermediarios, que muchas veces ponen sus prejuicios por delante para poder entender una cultura que no es propia.
 
En esta línea, valoramos mucho la presencia del Instituto Confucio en tres universidades chilenas, la Universidad Católica de Santiago, la Universidad de la Frontera de Temuco, estatal, y la Universidad Santo Tomás. Junto con ello, Chile es el lugar elegido como plataforma del Instituto Confucio para desplegarse por Latinoamérica. Estos realizan una importante contribución a la difusión de la cultura china y de la enseñanza y aprendizaje de su idioma.
 
Estando acá, en estas breves horas, ya me asiste la inquietud de poder aprender el idioma chino y ojalá en una próxima visita poder conversar o intercambiar algunas palabras en su propia lengua. Por eso celebramos también que próximamente los Institutos de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, la universidad de más larga trayectoria en nuestra patria, y la Universidad de Sichuan, firmarán un memorándum de cooperación para así poder estrechar sus lazos.
 
Porque las universidades pueden y deben jugar un rol significativo y activo en la cooperación e integración cultural para comprender las diferentes formas que tienen nuestros pueblos de entender el mundo en que vivimos, para que así fluya de mejor manera la relación entre nuestras culturas. Quiero insistir en este punto, nuestra relación no puede estar basada sola ni principalmente en el intercambio comercial ni medirse en dólares, pesos o yuanes, tiene que también poder pesarse en poesía, en cultura, en historia y en eso en América Latina nos falta muchísimo para poder comprender la riqueza de la cultura china.
 
Otro aspecto que destaco, y en el que pongo énfasis, es en la investigación conjunta en dos ámbitos que son muy importantes para nuestros países, la seguridad alimentaria y, también, los desastres naturales. Entiendo que la provincia de Sichuan es una provincia telúrica, en donde hay terremotos con relativa frecuencia. En nuestra patria, en Chile, también. Hemos vivido algunos de los terremotos más devastadores de los que se tengan registro en el mundo, como el de Valdivia de 1960 o el de Chillán de 1939 o hace no tanto tiempo el de la Región del Biobío en 2010.
 
Por lo tanto, hemos desarrollado también una arquitectura y una resiliencia, nuestro pueblo ha desarrollado una resiliencia frente a los desastres naturales que, creemos, vale la pena compartir con el mundo. Tenemos 11 proyectos de investigación en estas áreas, que articulan esfuerzos de Chile y China, pero sabemos que debieran ser muchísimos más.
 
Vemos con admiración como ustedes pasaron hace 15 años, si no me equivoco, de tener 200 institutos tecnológicos y de investigación a tener más de 8.000 hoy.
 
Estimados y estimadas profesores y estudiantes y a toda la comunidad y, por cierto, a nuestra delegación: queremos que este viaje esta visita oficial que estamos realizando, en conjunto con ministros y ministras de Estado, con parlamentarios y parlamentarias, con representantes de pequeñas y grandes empresas, con artistas y personajes vinculados a la industria cultural, pueda permitirles que conozcan un poquito más de la rica historia de nuestro país, Chile, y, también, queremos conocer y aprender más respecto de ustedes, de China.
 
Nos sorprende y nos admira el tremendo esfuerzo, la transformación y modernización que han llevado adelante para sacar a millones de personas de la pobreza. Admiramos el desarrollo científico y tecnológico que han logrado en las últimas décadas. La capacidad para instalarse en las fronteras del conocimiento y la voluntad de compartirlas a través de un trato igualitario entre los países. También, porque el desarrollo alcance a todas y todos y que tengamos la conciencia que aquí nadie, en este mundo, se va a salvar sólo.
 
Compartimos el propósito de que el desarrollo y las reformas económicas deben cuidar que nadie quede excluido del progreso, como fue naturalizado durante demasiados siglos en el mundo y, también, que es la paz y el intercambio armonioso entre nuestros pueblos lo que nos va a permitir mejorar la calidad de vida de los millones de habitantes del nuestro mundo.
 
Sabemos que ello es difícil porque lo vivimos en un país pequeño como el nuestro, y nos imaginamos o no alcanzamos quizás a imaginarnos lo difícil del desafío y el tamaño de la magnitud del desafío que esto tiene en un país como China.
 
Por eso creemos que tenemos mucho que aprender de su experiencia, pero también algo que enseñar. El poeta chileno Pablo de Rokha, a quien también les recomiendo leer, tiene un texto editado en chino en 1964 que se llama La China Roja, que hace dos o tres años fue editado en español, se mantenía inédito, escribió en este libro 50 poemas. Y en uno de ellos dijo la frase que, a mí, por lo menos me conmueve, que reza así:
 
Soy chileno oceánico, volcánico/ montañés y dramático de origen/ y la China marina está cantando/en otro idioma, el lenguaje de Chile.
 
Y es que la historia ha querido que nuestros compatriotas, a pesar de la distancia geográfica y lo diferente de sus culturas, hayan encontrado pequeñas maneras en distintos momentos de su historia para que nuestras relaciones se vayan profundizando y hoy estén en el más alto nivel diplomático.
 
Son más de 50 años de relaciones ininterrumpidas que han creado lazos profundos y de confianza mutua, que nos permiten enfrentar juntos alguno de los grandes desafíos del presente y del futuro, que es transitar hacia un nuevo modelo de desarrollo que sea justo y sostenible ambientalmente, en un mundo que sea capaz de vencer las guerras y la violencia y conquistar la paz, sin pobreza y donde la libertad y el bienestar llegue a todos los hombres y mujeres por igual.
 
Muchísimas gracias.