Mandatario participa de la ceremonia de conmemoración de las protestas realizadas entre mayo y agosto de 1983 contra la dictadura cívico militar

11 AGO. 2023
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Mandatario participa de la ceremonia de conmemoración de las protestas realizadas entre mayo y agosto de 1983 contra la dictadura cívico militar

Muy buenas tardes a todos y a todas.
 
Muchas gracias a los jóvenes de la FOJI, siempre es un gusto, y a lo largo de Chile, escuchar su hermoso trabajo. Sé cuánto trabajo hay detrás de eso.
 
Esto es emocionante para mí porque en 1983 yo no estaba ni en los planes y poder codearme y relacionarme hoy con quienes, desde ese entonces 40 años, vienen luchando –e incluso antes–, y me atrevo a hablar en nombre de mi generación política, es un tremendo honor y un tremendo orgullo. Quiero que sepan que esta suerte de querella generacional que, muchas veces, se da de jóvenes versus viejos para mí no es tal.
 
Cada vez que tengo la oportunidad de hablar con quienes tienen esta experiencia acumulada a varios de ustedes los veo acá, con Rodolfo hemos conversado dos veces en La Moneda, una vez me fui a tomar un trago donde Camilo Escalona sólo para conversar de la historia, con tantos compañeros y compañeras, algunos no están acá, con Lucho Maira, con el mismo con el mismo Yerko– esa sabiduría nos ayuda a ser conscientes de que somos parte de una trenza mucho más larga que nuestra propia existencia y, por lo tanto, nos aminora un poco el egoísmo y el ego. Creo que eso es muy necesario para estar en política, entender que los caminos son mucho más largos que los que uno alcanza a recorrer.
 
Por eso les agradezco mucho ser parte de este homenaje a toda una generación de dirigentes y dirigentas sindicales, de luchadores y luchadoras sociales que dieron la pelea contra la dictadura por la democracia, por los derechos humanos y allanaron el camino para poner fin a ese periodo tan amargo y gris de la historia de nuestra patria que se extendió por 17 años y en donde, desgraciadamente, gente como Sergio Onofre Jarpa terminaron sus días impune, pese a todas las tropelías que cometieron.
 
Quiero saludar afectuosamente a quienes formaron parte de esta vibrante historia que Rodolfo nos relató en sus palabras. ¡Qué discurso te mandaste, Rodolfo! Quiero pedir, y me lo regaló, que por favor hagamos llegar el discurso al menos a los parlamentarios porque me acordé harto de ese fuego amigo. A los presidentes de partidos, compañeros, para no identificar, ojalá que les llegué a todos.
 
Y, también, quiero pensar en los jóvenes, yo soy joven, pero hay una generación mucho más joven todavía. Déjenme contarles una pequeña anécdota que pasó hoy. Antes de ayer, la compañera con la que trabajo, Macarena, me entregó un libro anillado artesanalmente que venía con cartas de niños de un pequeño pueblo rural que se llama Michilla, que queda en la Región de Antofagasta Es una escuelita rural de donde me mandaban cartas contándome de sus sueños, muchos dibujos, eran niños de 2° básico hasta 2° medio, si mal no recuerdo. Y Macarena me dijo que les grabáramos un video para agradecerles, les grabé ese video y hoy la profesora manda de vuelta la reacción de los niños cuando les muestra el video. ¿Por qué hago este vínculo? Porque uno de los niños dice algo que me emocionó mucho, me dijo: “Muchas gracias, porque sabemos que esta muy ocupado, por darse el tiempo de saber que existimos”.
 
Pienso que discursos como éste, Rodolfo, le tienen que llegar a esas generaciones también, a esos niños de sectores rurales. Esta historia, que tanto tú como Sergio nos han contado, les tiene que llegar a no solamente los que ya estamos convencidos, tenemos que ir mucho más allá, porque tenemos un riesgo por delante que es muy grande, la pérdida de la valoración de la democracia, en particular, por los más jóvenes.
 
Les confieso que me enoja un poco cuando algunos de su generación me palmotean la espalda y me dicen: “Ahora es su turno, los jóvenes”, como si ustedes se tuvieran que jubilar. Esta pega, la pega de contar esta historia tiene que ser hasta el final. Los necesitamos vivos, los necesitamos rebeldes, los necesitamos contándosela a las nuevas generaciones porque tiene muchísimo que entregar. La historia que no se cuenta es historia que se olvida y hoy en nuestro país sabemos que hay amnesia selectiva. Entonces, tenemos que dar esa pelea, también. Así que invito a que, en particular, tu discurso, Rodolfo, se pueda difundir.
 
Les agradezco mucho a varias de las agrupaciones aquí presentes, a Alicia Lira y Gaby Rivera, que nos hemos reunido varias veces y estamos trabajando juntos. A veces nos tropezamos, pero rápidamente nos volvemos a levantar juntos porque sabemos que no sólo por el honor y el recuerdo de las víctimas, sino también por el presente, tenemos que estar aferrados codo a codo.
 
Muchas gracias a Lorena Pizarro, a Carmen Hertz, a las mujeres y a los hombres que han escrito grandes páginas del sindicalismo chileno, a los que formaron la Comisión Nacional Sindical, la CTC, el Comando Nacional de Trabajadores, a la organización y arrojo de Mujeres por la Vida. El otro día estuve en Independencia en una actividad y de repente aparecen unas señoras de varias generaciones, que deben haber sido de los 80 y también jóvenes incluso menores que yo y me agarran del codo y me meten a una casa. Era la casa del Memch en Independencia y me muestran toda la historia de lucha del Memch, desde el voto femenino hasta, por cierto, la lucha por la democracia en el país y en la casa.
 
Gracias a Mónica Echeverría, a Fanny Pollarolo, a los dirigentes estudiantiles de los 80 y 90 que nos abrieron también el camino a nosotros. Vi a Yerko Ljubetic hoy dando una pelea heroica en otra instancia, a Álvaro Elizalde también dirigente estudiantil en una foto, el Negro Barrios, la misma Carolina Tohá, Marisol Santibáñez.
 
Creo que la gran lección de todos esos años, como bien dijo Rodolfo, es la fuerza que logra la organización social cuando anteponemos la unidad a nuestras pequeñas diferencias. Cuando esa unidad la pegamos no sólo con consignas, sino con fraternidad, con determinación, con cariño. Una unidad que hoy necesitamos más que nunca. Aquello que sabiamente dijera Radomiro Tomic en su momento, lo interpretara Salvador Allende y lo recordara también la presidenta Bachelet –me acuerdo de un acto en El Bosque– de construir la unidad política y social del pueblo. Creo que eso es tremendamente importante.
 
Y permítanme detenernos un segundo. Esa unidad política y social del pueblo se construye conversando y estando con el pueblo, no solamente desde los pasillos ampulosos o los cócteles empresariales. Hay algunos “analistos” que dicen que hablar directamente con el pueblo le quita dignidad al cargo de Presidente de la República. Y les digo que, desde mi perspectiva, están totalmente equivocados y que el como yo entiendo el ejercicio de este cargo es, justamente, compartiendo en las buenas y en las malas, escuchando las críticas, los sueños, las angustias y las esperanzas del pueblo al que nos debemos. Y eso no vamos a dejar de hacerlo.
 
Estamos aquí congregados en un momento que es especial porque, en pocas semanas, se cumplen 50 años del golpe cívico-militar en Chile. Tenemos el desafío de dejar testimonio de qué es lo que hemos aprendido de esa experiencia, en un momento en donde hay quienes abiertamente, parlamentarios incluso, reivindican el golpe que desde el minuto cero fue crimen, felonía y vergüenza. No es separable el golpe de Estado de las violaciones a los derechos humanos, van totalmente de la mano y por eso lamento que hoy haya quienes públicamente estén reivindicando acciones como las que se vivieron hace 50 años.
 
Este pasado no se puede modificar, pero sí podemos aprender de él y en casos como el Movimiento Sindical Chileno podemos inspirarnos en él y aprender para las nuevas batallas que tenemos que dar.
 
Habremos crecido como sociedad si somos capaces de concordar algo mínimo: que ninguna crisis, ninguna diferencia, por muy grande que sea, justifica violentar la democracia y violar los derechos humanos de quienes piensan distinto. No pedimos tanto, pero no pedimos menos.
 
Como recordaba Rodolfo, la historia de la lucha contra la dictadura parte ese mismo 11 de septiembre. Esas imágenes en los edificios aledaños a La Moneda. Leí hace poco el libro “La búsqueda”, que cuenta la historia de los detenidos de La Moneda de ese día. Y la resistencia comenzó de inmediato, pero, sin lugar a dudas, un punto de inflexión fue el 11 de mayo de 1983 con esa exitosa protesta nacional convocada por la CTC y presidida, a los 29 años, por Rodolfo Seguel. Me parece tremenda esa foto de Rodolfo saliendo de la cárcel que, además, es la portada de su libro, que les recomiendo. Habla de la valentía de una generación que hasta hoy nos sigue marcando.
 
Y fue, como decías tú, un parteaguas entre un pueblo que había sido masacrado, humillado, en algunos casos, quizás, horrorizado por lo terrible de la dictadura, pero que decide sacudirse, despercudirse del miedo, ponerse de pie e iniciar su largo camino a la recuperación de la democracia.
 
Esa protesta social abrió un ciclo de movilizaciones y el hoy coincide, si no me equivoco, con la cuarta, la del 11 de agosto de 1983. Por medio de esa jornada de protesta nacional, el pueblo chileno expresó de forma heroica su voluntad de poner fin al régimen del terror, de pasar de ser víctimas a ciudadanos activos y protagonistas del cambio social. Y, por supuesto, la dictadura respondió, sacó 19 mil soldados a la calle en todo Chile, no sólo en Santiago. Es bueno recordarlo porque hay veces que pareciera en algunos imaginarios que la dictadura se vivió sólo en Santiago, pero fue muy terrible en regiones, también. Mataron a 29 compatriotas, la mayoría pobladores humildes, más de mil personas fueron detenidas, maltratadas y, en algunos casos, torturadas. Y, por lo tanto, nuestro recuerdo y homenaje a todos quienes se movilizaron por pan, trabajo, justicia y libertad en esos días.
 
El 11 de mayo de 1983 fue obra de un puñado de dirigentes y dirigentas valientes al que se sumó un pueblo valiente. Quiero, por cierto, destacar, y es bueno que hagamos esto en vida porque, muchas veces, después nos llenamos de elogios para los funerales, y me alegro mucho de poder decirles a ustedes, a través de Rodolfo, que estamos orgullosos y agradecidos por esas luchas que dieron porque, por ese compromiso, personas como ustedes fueron perseguidas, exoneradas, conocieron la cárcel, pero nunca dejaron de estar en la lucha democrática y, por cierto, en la de los derechos de los trabajadores.
 
Y, además, recuperada la democracia, muchos de ustedes jugaron roles importantes en la reconstrucción de la democracia, el mismo Rodolfo fue diputado cuatro periodos por la Democracia Cristiana. Y ahí me gusta me gusta mucho que hagas esta interpelación a los partidos políticos siendo militante de un partido político y recalcando, porque nos tiraban las orejas, pero desde la política. Es bueno eso de hacerse cargo. Cuando alguien se queja es bueno preguntarse: “Bueno, me quejo, está bien, tengo el derecho, pero ¿qué estoy haciendo para mejorar la situación de la que me quejo?” Creo que, en los partidos, en el movimiento social tenemos que tomar mucho de ese ejemplo.
 
Quiero extender mi gratitud a don Clotario Blest, a Manuel Bustos, a María Rozas, a Héctor Cuevas, a Tucapel Jiménez, a José Luis Di Giorgio, a Carlos Mladinic, a Manuel Jiménez, Luis Fuentealba, Jorge Figueroa, Moisés Labraña y tantos más. Que esta historia se enseñe, por favor. Eso depende de nosotros, está acá el subsecretario de Derechos Humanos, nos acompaña, creo que es muy importante que esta historia la enseñemos con todos sus puntos de vista, no se trata de hacer adoctrinamiento, no se trata de imponer una sola verdad, se trata de mostrar cómo fueron los hechos y no esconderlos porque hay algunos que quieren que no se hablen, seguramente porque sienten vergüenza de su actuar en el pasado. Pero de esto tenemos que seguir hablando, tenemos que seguir aprendiendo, sobre todo.
 
Además, la fortaleza de la democracia descansa en la solidez y justicia del pacto social que la sustenta. Tiene razón Rodolfo cuando dice que es muy difícil que haya paz y tranquilidad cuando hay tanta injusticia y cuando vemos que, por peleas pequeñas, no nos ponemos de acuerdo para beneficiar a la mayoría del pueblo.
 
Hoy en la mañana estuvimos con la presidenta Bachelet en una actividad en Macul en un gimnasio lleno con adultos mayores, personas mayores, en donde nos exigían ponernos de acuerdo para mejorar las pensiones.
 
Y acá digo que estamos disponibles para ese acuerdo y esperamos que la contraparte, a la necesitamos, porque esto es una democracia, a la derecha política le reitero que necesitamos, no el Gobierno, sino los chilenos y chilenas, que, de una vez por todas, lleguemos a un acuerdo y les subamos las pensiones a las personas mayores.
 
Estimados, las luchas de ayer y hoy se entrelazan y mantener esa memoria viva es tremendamente importante para poder comprenderlas bien. Este mismo museo, y gracias a su directora por ponerlo a disposición, es parte de eso. Y noten lo frágil de esto porque este museo estuvo a punto de quedarse sin presupuesto porque un grupo de parlamentarios decidió que, para incomodar o criticar al Gobierno, el Museo de la Memoria se podía quedar sin presupuesto. Logramos darle vuelta, pero ahí hay una amenaza latente que es peligrosa y que creo que tenemos que hacernos cargo con responsabilidad cívica. Por eso reitero tanto la importancia de la enseñanza a las nuevas generaciones.
 
Luchas que empezaron ayer, las seguimos dando hoy. Tú hablabas de las AFP y las Isapres. Ingresamos una reforma hace 10 meses para cambiar el Sistema Previsional y tener un verdadero sistema de seguridad social. El sistema de AFP fracasó no sólo porque lo diga alguien que tenga tal o cual ideología, sino simplemente porque la gran mayoría de los chilenos tiene pensiones de miseria. Y, por lo tanto, tenemos el deber moral de cambiarlo.
 
Ese modelo que fue impuesto en dictadura, que no hubiese pasado ningún estándar democrático, como tantas otras reformas que se hicieron en ese entonces, esa revolución silenciosa de la que hablaban algunos, la verdad es que nosotros, con democracia, queremos construir una sociedad más justa, una sociedad más solidaria, una sociedad que reconozca los avances que ha habido en el pasado, pero que les permita a los chilenos pensar, creer y sentir que su futuro va a ser mejor, que puedan tener esa esperanza.
 
Soy parte de una generación joven a quien corresponde conocer y honrar en actos como estos a quienes nos antecedieron y reconocer los esfuerzos en el tiempo que les tocó vivir, pero también pedirles que sigan luchando, sigan hablando, sigan estando codo a codo con nosotros.
 
Quiero concluir mis palabras agradeciéndoles, nuevamente, a todos los compañeros y compañeras presentes, a los camaradas presentes, a todos los dirigentes y dirigentas que formaron parte de esta historia que hoy recordamos y honramos con su propio testimonio, en donde ustedes son protagonistas.
 
En estos 50 años, estimadas y estimados, los invito a unirnos y a fortalecer nuestra democracia con memoria y con futuro, con la esperanza intacta.
 
Un abrazo muy grande. Muchas gracias.