Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa en develación de mural sobre Gabriela Mistral, donado por la embajada de México

25 OCT. 2022
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Presidente de la República, Gabriel Boric Font, participa en develación de mural sobre Gabriela Mistral, donado por la embajada de México

A mí esto, de verdad, me emociona mucho porque me hace un profundo sentido y, a veces, en la vorágine del día a día es fácil olvidar el sentido del por qué hacemos las cosas. Y creo que traer a Gabriela de vuelta de esta manera tan vigente, es una preciosa manera de recordarlo.
 
Muchas gracias, por cierto, a todos quienes han hecho posible que nos reunamos hoy, a este museo que lleva el nombre de Gabriela, a esta sala que lleva el nombre de Lucila. Que no es menor porque esa transformación no fue fácil. Ustedes saben que Gabriela fue autodidacta, ella nació en una escuela, tenía su pieza en una escuela chiquitita, en una escuela rural, una escuela casi monacal. Y cuando empezó a enseñar, a eso de los 15 años, al alero de su hermana Petronila, después trató de certificar sus antecedentes.
 
Y, como les contaba ayer, la rechazaron mucho y a que le dieron la validación, en este lugar le dieron la validación del título para poder enseñar cómo se hacía antes. Y así, gracias a esa validación, también, recorrió Chile, estuvo en Temuco, estuvo en Los Andes, estuvo en Santiago, estuvo en el Valle del Elqui, estuvo -antes de irse a México- en Punta Arenas. Y en cada lugar donde pasaba Gabriela dejaba una huella indeleble, hacía revistas, hay una revista muy bonita, muy poco conocida, que se llama “Mireya”, que hacían en Magallanes en donde hacía básicamente educación.
 
Ella fue directora de un liceo, del Liceo de Niñas, pero no solamente fue directora del Liceo de Niñas, sino que ese era su trabajo durante el día y durante la noche hacía clases a mujeres obreras en la Sociedad de Instrucción Popular. Estaba permanentemente creando, una vocación que se salía por todas partes y, además, escribía poesía, y no sólo poesía, sino también artículos políticos.
 
Hace poquito tuvimos la suerte de que Doris Atkinson, me imagino algunos la recordarán, sobrina de Doris Dana, nos permitiera recuperar parte de su legado y redescubrir a Gabriela Mistral. Y a partir de eso una serie de personas que han estudiado su historia, se metieron de lleno en los archivos y encontraron cosas que no conocíamos y se pudo redescubrir a Gabriela.
 
Y cuando el 11 de marzo llegamos a La Moneda, estaba Beatriz Gutiérrez y dije “qué raro que AMLO no viaje”, pero estaba Beatriz y agradezco tanto que hayas estado. Y yo le dije a Beatriz “oye, este año se cumplen 100 años de la partida de Gabriela a México invitada por Vasconcelos”. Y me dijo “sí” y me empieza hablar de Gabriela Mistral con una tremenda pachorra y conocimiento. Y le digo “¿por qué no hacemos algo?” “Hecho” -y me dijo, en ese momento- “ten cuidado con lo que deseas porque se puede hacer realidad”.
 
Ese es parte del espíritu que tenemos que tener, se lo digo también a nuestros colaboradores, desear y hacer, hacer que no quede solamente en los deseos.
 
Y, a través tuyo, Beatriz, agradezco a México porque siento que los actos que hemos hecho ayer y hoy día, y a propósito de la carta que me trajiste en donde Andrés Manuel López Obrador nos invita a hacer una Visita de Estado a México, antes de la Cumbre del Pacífico para seguir estrechando los lazos entre la solidaridad chileno-mexicana que tiene tanta historia, veo acá insignes personajes que han sido parte de esa historia, la verdad que es tremendamente emocionante
 
Acá no solamente estamos recordando a Gabriela, sino estamos llenando de energía ese vínculo entre países y no quiero decir volviendo, sería injusto “volviendo”, pero reafirmando nuestra condición latinoamericana. Eso que decía Beatriz también es muy importante, Chile es profundamente latinoamericano y Gabriela es una muestra, una esencia de eso que nos recuerda nuestro origen, nuestro origen indígena, nuestro origen mestizo, nuestro origen de las palabras, toma lo mejor del lenguaje y eso nos vincula mucho a México. Y esta amistad yo la agradezco profundamente.
 
En 1927, desde Francia, Gabriela Mistral publicó una larga reseña sobre José Vasconcelos y se llamaba “Hispanoamericanos en París: Indología” y ahí decía “o nos purificamos o nos perdemos, o nos juntamos codo con codo de norte a sur o pasamos a ser la chacota del mundo”.
 
Hoy día, tanto años después, yo no me daba cuenta, pero repetía en foros internacionales acá una frase que no es mía, sino que es de uso común, “o nos salvamos juntos o nos hundimos por separado”. Y en este momento ese recuerdo que nos hace Gabriela es tan, tan vigente.
 
Es también, de una manera, una frase hermana de otro gran mexicano Juan Rulfo cuando decía justamente esta frase, “o nos salvamos juntos o nos hundimos por separado”.
 
Y quiero pensar que, hoy día, estamos respondiendo justamente a ese llamado. Esto ha ocurrido antes, no lo estamos inventando, veo a Alicia y a su marido chileno con quien hemos ya compartido en largo, largo tiempo; Veo a Lucho, a Lucho Maira que pasó tantos tiempos importantes y difíciles en México, pero felices; veo a este vínculo entre nuestra Ministra de Cultura Julieta Brodsky, que contaba ayer que estuvo en un encuentro importantísimo a nivel mundial, en donde todas las culturas se unen y en donde adquirimos de eso; y a la Alcaldesa de Santiago que está permanentemente preocupada de relevar la cultura no como, insisto, no como un vagón de cola. Irací, gracias por esa pega que estás haciendo.
 
El otro día, perdonen, la digresión, pero me encontraba con Federica Matta que, no se equivoquen, no sólo es hija de Roberto, es Federica Matta y tiene su obra propia. Y los juegos de la Plaza Brasil acá fueron obra de ella y estaba tan agradecida, Irací, de ti de que estuvieras relevando también la cultura y dándole espacio al arte en los espacios públicos porque ese es uno de los tremendos desafíos que tenemos hoy día, recuperar nuestros espacios públicos para la gente, para el pueblo, llenarlos de poesía.
 
La poesía, la música, la cultura, insisto, no son solamente una cuestión que va al final, algo de lo que sobre del presupuesto, es prioritario, es el espíritu de un pueblo y eso es lo que estamos recalcando con ejemplos como este.
 
Gabriela empezó a enseñar desde muy temprano, desde los 14, 15 años, y le enseñaba a leer a alumnos entre 5 y 10 e, incluso, a adolescentes mayores que ella. Y permítanme, de nuevo, que me extienda con ello porque me hace recordar de otras cosas que estamos haciendo en este momento, que están sucediendo en este momento en Chile y que tengo que ser capaces de vincular y entretejer.
 
Hace poquito estuvimos en Calama. Calama una ciudad maltratada por la historia y qué tanto le ha dado a Chile. Y estuvimos en una población que ha estado, últimamente, azotada por la delincuencia, que lleva un nombre también tremendo, la Población René Schneider. Y en esa población hay una junta de vecinos que se llama Los Balcones en donde una dirigenta vecinal, Gioconda, me contaba que en la sede juntan a estudiantes universitarios o de tercero y cuarto medio para enseñarle a leer a niños de primero, segundo y tercero básico que, producto de la pandemia, perdieron la posibilidad de aprender, se generó una brecha gigante. Eso es justamente lo que hacía Gabriela.
 
Ayer el Ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, me manda un pequeño WhatsApp, Marco tiene la buena costumbre de contarme las buenas noticias que, ojalá, se repitieran más porque hay muchas buenas noticias de Chile y me muestra un programa que estamos haciendo, justamente, de reforzamiento pedagógico a partir de estudiantes que se ponen a disposición y volver a vincular la idea del trabajo voluntario, el compromiso con la Patria vinculando la educación, la cultura, la infancia. Qué bueno que ese programa lo masifiquemos. Yo le decía: “Subámosle el volumen, subámosle el volumen”.
 
Quizás, la característica más marcada de Gabriela en todos estos años fue, como decíamos, educar, lo hizo a través de artículos de prensa, lo hizo en sus libros, le preocupaban los programas de enseñanza. En 1918 escribió en Punta Arenas “los programas de enseñanza, como las leyes de un país, deben consultar las necesidades de la mayoría”. Por eso hacía clase, justamente les contaba, no solamente en el liceo, sino en la Sede de Instrucción Popular.
 
Y ayer comentaban, no me acuerdo quién, creo que la Secretaria de Educación de México o no sé si Héctor Vasconcelos, hacían referencia al libro “Lectura para Mujeres”. Y yo tengo un pequeño fetiche, me gustan los libros, esas primeras ediciones, y revoloteando en una de estas librerías perdidas de Santiago me encontré, justamente, con “Lectura para Mujeres”, primera edición de 1922, de Gabriela Mistral, dedicado por Gabriela. Con esto les enseñaban a las chiquitas mexicanas, a los niños y niñas mexicanas, justamente, de la cultura de América Latina.
 
Permítanme leerles un pequeño fragmento, disculpen que me extienda, pero que esto lo encuentro demasiado bonito, en general. Esto no es solamente un acto protocolar, eso quiero decir, no estamos solamente inaugurando un museo: “La patria dolorosa. La patria, la raza de las cuales participamos todos, pero que nos subyugan por dictamen de nuestro íntimo sentimiento de dependencia, como diría el místico Tolstoi, nos obliga por prescripción irrefragable a prestarle culto, imponiéndonos su severa liturgia y consagrándonos en la ternura de su amor definitivamente fieles. La patria, yo la he visto en estas claras noches de octubre vagando en la penumbra del inmenso valle al pie de las altas montañas atribulada como las vírgenes de la antigua tragedia, sueltos al aire sus cabellos, sus amplias vestiduras desgarradas y el ceño milagroso agobiado de pesadumbre, ennegrecida su frente con el humo de la pólvora homicida, el seno amantísimo salpicado de sangre, crispados sus brazos y exímenes por sostener, ellos solos, en la desgracia de los hijos, el tesoro de la humanidad que crían suyo y en su rostro divino el pálido temor de perder en un día la herencia secular de la generaciones”.
 
Este texto que elegí no es de Gabriela, sino que Gabriela hace una recopilación, este es de Antonio Caso; me imagino que los mexicanos lo conocerán. Antonio Caso, un tremendo escritor mexicano, poco conocido en Chile. Pero Gabriela recopila todo eso. Tenemos que recuperarlo.
 
Pero no solamente venimos a recordar, sino también a anunciar ¿cierto, Ministro? Y porque recordar el trabajo de Gabriela es hacernos cargo de la educación hoy. Ella decía “el futuro de los niños es hoy”. Y una cosa que hemos dejado de lado hace mucho tiempo en Chile y que nos recuerda la estancia de Gabriela en México es la ruralidad y, en particular, la educación rural.
 
Asegurar la educación rural en todo el territorio nacional es asegurar el derecho a la educación y nuestro compromiso con este derecho se traduce, hoy, en el nuevo Plan de Fortalecimiento de la Educación Rural que lleva el nombre “Gabriela Mistral”, que, liderado por el Ministro de Educación, vamos a implementar un conjunto de iniciativas en beneficio de 280 mil estudiantes y más de 30 mil docentes que, a lo largo y ancho de todo Chile, ese 30% de la población chilena escondida que, muchas veces, no se ve, pero que está ahí, tiene el derecho a tener una educación de calidad, de excelencia.
 
En este programa hemos incluido medidas orientadas a mejorar el transporte escolar, el mejoramiento de la infraestructura de las escuelas, el fortalecimiento de la educación técnico-profesional rural, entre otras iniciativas.
 
Y lo está liderando nuestro Ministro de Educación, a quien le agradezco, y él podrá contar después a la prensa más detalles, bueno, a todos ustedes, más detalles de en qué consiste plan, pero nos parecía importante poder darle una relevancia a la educación rural en nuestro país y qué más bonito que hacerlo, justamente, gracias a Gabriela.
 
“La infancia en el campo -decía Gabriela- avergüenza como un vestido de percal a nuestra gente cursi, la he sentido yo siempre y la considero, todavía y cada día más, como un lujoso privilegio”.
 
Quienes mantienen hoy día este Museo de la Educación que el 2021 cumplió 80 años y que guarda, ahora, este recuerdo luminoso de nuestra amistad con México y del legado de Gabriela va a contar cómo los profesores y profesoras asumieron el desafío de formar a los ciudadanos del mundo global con la misma entrega, con la misma delicadeza, con el mismo cariño que hace 100 años, lo hiciera Gabriela Mistral.
 
Muchísimas gracias.